El dolor de un niño

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En todo momento esplendoroso de felicidad hay una gota de veneno: la certeza de que el dolor volverá.

(Harry Potter y el legado maldito)

Remus abrió lentamente los ojos. Tenía la cabeza embotada, y le recordó a la época en a la que su madre lo cuidaba cuando se transformaba. Cerró los ojos con fuerza, pero una lágrima resbaló por su mejilla. Se miró el cuerpo y lo vio cubierto de vendas. Suspiró abatido. Al lobo no es que le hubiera gustado mucho su nuevo territorio. En el fondo, Remus sabía que pasaría. Intentó acomodarse un poco, pero al más mínimo movimiento le dolía todo el cuerpo. Cerró los ojos con cansancio. Olió como alguien con un olor a hierbas y poción curativa se acercaba a examinarlo. El niño abrió los ojos y enfocó la vista en el rostro que había frente a él.
-¿Remus? ¿Puedes oírme? - le preguntó con suavidad. Remus quiso asentir, pero no pudo. Volvió a cerrar los ojos, desolado -. Oh, Remus...no lo fuerces hijo, cuando puedas moverte lo harás. Has sufrido heridas muy profundas, tardarás un tiempo en recuperarte.
-¿C-c-cuanto t-tiempo...? - no logró acabar la frase. Se dejó caer sobre la almohada y sintió deseos de llorar por aquella irritante debilidad pero no iba a hacerlo delante de ella.
-¿Cuánto tiempo llevas aquí? - lo ayudo la mujer. Remus asintió casi imperceptiblemente -. Pues cuatro días, si todo va bien podrás salir la semana que viene.
El niño asintió lentamente.
- Será mejor que te traiga la comida para que te puedas recuperar antes - comentó la señora Promfrey. Esta vez no dijo nada. La mujer lo miró con pena y fue a buscarle algo de comer. El niño esperó pues no tenía nada que hacer. Al rato llegó la enfermera y le dio la comida. Remus se incorporó lentamente haciendo caso omiso al dolor. Cuando estuvo incorporado empezó a comer despacio. Miró el cuenco se sopa de cebolla con tristeza.
- ¿Remus? - lo llamó la enfermera. El niño alzó la cabeza, dando a entender que la escuchaba -. Dime, ¿alguien abusa de tí en casa, cielo? - le preguntó. Remus negó violentamente con la cabeza. La mujer suspiró -. ¿Estas seguro?
- S-si - mintió él. La mujer acabó asintiendo poco convencida. El niño siguió comiendo algo tenso. Cuando acabó se echó a dormir, pues estaba realmente agotado.

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Lo dejaron salir a la semana siguiente. No se había recuperado del todo, pero no se lo había dicho a la enfermera porque necesitaba salir y ponerse al día con el trabajo. Caminó por el pasillo completamente recto y aguantando el dolor, sin embargo, cuando nadie miraba empezaba a cogear. Nadie se dió cuenta realmente de que él había vuelto a excepción de Lily y los bromistas de Gryffindor.

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Sirius se dio cuenta de inmediato que algo el pasaba a Remus. Iba tenso y demasiado recto, parecía que estaba aguantando algo. Al salir de historia de la magia vio como Remus tomaba un pasillo donde había poca gente. Tuvo un mal presentimiento. Le tiró a James de la manga y lo señaló con la cabeza. Este asintió y ambos siguieron a Lunático sin que se dieran cuenta. Vieron al chico mirar para ambos lados y empezó a cojear. Los dos se miraron y lo siguieron.
Entonces salidos de la nada, Malfoy, Crabbe y Goyle arrinconaron a Remus.
-¿Qué pequeñajo? ¿Estas solo verdad? - lo provocó Goyle. Remus alzó la vista y los miró con algo de pena.
- Dejadme en paz, por favor, si sabéis lo que os conviene - dijo el niño con suavidad. No era una amenaza, si no una advertencia comprendió Sirius.
Los tres Slytherin empezaron a reír. Malfoy lo cogió por el cuello de la camisa y lo alzó con facilidad.
-¿Como te atreves? - siseó molesto -. ¿Se lo dirás a tu mami?
Entonces una mueca de rabia cruzó el rostro de Remus y le cruzó la cara a Malfoy de una bofetada. La potencia del golpe fue tal, que el chico fue impulsado levemente hacia atrás, pero no lo soltó. Entonces Crabbe y Goyle lo congieron y empezaron a pegarle. Crabbe los sujetaba mientras Lucius y Goyle lo atizaban. Remus se resistía con ferocidad y era obvio que a el chico le contaba retenerlo. Entonces Lucius desgarró la túnica de Remus por la parte del hombro. La pelea cesó al instante. Los tres Slytherin miraban con asco, odio y terror a Remus. Al instante Malfoy lo soltó
-Eres un...¡un...! -Lucius no llegó a acabar la frase. Remus se había puesto en pie y agarraba la varita. Pero antes de que pudiera abrir la boca tres rayos de luz fueron a la cabeza de Malfoy, Crabbe y Goyle.
- Lo olvidaréis todo lo ocurrido - dijo la voz de la profesora McGonagall. Se acercaba algo pálida pero segura de lo que hacía. Los tres muchachos asintieron con cara de atontados. Remus se giró hacia la profesora y le dio las gracias casi llorando. La mujer lo miró preocupada y le dijo de irse a su habitación. El chico la obedeció sin rechistar.

Mientras, James y Sirius se miraban desconcertados y algo asustados. ¿Qué había sido lo que había asustado a Malfoy? ¿Qué había querido decir?

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