Capítulo 4Partido

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Clarke fue la última en llegar, toda la familia e incluso parte de los invitados estaban instalados en el hotel, se puede decir que casi lo llenaban. Solo cuando Lexa conoció a tales ejemplares de personas comprendió lo rarita que había salido Clarke. Jake el padre de Clarke era... no quería juzgar a la primera de cambio, pero es que era demasiado amanerado, un poco más y es el padre de las Kardasian antes del cambio de sexo. Con su traje de pantalones blancos, su chaqueta bien arregladita, su camisa impecablemente blanca y su pañuelo rosa colocado en su cuello, el sombrero de marinero y el chihuahua en la mano. Su madre, Abby estaba vestida como si fuera de gala, tan de punta en blanco y el único parecido que había heredado Clarke de su madre era el blanco de los ojos. Era más alta, delgada, morena, ojos castaños y cara de mal follada, aunque viendo a su marido... bueno, como bien había mencionado con anterioridad, no quería juzgar antes de tiempo. Cuando vieron la "pareja" de su hija, la reacción de Abby en un principio era como si estuviera oliendo mierda y no porque Lexa fuera mujer, por suerte eso podía tolerarlo más que el hecho de que iba vestida como una gamberra problemática. Se reunieron los seis en un principio a la hora de la comida, ya que la cena iba a ser más grande:

– ¿Y cómo os conocisteis?

Quiso investigar Abby. Su hija iba a contar una maravillosa historia, pero Lexa le interrumpió:

– Déjame, mía amore– dijo antes de apuñalar el trozo de solomillo y en vez de cortar parecía que lo serraba– Nos conocimos en su trabajo, ella estaba atendiendo a mi nonno [1] cuando fui a visitarlo, fue amor a primera vista, ya sin saber su nombre quería casarme con esa ragazza– hasta ahí todo bien, incluso Clarke se sorprendía– que cambiaba el pañal a mi nonno.

Clarke se tapó la cara de vergüenza, eso es algo que no le gustaría a su madre, ¿una Griffin cambiando pañales?:

– Pañales– Dijo Abby mirando a su hija mayor– ¿En tu trabajo no hay más gente que lo haga? O ¿tienes que ser tú?

Clarke agachó la cabeza, menuda se hubiera ahorrado si no dejara hablar a Lexa, que miró sin comprender a su "suegra" incluso a su hermana pequeña y al finito huele mierda:

– ¿Qué hay de malo en eso?

– Mi hija no necesita trabajar, tiene dinero suficiente y si se casara con alguien del club pasaría a vivir como una reina.

Lexa dejó los cubiertos encima de la mesa:

– Prefiere que sea la típica inútil que no sabe ni atarse los cordones– Clarke iba hablar, ¿pero que le pasaba a esa mujer? No le pagaba para que dijera esas cosas a sus padres, su madre empezaba a ponerse colérica– me parece loable lo que hace, su trabajo no tiene nada de indigno, cuando usted sea mayor, sufra de incontinencias ¿Quién cree que será capaz de limpiarla? Clarke o su hija pequeña, espera eso es indigno, mejor que lo haga alguien que ni la conoce, sus hijas estarían como unas reinas de Spa en Spa y usted enseñando el trasero a una cuidadora– Clarke angustiada iba hablar, pero Lexa le paró– En cuanto a lo de estar como una reina ¿Por qué da por hecho de que yo no sería capaz de cuidarla?

– ¿Quién me asegura que no estás con ella por el dinero?

– Abby, querida...

Comenzó a decir Jake, pero su mujer le miró fulminante. Harper y Finn contemplaban la escena como si estuvieran viendo el programa de salsa rosa. Clarke se ocultó ruborizada con las manos y suplicando que le tragara la tierra:

– Tengo dinero señora– le dijo Lexa muy seria– no necesito alardear de ello, eso solo atrae a buitres falsos y llenos de interés. Clarke será superficial, rarita y con un gusto por el decorado horrible – la ojiazul miró fulminante, ¿Cómo pretende convencer a sus padres de ser la pareja ideal? le había insultado en su face – pero es trabajadora, es observadora– sacar puntos positivos le costó más, en ese momento se había dado cuenta de lo impulsiva que había sido – en ocasiones parece infantil y eso le hace encantadora, tiene mucho carácter también, es hermosa cuando sonríe, es como ver aparecer el sol después de un largo día nublado y cuando se pone esa blusa azul a juego con sus ojos– Clarke arqueó las cejas y se la quedó mirando, creía saber que blusa estaba diciendo era su favorita, el tema es que no se lo había puesto en ningún momento estando con Lexa, la italiana borró su sonrisa, carraspeó y dijo– a lo que quiero llegar señora Griffin, quiero demostrar que soy digna de su hija.

– No vas por buen camino.

Susurró Finn, para Lexa ganar la confianza de una persona no era competir por mostrar su cara más falsa, no como pretendía Clarke, en cuanto subieron a la habitación solo para cambiarse ya que habían quedado para hacer una actividad en el parque, evidentemente Clarke demostró su descontento:

– Se supone que ibas a ser la novia perfecta.

Lexa sacó su ropa de deporte de la maleta, como pareja tenían que fingir que compartían, aunque sea lo mínimo de intimidad, cuando la realidad es que cuando pisaron esa habitación Clarke dijo, "yo en la cama y tú en el sillón":

– Clarke, te he defendido ¿Prefieres que hubiera apoyado a tu madre?– se quita la chaqueta y la camiseta. En el probador los ojitos azules de Clarke se fijaron en el tatuaje de la espalda, pero ahora que la tenía enfrente, no estaba mal la italiana– y eso que eres tú, llegas a ser mi pareja de verdad y dejo calva a mi suegra. Para mí eso es ser buena pareja, no pretender que una persona finja ser lo que no es.

– Pues vas a tener que hacer el esfuerzo de ser falsa– era el momento de que Clarke sacara su ropa de deporte, solo que ésta no estaba dispuesta a cambiarse delante de Lexa o Alexa, ya no sabía ni cómo llamarla– a ver, dibújame una sonrisa falsa.

Lexa hizo una mueca, no era buena idea esa, pero viendo que la rubia no pararía hasta ver como forzaba una sonrisa acabó complaciéndola. Su gesto era como si estuviera imitando a un muñeco de guiñol. Clarke puso señal de stop:

– Mejor no sonrías ni hables, sé mi sombra– se iba a quitar la camisa cuando se quedó mirando a la italiana que se le había quedado mirando descaradamente– ¿qué haces? Déjame sola.

– En primer lugar, Clarkita me has estado mirando todo el rato y no es la primera vez que me ves semidesnuda, también tengo derecho de ver a mí no novia y en segundo lugar– se cruzó de brazos– me acabas de decir que sea tu sombra, agradece que lo sea desde aquí y no me pegue a tu culo.

Clarke agarró el zapato y le amenazó con tirárselo:

– Escúchame italianita vacilona, vuélveme a llamar Clarkita y te comes este zapato, ahora piérdete de vista antes de que pierda la paciencia.

– Amore mío lo digo con todo el cariño del mundo, Clarkita no tiene nada de malo– Y se vio obligada a agacharse mientras se cubría la cabeza, correteo por parte de la habitación hasta acabar asomada por la puerta– de verdad Clarkiiii deberías relajarte estás de vacaciones, yo tengo un remedio que te puede ayudar.

Terminó de salir y cerrar la puerta, con una sonrisa divertida escuchó como otro de los zapatos impactaba contra la puerta. Para cambiarse de ropa tardó lo suyo, incluso su hermana bajó mucho antes que Clarke. Menudo par de rubias, si eran Zipi y Zape. Harper iba con un chándal rosa ajustada, una visera del mismo color y caminaba como si cualquier gesto le fuera a romper las uñas. Clarke bajó con un chándal azul igual de ajustado, andaba más normalita, bueno, exceptuando que debía estar pisando la alfombra. Lexa se tapó la boca para ocultar su risa cuando observó, como la ojiazul salió del ascensor y se quedó mirando a los lazos de las cortinas. Quiso pasar de largo, pero después de dar unos pasos, cerró los ojos y maldijo en su fuero interno, regresó corriendo hasta las cortinas rojas de terciopelo rojo y fijándose en uno de los lazos colocó el otro para que estuvieran igual, ahora sí que podía irse tranquila:

– Ya decía yo que algo no cuadraba– dijo con mofa la ojiverde – eran los lazos, que observadora, Clarke.

La rubia le miró fulminante:

– Ni me hables, aún estoy enfadada.

Lexa se puso enfrente y le colocó el cuello de la chaqueta:

– Pero Finnito ahora está mirando.

Clarke miró por encima de los hombros y evidentemente, Finn estaba junto a su prometida y suegros, tenía las manos en los bolsillos y mirando a su dirección muy seriamente:

– Se llama Finn ¿Y qué si está mirando?

Lexa esbozó una pequeña sonrisa, se rascó la mejilla y sin la rubia esperárselo la atrajo y le plantó un buen beso, de esos que dejan sin aliento y queman, a pesar de que fue un beso breve. Clarke tardó en reaccionar, ya que seguía con la mirada perdida en los labios de esa italiana tan insoportable y besaba como los mismísimos demonios:

– Si veo a la mujer que me gusta besándose con otro u otra me estaría muriendo ahora mismo

Se acercó para besarla de nuevo, pero Clarke pudo reaccionar en esta ocasión, como siguiera así sentía que le daba un ataque cardiaco, tenía el corazón a mil por hora, agarró las muñecas de Lexa y se apartó un poco, mientras dijo entre susurros para que no escucharan nada:

– Tampoco te pases, italiana abusiva.

Carraspeó, volvió a su pose de rubia altanera y se fue a reunir con su familia, dejando a una ojiverde muy sonriente. En el parque había familiares del novio esperando. Lo que dijo Clarke era cierto, siempre estaban haciendo actividades en el que participaban todos, Finn tenía una hermana Ontari, que supuestamente fue mejor amiga de Clarke, pero ahora lo es de Harper, está casada con Murphy pero como si fueran dos auténticos desconocidos, sin embargo si vio que se le iba la mirada con una de las damas de honor, Emori dos años más joven que su mujer, es decir, dieciocho años recién cumplidos. Vamos, que la italiana se sintió como en Coronation Street, todo un novelón. Al final hicieron dos equipos para jugar al futbol, mientras que los queridos suegros estaban sentados, tomando unas copas y hablando de negocios. Los equipos eran, Finn, Ontari, Murphy y Emori. En el otro equipo estaban las hermanas Griffin, Jasper un primo lejano de los Griffin y Lexa:

– ¿Has jugado alguna vez?

Le preguntó las hermanas Griffin a Lexa, no sabía por qué, pero en esos momentos las veía como si les hubiera salido cuernos, rabo y cara de mala hostia, dice ser, estaban en modo competición ya:

– No

Respondió con total sinceridad, lo veía demasiado agresivo:

– Está bien– dijo Harper gruñendo– Jasper corredor, Clarke es la lanzadora y Lexa tú te encargas de los placajes.

– ¿Y tú?

Preguntó la italiana:

– Yo formulo las jugadas ¿no te parece suficiente? Saca el equipo que llegue antes a la pelota.

Colocaron la pelota ovalada en el centro del parque y ambos equipos se colocaron a los extremos, a una distancia igualada. Mientras que la ojiverde estaba en modo "voy a pasarlo bien" el resto tenía cara de "te voy a romper las putas piernas" joder, normal que la rubia sea así de chihuahua pensó la ojiverde. Jake fue quien dio la salida soplando un pito. Todos salieron cuan fieras salvajes con un único objetivo, coger la pelota. Harper había dado en el clavo, ya que Jasper resultó ser el más rápido de su equipo y fue el primero en caer sobre la pelota ovalada. El equipo se reunió y Harper ordenó:

– Tu misión será impedir que nadie atrape a Jasper, cubre a Finn ¿Entendido?

Lexa asintió, Clarke gruñó agarró a Lexa de la pechera y le dijo entre rugidos:

– Mi hermana te ha hecho una pregunta pequeña mierdecilla de ojos verdes, responde

– Joder, sí lo he entendido

Se separaron dando una palmada fuerte. Lexa se colocó el cuello de la chaqueta mientras que repetía en su cabeza una y otra vez Familia de locos, joder. Se colocó enfrente del prometido de Harper y cuando inició la jugada ya se encontraba en el suelo al haber recibido un fuerte empujón por parte de Collins, que se puso de pie a su lado y vitoreó:

– Chúpate esa.

– Quita Finn

Le empujó Clarke y le ayudó a levantarse. Miró a Jasper y a Harper que negaban con desaprobación, incluso su cuñada de pega acabó susurrando a su primo "Y ésta pretende casarse con mi hermana" y Clarke tampoco fue tan alentadora:

– Será mejor que te encargues de Emori, es más menudita

Lo que más enfadó a la italiana fue la sonrisa de Collins. Ahora sí que le declaró la guerra. Cambió de posición y se puso enfrente de Emori. Ahora sacaban ellos, en cuanto escuchó el inicio de jugada fue enciscada hacía a la chica, pero ésta estratégicamente puso expresión de inocente y se cubrió mientras decía:

– No me pegues

Pues claro, Lexa acabó reculando ¿Cómo podía pensar que iba hacerla daño? En cuanto bajó la guardia, pumba otra vez al suelo, casi noqueada por la menudita Emori. La muy pelleja empujaba muy fuerte. Definitivamente, familia de locos dijo ya después de haber caído al suelo por undécima vez:

– Tengamos un descanso– acabó solicitando la propia Clarke después de ayudar a una machacada morena levantarse del suelo– y tú será mejor que practiques a lanzar la pelota porque para placaje no vales

Lexa tenía cara de estar muy adolorida y no es de menos, es que ahí hasta la hermana de Finn le había hecho un duro placaje. Gruñó cuando vio al otro grupo hacer el baile de la victoria y al suyo mirarla como si fuera la culpable. Lo peor fue cuando Clarke fue a beber, la muy pato se le cayó un poco de agua sobre el escote y Finn se le quedó mirando cuan pervertido baboso:

– Jasper– Dijo Lexa acercándose al primo de las chicas– pásame la pelota y corre que te voy a hacer un pase.

Jasper animado hizo lo que le pidió, le pasó la pelota y corrió. Lexa se preparó flexionando un poco el brazo y no apuntó al corredor, no, su objetivo era otro y rezó para darlo, tomó aire y lanzó con todas sus fuerzas. Finn estaba tan absorto mirando a la ojiazul que no vio la pelota, que acabó impactando en toda su entrepierna. El moreno emitió un grito de dolor y cayó al suelo de rodillas con las manos justo donde impactó la pelota ovalada. Lexa contuvo las ganas de reír, fingió estar apenada tapándose la boca y se acercó al chico, Harper y Ontari estaban a su lado socorriéndolo:

– Oh dios mío– dijo con voz inocente– mi dispiace Collines– El chico estaba hasta rojo– espero no haberos dejados sin niños.

– ALEXANDRA WOODS– Gritó una Clarke colérica cerca de la mesa donde estaba las bebidas– VEN AQUÍ AHORA MISMO

Lexa dejó caer los hombros y se acercó como si fuera un perrito con el rabo entre las piernas. Se le acabó la diversión. Harper, achicó los ojos ¿Cómo se atrevía esa hacerle eso a su amorcito? Con rabia agarró la pelota y se preparó para que pagara con la misma moneda lo que había sufrido Finn.

En cuanto Lexa estuvo enfrente de Clarke la miró en plan niña buena, muy en plan rey león cuando dice el pequeño Simba "porfa":

– ¿Sí? Hermosa gardenia de primavera

– No me lamas el culo ¿lo has hecho a propósito?

Le preguntó poniendo los brazos cruzados:

– Te mojaste un poco el escote y el muy pervertido te estaba mirando– se puso recta– yo solo actuaba como lo haría una novia.

Clarke alzó una ceja y dibujó sonrisa:

– Ah sí ¿me estaba mirando?– Lexa achicó los ojos, hasta que la rubia cayó en la cuenta de otro detalle– Un momento ¿lo has hecho porque estás celosa?

Un objeto brillante llamó la atención de Lexa, resultó ser un centavo, cualquiera pasaría, pero la italiana con toda su alegría se agachó para cogerlo:

– ¡Un centavo!

Ese centavo le salvó de recibir un pelotazo en toda la cabeza, suerte que no tuvo Clarke, que ni tiempo tuvo de reaccionar, más bien de ver como la pelota impactaba en toda su cara y le dio fuerte. Lexa al incorporarse sosteniendo el centavo con el dedo índice y dedo gordo, se quedó mirando a la rubia que estaba agachada, dando gritos de dolor en cuanto vio sus manos manchadas de sangre palideció:

– ¿Esto es sangre?

Toma caída al suelo desmayada:

– Clarke– dijo preocupada Lexa antes de cargar con ella– ¿y tú trabajas en geriatría?

Al final acabaron en un centro médico, uno con una bolsa de hielo en la entre pierna, rodeado de toda la familia, malcriándole y mimándolo, mientras que en otro lado estaba Clarke y Lexa, la pobre rubia tenía otra bolsa de hielo en su cara, de vez en cuando se le escapaba alguna lagrimilla, se quitaba la bolsa y preguntaba:

– Dime la verdad Lexa ¿Tan horrible estoy?

Lexa contuvo las ganas de reír, reírse de las desgracias ajenas estaba mal, pero es que le había dejado hecha un auténtico cromo. Los ojos morados y la nariz hinchada:

– No estás horrible amore– le agarró de las manos y se fijó muy bien en su rostro– el morado resalta el azul de tus ojos.

A Clarke se le escapó un lloriqueo mientras que repetía una y otra vez "En la boda voy a estar horrible" estaba tan absorta en sus desgracias que ni cuenta que le llamó el médico que le atendió. Lexa se acercó:

– ¿Es usted familiar?

Ambos miraron a la rubia que había sacado un espejito del bolso y sollozaba más fuerte al ver su cara, su perfecta nariz hinchada y sus ojos morados. Lexa puso una mueca, ni que se acabara el mundo, pero bueno, acabó asintiendo con la cabeza:

– Soy su prometida.

– Debe tomar medio calmante cada ocho horas– el medico se puso muy serio– muy importante en la semana que las esté tomando no debe beber

– No se preocupe doctor, será una niña buena y sana, no beberá

[1] Nonno = abuelo

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