Capítulo siete

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Lisa presta atención toda la clase, la profesora pasa mirándola sin darse cuenta cuán obvia está siendo, ella le hace señas y Jennie trata de seguir con la clase, pero las imágenes de hace pocos minutos sigue en su mente.

Se está follando a su alumna, suena muy loco, precipitado y además se siente una mujer demasiado ambiciosa en cuestión de sexo.

Se siente una pedófila a pesar de que solamente se llevan muy pocos años.

Lo peor es que lo disfruta como nunca.

Es algo inexplicable.

No ha tenido parejas estables, siempre ha durado dos meses o un poco más, pero no porque no le gustan las relaciones, sino que no ha encontrado a esa persona que le haga sentir esas malditas mariposas en el estómago, que digas wow, me encanta.

Con Lisa se siente especial en cuanto a la confianza, y en cómo actúa, es ella misma sin sentir pena.

La conoce hace poco tiempo, pero se siente demasiado bien estando con ella, el tiempo pasa muy rápido y cada situación percibe esa llama que mucha gente habla, pero también siente, porque no quiere enamorarse de Lisa.

Es una adolescente que no sabe lo que quiere, ella ha pasado por esa etapa y hacerse ilusiones con la chica sería algo absurdo.

Aunque tampoco se da cuenta que piensa sin siquiera saber si es cierto o no, porque en realidad, está completamente equivocada.

—¿Están entendiendo?

Todos asienten menos la castaña, quien en realidad no entiende nada de nada.

Sabe perfectamente que está mal en física y puede que la lleve a examen.

—No entiendes nada, ¿no es así? —Rosé habla en voz baja observándola atentamente.

—No, estoy en el horno con física, no sé cómo haré para no llevarla.

Park suspira.

—Podría ayudarte, no sé, no quiero que te la lleves —Lisa sonríe a penas.

—Nah, no te preocupes, si me voy a examen trataré de pagar algún profesor o algo, no sé —se encoge de hombros.

—Sabemos que tu mamá está complicada con el dinero.

—Tengo algo de dinero ahorrado, usaré ese —Rosé abre los ojos.

—Pero eso sería para tu universidad.

La menor rueda los ojos.

—Comenzaré a trabajar así que no importa.

No le da mucha importancia al asunto.

—Espero que no hagas lo que hablamos.

—Sí tengo que hacerlo, lo haré.

Jennie escucha eso y frunce el ceño, no sabe en qué problemas anda Lisa.

Le preguntaría después.

***

Ambas entran a la habitación de la mayor, besándose desesperadamente, sus manos están por doquier, acariciándose y tocándose en zonas muy lejanas.

Lisa gime ahogadamente al sentir los dedos de Jennie pellizcar sus senos, y echa su cabeza hacia atrás. Se está volviendo completamente loca con todo lo que su hermosa profesora hace.

Podría ser una criminal por cada movimiento.

Todo malditamente bien.

—¿Te gusta, hermosa?

La menor la observa y asiente mordiéndose los labios.

—Sí, Dios, sigue —Jennie sonríe mientras comienza a bajar dejando besos por todo su abdomen, llega justo donde comienza la falda del uniforme, se muerde el labio inferior y la baja, dejándola desnuda ya que sus bragas no están, las tiene ella en su bolsillo.

—Tuve que estar todo el día cruzadas de piernas para que nadie se diera cuenta que no tenía bragas —la de ojos gatunos sonríe, mordiéndose el labio.

—Esa es mi buena chica.

—Sí, lo he sido, mommy, ¿me vas a recompensar?

Jen asiente para después comenzar a reír.

—Sí, pero no ahora, te mereces que te castigue un buen rato —Lisa hace un puchero.

—Pero...

La mayor enarca una ceja y Lisa asiente resignada.

—De acuerdo, me callo.

—Buena chica, ven, vamos a comer.

Lisa asiente y agarra la mano que Jennie le ofrece, caminan hasta la cocina y quien cocina es Kim.

—¿Te gustan los panqueques? —la extranjera asiente—. Haré eso entonces.

Comienza a cocinar mientras que Lisa la observa detenidamente, algo embobada, solamente que no se da cuenta que hay algo más allá de la lujuria, mientras la observa piensa en todo lo que Rosé le ha dicho.

—Bueno, se me quemaron —Jennie la saca de sus pensamientos, ella mira el plato y comienza a reír.

—Eres pésima cocinera —la adulta la fulmina con su mirada, pero después ríe encogiéndose de hombros.

—Tengo otros talentos.

—Dar buenos orales —dice sin pensar, su profesora ríe.

—Sí, y vamos a ponerlo en práctica —Lisa abre los ojos mientras sus pupilas se dilatan, asiente y la sigue.

Después pensaría bien lo que Rosé le ha dicho porque ahora solo puede pensar en el oral que le darán.

Dios.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro