Capítulo 20 Maratón ³/³

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(1 año después)

Un año desde que Dana y Daniel no hablaban.
Un año en el que los dos habían cambiado muchísimo.

A Dana le había crecido el pelo a la altura de los hombros y dejaba ver su hermoso color castaño claro.
Había conseguido vivir lejos de sus padres con una chica que le ayudaba con el alquiler.
Seguía dando clases a niños pequeños y pronto harían un recital para que algunos de los bailarines más prestigiosos de Estados Unidos les cogieran en sus academias.

Había estado ensayando muy duro para eso, y Aster confiaba en que lo conseguiría.

También... También se había hecho una operación para ponerse un pecho de silicona.
No era tonta, sabía que si no tenía pecho, ninguno de eso bailarines la querrían en su academia.

En cambio Daniel estaba triunfando con su banda. Habían sacado varias canciones y estaban empezando su segundo tour.
Se había teñido de rubio y como todos los chicos, ahora tenía algún que otro tatuaje.
Pero seguía siendo el mismo Daniel amable y sincero con el que podías pasar una tarde entera solo hablando de tonterias.
La fama no le había cambiado, solo su color de pelo.

- Dana... ¿Te he dicho lo guapa, amable y buena persona que eres?

La susodicha rodó los ojos riendo y enfrentó a su compañera de piso con el ceño fruncido.

- ¿Qué quieres Norah?

- ¿Quién te ha dicho que quiera algo? - Dana alzó las cejas - Vale sí, quiero algo.

- Te escucho. - dijo la ojiverde y su amiga se sentó a su lado en el sofá.

- Pues... El viernes hay un concierto de una banda que amo demasiado y... Me preguntaba si me podías llevar. Mi padre se ha llevado el coche al taller.

- ¿Solo eso?

- No. - puso una mueca y comenzó a jugar con las pulseras de sus muñecas nerviosa - Te he comprado una entrada...

- ¿¡Qué?!

Dana la miró enfada y Norah se encogió en su sitio.

- Sí, lo siento, pero... Te he visto tan estresada estos últimos días que solo quería que te relajaras. - sonrió con inocencia - Por favor. - puso un puchero y Dana rió - Lo necesitas y ya está comprada. Sería un mal uso del dinero.

- Eso es tú culpa. - Norah la golpeó en el brazo de broma y ella rió - Vale. - aceptó por fin y su amiga se levantó del sofá emocionada - ¿Cómo se llama la banda?

- Why Don't We. - dijo y salió de la casa dejando a Dana anonadada.

Esa era la banda de Daniel.

(...)

- Me siento mal Norah. - mintió la chica de camino al concierto - Creo que no debería ir.

- Te aguantas. - dijo simple ella - Ya has accedido y no voy a ir sola.

- Pero...

- Nop.

Dana gruñó y siguió el camino por la carretera. Había intentado toda la semana no ir al concierto. No quería encontrase con Daniel... Bueno, no quería encontrarse con Daniel y que él no la recordara.

Tenía miedo de que él hubiera cambiado, que no la quisiera ver y que tuviera novia...

- ¡Ahhh! ¡Ya veo el cartel!

Dana casi estrella el coche al ver el enorme cartel con la cara de los chicos en él.

- ¡Cuidado! - exclamó Norah enfadada - No pienso morir antes de ver ese concierto.

La ojiverde se centró en la carretera con la respiración agitada.
Sentía pánico en cuanto pensaba en verle de nuevo.

Aparcaron lejos del lugar donde se haría el concierto, ya que no había sitios más cerca.

Norah hablaba sin parar entusiasmada, mientras Dana solo se podía centrar en sus zapatos.

Llegaron a la fila para entrar y esperaron una hora entera entre adolescentes femeninas hormonadas.

Veía camisetas, carteles, máscaras e incluso peluches de los chicos y eso le producía demasiado nerviosismo.

- Ya quiero conocer a Daniel. - oyó decir a una - Dicen que huele genial.

Dana quería gritar a todas esas chicas que ella ya conocía a Why Don't We, pero seguro que la tomarían por loca, y ni siquiera se lo había dicho a Norah lo que ahora mismo la mataba por dentro.

Llegó su turno y el hombre de la transacción les dejó pasar en cuanto le mostraron todo el papeleo.

Norah agarró a Dana del brazo y comenzó a correr por los pasillos hasta estar enfrente del gran escenario.
Había otras cien chicas, más allí, todas riendo y gritando.

La respiración de Dana se aceleró en cuanto las luces se apagaron y los focos alumbraron el escenario.

- ¡¿Estás listo Vancouver?! - preguntó gritando la inconfundible voz de Jonah por el micrófono.

Dana dió media vuelta para huir de allí, pero no había lugar por donde escapar. Las fans de los chicos llenaban todo el lugar.
Ya no había vuelta atrás, no tenía escapatoria.

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