➡️Cap.57🔙

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

El tiempo parece correr lentamente a medida que, inmerso en su toque, percibo como reacciona cada fragmento de mi soma. Presteza que se deja moldear bajo su impronta en cuanto sus yemas recorren sinuosas mi erizada dermis por debajo de la ropa.

En medio del gentío a nuestro alrededor, sus dedos han encontrado el camino a mi próxima debacle. En cuanto lo siento dibujar quemando los costados de mi vientre (y por debajo de la ropa) agonizantes círculos de perdición.

Y mientras su cadera se menea en perfecta sincronía con la mía, en una danza rítmica de pasión y fervor, su otra mano se posa exigente en mi mentón... ¡Y maldita sea! ¡Maldito toque rudo que le permite a mi cabeza, dar mil vueltas al asunto!

Es que sus renegridos ojos me exigen a base de profundas y silenciosas miradas, que haga lo que haga, lo haga como él quiera.

¡Y maldita sea si no le doy la razón!

Porque él, es el puto dueño y señor de cada respuesta mía ante su don.

Habilidad de hacerme quedar a su completa merced y sin ánimos de dudar o cuestionar, solo con la absoluta necesidad de arder en el infierno lujurioso de sus llamas.

Y de un momento a otro, me doy cuenta de que estoy acorralado entre la gran masa caliente que es su pecho y alguna pared que es testigo de mi ofrenda, mientras roza incesante mi estremecido cuello y oreja.

¡Y maldita sea! Si así me tiemblan las piernas con semejante roce mientras suelta sucias palabras a mi oído, no me quiero imaginar si esos labios me tocan dónde la piel se enchina y se estremece.

¡Dios mío hermana! ¡La gloria misma! Sentir la magnificencia de su ansiosa cadera y saber que soy yo, aquel que así lo deja.

Y no queda más aliento por salir del menester en que se convirtió mi boca, cuando quiero meter vocablo y me atrapan sus aterciopelados labios. Iniciando un pasaje, sin retorno, hacia el abismo de mi completa pasión y locura.

Porque les juro por mi vida que, de un modo u otro, me vengo o se viene sobre mi condenada cara mientras furioso se restriega en lo abultado de mis ropas.

¡Bendita sea mi cabeza y sus alucinaciones casi ciertas! Porque me estoy hundiendo en el mar del mayor de los pecados, y aunque aún no haya pasado nada, yo ya estoy ardiendo.

Y aparentemente insatisfecho con dejarme hecho un lío en el descenso de mis murallas, acerca mi cadera a su juguetona entrepierna, provocando -aún más- mi entrega y así volver a sentir el éxtasis de posar mis ribetes en su boca.

Agonizante danza de lenguas que se funden en la cavidad contraria, mientras nuestras extremidades dibujan un mapa que se sigue a raja tabla y sin la ropa...

—Necesito tocarte o me prenderé fuego —suelta el dichoso de contener semejante trozo que muero por probar con mi boca.

_Pensé que me tocaba sequía crónica luego de vaciarme a lo botella. Pero con solo tus sugestivas caricias, ya estoy listo para todas las segundas y terceras vueltas... A esta altura, ni me importa si me queda, aún más roja, mi pobre cabeza.

El revestido en cueros me observa risueño ante mis sueltas palabras. Creo que se había olvidado de mi pequeño detalle: mi juguetón amigo, el paspadito.

Pero como todo en esta vida es un ida y vuelta, me levanta de mis piernas y me sienta sobre una especie de barra vacía. —Entonces, solo te comeré con sentidas caricias y húmedas succiones en tu oreja —. Me suelta ronco y profundo sobre el lóbulo de mi oreja.

¡Y me quiero matar! ¿Cómo piensa que me voy a aguantar las ganas de atorarme con su grandeza? ¡Ah no querido! Raspado pero aguerrido...

Pero cuando quiero refutar, su majestuosa lengua se encarga de acallar hasta mis cachondos pensamientos. Sacándome un sentido jadeo cuando atrapa entre sus dientes, la sensible piel de mi oreja.

Estremeciendo mi cuerpo de pies a cabeza en cuando percibo el bufido de su cálida respiración acompañada de ese hábil órgano hablador... Y les juro, que quisiera ser paleta para que me chupe con presteza.

—Eres delicioso bebé... Creo que nunca me cansaré de tu piel. Como me gustaría ver las marcas de cada beso y mordida que le doy a tu blanquecina piel.

¡Ah no querido! A otro perro con ese hueso... A mí, se me cumplen las promesas así deba ponerla luego, en hielo.

—¿No pensarás hablar y no sufrir las consecuencias del no hacerlo? ¿Me imagino, no? —suelto entre medio de jadeos y casi arrancando sus teñidos cabellos entre mis dedos —. Te necesito adentro, afuera, marcando por dentro y por fuera, o solo viendo cómo degustas la ofrenda que es mi cuerpo ante tu impronta... Así que elige ahora, la casa en donde nos toca.

Él, me observa como si fuera el platillo más delicioso ante sus ojos. Y con una mirada que me atraviesa de lado, tan hambrienta, que creo que sus orbes emiten rayos ultravioletas que podrían ser las encargadas de quemar un condenado planeta.

—Mi casa bebé, definitivamente. Porque si viene tu padre este fin de semana, no quiero tener que verle la cara luego de follarte como un maldito conejo.

¡Alabada sean sus manos y mi necesidad absoluta!

De un solo salto, me le prendo a lo koala —Vámonos ahora o te juro que me restriego cómo gata en celo y te hago venir en seco delante de todos aquellos que les guste mirar lo ajeno —suelto desesperado porque me lleve lejos.

—A que no te atreves...

Sugiere el descarado que activa cada terminación nerviosa mía y me desconozco, porque mi cadera cobra vida mientras me lo trago con necesidad absoluta.

Y no sé si son sus gemidos o los míos, los que salen entrecortados a medida que continúo meneando mi cadera sin vergüenza alguna. Realmente no sé, si es el compás que genera mi respiración junto a la suya, que logra mantener mi calma cuando de desvergüenza se trata.

Porque ahora mismo, me amasa las nalgas sin un ápice de duda mientras noto como revienta, y literal, algo húmedo que se percibe asomar por el borde del bendito pantalón de cuero infernal.

Y es mi mano quién se encarga de untar a lo manteca entre sus dedos, aquel viscoso líquido de dioses que trastoca mi cabeza. Para posteriormente, dárselo a probar entre besos y jadeos.

—¿Decías? —empoderado le suelto —. Ahora bájame y llévame a tu casa, que quiero degustar centímetro a centímetro, la magnificencia de tu cuerpo.











































Alaver😏

El próximo viene potente y no es un cohete😈🤣

Gracias por pasarte😍

Los amito mucho♥️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro