XXIV. Un dedo en la cicatriz

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Demos amor como si fuera lo único importante. Porque lo es. Amor al estar, escuchar, sonreír, consolar y compartir. Amor al comprender, decir, callar y esperar. Amor al hacer, pedir, dar y agradecer —Mariana Aran.

El corazón de Jungkook iba a mil por hora tras escuchar aquellas palabras de Taehyung. Es de las tantas cosas que nunca esperaba pero que simplemente sucedían en momentos como ese.

Con una sonrisa que no era visible para Taehyung, lo apretó más contra su pecho y sintió el calor que emanaba de su cuerpo, también puedo percibir como su corazón latía igual de rápido que el suyo y se preparó para pronunciar las mismas palabras sin que su corazón explotara.

—Te quiero, mielcito —susurró—. Yo también te quiero y mucho. También quiero que este sentimiento sea parte del Jungkook del futuro porque se que él te querrá mucho más para ese tiempo.

—O puede que termine de conocer como soy realmente y no me quiera tanto —bromeó Taehyung al separarse tan solo un poco del cuerpo de Jungkook, lo suficiente como para poder mirarlo a los ojos.

—No digas eso, creo que pocas cosas harían que deje de quererte —expresó.

Acarició el rostro de Taehyung con su dedo pulgar, delineando sus cejas con un dedo, pasando luego a acomodar la comisura de sus labios. En sus pensamientos se pasaría todo el tiempo que pudiera besando sus labios, a veces se preguntaba: ¿por qué le resultaban tan adictivos?

—Bésame —le pidió Taehyung apretando sus manos alrededor de la cintura del pelinegro que no dejaba de pasar sus dedos sobre sus labios, como si tratara de asegurarse de que era real.

—¿Te beso? —cuestionó Jungkook inclinándose más a su rostro de manera que sus labios apenas llegaban a rozarse.

Los labios del castaño se separaron esperando que el contrario finalmente lo besara, pero no lo hizo. Y cuando intentó unir sus labios, Jungkook se echó hacia atrás, riendo bajito al ver el ceño fruncido de Taehyung.

—Oye —se quejó golpeando levemente el hombro de Jungkook.

—¿Quieres que te bese, mielcito? —masculló sobre sus labios, alejándose siempre que este intentaba romper con el poco espacio que había entre ellos.

—Si —susurró con la mirada puesta en los labios entreabiertos del pelinegro.

—¿Qué tanto? —cuestionó moviendo su rostro de un lado a otro, haciendo que sus narices se tocaran en el ligero movimiento y que Taehyung cerrara sus ojos ante el contacto.

—Mucho —musitó dejando salir un suspiro al ver como Jungkook se alejaba de él.

Lo estaba provocando, eso estaba claro. Estaba jugando con él.

—¿Mucho? —preguntó ladeando su cabeza un poco, rozando sus labios y finalmente uniéndolos en un beso que empezó lento y suave, pero se tornó mucho más desesperado.

Las manos de Taehyung fueron a parar en la cintura del pelinegro que lo tomaba del rostro para intensificar el beso. Jungkook pasó su lengua por los labios del contrario, sonrió en medio de este cuando sintió una mano apretar sus nalgas.

—¿Y esas manos tan traviesas? —cuestionó entre besos. Mordiendo ligeramente el labio inferior de Taehyung separándose tan solo un poco.

—Son para tocarte mejor.

—Oh.

Sin más, Jungkook volvió a besarlo con vehemencia, como si hubiese pasado un siglo desde la última vez que se besaron. Empujó hacia atrás el cabello de Taehyung y lo atrajo al tomarlo por la nuca, necesitaba ocupar todo el espacio, que no quedara nada entre sus cuerpos, ni una sola partícula. Que se volvieran uno solo.

Taehyung no fue la excepción, quien lo tomó con ímpetu de la cintura y lo mantuvo apegado a su cuerpo mientras sus lenguas se encontraban en un beso que inició tranquilo, pero que de un momento a otro se tornó tan desesperado.

Estaba sediento. Sediento del sabor de sus labios, de sus manos que recorrían la suavidad de su piel. Jungkook lo levantó del suelo y lo dejó sobre la encimera, esta vez sus dedos se perdieron en la cabellera del pelinegro que lo besaba con hambruna.

Jungkook se encontraba en medio de las piernas de Taehyung, con las manos del hombre desarreglando su cabello que seguía tal cual recién despertó. Sentía tanta adrenalina recorriendo por sus venas, que tuvo la confianza de deslizar sus dedos por debajo del pantalón corto del castaño, subiendo lentamente por sus muslos.

Un jadeo fue ahogado por su boca y solo se escuchó otro por parte de Jungkook, como respuesta al sonido sexual emitido por el hombre cuyo único propósito era volverlo loco.

Taehyung se encontraba desde una posición un poco más alta, por lo que no podía tocar tanto como él lo estaba haciendo, pero por la manera tan sensual en la que lo estaba besando, eso era más que suficiente como para encender todo su cuerpo en llamas.

—Si sigues subiéndote—empezó a decir Taehyung chupando el labio inferior de Jungkook—. Si sigues...

—Si sigo ¿qué? —cuestionó Jungkook apretando sus muslos. Pasó de su labio inferior al superior, sus lenguas haciendo contacto en el proceso.

—No juegues así conmigo...

—¿Así como?

Las manos del pelinegro se movieron un centímetro más hacia arriba, esta vez por los costados. Sonrió contra los labios de Taehyung al sentir en la yema de sus dedos como su piel se erizaba.

—Si no vamos a tener sexo, será mejor que no sigas Jeon Jungkook.

Aquellas palabras hicieron que casi se atragantara, por lo que rápidamente retiró sus manos cuando apenas llegó a tocar su trasero. Taehyung levantó su mentón y continuó besándolo, pasó su lengua por el arete en su labio, deslizó sus manos desde los hombros de Jungkook y bajó por debajo de la camiseta que cubría su pecho, sintiendo con sus dedos su ejercitado cuerpo.

Esta vez el jadeo que se escuchó en medio del sonido de sus labios al besarse con desesperación, fue la voz ronca de Jungkook.

—No podrás seguir bajando estando allí arriba —declaró Jungkook con una seguridad en su voz jadeante.

—¿Seguro?

Taehyung se apeó de la encimera, dejando su cuerpo y el de Jungkook bastante pegados, lo suficiente como para sentirse en el caliente del momento.

—Puedo bajar mucho en esta posición —concluyó separándose tan solo un poco para poder ver la expresión de Jungkook al momento de que su mano bajaba lentamente por su pecho.

Taehyung jugó a su mismo juego cuando Jungkook quiso volver a besarlo, se apartó y le dio una mirada llena de picardía, con una sonrisa ladina cuando el menor llevó su mirada a donde las manos del castaño se dirigían.

Tomó el borde del pantalón de chándal con una mano, deslizando su mano por la pelvis de Jungkook. Ni siquiera estaba cerca de llegar a tocarlo, pero si lo suficiente como provocar que su abdomen se contrajera.

—¿No tan seguro ahora honey? —cuestionó Taehyung al detenerse justo antes de llegar a tocarlo. Se inclinó hacia los labios de Jungkook y susurró sobre estos sin dejar de mirarlo a los ojos: —Yo también se jugar, darling.

Jungkook tragó en seco al sentir la mirada llena de fuego de Taehyung, determinante y sin dudas de seguir en lo que hacía. Ya lo tenía en su poder, con un toque y una mirada, en ese momento sentía que podía hacer con él lo que le diera la gana y todo lo que el haría sería dejarse. Ese apodo pronunciado con ese acento solo lo hacía más débil ante su toque.

—Se te fue el atrevimiento en dos segundos, honey —declaró Taehyung al separarse por completo de Jungkook, dejándolo ensimismado por lo que acababa de pasar.

Cerró sus ojos para controlar la calentura, se notaba que Taehyung tenía mucho más autocontrol que el en ese sentido.

Antes de siquiera tener la oportunidad de decir algo cuando caminaba detrás del hombre que se dirigía hacia su recamara al final del pasillo, el sonido de su móvil llamó su atención. Era Seokjin.

Por un momento olvidó que se supone que ya debería estar de camino hacia la casa de su hermana. Mientras escuchaba a Seokjin preguntarle a qué hora llegaría y preguntándole si podía pasar por el supermercado antes, vio a Taehyung cambiarse de ropa en frente suyo.

Aunque ya lo había visto en ropa interior, su cuerpo semidesnudo aun le ponía nervioso.

—Tengo que irme —dijo tras colgar la llamada—. Mi hermana embarazada y mi cuñado ya extrañan mi presencia.

—Yo te llevo, tengo que ir a lo de mi madre de todos modos.

—Me cambio y salimos.

—Cámbiate aquí —le pidió acomodándose en la cama.

—Quieres verme desnudarme.

—Esto es algo de dos vías, tú me viste a mí y yo te veo a ti.

Jungkook solo asintió mientras buscaba su ropa estando únicamente en bóxeres, permitiéndole a Taehyung que lo mirara todo lo que quisiera desde la cama. Sonrió al ver como este lo miraba como un niño feliz.

—¿Sabes algo? —cuestionó el hombre sentándose en la orilla de la cama.

—¿Qué?

—Estas buenísimo —admitió levantando su mirada para verlo a los ojos—. Necesito poder presumirte por completo y decirles a todas las chicas que se mueren por ti, guitarrista, que quien disfruta de ese cuerpo afrodisiaco, soy yo.

—Vaya, que presumido eres mielcito —dijo terminándose de colocar la camiseta—. Yo también quiero presumir y decirle a todo el que le coqueteas en el bar que quien tiene suerte de besarte y tocarte soy yo.

El trayecto hacia la casa de su hermana, se detuvieron en el supermercado a comprar las cosas que Seokjin necesitaba, lo que en realidad solo eran algunas especias, y vino, lo que le hizo pensar que posiblemente Seokjin debía estar preparado algo muy bueno para el almuerzo de ese domingo como para usar vino de cocina, era eso o estaban celebrando algo que aún desconocía.

Mientras Jungkook pagaba, Taehyung sintió su móvil vibrar en sus bolsillos constantemente, miró la pantalla esperando encontrarse con el nombre de su madre, pero en cambio estaba el de Yoongi, con una fotografía que él mismo se puso de contacto.

—¿Estás vivo? —cuestionó con voz ronca.

—Si lo estoy, ¿por qué no lo estaría?

—Ayer te pusiste que no conocías ni tu nombre —declaró.

Antes de siquiera poder responder, escuchó a Hoseok del otro lado de la línea.

—Amigo, ¿estás bien?, ¿llegaron bien? —preguntó con tono de preocupación.

—Sí, Jungkook se quedó a cuidarme —expresó—. Estoy vivo, ahora me tengo que ir.

Vio que Jungkook era el próximo en la fila por lo que estaba casi llegando a su lado. Cuando estuvo a punto de colgar escuchó nuevamente la voz de Yoongi.

—¿Cogieron por fin? —interrogó. Lo que no sorprendió a Taehyung ni un poco.

—No, Yoongi —contestó viendo como Jungkook se acercaba a él—. ¿Y cómo que por fin?

—Se traen unas ganas que se nota a leguas —confesó su amigo—. Me sorprende que no lo hayan hecho en el club, de verdad que Jungkook tiene autocontrol para soportarte a ti borrachísimo y restregándole el culo.

—¡Yo no hice eso! —expresó alarmado.

—Ay tete, si yo fuera tú, andaría preparado porque ese chico está casi perdiendo el control contigo.

—Lindo, ya nos podemos ir —la voz de Jungkook le sobresaltó, pensaba que estaba a mayor distancia, pero de repente estaba frente a él.

—Y siguen juntos, te dejamos para que disfrutes de tu guitarrista.

No pudo siquiera decir algo más cuando lo único que se escuchó fue la línea cortada.

Al llegar al apartamento, Taehyung bajó de su Cadillac para poder despedirse apropiadamente de Jungkook, el mismo le había dicho que siempre se despidiera de él con un beso, cosa que pretendía cumplir siempre.

—Nunca te agradecí por cuidarme anoche y por llevarme a salvo a casa sin dañar mi auto —dijo sonriente, apoyando su peso del auto, se encontraba de brazos cruzados, dedicándole una sonrisa a Jungkook.

—No tienes que agradecerme —expresó acomodando un mechón de su cabello.

Sin esperárselo, Jungkook separó sus brazos y llevó sus manos a su cintura, pegando sus cuerpos en el acto. Taehyung afianzó su agarre en la cintura del pelinegro que lo miraba con picardía, esperando su próximo movimiento, que fue unir sus labios en un beso.

—¿Nos vemos en el bar? —cuestionó Taehyung al separar sus labios.

—Nos veremos antes, mielcito —declaró luego de darle un último beso antes de irse.

Jungkook siquiera se atrevió a mirar hacia atrás mientras se acercaba a la puerta de entrada del edificio, estaba avergonzado por lo que hizo recién, en plena vía pública, donde cualquiera los podía ver, pero no le importó menos.

Quería besar a Taehyung otra vez antes de irse y así lo hizo. Estaba seguro de que estaba sonrojado; subió las escaleras con una sonrisa de enamorado que se mantuvo hasta que entró al apartamento, saludó con entusiasmo a Seokjin y cuando buscó a su hermana con la mirada, la encontró con su madre en el balcón.

En ese momento que sus miradas se encontraron, la sonrisa de Jungkook fue desapareciendo gradualmente.

Y lo primero que pensó mientras se acercaba a ellas para saludarlas fue: "Si están en el balcón, significa que vieron como besé a Taehyung".

Quiso desaparecerse en ese momento, porque sabía perfectamente que muy pronto su madre estaría haciendo preguntas al respecto.

—Mi pequeño —dijo con entusiasmo, dejando relucir su sonrisa de oreja a oreja.

Jungkook se dejó arropar en los brazos de su madre, hace meses que no se veían, apenas y hablaron por llamada en algunas ocasiones. Y no es que no la quisiera, pero la relación entre ellos se convirtió casi en nada cuando decidió irse de casa y dejar la carrera de actuación: desde ese tiempo las cosas han estado tensas entre ellos.

—Qué alto estás y fuerte —dijo acariciando sus mejillas con sus dedos—. Siento que no te veo desde hace años.

—Lo sé.

Jungkook no supo que más decir, siempre era lo mismo cuando se veían después de tanto tiempo. Al final seguía siendo su madre, pero desde que discutieron sobre su futuro, sobre él dejando la actuación e inclinándose hacía la música, nada ha sido igual con su familia.

Todo porque él había dejado de ser tan complaciente con sus padres con cosas que se supone eran decisión únicamente suya, independientemente de que ellos lo aceptaran o no.

—Mamá no lo hostigues tanto y déjalo que venga a saludarme —dice su hermana aun desde el balcón.

Jungkook se acerca a su hermana sonriente y la saluda con un beso en la frente, para luego hincarse frente a ella y acariciar su panza que cada vez estaba más inflada. Acercó su oído a la panza con la esperanza de escuchar o sentir algo.

—¿El niño de tío me extrañó? —cuestionó agudizando su voz más de la cuenta—. Apuesto que sí, ¿hay alguien ahí? Si es así patea a tu madre con fuerza.

Jungkook se echó hacia atrás sorprendido al sentir el vientre de su hermana moverse, lo que sorprendió a todos.

—Ah! Se movió, se movió —chilló Jungkook emocionado.

Con ojos brillantes acarició el vientre de su hermana, él nunca había sentido las patadas del bebé, aunque su hermana de vez en cuando le enviaba vídeos de esos momentos en los que él se movía. De ahí a sentirlo y que lo hiciera coincidencialmente cuando él se lo pidió fue una experiencia completamente maravillosa.

—Serás un buen padre mi pequeño —señaló su madre en un susurro, volviéndose a sentar en uno de los sillones.

—Seré un buen tío, querrás decir —expresó antes de dirigirse a la cocina.

Últimamente él era quien siempre ayudaba a Seokjin en la cocina, Eun-joo apenas cocinaba estando embarazada. Se mantuvo en la cocina con Seok-Jin, preparando la mesa, pero no pudo evitar escuchar la conversación de su madre con su hermana, no cuando él era el protagonista de esa conversación.

—¿Es su novio o solo algo pasajero? —escuchó a su madre de decir.

—Sé lo mismo que tú, madre.

Su hermana mentía. Él ya le había hablado de Taehyung, de que literalmente es su jefe, de que es el dueño el bar y que tienen "algo", pero sabía que ella no le diría a menos que él mismo lo hiciera antes.

—¿Qué fue lo que vio tu madre? —preguntó Seokjin dejando los platillos sobre la mesa ya arreglada.

—A su hijo siendo muy gay —expresó Jungkook—. Ella nunca se acostumbrará a verme mínimamente cariñoso con otros hombres, y supongo que acabo de ver cómo me arrinconé en los brazos de Taehyung para que me besara.

—Eso es un montón —declaró Seokjin—. Solo espero que no peleen, estoy cruzando los dedos.

Jungkook solo le dedicó una sonrisa porque sabía que eso sería casi imposible. Cuando estuvieron todos juntos en la mesa, Eun-joo comiendo el doble de lo que comía siempre, las preguntas de su madre empezaron a salir, quería ponerse al tanto de lo que pasaba en su vida para dar su opción como siempre.

Preguntó sobre su banda, pudo ver en su rostro que esperaba que le dijera que era un completo fracaso, pero luego hubo una intervención por parte de su cuñado quien mencionó que había visto el busking en YouTube.

Por un momento la conversación se desvió hacia el embarazo, el nacimiento del bebé. Ahora tenían a su madre dando consejos de maternidad, opinando como siempre sobre qué cosas deberían comprarle y cuáles no. Tan controladora como Jungkook la recordaba.

Y cuando Jungkook pensó que volvería a hablar sobre él o a preguntarle cosas, la mujer volvió a su atención al chico que se encontraba de frente a ella en el comedor.

—¿Por qué no invitaste a tu novio? —preguntó de repente, cuando ya casi terminaban de almorzar.

—No es mi novio... todavía —señaló tratando de no decir mucho al respecto, para evitar cualquier tipo de discusión.

—No es tu novio, ¿qué es entonces? —cuestionó alzando una de sus cejas—. ¿Amigo con beneficio?

—Mamá, ¿desde cuándo te importa con quien salgo y con quién no?

—Desde que Ji-seok se fue no has sido el mismo, Jungkook —declaró bajando sus palillos.

Al escuchar aquel nombre se quedó paralizado con la mirada en la mesa. Ni siquiera levantó su mirada, no había escuchado su nombre de la boca de su madre desde el día que él se fue a ser sacerdote. Y no quería volver a escucharlo, pero allí estaba, sentía su pecho arder de tan solo escuchar mencionar su nombre.

—Andas por ahí haciendo quien sabe que, ahora con una supuesta banda de música, trabajando de noche en un bar. Yo solo quiero cuidarte, ¿te estás cuidado? Quiero decir... sexualmente.

—Dios, mamá —expresó alzando su voz—. Soy un adulto, no soy un niño. No deberías estar hablando de estas cosas en la mesa —declaró notablemente molesto.

Seokjin y Eun-joo se quedaron en silencio, evidentemente incómodos por la situación.

—Respóndeme —ordenó—. Te pueden transmitir alguna enfermedad, ten cuidado con quienes sales Jungkook, no quiero verte sufrir otra vez por un hombre.

—Eso es problema mío.

—No me hables así, soy tu madre.

—¡Pero no tienes que estar metiéndote en todo lo que hago! —gritó levantados de la mesa—. Te molesta porque con quienes salgo son hombres y no mujeres, si fuera lo contrario estuvieras eligiendo alguna con quien podría casarme, ¿no es así? Ahí si apoyarías el que salga con varias.

» No ando por ahí teniendo sexo con quien sea, y si así fuera, sé cómo cuidarme. Estoy seguro que viste a Taehyung cuando me trajo, es el único que tiene mi atención ahora y permanecerá así por mucho tiempo, lo sabrías si en lugar de reprocharme por trabajar en un bar tocando música, que por cierto él es el dueño, e intentarás saber porque me gusta, la historia sería diferente.

—¿Es el dueño del bar? —cuestionó poniéndose de pie.

—Dios no sé ni para que lo dije, fue lo único que escuchaste de todo lo que mencioné.

—Yo solo quiero cuidarte.

—No, quieres controlarme.

Jungkook sintió las manos de Seokjin en su brazo, tratando de hacer que este bajara la voz.

—¿Ji-seok te ha contactado? —preguntó tomando su plato vacío de la mesa.

—¿Por qué de repente estamos hablando de él? No sé nada, no quiero saber, ya es parte del pasado, joder —dijo una vez alzando la voz.

Levantó su plato y el de su hermana de la mesa y se dirigió a la cocina, dándole la espalda a su madre, no quería escuchar más, ni quería seguir discutiendo.

—Porque —hizo una pausa—. Él me ha estado llamando para poder hablar contigo, pero le he dicho que no vives conmigo, aun así, el sigue llamando para saber cómo estás y...

Jungkook sintió que sus manos perdieron estabilidad y los platos cayeron al suelo al escuchar las palabras de su madre, mismas que dejó de escuchar casi de manera inconsciente.

Una cosa era que ella lo mencionara, pero otra muy distinta era saber que Ji-seok estaba buscando saber de él, y en esa fracción de minutos sintió que volvía al pasado, que su dolor volvía, que sus lágrimas volvían. Fue como si todo a su alrededor se detuviera.

Recordó la imagen de Ji-seok cuando estuvo en Itaewon con Taehyung, de solo pensar que podría estar en la ciudad sentía que todo su cuerpo se erizaba. De un momento a otro tenía a Seok-jin frente a él tratando de recoger los platos rotos, pero todo lo que tenía en mente era la posibilidad de que la persona que lo abandonó podría estar devuelta después de tanto tiempo.

No quería sentirse débil por él, no quería volver a experimentar esos sentimientos que casi lo consumían, es cierto que lo de ellos quedó inconcluso y precisamente esa era la razón por la que temía de que volviera a aparecer, porque estaba seguro que Ji-seok mejor que nadie era conocedor de como quedaron las cosas entre ellos.

Si estaba de vuelta en la ciudad, buscando saber de él, podría significar muchas cosas, pero no estaba dispuesto a averiguarlo, no estaba dispuesto a retroceder todo lo que ha podido avanzar respecto a sus sentimientos. No iba a dejarlo entrar en su vida cuando finalmente estaba dándose la oportunidad de volver a amar a alguien, de visualizarse en el futuro con alguien y no tener miedo de ello. No tener ese miedo arraigado en el pecho de que en cualquier momento podría ser abandonado.

Con Taehyung no sentía ese miedo, y saber que Ji-seok podría andar por allí, que podría encontrarlo en cualquier momento lo llevaba otra vez a ese punto en donde dudaba de sí mismo, donde se sentía insuficiente. Nunca dejó de preguntarse como la había pasado él cuando lo dejó o como vivía su vida siendo sacerdote o si realmente lo era.

Desde que conoció a Taehyung y ha estado saliendo con él, pocas veces pensaba en esas cosas, de repente su madre lo mencionaba y se sentía como una cortada encima de la herida cicatrizada.

—¿Ahora se preocupa por saber cómo estoy? Después de casi 7 años, debería de estar pensando en rezar, no en mí —declaró Jungkook ayudando a Seok-jin a recoger los platos.

—Le he dicho que ahora eres músico y que estás bien, me preguntó si eres feliz, y le dije que no lo sé, lo que por supuesto me hizo sentir horrible como madre no saber si mi hijo era feliz.

—Madre, no le sigas contando más.

—Solo quiero que lo sepas porque no puedo fingir que no sé nada de Ji-seok, no quiero ocultárselo a mi hijo.

—No deberías responderle en primer lugar, él fue el hombre que le rompió el corazón a tu hijo, que le trajó sufrimiento después de prometerle toda una vida —expresó bajando su voz, apareciendo una vez en la sala de estar, con la mirada puesta en el rostro de su madre.

—Si te vuelve a llamar dile que sí, que estoy feliz y que conocí a alguien valioso, que muy pronto ya no me importará escuchar su nombre, dile que no me busque —expresó en un hilo de voz.

Eun-joo vio en sus ojos brillosos, sabía que seguía hablando de Ji-seok con su madre terminaría llorando, se notaba que estaba a punto de llorar.

—Él no quiere que lo odies...

—¡No me importa lo que él quiera!, ¡eres mi madre se supone que debes defenderme a mí no al tipo que le hizo daño a tu hijo! —le gritó dando un paso adelante, sintiendo las manos de Seok-jin sobre sus hombros.

—Jungkook, yo quiero lo mejor para ti, sabes que te amo y claro que me importas más tú. Solo te digo lo que él quiere que sepas porque no soy capaz de guardármelo sabiendo que lo último que quiere o ha querido hacer Ji-seok es hacerte daño.

—Pero, querida madre —dijo arrebatando con sus antebrazos las lágrimas que rodaban por sus mejillas—. Lo hizo, me hizo daño y espero que él sea muy consciente de ello.

Jungkook se giró sobre sus talones para despedirse de su cuñado con un abrazo, se acercó lentamente a su hermana a quien le susurró: —Lo siento, tengo que salir de aquí.

Kook —ella lo sujetó del brazo antes de que pudiera seguir—. Llámame, ¿sí?

Sin más se despidió de su madre sin siquiera mirarla a la cara, mientras salía del apartamento y sacaba el móvil de su bolsillo escuchó como Eun-joo le reprochaba a su madre.

Esa misma noche, después de haber hablado por teléfono con su hermana, diciéndole que estaba bien. No quería hablar mucho de ello con ella, porque no quería que pensara que era muy débil cuando se tocaba el tema de Ji-seok. Aunque aún lo fuera relativamente.

El resto del domingo, que tenía planeado pasar acariciado la panza de su hermana embarazada, al final se quedó todo el día tocando la guitarra. Tener los pensamientos de que Ji-seok podría andar por ahí buscándolo no salía de su mente, lo que por supuesto lo llevó a escribir una canción para dejar salir el montón de pensamientos que se acumulaban en su mente.

Era la mejor manera que tenía para lidiar con el nuevo sentimiento de temor. Temor a tener que verle la cara después de tanto tiempo, de no saber qué iba a sentir si es que lo volvía a ver. Temor de que lo que sea que él sintiera arruinara lo que ha logrado con Taehyung, tenía miedo de muchas cosas y cada una de ellas las plantó en una canción de la que ya tenía una melodía en su cabeza.

Con la guitarra en su regazo, el sol ocultándose tras las ventanas, Jungkook tomó el lápiz y siguió la letra de las dos primeras líneas:

"I see you everywhere, painfully stuck in my head".

Cuando estaba terminado la primera estrofa, el sonido de móvil hizo que se detuviera de escribir. Fue en ese momento que se dio cuenta de que tenía el corazón acelerado y hasta podía sentir las lágrimas en las esquinas de sus ojos.

Trato de relajarse antes de contestar la llamada, el nombre de Jimin relucía en la pantalla.

—Eun-joo me preguntó si estabas conmigo, ¿sucedió algo? —cuestionó Jimin.

Claro que ella lo había llamado, porque sigue creyendo que su hermano es capaz de hundirse en sus pensamientos si está solo mucho tiempo.

Jungkook siquiera se limitó a dar muchos detalles, solo invitó a su amigo a beber, aun cuando era domingo a las 7 de la noche, no había comido nada más desde el almuerzo y al día siguiente tenía trabajo temprano.

Se encontró con Jimin en la entrada de un bar en una terraza que ellos solían frecuentar antes de estar tan ocupados con sus trabajos y la banda. Se quedaron en el segundo piso, tomado Soju después de haber comido pollo frito.

Jimin no lo presionó a contarle que había ocurrido en casa de su hermana como para que quisiera tomar, porque él ya tenía una idea de quien se podría tratar. Conocía a su mejor amigo como a la palma de su mano y sabía que él hablaría de ello cuando estuviera listo.

Tal y como lo imaginó, le habló de las cosas que dijo su madre, de su actitud con todo el tema de Ji-seok. Jimin pudo ver como así ojos brillaban, Jungkook era sensible por naturaleza, pero lo era aún más cuando bebía, es por ello que aunque intentó reprimir las lágrimas no pudo hacerlo cuando expresó su sentir con la persona que se sentía con más libertad de hacerlo.

—Y me molesta que ella aparentemente esté en más contacto con él que su propio hijo —declaró limpiando las lágrimas de sus mejillas—. Ella realmente cree que él puede solo volver a mi vida de la misma manera que se fue. Estoy segura que el le está vendiendo toda esa historia de que quiere redimirse y hacer las cosas bien, cuando probablemente lo hace para tener su consciencia limpia ahora que probablemente es sacerdote o quien sabe qué otra cosa más.

—Jungkook, relájate, respira —le pidió Jimin al ver como ese pecho subía y bajaba.

El rostro de su amigo estaba completamente rojizo, tanto la punta de su nariz como sus mejillas empapadas en lágrimas.

Jimin trato de hacer que se tranquilizara y lo convenció de que Ji-seok no sería capaz de buscarlo, si era el Ji-seok que él recordaba, él no haría eso a menos que su madre planeara hacerlo quien sabe con qué "buenas" intenciones, pero claramente no le dijo eso para que se no se pusiera a llorar aún más.

En cambio, mencionó a Taehyung, porque sabía que eso lo tranquilizaría más, aun cuando esté estaba pasando por una situación con su exesposo que de alguna manera también afectaba a Jungkook. Pero prefería hablar de ello a dejar que siguiera pensando en el hombre que se supone ya no debía ser parte de su vida ni siquiera en menciones como las que hizo su madre. Lo que entendía porque era tan frustrante para él.

—¿Y cómo te hace sentir eso? —cuestionó Jimin sirviendo más Soju en el vaso de Jungkook, quien de repente se echó a reír.

—Pequeño, me dices así y siento que hablo con mi psicólogo —dijo tomándose la bebida recién servida de un solo trago.

—Bueno, tú fuiste el mío muchas veces, creo que es justo Sque yo haga las mismas preguntas —señaló antes de volver a servir más Soju en ambas copas—. ¿Y?

Jimin escuchó atento a cómo Jungkook se sentía respecto a toda la situación del hombre que le gustaba y quien fue su esposo. Por cómo le hablaba de ello se dio cuenta de que Jungkook se lo había tomado con mucha calma, pero conocía a su mejor amigo y sabía que algún punto sus pensamientos no fueron tan tranquilos.

Escucharlo decir que, por supuesto nunca ha tenido pensado formar una familia o siquiera tener un matrimonio, es algo que siquiera tenía que decírselo. Recordaba a Jungkook decir casi a diario después de la partida de Ji-seok que nunca tendría hijos.

—Pero imaginarlo con él se me hace tan fácil e incluso bastante hermoso —admitió esta vez tomando más agua.

—¿Lo amas? —cuestionó Jimin con las cejas levantadas.

—No lo sé —susurró casi como si estuviera avergonzado de no tener una respuesta—. No sé si lo que siento es amor, creo que sigo reprimiéndome de sentir algo más fuerte de lo que siento ahora por él. Esta mañana nos dijimos te quiero y él lo dijo primero. ¿Sabes lo mucho que significa eso viniendo de él?, ¿de un hombre que se divorció hace poco de la persona con la estuvo por ocho años y un poco más?

—Eso es lo de menos, sabes que no hay un tiempo en específico para sentir que quieres a alguien, y por lo que vi en el centro comercial, puede que se haya divorciado hace poco, pero parece que ya no había amor mucho antes, te lo digo porque yo sé lo que es estar con alguien que ya no amas y estarlo por mucho tiempo.

—Sí, pero me hace preguntarme que es lo que siento por él y me molesta que lo primero que llegue a mi mente cuando pienso en "amar a alguien", sea la imagen de Ji-seok cuando alguna vez me amó —admitió con la mirada en el vaso que movía—. A veces quisiera poder borrarlo por completo y entender que no puedo seguir comparando lo que sentí por él, con lo que podría estar sintiendo por Taehyung. Son personas diferentes y momentos muy distintos de mi vida.

—Tú mismo te has dado la respuesta, solo te puedo aconsejar que atiendas esas emociones cuando estés en un momento tranquilo con Taehyung, no cuando lo estés besando o tocando, no sé si ya han tenido sexo...

—No.

—Bueno —continuó diciendo Jimin—. No cuando se estén toqueteando. Sino cuando toques la guitarra para él, sé que lo haces, cuando lo mires a los ojos o cuando sus manos se entrelacen sin querer. De esta manera es posible que sepas si lo que sientes por él es amor. Pero desde ya te digo que yo no me imaginaria en la vida de alguien más con hijos o casados si no lo amara.

—Tienes un punto, aunque, siento que hay muchas cosas que aún no conocemos del otro como para decir con certeza que eso es lo que sentimos.

—Para amar no hay regla, no hay un tiempo en específico para decirlo o sentirlo. El simplemente se vuelve de parte de ti de manera subconsciente y cuando pasa a ser consciente es porque ya tu cerebro ha asumido esas emociones como amor.

Jimin tenía razón en cada cosa que decía. Aunque su mente no estaba del todo clara por el reciente alcohol en su sistema. Entendió a la perfección que quiso decir.

—¿Tienes pensado formalizar algo con él? —cuestionó Jimin antes de darle un trago a su bebida.

—No lo tengo planeado, no tengo prisa para hacerlo, quiero darle tiempo a Taehyung —expresó limpiando con el dorso de su mano el líquido transparente que rodaba por la comisura de sus labios—. No lo haré hasta que él no se sienta completamente listo para ello y mientras siga lidiando con ese hombre no lo estará. Yo sé lo difícil que es desapegarse porque olvidar nunca puedes. Aun cuando él me quiera, creo que no está listo para estar de esa manera, por ahora estamos bien así, disfrutando de la compañía del otro sabiendo que en el futuro seremos mucho más que dos hombres que se gustan y se quieren mucho.

Las siguientes dos horas se la pasaron hablando de canciones, música, de lo bien que fue recibido su primer video en YouTube como banda. Al final de la noche Jimin se fue a casa en su auto y Jungkook se subió a su moto.

No estaba ebrio, pero su cabeza no estaba muy clara, eso y los pensamientos que volvieron a su mente cuando ya no estuvo con su mejor amigo. Apretó sus puños en el manillar de la moto, apretó sus labios en una fina línea y aceleró cuando vio el semáforo ponerse en verde.

Ji-seok, su madre Su-jung, Taehyung, el. Era todo lo que resaltaba en su mente mientras aceleraba para cruzar el semáforo que seguía verde. Las luces blancas de un coche lo cegaron y todo lo que escuchó luego fue el pitido en su oído, el claxon de varios autos y su cabeza dando vueltas.
Vez

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro