XXV. La carta

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Este adiós no maquilla un hasta luego. Este nunca no esconde un ojalá. Estas cenizas no juegan con fuego. Este ciego no mira para atrás. Este pez ya no muere por tu boca. Este loco se va con otra loca. Estos ojos no lloran más por ti —Joaquín Sabina.

═══🎸🍸 °* Taehyung 🍸』━🎸═══

Después de haber dejado a Jungkook en el edificio, conduje con una sonrisa de enamorado hasta la oficina de Wooshik, lo que fui a hacer no tenía nada que ver con lo que tenía en mente.

Eran las mejillas sonrojadas de Jungkook después de haber puesto mis manos en su cintura y besarme contra el auto. La tinta que teñía su brazo completo apenas cubierto por las sabanas de mi cama. Su sonrisa después de decirme que me quería y el sonido de su risita seguía en mi cabeza aun después de haber puesto la orden de alejamiento a Juwon.

Nunca quise tener que llegar a este extremo, es más, nunca pensé que llegaría a poner una orden de alejamiento a alguien que una vez creí amar. Pero ahora entiendo que es algo que debí hacer desde el primer momento que él se apareció en el bar después del divorcio.

Me molestaba lo permisivo que fui y que sigo siendo con Juwon. La conversación que tuve con Jungkook y todo el incidente en el centro comercial fue suficiente para tomar acciones, ya era hora de pensar que él no se alejaría por las buenas y que si seguía solo pidiéndole que se alejara no lo haría.

Después de lo que pasó en el centro comercial tenía miedo de él, la persona que tuve frente a mí en ese momento no era ni la mitad del hombre que conocía. Siento que ya no queda nada del Juwon que conocí.

El resto de la semana fue bastante tranquila, podía sentir por fin un respiro de todo el drama que montaba Juwon. Solo estaba en espera de que mi exesposo fuera notificado de la orden, pero no había obtenido respuesta y tampoco se había aparecido en alguno de los lugares que frecuento.

Que no apareciera, solo me hizo pensar que quizás la amenaza de Jungkook la mantuvo alejado o ya había recibido la orden de alejamiento y mi abogado aun no me ha notificado al respecto.

El bar estaba cada vez más lleno de personas ahora que Blue Notes ha tenido una buena cantidad de visitas en sus videos en las redes sociales. He visto como algunas chicas le pedían autógrafos o fotografías, algo que siempre aprecio desde la barra.

Escuchar los halagos al guitarrista, como le preguntaban si estaba soltero, solo me daban ganas de ir hasta él y besarlo frente a ellas para que quedara más que claro que no estaba disponible. No podía evitar sentirme celoso cuando un montón de mujeres ahora tenían su atención en el hombre que es "algo" mío.

Algo que si he logrado notar en Jungkook, es que estaba mucho más motivado ahora que parecía ir todo bien con la banda fuera y dentro del bar. Pero también he notado que ha estado mucho menos hablador de cómo es de costumbre, lo que me parecía algo extraño.

De su parte me enteré que casi tuvo un accidente en la moto esa noche porque salió a beber y condujo estando bajo los efectos del alcohol, lo que por supuesto hizo que me escandalizara y le reprochara al respecto. Por suerte, no le pasó nada, pero ambos nos enteramos de que alguien más si tuvo un accidente con el mismo auto que casi hizo que perdiera el equilibrio cuando cruzaba el semáforo.

Nos hemos estado viendo constantemente fuera del bar, algunas noches compartimos en la terraza de su edificio cuando yo salía del bar o íbamos a comer juntos a la tienda de conveniencia del parque, cantábamos juntos las canciones de mis cintas que reproducíamos en la radio de mi auto o simplemente nos quedábamos hablando de cualquier tontería que surgiera en el momento.

Este parque junto al río Han se ha vuelto un lugar común entre nosotros, antes solía venir para estar solo y alejado de Juwon cuando supe que estaba con Minsi, pero agradezco que Jungkook haya transformado este lugar en algo más que solo eso.

Nos encontrábamos sentados en el mismo banco con la canción de Frank Sinatra en un tono no muy alto ni muy bajito. Eran las 12 de la noche y Jungkook estaba con su pijama, tan solo con una franela negra debajo del abrigo gris con el que jugaba porque las mangas eran más largas que sus brazos y eso lo hacía ver mucho más tierno.

Honey —lo llamo al ver que otra vez estaba sumergido en sus pensamientos. Lo confirmé cuando este levantó su mirada abriendo más sus ojos.

—Mmm.

—¿Sucede algo? —preguntó.

—¿Por qué? —cuestionó girando su cuerpo para quedar de frente a mí.

—Estas muy callado últimamente.

—Perdón, no es que no quiero estar contigo, no pienses eso. Disfruto de tu compañía, mucho —explicó—. Siempre espero estos momentos con ansias para poder verte porque de verdad no soporto sobrepensar las cosas y se me dificulta dejar de hacerlo.

—No estaba pensando en mí realmente, sino en ti —le aclaro porque parece que se ha llevado una impresión errónea de mi pregunta—. Si hay algo que te preocupa puedes decírmelo sin problemas, pero si no quieres decírmelo también está bien, solo quiero saber si está todo bien.

—Estoy bien —aseguró antes de dejar salir un suspiro—. He estado pensando mucho en estos días, en si realmente vale la pena que estés pasando tiempo conmigo cuando soy una persona a la que le cuesta tanto dejar ir, que ni siquiera es capaz de saber con certeza cosas que debería.

—¿Esto es sobre nosotros o algo más? —pregunté sin entender a qué se refería.

—Es sobre nosotros, más de mí en realidad—señaló Jungkook—. No me hagas caso, no es nada que deba preocuparte porque solo está en mi mente, perdón si te hago sentir mal.

—Darling, no tienes que pedirme perdón de nada —declaro—. Otra cosa, no tienes que saber todo el tiempo las cosas que sientes, no siempre podemos tener la respuesta a todas las preguntas que nos hacemos. No te preocupes mucho y trata de vivir el momento, ¿sí?

—¿Contigo?

—Conmigo, con Jimin, con tus compañeros de banda —le aseguré—. Esta noche y todas las que quieras, conmigo.

Tomé su mano que seguía cubierta por las mangas de su abrigo, deslicé mis dedos por debajo de la tela hasta llegar a tocar sus dedos, entrelazando nuestras manos dentro de la prenda.

Una sonrisa apareció en su rostro, dejando caer sus hombros en señal de relajación lo que me dejó mucho más tranquilo y me aseguró que realmente estaba bien, pero aun así me aseguré de dejarle saber que siempre me preocuparía cuando se tratara de él.

Si algo me ha enseñado Jungkook en el poco tiempo que tengo conociéndolo es que no hay nada mejor que ser paciente y compresivo con las personas que amas, que no servirá de nada querer apresurar nada, especialmente al expresar los sentimientos en voz alta.

Por un lado, entendía a qué se refería, aun cuando no me dijo mucho pude leer entre líneas que no estaba del todo seguro de lo que sentía por mí. Nos hemos dicho te quiero y supuse que luego de eso ha estado cuestionándose si lo que sentía era mucho más que ello, porque yo mismo he estado preguntándomelo y es normal hacerlo. Lo que no dejaba de preocuparme es que este se castigara a si mismo por no saberlo.

Entender, otra de las tantas cosas que me ha enseñado el chico con quien entrelazaba mis manos cubiertas por las mangas de su abrigo.

Me atrevo a decir, sin temor a equivocarme que Jeon Jungkook me ha enseñado más cosas en algunos meses de las que aprendí con el hombre que estuve casado por ocho años.

—¿Puedes quedarte conmigo hoy? —cuestionó Jungkook jugando con mis dedos, su mirada puesta en nuestras manos.

—¿Quieres decir a dormir? —pregunté.

—Si —susurró casi haciendo pucheros.

No había levantado su mirada para pedirme aquello, si no fuera por la poca luz que hay en el lugar, podría ver como sus mejillas se sonrojaban al pedirme que me quedara a dormir con él.

Usaba ese tono de voz, como un niño que le teme a la oscuridad y no quiere dormir solo.

—¿Tienes miedo de algo? —pregunté levantando mi mano derecha para poder acariciar su mejilla y levantar su mentón para poder apreciar el brillo de sus ojos grandes.

Sonreí al ver que afectivamente estaba sonrojado.

—Tengo miedo de muchas cosas —confesó elevando un poco sus cejas.

—Está bien, yo cuido de ti —afirmé.

—Jefecito, ¿me puedes abrazar también? —preguntó ladeando su cabeza un poco para tener más contacto con mi mano.

No era la primera vez que me llamaba "jefecito", pero seguía siendo igual de tierno la manera en la que lo decía.

—Sí, quieres ser la cuchara pequeña o la cuchara grande.

—La pequeña.

No hizo falta que dijéramos más, al final terminé conduciendo hasta su apartamento, usando su ropa limpia y acurrucándome con él en su cama. Era la primera vez que dormíamos juntos en su apartamento y fue casi como una anestesia.

El aroma a flores que estaba esparcido por todo el lugar, su respiración tranquila, mis brazos rodeando su cuerpo que se volvió mágicamente más pequeño debajo de mis brazos.

Desperté al escuchar la voz ronca de Jungkook, era muy temprano y yo seguía odiando despertar tan temprano en la mañana, pero allí estaba, haciendo un gran esfuerzo por el pelinegro que me dedicó una sonrisa en el instante que mi mirada somnolienta se topó con la suya.

Estaba listo para salir de casa, lo que quería decir que me dejó dormir por más tiempo, lo cual agradecí porque me creía incapaz de despegar más temprano.

Nos despedimos en la entrada de su edificio, perdí la cuenta de cuántas veces me devolví para besarlo otra vez. Esta fue la cuarta y él ya se encontraba en su moto, escuché su risita cuando vio que me devolví dejando la puerta de mi auto abierta.

—¿Quieres que te lleve conmigo al trabajo? —preguntó bajando su pie para apoyarse.

—Quisiera, pero tengo algunas cosas que hacer en el bar dentro de unas horas —le dije tomando su mentón con mis manos para besarlo una vez más.

—¿Te veo esta noche? —cuestionó estirando sus labios para recibir un beso de pico.

—Si no te has dormido, sí.

Finalmente pude despedirme, lo vi colocarse el casco e irse por la calle. Conduje hasta casa con la intención de dormir al menos unos minutos más, pero esos minutos se convirtieron en horas.

Me levanté con mucho más animo cuando la alarma se escuchó en el silencio de mi recámara, eran ya las diez de la mañana, ya era muy tarde para ir al bar y supervisar a quienes recibían la mercancía, por lo que preferí quedarme tranquilo en casa.

Estaba terminando de comer algo cuando la llamada entrante de Wooshik interrumpió los videos que miraba en las redes sociales.

Ha pasado exactamente una semana desde que puse la orden de alejamiento a Juwon, por lo que supuse que aquella llamada era para darle la buena noticia.

—Taehyung —escuché del otro lado la voz un poco agitada de Choi Wooshik.

—¿Qué pasa? —su tono de voz me alarmó un poco.

—Pues... Juwon no aparece.

Sus palabras me cayeron casi como un balde de agua fría. Una semana sin saber nada de él, no fue por la amenaza de Jungkook, por la orden de alejamiento o por qué simplemente quiso hacerlo.

—Dios —apenas susurré acariciando mi sien en el proceso.

Desde este momento ya esperaba lo peor.

—Estuve con Minsi y hay dos alternativas, al menos ella cree que el no escaparía por un orden de alejamiento porque no lo meterían a la cárcel a menos que se te acerque —informó—. La cosa es que ella me pide que la ayude a buscarlo en los hospitales del área, de hecho, estoy frente a tu casa ahora.

Suspiré sabiendo que mucho hacía Wooshik comunicándome aquella situación y estar frente a mi casa era signo de que, aunque no fuera parte de mi trabajo estaba dispuesto a ayudar y por otro lado no era un problema que pudiera manejar por sí mismo, andaba con una mujer embarazada en medio de una situación estresante.

Que Juwon estuviera desaparecido ya era una preocupación más de la que de alguna manera u otra debía ocuparse, su familia seguía viviendo en Londres, así que lo único que tenía en este país era yo y quien ahora lleva a su hijo en el vientre.

—Ya bajo —respondí tajante.

No quería sonar tan seco como se escuchó, pero no lo podía evitar.

Me cambié de ropa para estar más presentable ante mi abogado y la mujer de mi exesposo, decirlo de esa manera se escucha terrible, a veces pienso que este tipo de cosas solo me suceden a mí.

Saludé a Wooshik con una leve inclinación en cuanto bajé, inmediatamente me ubiqué en el asiento copiloto y la voz de Minsi me hizo consciente de su presencia.

—Disculpa la molestia, ahora me arrepiento un poco de haberle pedido este favor a tu abogado, si quiere señor Choi puede dejarme en la estación de autobuses —expresó evitando el contacto visual conmigo.

—No creo que sea correcto, ya estamos aquí, además —dijo Wooshik esta vez mirándome fijamente—. Hace una semana que él no va a la casa, ella dice que el suele desaparecer unos días y que también suele contestarle el teléfono, lo que es preocupante.

Claro que Juwon ha estado haciendo ese tipo de cosas, una vez fue al bar completamente borracho y sin idea, con Minsi llamándola como loca. Me consta la actitud que estaba tendiendo el hombre y me sentía más mal por ella que por él.

—Últimamente, se embriagaba fuera de casa para que yo no lo viera, sinceramente me da miedo que le haya pasado algo —confesó ingenuamente.

—Lo encontraremos —aseguró Wooshik que buscó nuevamente mi mirada que ya se había ensombrecido por toda la situación.

—Pongámonos en marcha —dije con firmeza.

Mientras más rápido salgamos de aquí, más rápido lo encontraremos y resolveremos el asunto.

Después de haber pasado por la tercera estación policial buscando a Juwon, Minsi se notaba bastante angustiada y lo último que necesitaba era que esta se desmayara en todo ese proceso. Por más que le dijimos que se quedara en el auto mientras nosotros preguntábamos, pero insistió en acompañarnos a cada lugar.

Nos detuvimos en una tienda de conveniencia y antes de entrar al auto, decidí llamar a mi madre para confirmar que Juwon no la haya llamado antes. Minsi y Wooshik se quedaron en el interior del auto mientras yo esperaba que mi madre contestara la llamada con la mirada puesta en mis zapatos.

Mom, ¿Juwon se ha contactado contigo? —pregunté cuando esta descolgó la llamada.

—No, ¿por qué lo haría? —cuestionó confundida.

—Bueno, ustedes eran cercanos y quizás ha intentado convencerte de algo.

—No, Taehyung, Juwon no me ha llamado y si sigue siendo el hombre que yo conozco no me llamará para convencerme de algo que no podrá obtener —explicó casi como si fuera algo obvio—. ¿Pasó algo?

—Le puse una orden de alejamiento, pero el idiota no aparece por ningún lado —dije en un tono más bajo y dándole la espalda al coche para evitar que la mujer embarazada escuchara mis palabras tan duras, aunque estaba seguro que ellos eran conscientes de lo que yo sentía por él.

—¿Qué?, ¿una orden?, ¿qué te hizo? —cuestionó alarmada.

—Te cuento luego, Mom, por ahora solo necesitamos saber dónde está y poder desaparecerlo de mi vida —declaré en un tono de voz más bajo para que los demás no llegaran a escucharlo.

—Ya me estás preocupando, Kim Taehyung.

—Por Dios madre, no uses mi nombre completo.

—Llámame cuando sepan algo y ven a verme para que me digas que pasó como para llegar a ponerle una orden de alejamiento, ¿te estuvo hostigando?, ¿se metió con tu...

—¿Mi? —cuestioné, encontrándome con la mirada atenta de Wooshik y Minsi cuando volví a darme la vuelta.

—No sé qué es ese chico tuyo, el grandote con tatuajes, Jungkook me parece que se llama.

—Ah... el —susurré sin querer dar muchos detalles de lo que sucedió en el centro comercial—. Estamos en ya veremos. Pero ese no es el punto, Mom, Juwon se ha convertido en una persona completamente diferente, lo desconozco y sinceramente hago esto porque tiene a una mujer embarazada buscándolo como loca, y quien sabe dónde se metió ahora.

En este punto ya no valía de nada que tratara de hablar bajito, sabía que ellos podrían leer mis labios o escuchar de todos modos.

—Dios, por favor llámame en cuanto sepas algo —masculló—. Pobre chica.

Colgué tras despedirme de ella y volví al interior del coche.

—Ella no sabe nada —les dije guardando el móvil en mi pantalón.

—Entonces nuestra última opción son los hospitales —expresó Wooshik antes de arrancar.

Después de haber visitado algunas estaciones de policía, transcurrida dos horas, en el 4to hospital que visitamos, finalmente un paciente respondía al nombre de Lee Juwon.

—¿Dónde está? ¿Está vivo? —cuestionó Minsi a la enfermera con urgencia.

—Está vivo señorita, pero le recomiendo que mantenga la calma, en su condición es lo mejor —declaró la enfermera—. ¿Alguno de ustedes es su tutor legal, pareja o familiar? El diagnóstico es reservado.

Minsi y yo nos miramos, la gente transitaba alrededor de nosotros y me pareció que el tiempo se había detenido cuando nuestras miradas se encontraron por primera vez desde que salimos de mi casa.

"¿Por qué nos estamos mirando de esta forma si la que está con él es ella y yo ya me divorcié?" Es lo que me cuestionaba. Fue casi por instinto cuando casi doy un paso en adelante para responder, como si mi cuerpo tuviera voluntad propia e hiciera cosas sin pasar por mi mente antes. Aunque ya no fuera mi esposo, la reacción de mi cuerpo fue como si todavía lo fuera, quizás la costumbre de llevar ese título seguía en mi subconsciente de alguna manera.

Se veía en los ojos de la mujer que lo quería demasiado, a pesar de ser lo que era Juwon aún era apreciado por alguien en el mundo. El estómago me dio un vuelco al pensar que aun mi cuerpo reaccionaba a preguntas como aquellas que parecían suspenderse por el aire y metérseles por la piel causándole malestar.

Podía ver en sus ojos cansancio, angustia y arrepentimiento, me miraba como alguien que se disculpa después de arrojar un vaso de agua e intenta secar desesperadamente a quien le ha caído encima. Sin embargo, yo la veía con cierta compasión porque tenía el concepto que ella no se estaba llevando precisamente lo mejor de su vida, sentía pena porque estando embarazada; tenía que salir a buscar al canalla que salía a beber por el hombre que era su esposo, se había dado cuenta muy tarde que las consecuencias de los que traicionan es también un camino trillado por espinas.

La imaginaba sola, en medio de la casa en la que antes vivía con Juwon, en el borde de un acantilado de tristeza pensando: ¿para que la había elegido sobre su propio esposo? ¿para simplemente arrepentirse hasta quedar en un hospital con un diagnóstico reservado?

Sentía pena como antes no la había sentido nunca, ella terminaría teniendo lo que una vez quise, pero a un costo incalculable.

Di un paso atrás sabiendo que mi compasión solo podía llegar hasta la recepción del hospital y que por más apenado que me sintiera, aquella mujer eligió su destino.

—Soy yo —dijo ella finalmente aun con la mirada puesta en mí, como quien acaba de aceptar una realidad que parecía venir de un lugar desconocido.

—Gracias por ayudarme, te llamaré...

—Lo que sea que tengas para informar, díselo al señor Choi —solté aún sin poder evitar el tono de mi voz, quizás con una expresión ensombrecida que debía tener.

—De acuerdo, y perdón —dijo esta vez haciendo una inclinación hasta donde su abdomen inflado se lo permitía.

No sabía porque pedía perdón exactamente, pero lo que si sabía, pese al divorcio en ese momento había entregado lo que me quedaba dentro de Juwon, al principio había sentido la sensación de hacer una última cosa por él, pero no era médico, ni enfermero, sea como sea que estuviera el, ya no podía hacer más nada, y tampoco lo quería ver más destrozado de lo que ya estaba, la persona de Lee Juwon estaba ya rota en mil pedazos y un poco más.

Con pasos firmes me di la vuelta sabiendo que ya se había erigir un muro que no podría ser atravesado, no era falta de piedad o empatía, ya había aceptado mi destino y también el destino de Juwon, ya no tenía porqué angustiarme.

Me despido de Wooshik dejándole saber que lo mejor era que se quedara con Minsi en el hospital en caso de que ella necesitara que la llevaran a casa.

—Te mantendré al tanto de todo —declaró mientras me despedía.

Solo asentí y salí apresurado de ese lugar, con un sabor amargo en la boca y sin saber que tan grave era la situación en la que se encontraba Juwon, pero estoy seguro de que me enteraré más tarde por mi abogado, después de todo, debía tener una respuesta de la orden de alejamiento.

Lo primero que hice al subirme al metro, fue ir a casa de mi madre con la intención de ponerla al tanto de todo. Sabía que ella estaría preocupada después de esa llamada y que no se quedaría tranquila.

Tuve que explicarle todo lo que sucedió en el centro comercial y antes de eso también, lo que por supuesto no se lo tomó bien, era evidente que ella seguía tendiendo esa imagen pura de Juwon, le costaba entender las cosas que hizo desde que le dieron el divorcio, sabía que sería difícil para mamá pesar en ello.

Me quedé para mí mismo las cosas que dijo en el centro comercial, cuando todo el tema de los bebé y como quiso tratarme, si le decía de las veces que intentó llevarme a la fuerza, probablemente iría ella misma al hospital a lanzarle todas las maldiciones que conoce, con aquel acento londinense que seguía teniendo.

Cuando sacó a flote el nombre de Jungkook, por coincidencia recibí una llamada del chico, lo que me hizo esbozar una sonrisa en medio de toda esa amargura.

—Jefecito, mielcito —dijo del otro lado de la linera como si estuviera pegándose bastante al altavoz del teléfono para que pudiera escucharlo susurrarme aquellos apodos.

—¿Si?

—Quiero verte, salgamos. Resulta que hoy trabajamos hasta el mediodía, podemos ir a comer a donde me digas, solo tengo que pasar por ti, ¿Qué dices? —cuestionó.

—Honey, no tengo ánimos de salir a ningún lado, hoy sucedió algo que prefiero no decirte por teléfono —admití viendo como mi madre se levantaba del sillón en el que estábamos, dejándome con Jungkook al teléfono.

—¿Estas bien? —cuestionó notablemente preocupado—. No me digas que ese tipo volvió a aparecer, puede ir a la cárcel si se te acerca teniendo una orden de alejamiento, le voy a partir la cara, no bromeo.

—Tranquilo, tranquilo —le pedí—. Él no puede hacer mucho de todos modos, está en el hospital, no tuve noticias de la orden porque nadie sabía nada de él, pero no quiero seguir hablando de ello, te llamaré cuando esté en casa para que pasemos la tarde juntos.

—Está bien si no quieres, si lo que quieres es un momento a solas puedo aguantarme las ganas que tengo de verte y besarte —dijo casi en un tono de voz inaudible.

—Yo también tengo ganas de hacer todo eso —admití bajando la mirada a mis manos que se movía de un lado a otro sobre el sofá—. Te llamaré, ¿de acuerdo?

—Bueno —dijo—. Te quiero.

—Y yo a ti —susurré viendo como mamá volvía a sentarse a frente a mi esta vez con una sonrisa cómplice en el rostro.

—Iba a preguntar qué tan serio ibas con ese chico, pero parece que es mucho más de lo que yo pensaba —admitió dejando en mis manos una taza de té—. Tienes que presentármelo, la última vez me sorprendí que estuviera tan tímido en tu casa, su apariencia no va para nada con su personalidad, si es como lo percibí.

—Es así, es una persona hermosa mamá, y no lo digo por el físico —declaré con una sonrisa que no pude ocultar—. Te encantará, porque yo sé que es el hombre con el que papá le hubiese gustado que fuera mi compañero de vida, tiene el mismo gusto musical que él. Si estuviera aquí, se llevarían tan bien.

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Jungkook contaba los segundos mientras esperaba impacientemente la llamada de Taehyung, apenas llegó a casa se quitó las zapatillas deportivas, se colocó las pantuflas, tomó agua y cuando me duché se dejó caer en el sillón de la sala de estar únicamente con una toalla alrededor de su cintura.

No podía negar que ha estado mucho más cansado en esa semana, aparte de que tenía mucho trabajo en la panadería, estaba bastante ocupando con la banda, se han preocupado bastante con subir nuevas presentaciones a YouTube y algunos videos cortos a las demás redes sociales con la intención de que fueran a verlo en Tazzys y por supuesto expandir el público que empezaban a tener.

Habían empezado a escribir sus propias canciones y esperaban que para el día que fueran a tocar en la universidad a la que asistió Taehyung, pueda presentar al menos una canción propia.

Todos los ensayos y los encuentros con la banda y el querer esperar a Taehyung hasta que saliera del bar los días que no iba a tocar a con Blue Notes, eran las cosas que lo tenían bastante cansado.

No quería pasar mucho tiempo en casa sin nada que hacer, porque no tenía intenciones de ocuparse sabiendo que Taehyung lo llamaría en cualquier momento y eso solo significaba que su mente tendría tiempo para pensar en las cosas que seguían rondando por su mente.

A veces se odiaba por pensar tanto, por no ser capaz de simplemente dejar que las cosas pasaran. Por más que quisiera, no podía detener el camino del destino si eso significaba que en algún momento llegaría a el de una manera que nunca esperaba.

Se quedó dormido sin darse cuenta. Aun con el cabello algo húmedo y la toalla blanca alrededor de su cintura.

Abrió los ojos de nuevo ya estaba de noche, salió del apartamento y caminó sin rumbo hasta llegar a una tienda de conveniencia, el hambre lo estaba desesperando y comer contrarrestaría un poco la tristeza.

Al terminar de comer, se dirigió al parque que estaba alumbrado perfectamente para la gente que jugaba go en los tableros disponibles, daba un aspecto de vivacidad a la noche más increíble que lo pudiera percibirse, ni sabía qué hora era, pero suponía que los adultos mayores también tenían animosidad suficiente para jugar en las noches.

Se sentó en un banco vacío y una brisa gélida y repentina lo hizo consciente que de que ni siquiera se puso una camisa por encima de la franela sin mangas.

"Da igual", se dijo.

Sin embargo, sintió como una tela gruesa cayó sobre sus hombros, se quedó quieto y por inercia pensó que Taehyung estaba detrás suyo.

¿Cómo iba a ser eso posible? A menos que lo estuviera persiguiendo. Aquellos pensamientos se procesaron en su mente en cuestión de segundos y sintió miedo. Otra vez aquella brisa volvió soplar haciéndole cerrar los ojos con fuerza.

La silueta se movió a su campo de visión y no levantó la mirada hasta que sintió la proximidad, ahora la brisa no era tan fría, quien se sentó a su lado emanó el calor corporal, estaba cerca.

Aquel rostro era inconfundible, Jungkook no se movió a ningún lado. La mano del contrario se elevó como un imán en dirección al rostro del pelinegro que cerró los ojos nuevamente ante el contacto.

—Tus ojos siguen siendo brillantes como la noche y tu piel sigue siendo igual de tierna como el corazón que escondes detrás de esa fachada —dijo Ji-seok con la suavidad que caracterizaba su voz, tal como Jungkook recordaba cuando sus palabras eran dirigidas a él.

—¿Eso es lo primero que te atreves a decirme después de tanto tiempo? —replicó en voz baja, fijándose ahora en que su ex no iba vestido de una forma distinta a la de la que solía hacerlo en aquel entonces.

La presencia de aquel hombre lo había paralizado y el otro parecía haber tomado toda su movilidad. Una lagrima salió el ojo izquierdo de Jungkook, una gota gruesa que se escurrió con rapidez por su mejilla, más sin embargo el contrario volvió a tocar su cara esta vez entrelazando sus dedos en la nuca, el pelinegro no entendía porque no rehuía de aquel contacto, irresistiblemente cerró los ojos. Sintió la respiración del contrario sobre su oído.

—No me odies para siempre, tienes que despertar, despierta de una vez por todas, Jeon Jungkook— terminó separándose y percibió que este llevaba el uniforme de la escuela.

—Te digo que despiertes, mi cielo —volvió a repetir esta vez abrazándolo —deja que se vaya ese dolor, pero tienes que despertar.

Jungkook volvió a abrir los ojos en medio de una agitación asfixiante, sentía los rastros de las lágrimas en su rostro, estaba en el sofá de su casa, no había parques ni luces, solo resonaba en su cabeza la misma voz que le había indicado que se despertara.

—Esta mierda va a enloquecerme —masculló levantándose del sofá mientras agarraba con fuerza la parte delantera de su cabello como si tuviera la intención de arrancarlo de un tirón —. No te quiero perdonar, idiota —fue lo último que dijo antes de dirigirse a su recamara.

Aun desde dentro percibía que el clima prometía un hermoso día y en medio del enojo se permitió pensar que al menos el sol irradiaría directo hacia aquella oscuridad que se cernía en su interior.

Lo primero que hizo en cuento recibió la llamada de Taehyung fue conducir hasta su casa a todo dar. Después de ese sueño que más que tranquilidad, despertaba ese miedo de que se volviera realidad, de que fuera tan permisivo si Ji-seok aparecía en su vida como lo hizo en sus sueños.

—Traje pollo.

Taehyung sonrió cuando abrió la puerta de su apartamento y se encontró con el rostro de Jungkook, quien le sonrió levantando el paquete de pollo frito que compró para ambos.

—Yo hice algo de arroz —dijo dejando pasar al pelinegro que tenía todo el cabello recogido en una coleta.

Su cabello rapado a los lados simplemente había desaparecido por lo largo que ya estaba. Llegaba a su cuello y su flequillo caía encima de sus pómulos.

Después de almorzar juntos, apenas hablaron por el hambre que ambos tenían. Dieron las tres de la tarde cuando ambos se sentaron en el sofá frente al televisor, Taehyung tenía sus piernas sobre las de Jungkook, quien acariciaba la piel expuesta del castaño que tenía el mando de la televisión, pasando todas las películas que si parecían interesantes.

—¡Ah! No sé cuál elegir, elige tu —comentó dejando caer el control sobre la única mano libre de Jungkook, quien arrojó el aparato a otro lado fuera de sus manos y se lanzó sobre el hombre que hacia pucheros.

—Te dije que viéramos la princesa y el sapo.

—He visto eso un montón de veces, creo que Spider Man es mejor —declaró Taehyung tratando de alejarse del cuerpo de Jungkook, lo que fue imposible cuando el pelinegro lo tomó de la cintura para mantenerlo en su lugar.

—¿A dónde crees que vas? —cuestionó Jungkook riendo bajito mientras acercaba más su rostro al de Taehyung.

Quería sentir sus labios más que nunca en ese momento, pero el mayor no dejaba de moverse debajo suyo, moviendo su rostro de un lado a otro riendo con complicidad porque lo hacía a propósito y Jungkook lo sabía.

Entre risas por las cosquillas que Jungkook le empezó a hacer en el vientre, de un momento a otro, el chico que intentaba besarlo y acorralarlo en el mueble para lograr su cometido, terminó sentado sobre su regazo, escondiendo su cabeza en su cuello, sus suspiros fueron lo que llamaron su atención.

—Abrázame —le pidió Jungkook recostando su cabeza de su pecho.

—Sabes que pesas mucho más que yo, me estas aplastando —dijo Taehyung con sus manos sobre las piernas del pelinegro, mismas que tenía a cada lado.

—No es cierto, no me estoy apoyando por completo —susurró Jungkook antes de inhalar el aroma del hombre que pronto lo rodeo con sus brazos.

Taehyung quiso quedarse así por más rato, sintiendo el calor del cuerpo de Jungkook arropar el suyo. Sus corazones latiendo fuerte como si fuera la primera vez que estaban tan cerca, pero el sonido de su móvil hizo que ambos se apartaran, que Jungkook se sentaran a su lado, pero sin dejarlo ir por completo.

El pelinegro dejó caer sus piernas sobre el regazo de Taehyung, a quien le cambió el semblante al ver quien estaba llamándolo. Por ese momento ambos olvidaron todo el asunto de Juwon, algo de lo que Jungkook solo sabía lo suficiente como para entender que el hombre a su lado no estaba pasando un buen momento, que incluso poner una orden de alejamiento se volvió algo complicado.

—¿Si? —cuestionó Taehyung luego de aclararse la garganta.

—Taehyung, sé que todo esto ha sido tedioso para ti, pero como tu abogado ya te puedo asegurar que Juwon se mantendrá lejos de ti —indicó—. Por la orden de alejamiento recibida y también porque el accidente fue mucho más grave de lo que pensamos.

—¿Qué tan grave?, ¿se va a morir? —preguntó algo alarmado.

—No —respondió Wooshik—. Estuvo inconsciente, tiene algunos huesos y costillas rotas, va a necesitar terapia para volver a caminar.

Si fue grave, no solo se imaginaba a Juwon en medio de aquella situación sino una mujer embarazada que tenía a su lado en ese momento. Quizás el destino quiso darle la oportunidad que él no le dio y quizás nunca será capaz de darle.

—Te llamo para decirte que estoy llegando a tu apartamento para entregarte algo, ¿me puedes recibir?

Le dio curiosidad saber qué cosa tenía que entregarle, es por ello que no dudó en decirle que podía subir antes de colgar la llamada.

—¿Está todo bien? —preguntó Jungkook al ver el rostro de Taehyung tan serio y alego apenado.

—Parece que fue grave, necesitará terapia para volver a caminar y un montón de cosas más —explicó Taehyung apartando cuidadosamente las piernas de Jungkook.

—¿Quieres ir a verlo?

—¡No! Nuestros lazos se cortaron, él está con quien es su mujer ahora —se apresuró en decir—. Me da pena ella, está embarazada y pasar por mucho estrés solo afectara a la criatura que lleva en el vientre.

—Las mujeres son mucho más fuerte de lo que crees, mielcito.

El timbre anunció la llamada de Wooshik al apartamento. Taehyung lo recibió con una sonrisa a medias, quien se quedó de pie en el pasillo con un sobre en la mano que sostenía casi como si fuera un tesoro.

—Juwon me hizo prometer que te entregaría esto —dijo extendiendo el sobre marrón que tenía su nombre en el remitente—.Nos pidió a mí y a Minsi un momento a solas cuando supo que estuviste en el hospital, no digo esto con ninguna intención, pero él está casi destruido, por lo que su semblante ha cambiado mucho. Conozco el daño que te hizo, así que tú decides que hacer con la carta. Yo cumplí con hacer que llegara a tus manos.

—Gracias —susurró Taehyung tomando el sobre en sus manos—. Por todo.

Se acercó para darle un abrazo que realmente necesitaba darle para hacerle entender que realmente fue alguien de mucha ayuda en un momento de su vida donde todo se derrumbaba y que aún lo era, haciendo cosas que no le correspondían como su abogado.

Lo despidió con una sonrisa y volvió al interior del apartamento. Jungkook había escuchado todo con claridad y lo primero que vio fue a Taehyung aun de pie delante de la puerta con la mirada puesta en el sobre que seguía en sus manos.

Se puso de pie cuando sus miradas se encontraron y vio los ojos de Taehyung brillosos.

—Te dejaré solo —dijo luego de aclararse la garganta—. Estaré cerca si me necesitas —señaló la puerta del balcón a donde pretendía irse.

—No, quédate aquí —le pidió Taehyung sujetándolo de la muñeca para evitar que se fuera—. Iré a la habitación.

Jungkook solo asintió viendo como Taehyung se dirigía lentamente hacia el pasillo que lo llevaba a la única recamara del apartamento.

Dejó salir un suspiro cuando cerró la puerta detrás suyo y se sentó en la orilla de la cama, de espaldas a la puerta y de frente al balcón. La carta seguía en sus manos esperando a ser abierta, no podía negar que le daba curiosidad que había escrito en ella.

Tras tomar una bocana de aire, abrió el sobre y sacó la hoja blanca. Definitivamente era la letra de Juwon, se notaba que fue escrito casi de manera torpe, probablemente siquiera podía escribir bien pero aun así lo hizo.

Para: Kim Taehyung

De: Lee Juwon

Te escribo con la esperanza de que me leas, y como lo último que quisieras ver es mi rostro, te lo respeto y concedo tu deseo. Estando en esta cama en la única persona que pude pensar fue en ti, y que nada de esto hubiera ocurrido si no hubiera degenerado de la manera en que lo hice, pero no puedo revertir nada, sin embargo, espero que sirva de algo que sepas que me arrepiento de todo, incluso de haber entrado a tu vida; quizás ahora no me recordarías como la persona en la que me convertí, la persona irracional que se aferró de nuestra imagen, prestigio y estatus, la persona que temía perder todo. Admito todo en este momento, porque más débil de lo que he sido y más vulnerable de lo que he estado ahora, jamás lo estaré.

Todas las humillaciones por las que tuviste que pasar, viéndolo todo en retrospectiva hasta la llegada de la orden de alejamiento me hacen sentir como basura, cada palabra que salió de mi boca y cada acción que te hizo sentir menospreciado no las merecías y lo hice sabiéndolo. Me doy cuenta tarde de que el amor que sentía se fue en el momento en que traicioné todo lo que teníamos.

Más que repetir lo que ya sabes mi intención es que sepas que yo y solo yo viviré con el remordimiento de haberte fallado e incluso a mí mismo. Aunque pedir perdón no arreglará nada, repito, me arrepiento de todo y para demostrarlo, te haré el mejor regalo que jamás te di; cuando me recupere me iré y te aseguro que no volverás a verme.

La orden no será necesaria, no tendrás que volver a llamar a tu abogado y nadie tendrá que defenderte mí, ni siquiera ese chico que parece ser alguien que mereces tener a tu lado.

Me tomaré la libertad de decirte que sí, fue difícil para mí no saber cómo darte algo que quisiste desde el día que aceptaste ser mi esposo, no excusaré las cosas que hice mal, pero que sepas que no tener la aceptación para alquilar el vientre, que nos negaran la adopción, también fue difícil para mí porque parecía que era lo único que tanto anhelabas y que probablemente siempre querrás, pero que yo no era capaz de darte, fue frustrante y doloroso escucharte llorar en la habitación del bebé.

Yo también lloré por ese niño que llevaría tu apellido, yo también dormí en esa habitación cuando trabajabas en el bar hasta tarde y me quedaba en casa, pero reuní mis fuerzas y no demostré esas emociones frente a ti porque se lo mucho que necesitabas a tu esposo en ese momento, y lo siento si en lugar de ser un pilar fui la carga que no debiste de llevar nunca sobre tus hombros.

He estado acostumbrado a tu presencia a mi lado por casi 10 años, y si te lo preguntas, que se lo que lo haces, te amé muchísimo tanto que me aferré a que no podría vivir sin ti porque sigo estando acostumbrado a nosotros aun nuestra definición de amor no sea la misma a la del resto del mundo. Te amé a mi manera, pero lo hice.

Espero que algún día puedas perdonarme por todo lo que hice, las ofensas que salieron de mi boca en momentos de enojo. Espero que yo misma me pueda perdonar de las cosas que te hice pasar por rehusarme a dejarte ir.

Haré lo mejor que pueda para ser el hombre que recuerdas y del que alguna vez te enamoraste, me convertiré en el padre que querías que fuera y seré responsable del niño que viene en camino. Probablemente no vuelvas a saber más de mí nunca más, es por eso que escribo esta carta tan larga con la única intención de despedirme de ti como debí hacerlo cuando me pediste el divorcio.

Tienes a tu lado a alguien que está dispuesto a arriesgarse para cuidarte, quizás es el hombre que has estado esperando tener en tu vida, ¿sabes cómo lo sé? Porque no te importa su físico o estatus social para estar con él y esas son dos cosas que a ti te importan mucho, porque es alguien que tu padre amaría, se lo suficiente de ese guitarrista como para saber que tu padre congeniaría a la perfección con él.

Mereces tener a alguien que te valore como yo no lo hice, que te ame como yo no lo hice, que te de lo que yo nunca pude. Que te de la familia que quieres tener y la paz que yo mismo te quité. Que puedas tener a tu lado al esposo que yo no pude ser.

Deseo de todo corazón que olvides todas las cosas malas, que el tiempo y el amor que te mereces lo borren todo.

Adiós Kim Taehyung, mi gran amor hasta hoy.

Dejó la carta a un lado, tratando de reprimir las lágrimas que estaban al borde de sus ojos, pero fue inevitable que estas se derramaran por sus mejillas. Por primea vez desde el divorcio sintió que Juwon estaba siendo sincero.

En momentos de la lectura tuvo que hacer una pausa al leer los primeros párrafos, sentía que no podría continuar si seguía hablando del bebé que nunca tuvieron, claro que sabía que el también lloró, pero eso no borraba lo que hizo aun en un momento como ese y por más que quiso, no entendió. No fue algo de una vez, puede que no lo amara o que dejara de hacerlo cuando toda su atención estaba en lo que él no podía darle.

Quizás ambos tenían la culpa de todo lo que pasó en su matrimonio, pero prefería atribuirle el mayor porcentaje de los daños al hombre que ahora le había escrito una carta pidiendo perdón.

No estaba seguro porque lloraba precisamente, de las cosas que leyó, todo y cada una de sus palabras solo trajeron recuerdos de lo que fueron cuando creían ser felices. Las peleas, los gritos, el llanto. Pensar en Juwon queriendo ser fuerte porque él se estaba derrumbando por no tener al bebé que esperaba con ansias, saber que él también estuvo mal por ello de alguna manera le hizo sentir mal por no haberse dado cuenta.

Se dio cuenta de que estaba sollozando cuando escuchó los golpecitos en la puerta, se limpió rápidamente las lágrimas no queriendo que Jungkook lo viera llorar, lo que fue en vano, este ya había entrado a la habitación y sus lágrimas seguían bajando por sus mejillas sin parar.

—¿Todo bien? —cuestionó Jungkook acercándose sigilosamente a él.

—Si —asintió limpiándose las lágrimas, vio a Jungkook a los ojos y sintió su labio temblar, fue entonces cuando negó con la cabeza y dejó salir el sollozo que estaba suprimiendo.

Jungkook se sentó a su lado en la orilla de la cama y lo abrazó palmeando su espalda mientras este lloraba en su hombro.

—Me tienes aquí, llora todo lo que necesites —le hizo saber apretándolo más contra su pecho, cerrando sus ojos—. Yo seré todo tu consuelo, seré tu pilar y tu fuerza, si es lo que necesitas. Seré lo que necesites de mí, ¿sí?

Taehyung se relajó en los brazos de Jungkook, él era todo lo que necesitaba en ese momento y agradecía que fuera su mayor consuelo cuando finalmente estaba terminando de manera definitiva un matrimonio que no funcionó pero que fue toda su vida hasta ese día.

A pesar de todo lo malo, también había buenos recuerdos que seguían intactos en su memoria, palabras que se dijeron que prácticamente se desvanecían en su mente como agua que atraviesa por un colador. Independientemente de todo el daño, fue su esposo, por más que ahora lo odiara y no pudiera perdonarle las cosas que hizo mal, tampoco podía simplemente ignorar lo que alguna vez ellos fueron.

Se acostaron en la cama, Jungkook abrazándolo mientras este se encogía entre sus brazos con su rostro escondido en su pecho.

Que Jungkook se quedara a su lado en un momento como ese, sabiendo que estaba llorando por otro hombre demostraba la clase compañero de vida que puede ser. Demostraba sus sentimientos y que tan fuertes eran.

—Estas a salvo conmigo, como yo lo estoy contigo.

—Te quiero —fue lo único capaz de pronunciar entra lágrimas.

Para ellos ese era el fin de un matrimonio y el inicio de una relación donde el pilar y la fuerza de ambos era el cariño, el respeto y el amor que empezaba a definirse en el poco tiempo que llevaba conociéndose.

Era el inicio de algo que podrían llamar amor sin temor a equivocarse.

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