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—¿Pero si tú a los mortales de los demás? —le preguntó con ironía. —típico de ti.

—Yoongi. —lo vio.

—Tal vez debería mandar a uno de mis sirvientes para que la mate después de todo, dioses y mortales no deben de estar juntos. —hablo.

—Si le pasa algo te juro que no respondo. —lo vio serio.

—¿Por qué ninguno de los demás tiene el derecho de matar a tu mortal, pero tú si de matar a nuestros mortales? —hablo. —cuando se trata de nosotros está mal, pero está bien para ti.

—No tengo tiempo para perderlo contigo. —resoplo molestó.

—Pero si para robar una flecha de Felix y ponérsela a Jimin. —mencionó y el otro lo vio.

—Yoongi. —trago saliva. —no tuve elección.

—Si la había. —suspiro. —podía morir tranquilo.

—Te di la oportunidad de que estés con el mortal como querías. —le dijo. —¿Qué más quieres?

—¡Yo no te la pedí! —exclamo molesto. —¿Crees que ahora me siento bien sabiendo que Jimin me ama bajo un maldito hechizo?

—Él pensaba dejarte morir, dijo que te lo merecías porque aunque estuvieras enojado conmigo no tenías derecho a maldecirlo. —contestó. —dijo que esa sería tu maldición morir solo.

—Y por eso lo iba a hacer. —desvío la mirada. —ya deja de meterte en la vida de los demás porque si sigues así terminarás muerto como nuestro padre.

Yoongi solo eso dijo y se fue de ahí, cuando llegó a la casa vio al omega viendo las fotos que se habían tomado; Jimin al sentir la presencia del alfa levantó la vista y se levantó para abrazarlo y darle un corto beso en los labios.

—Ya se revelaron las fotos. —dijo. —ven te las voy a mostrar.

El alfa lo vio, podía simplemente ignorar el hecho de que el omega que ama estaba bajo hechizo y tener una vida con él o pedirle al dios Eros que le saque la flecha y que el omega lo odie para siempre. Jimin al notar lo distante que estaba el dios decidió tomarlo de las mejillas para poder verlo a los ojos, Yoongi no quería verlo y menos a los ojos porque su dolor en su pecho iba a volver.

—¿Pasa algo malo? —le pregunto Jimin.

—Aún no me he recuperado del todo. —le beso la frente. —no debes preocuparte.

—¿Puedo hacer algo para que te recuperes rápido? —le pregunto.

—Solo necesito tiempo. —le sonrió. —y sentir tu calor.

—Entiendo. —lo abrazo. —en ese caso me quedaré a dormir contigo.

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