Prólogo

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"Hace mucho tiempo una hermosa mujer dijo que era mucho más hermosa que todas las mujeres que existían, incluso más hermosa que las diosas mismas, eso enfureció a los dioses por lo cual la castigaron, el hijo que engendrará sería mucho más hermoso que ella el cual sería su destrucción misma."

Fue así como nació un hermoso niño de cabellos rosas como las flores mismas, una sonrisa dulce y un corazón muy puro, eso llamaba mucho la atención, por lo cual su madre lo mandó lejos, pues ella era hermosa y no iba a permitir que nadie le quitará el puesto. El niño creció oculto, pues muchos querían abusar de él por su belleza y por su cuerpo, el niño creció solo y oculto de los dioses y humanos, por lo cual hizo de su hogar el templo que era para Hades, sabía que nadie iba a ese lugar, por lo cual estaría salvó. Cómo todos los días el omega dejaba ofrendas al dios Hades, pues era una muestra de agradecimiento por permitirle vivir en su templo, él se iba antes de que el dios llegará.

Como era de costumbre, el dios llegó al templo y lo vio limpio, le era extraño, miro las ofrendas y luego un suave aroma a vino de uvas y orquídeas llegó a su nariz. A paso lento se dirigió al sitio de donde provenía ese aroma y se detuvo en seco al ver a un hermoso omega en una cama, él lo observó y con su mano le acarició la pierna. Era extraño, jamás en su vida alguien había rezado para él o le dejaba ofrendas, sonrió al verlo dormir y se fue de ahí para ver la ofrenda.

—Eres muy curioso omega. —se dijo así mismo. —me gustaría conocerte un poco más.

Al amanecer el omega despertó y vio que por su cama había un ramo de rosas negras, él las tomó y miró a su alrededor y se dirigió dónde se dejaban las ofrendas, no estaban, él miró las rosas y una leve sonrisa se formó en su rostro. Algo que el dios oculto fue digno de admirar, él se fue de ahí porque fue llamado por los demás dioses del Olimpo para poder hablar, cuando llegó todos lo vieron sorprendidos, pues este llevaba una sonrisa y llevaba una fruta en sus manos.

—¿A qué se debe tu sonrisa? —pregunto una peli azul.

—No es nada que te importe Jisoo. —la vio. —¿No puede un dios estar feliz?

—Viniendo del dios del inframundo que nadie quiere. —rio un chico. —es raro verte así Yoongi.

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