Capítulo trece

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Lisa camina por la calle mientras solloza sin cesar, las lágrimas empapan sus mejillas, siente su corazón quebrarse cada vez que recuerda la manera en la cual Jennie le dijo las cosas, le duele.

Camina hasta sentarse en un banco donde nadie puede verla, limpia sus lágrimas mientras su cuerpo se sacude con cada sollozo que escapa de su boca.

Su pecho duele, al igual que su corazón.

Está atravesando lo que se llama, tener un corazón roto.

Se enamoró de alguien erróneo y sabe que la vida es así.

A veces acertamos a quienes amamos, y otras no.

A veces nos corresponden y a veces simplemente nos rechazan.

Ella está atravesando un rechazo rotundo.

Se levanta del banco porque quiere llegar a su casa, todas las personas que la ven murmuran cosas, va cabizbaja de la vergüenza, no quiere que la vean así, aunque por dentro sabe que no tiene por qué importarle.

Todos hemos atravesado por algo parecido.

Llega a su casa y madre abre los ojos al verla de esa forma.

—Lisa —dice con tristeza, camina hasta ella y la abraza, la castaña comienza a sollozar nuevamente, su madre acaricia su espalda tratando de tranquilizarla.

No sucede eso.

—Mamá —habla entre hipidos, mientras aprieta el sweater de su madre, quien no comprende qué es lo que está sucediendo.

—Lisa, necesito que me digas que está sucediendo, ven, vamos a tu habitación —la chica asiente y caminan hasta donde están las escaleras, subiendo lentamente. Aún tiene los ojos llorosos y la imagen es borrosa, su madre tiene temor de que se pueda caer.

Cuando llegan se sientan en la cama.

—¿Por qué lloras, bebé?

Nuevamente las lágrimas escurren por su rostro, la mamá de Lisa quiere llorar también porque nunca ha visto de esa forma a su hija, y duele, duele no poder hacer nada para que deje de llorar.

No quiere que llore, sino que sonreía, que sea feliz.

—Te dije que estaba saliendo con alguien —dice un poco más calmada, limpia sus lágrimas y observa a su mayor, quien asiente.

—Sí, me dijiste eso. ¿Sucedió algo entre ustedes?

Ella asiente.

—Te mentí en algo —traga saliva—. No estábamos saliendo, sino que solamente teníamos sexo —la mujer abre los ojos sorprendida.

—¿Estás embarazada?

Lisa niega y sonríe, por primera vez en un largo tiempo.

—No, claro que no —suspira—. Se trata de una chica, de una chica que es mayor que yo.

La señora Manoban suspira y se levanta de la cama.

—Ohh, ¿cuánto tiene?

—Tiene veintiséis, y es mi profesora —confiesa cerrando los ojos mientras muerde su labio inferior.

—¿Qué?

—Sí, solo, sucedió, te juro que nunca quise enamorarme de ella, pero pasó y me rompió el corazón —comienza a sollozar nuevamente, la otra rápidamente se acerca abrazarla—. Se besó con alguien más y cuando le reclamé me dijo que no tenía por qué enojarme, que no éramos nada, nunca me dolieron tantas esas palabras, antes yo las decía pero que me las haya dicho la chica que amo me rompió el corazón —vuelve a llorar y a su madre le rompe el corazón.

—Todo estará bien, Liz, todo —acaricia su espalda, suspirando.

—¿No estás enojada?

Sorbe su nariz, la señora Manoban niega.

—No, todos nos enamoramos de alguien erróneo. Hoy te sucedió a ti pero en el pasado a mí. Nadie elige de quién enamorarse, y esa profesora tuya de quien no sé cómo se su nombre —habla algo irritada porque quiere prácticamente ahorcar a la persona que está haciendo sufrir a su bebé.

—Se llama Jennie.

—La profesora de física —Lisa asiente.

—De la materia que más odio —susurra—. Nunca pensé enamorarme de ella, fue algo que tardé en darme cuenta.

Lisa se recuesta en la cama y se tapa con las frazadas. No siente ganas de nada, quiere dormir y no recordar más lo que ha sucedido.

Quiere tener amnesia.

—Así es el amor, cariño, solo queda poco para que terminen las clases y después no la verás más. Ahí podrás olvidarla —ella asiente, pero no está muy convencida.

—Descansa, y trata de dormir, así no piensas —deja un beso en su frente—. Y si necesitas hablar de nuevo, estaré abajo. Sólo grita.

—Gracias mamá.

Su madre niega y sale de la habitación.

Agarra su celular y ve el fondo de pantalla.

Una foto de Jennie y ella abrazándose.

Cierra los ojos y muerde su labio inferior para no llorar.

—Tendré que olvidarte, Jennie.

***

Jennie tira los floreros al suelo mientras grita de rabia, se siente estúpida, completamente estúpida por haber dicho lo que dijo.

Se había convencido de que quería a Lisa y que quería algo más con ella, pero la embarró completamente.

Nunca va a olvidar cómo la castaña se fue llorando decepcionada.

Ella siempre ha sido compulsiva, y hoy odia más que nunca serlo.

Lo detesta.

Ha intentado llamarla muchas veces, pero ninguna entra ya que el celular está apagado.

Cae al suelo mientras apoya su cabeza en el sofá, lágrimas se forman en sus ojos y caen, pero las limpia. Sabe que puede resolverlo, hablará con Lisa y todo estaría bien.

Ella la perdonaría, ¿no?

Tiene que hacerlo.

No puede terminarse todo, la necesita, la quiere a su lado.

Quiere a su princesa de lado.

Su celular suena y lo agarra rápidamente, no es Lisa, frunce el ceño al leer el mensaje de la directora, quiere verla mañana a primera hora en su despacho. No sabe qué querrá, pero es muy seria en el mensaje y miente si dice que no siente miedo.

¿Todo habría llegado a su fin?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro