Capítulo 19 Maratón ⅔

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(3 meses después)

Daniel y Dana hablaban todos lo días desde que el chico se tuvo que ir a Los Ángeles.
Se contaban su día y reían juntos al hablar de los chicos.

- Jonah rompió la mesa. - contó Daniel con una risita.

- ¿Es enserio? - Dana rió a la par.

Todo iba bien, aunque los dos desearan estar juntos de nuevo.

- ¿Con quién hablas Dan?

Daniel se giró hacia Aspen, la hija de su manager.

- Espera un momento Dana. - le dijo y tapó el micrófono para contestar a Aspen.

- Con una... amiga. - le dolió decir eso, pero era verdad, nunca habían oficializado su relación.

- Oh, guay.

Parecía que Aspen se iba cuando arrebató el móvil a Daniel y salió corriendo por toda la casa mientras reía.

- ¡Aspen! ¡Dame el móvil! - pidió el chico desesperado mientras corría detrás de ella.

- ¡Cógelo si puedes!

A la chica le parecía un divertido juego, pero Daniel se estaba enfadando. Y mucho más cuando a la chica se le cayó el teléfono por las escaleras.

- ¡Mira lo que has hecho! - rugió cogiendo el móvil destrozado.

- L-lo Siento. - tartamudeó ella arrepentida - Yo solo...

- ¡Nada Aspen! ¡Tú nada!

- ¿Qué está pasando aquí? - preguntó confundido David, el manager de los chicos y el padre de Aspen.

- ¡Ha roto mi móvil! - gritó furioso.

Le daba igual que fuera su manager. No podía creer que Aspen fuera tan estúpida.

- No pasa nada Daniel, te compraré otro. - dijo el hombre restándole importancia.

- No quiero otro maldito móvil. - gruñó con lágrimas en los ojos - Estaba hablando con Dana, una chica de la que llevo enamorado medio año y ahora ya no podré volver a hablar con ella por su culpa.

- Puede que haya solución. - dijo David sorprendido al ver al chico de esa forma.

Daniel le tendió el teléfono bruscamente.

- Está destrozado. - comentó - Ha caído escaleras abajo.

- Y cuando tengas otro... ¿No puedes hablar con ella por Instagram?

- ¡No David! - exclamó - ¡Sus padres no la dejan tenerlo y controlan su teléfono continuamente!

Se fue a su cuarto conteniendo las lágrimas y se encerró allí hasta el día siguiente.

(…)

Pasaban las semanas y Dana no recibía ninguna llamada de Daniel.
Intentó comunicarse con él de diferentes formas. Mensajes, llamadas, videollamadas...
Nada funcionaba.

Había pensado en escribirle una carta, pero... No sabía cuál era la localización de la casa.

Pensó muchas veces que el ojiazul la había olvidado. Pero eso no podía ser posible ¿verdad?

Y estar en la casa con sus padres solo estropeaba todo más. La obligaban a estudiar todo el día y no podía ir a las clases de ballet que Alec le había pagado. Pero muchas veces se escapaba e iba.

- Hey Dana.

Ella se giró hacía el chico y sonrió.

Aster Phillips. Bailarín profesional en la escuela de ballet a la que asistía Dana y desde que Daniel se fue, su único amigo en Vancouver.
Tenía ojos verdes y pelo negro como el carbón, el cual resaltaba con su piel pálida.

- Hola Aster. ¿Qué pasa?

Rodeó un brazo por encima de sus hombros y la apartó un poco de los demás.

- He visto como bailas. - sonrió ampliamente - Eres buena. Muy buena. - la chica le sonrió sonrojada - ¿Qué te parecería si te ofrezco un trabajo aquí?

- ¡¿En serio?! - abrió los ojos completamente sorprendida.

Él asintió sonriendo de oreja a oreja.

- ¡Si, si, si! - le abrazó con fuerza y Aster rió - ¡Gracias!

- No es nada. Empiezas el lunes, darás clase a los de primer grado.

Se fue tranquilamente y Dana comenzó a saltar de un lado a otro llena de alegría por una vez en la semana.

Las chicas que iban a clase con ella la miraron raro pero a ella le dió igual, no sería la primera vez.

Ahora solo tenía un problema. ¿Cómo se lo diría a sus padres?

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