Treinta.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

La noche estaba siendo larga, demasiado.

Habíamos visto cuatro películas; dos de miedo, uno de romance y otro de "romance erótico".

Los dos protagonistas de la película lo estaban dando todo, realmente le ponían emoción.

El ambiente era incómodo, al menos para mí. Sin embargo, Hassel estaba mirando la pantalla con el ceño fruncido, como si estuviera analizando todo lo que veía.

—¿Esa posición es siquiera posible? —preguntó de repente.

Observé un momento la pantalla y desvié la mirada cuando vi lo que estaban haciendo.

—Sí, es posible —respondí, sonrojado.

—¿Por qué te sonrojas, Zack? —Se acercó a mí y posó una mano en mi mejilla—. Estás caliente.

¿Era el único que estaba viendo el doble sentido?

—Hassel, creo que deberías alejarte.

—¿Por? ¿Esa posición es realmente posible? Podríamos probar. —Se relamió los labios.

No sabía qué era peor; si el hecho de que ni siquiera lo estaba haciendo a propósito o el hecho de que yo tenía una erección.

Coloqué una almohada rápidamente sobre mis piernas.

—Deja de decir tonterías, Hassel.

Mi corazón estaba latiendo demasiado rápido.

—Vale, vale. —Se volvió a sentar en su sitio y apoyó su cabeza sobre la almohada que había sobre mis piernas.

Me iba a matar.

—Podríamos cambiar de película —sugerí.

—¿Por? Esta es entretenida.

—Llevan dos horas teniendo puro sexo.

—Bueno, es más entretenida que esa de miedo del principio; de hecho, ni siquiera se podría considerar de miedo, vaya mierda.

Yo sí me había asustado.

—Sí, claro, podríamos hacer otra cosa entonces.

—¿Besarnos? Yo creo que deberíamos, llevamos tiempo sin hacerlo.

Tragué saliva y asentí.

¿Desde cuándo Hassel era tan directo?

—¿Ahora?

—No, mañana. Pues claro que ahora, tonto.

—Podríamos esperar a que acabara la película, quedan unos diez minutos.

Él fingió pensar:

—Nah, ya me ha aburrido.

Intentó apartar la almohada de mis piernas, pero yo la sujeté con fuerza.

—Por favor, esperemos.

Rodó los ojos, pero aceptó.

—Pero cuando acabe la película.

—Sí, lo prometo.

Pensé que estaría bien, pensé que mi erección bajaría, pensé muchas cosas y todas eran erróneas.

Esto me pasaba por no liberar hormonas y satisfacer mis necesidades fisiológicas cuando mi cuerpo me lo pedía.

En el mismo momento en el que salieron los créditos, apartó la almohada, sin previo aviso.

Me cubrí el rostro, sonrojado.

—Así que por esto no querías. —Lo miró fijamente.

—¿Puedes no mirar tan atentamente?

—Se ve grande, de hecho, es grande.

—Por Dios, Hassel. —Volví a tomar la almohada, o bueno, lo intenté porque no me dejó.

—Prometiste que podríamos besarnos después de la película. —Hizo un puchero.

Joder, era adorable.

—Pero no creo que sea el momento adecuado.

—¿Qué importa? —Se sentó sobre mis piernas.

—¿No será muy incómodo?

—¿Incómodo? Nada me pone más que pensar que te he provocado una erección.

Ah, realmente no iba a aguantar.

Movió sus caderas para que estuviéramos más pegados.

Mala idea.

—Oh, ha crecido. —Abrió ligeramente los ojos, sorprendido.

—Cállate, por favor.

Él rió.

Nos miramos unos segundos antes de que él estampara sus labios contra los míos.

A diferencia de mí, Hassel era más salvaje y desenfrenado.

¿Se suponía que él era el ordenado y controlado?

Posó una de sus manos en mi nuca y la otra en mi cintura.

Profundizó el beso y yo lo acerqué más a mí, hasta un punto en donde el pijama se sentía demasiado fino y a la vez, demasiado grueso.

Definitivamente, el que tenía en control de la situación no era yo; sino Hassel.

Gimió sobre mí boca y yo aproveché la situación para introducir mi lengua.

Deslicé una de mis manos por debajo de su camiseta y con la otra acaricié su muslo, adentrándome en sus pantalones.

Era cierto que íbamos demasiado rápido para haber comenzado a salir hacía menos de un día, pero yo me había llegado a acostar con gente que no conocía, así que esto no me parecía para tanto.

Además, Hassel y yo habíamos sido amigos desde que teníamos ocho o nueve años, con ciertos altibajos, pero amigos de todas formas, y ahora novios.

Se me hacía tan raro decir eso.

Me separé mientras tosía.

¿Qué tanta dignidad se podía perder en una noche?

—¿De verdad te has atragantado? —se burló.

—Siento no tener la misma experiencia que tú, don Sabelotodo.

—Quizá debería ir más lento.

—No estaría mal —mascullé.

—Zack... si te sientes incómodo, puedes decirlo, lo sabes, ¿no? No haremos nada que no quieras.

—Joder, Hassel, claro que quiero esto.

—¿Seguro?

Asentí y lo besé de nuevo.

Esta vez fue más calmado y me besó con suavidad, más relajado.

Yo me dirigí a su cuello, haciéndolo gemir.

—Mierda, Zack, ahí... —jadeó.

Touché, ese era uno de sus lugares favoritos.

Siempre me había encantado buscar esos lugares para estimularlos hasta volver loca a mi pareja.

Coloqué una de mis manos en su espalda baja y dibujé pequeños círculos con mi dedo mientras presionaba mis labios sobre su cuello, exactamente donde estaba su lunar; ese que me volvía loco.

Lo escuché suspirar y jadear, lo que me excitaba aún más.

Él hundió su mano en mi cabello mientras se mordía el labio inferior.

—Zack, mis padres... —gimió.

Se me había olvidado por completo el hecho de que sus padres estaban abajo.

¿Era un pervertido si eso me hacía querer provocarlo más?

La emoción de que nos descubrieran era tentadora.

De repente, escuché la cerradura de la puerta agitarse.

Alguien estaba intentado entrar.

—¿Hassel? ¿Zack? ¿Por qué habéis cerrado la puerta?

Él abrió mucho los ojos y se separó rápidamente para colocarse bien la ropa y dejarle paso a su madre a la habitación.

—¿Qué ha pasado aquí?

—Nada, mamá —refunfuñó.

—Espero que no estuvierais peleando.

—No, señora Walsh.

—Ay, Zack, puedes llamarme Audrey, lo sabes.

—Sí... —Agaché la cabeza para ocultar mi sonrojo— Audrey.

—Muy bien, me alegro, la cena está lista, os estaremos esperando abajo —sonrió antes de irse.

—Al menos teníamos la puerta cerrada —comentó Hassel cuando su madre cruzó la puerta.

—Sí. —Fue lo único que pude responder.

—Gracias por la idea. —Me miró—. A veces puedes ser inteligente.

Reí mientras me dejaba caer en la cama.

—La próxima vez lo haremos cuando mis padres no estén.

Se tumbó a mi lado y pasamos cinco minutos mirando el techo antes de bajar.

¿Qué se suponía que significaba hacerlo?

---
Hell, doble actualización.

Este capítulo estuvo intenso JAJSKAK 😭😭.

Espero que os haya gustado, nos vemos el lunes ah, o cuando actualice, no sé cuándo será eso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro