almas gemelas

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BeomGyu caminaba sin rumbo por la ciudad. Todo era abrumante, había tantas luces y ruido.

Sentía una presión en el pecho y hacía que incluso respirar fuera difícil, caminaba con pasos lentos y la gente se le quedaba viendo raro. ¿Por qué estaban tan tranquilos? ¿No podían ver la realidad? Caminaba junto al lago de un lago que reflejaba la luz de la Luna y las estrellas. Miró su propio reflejo en el agua y se veía demacrado y sucio debido a las cenizas. Su ropa estaba rasgada y, aunque no olía mal, se sentía desubicado junto a toda esa gente que usaba ropa casual y olían a perfume caro.

¿Qué carajos estaba pasando?

Intentaba hacer memoria y recordar dónde estaba. Algunas veces había pasado por ese lugar, sí, pero no sabía a dónde ir, ni dónde estaba... 

Oh, Dios. SooBin.

De pronto comenzó a sentir los inicios de un ataque de ansiedad pero no tenía tiempo para eso. Debía encontrar a SooBin.

Cuando casi choca con una mujer que aparentemente acababa de salir de trabajar, se apresuró a preguntarle el día y la hora. Esta lo vio insegura, pero no tuvo problema con responderle.

14 de agosto de 2030.



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BeomGyu daba vueltas en la cama de la casa para indigentes donde le habían dado comida y refugio por unos días. Todas las noches se despertaba llorando y soñando cosas terribles. Recordaba todo como si hubiera sido tan solo unos días antes. Y así fue. ¿Es que acaso se estaba volviendo loco? ¿Qué pasaba con él? ¿Fue todo... Producto de su imaginación?

No, no lo era. Si hubiera sido su mente traicionera él simplemente hubiera despertado en los brazos de SooBin y le hubiera hecho cariñitos en el cabello para relajarlo de sus pesadillas. BeomGyu tendía a tener sueños escalofriantes y SooBin estaba ahí para tranquiizarlo y hacerle de desayunar algo rico, después se iban a trabajar y en la noche repetían la rutina romántica de cuidarse el uno al otro. 

Pero no, ahora estaba refugiado en un lugar que no era su hogar, el mundo era tan distinto a lo que él en realidad vivió. Había muchas pantallas y cosas lujosas. Comenzaba a pensar que el mundo conspiró contra él. Le gustaba pensar que era todo un sueño y despertaría junto al amor de su vida, pero lo cierto es que ni siquiera sabía como llegar a lo que alguna vez llamó "hogar".

Comenzaba a desesperarse y aunque la gente que lo acogió fue muy buena y le preguntaban siempre si necesitaba algo, él necesitaba buscar a su gente, a sus amigos, a su esposo, a sus padres. Revisó los reportes de desaparición en los periódicos y él no estaba ahí, nadie había reclamado su ausencia. Lloró cuando supo que nada de esto era mentira y que en realidad no sabía cómo había avanzado siete años en el tiempo. 



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Agosto de 2023.


Los gritos inundan las calles de Corea y había fuego por todos lados, miraba a todos lados y solamente podía ver rostros horrorizados y llenos de tizne. Niños y mujeres gritaban de agonía y los hombres intentaban no derrumbarse mientras veían a toda su familia acabar de la noche a la mañana. Los cuerpos adornaban las banquetas de la ciudad y BeomGyu intentaba no desmayarse. 

SooBin y él caminaban con dificultad. Ni siquiera sabían qué pasaba, toda la mañana había ido tranquila hasta que sintieron un temblor y, cuando asomaron sus cabezas por la ventana, el caos comenzaba. Los noticieros estaban fuera de señal y la radio solamente transmitía interefencia que era dolorosa de escuchar. 

Las cenizas comenzaban a caer del cielo y manchaban sus prendas de ropa que de por sí ya estaban destrozadas. Cuando estaban a punto de llegar al supermercado por suministros para ir a casa y permanecer ahí hasta que supieran qué carajos había pasado, SooBin cayó de rodillas y luego sobre su espalda quedando tumbado en la acera caliente.

— ¡SooBin! — gritó BeomGyu importándole poco causar más temor entre la gente que los veía y salían corriendo. SooBin tosía sin parar y comenzó a convulsionar en el suelo. BeomGyu se alejó sin saber qué hacer y, cuando menos lo esperó, su esposo dejó de respirar.

Asombrado, al chico comenzó a faltarle el aire, cayó sobre el cuerpo de SooBin y se quedó dormido en su pecho.



//////



Actualidad.


Sinceramente, BeomGyu perdió la esperanza de saber qué pasó. Nunca supo nada de su familia, mucho menos supo llegar a su hogar. Probablemente su destino era morir de soledad, y no era cuestión de dramatismo, simplemente BeomGyu no sabía estar solo y la depresión comenzaba a consumirlo. Ya no sentía nada, ni siquiera podía llorar, perdió esa capacidad.

Consiguió un préstamo de unos cuantos billetes de una mujer que lo vio con pena y estuvo dispuesta a darle dinero a alguien que se veía tan mal a su edad. Luces jóven, dijo ella, no sé qué te trajo aquí pero no merecer vivir así.

La última voluntad de BeomGyu fue clara. Una buena comida.

Extrañaba la comida que su madre le daba cuando era pequeño, la que SooBin le cocinaba en sus cenas románticas, la que él mismo hacía viendo tutoriales en internet.

BeomGyu jamás dejó de pensar en SooBin, extrañaba su calor y sus abrazos, sus besos y las palabras que le alentaban a seguir adelante a pesar de sus tendencias autodestructivas. Extrañaba cada detalle, ver los vasos de agua que dejaba su esposo en la mesa de noche, los lentes de lectura que usaba y se le resbalaban por la nariz, verlo fumar por la ventana y que después lo besara, el suéter verde que usaba cada vez que podía, los cuadros que pintaba y colgaba orgullosamente por las paredes de su hogar.

Limpió sus lágrimas y caminó hasta el supermercado más cercano. Iba a comprar un par de verduras, agua y carne. La dueña del hogar donde se quedaba se ofreció a prepararle la comida, simplemente él debía conseguir lo necesario.

Caminaba un tanto lento, dedicándose a observar a todos los que andaban por las calles tranquilos. Había olvidado cómo era caminar con tranquilidad sin gritos o humo por todos lados. Cuando entró al supermercado escuchó un ruido estruendoso, casi familiar. BeomGyu de inmediato se agachó en medio de la acera y se cubrió las orejas importándole poco si estorbaba el paso de la gente que caminaba cerca.

Sintió las manos de alguien en sus hombros y de inmediato tembló. Abrió poco a poco los ojos y divisó un rostro frente a él, su mirada se dirigió de donde provino el ruido y se dio cuenta que fue un auto chocando con otro. Parpadeó y miró a quien estaba tomándolo.

— ¿Estás bien? — preguntó él, con una voz demasiado familiar para ser verdad.

BeomGyu se levantó inmediatamente y sintió un mareo que le hizo da un paso hacia atrás. Fue tomado por la cintura y sostenido en los brazos del chico con olor a cigarrillo quien temía dejarlo caer.

— ¿Quieres que te lleve a un hospital o que llame a un familiar? ¿Cuál es tu nombre?

No podía creerlo, probablemente sí estaba loco por completo.

O de verdad era SooBin a quien estaba viendo.

Las lágrimas rodaron rápidamente por sus mejillas una tras otra y sonrió miserablemente mientras el chico se asustaba pensando que lo había dañado. BeomGyu no perdió el tiempo y se lanzó a sus brazos y rodeaba todo su cuerpo con sus extremidades. El otro chico estaba sorprendido, y asustado. No sabía qué estaba pasando.

¿Cuál es tu nombre? Puedo llamarle a tus padres, o puedo llevarte a tu casa.

Todos los cuestionamientos fueron ignorados por BeomGyu quien se dedicó a llorar en su hombro. No sabe mi nombre, no sabe quién soy, probablemente nunca me había visto. ¿Qué está pasando?

— Te amo.

— Pero ni siquiera sé quién eres...







la vdd no me gustó mucho aaaaa prometo hacerlo mejor pero es que no soy la mejor en el trope de almas gemelas, una disculpa :'D

inspo:


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