Capítulo 8: Reflejo.

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—¿Te sientes mejor? —le preguntó con gesto de preocupación después de haber vendado su muñeca y haberle acariciado la mano más de la cuenta.

Robb estaba completamente rojo, combinando perfectamente con el tono de su cabello. Lo cual, ante los ojos femeninos, solo lo hacía más atractivo.

—Estoy bien —formuló en voz baja.

—Pobre de ti —se sentó a su lado y su vestido de arremolinó muy cerca de sus piernas—. Pero mira cuanta sangre. Debí llevarte con el maestre.

Robb se encogió en su sitio. Siendo sincero, veía innecesario todo ese drama por una simple cortada (que recorría toda su muñeca). Se había hecho heridas mucho peores a lo largo de los años, después de todo, en el norte se aprendía a ser un verdadero hombre, no uno de juguete como en el sur.

Siendo sincero, el heredero del norte había insistido en no molestar al maestre para pasar más tiempo a solas con la Tyrell. No se veía capaz de perder semejante oportunidad.

—¿Quieres volver a la fiesta?

Robb levantó la mirada del piso, sin dejar de estar rojo. Todas las sensaciones que comenzaba a sentir, eran completamente diferentes a todo lo que recordaba. Se sentía extraño a su lado, y muy fuera de lugar. Solo era de ver su simple apariencia para darse cuenta que eran completamente diferentes; mientras que la Tyrell iba vestida de azul bebé y dorado, un tono sumamente elegante y sensual en su silueta, Robb iba vestido de negro y plata, los colores predilecto de su casa.

Anthea era calidez como un soplo de primavera, y Robb era frío como el más inhóspito de los inviernos. No tenían nada en común.

O eso es lo que creía.

—¿Mi Lord?

Parpadeó saliendo de sus cavilaciones. No había puesto atención a lo que decía.

—Perdone mi Lady —se disculpó avergonzado—. ¿Decía algo?

Anthea sonrió, como si no importara que había estado ignorandola por demasiado tiempo.

Aquello le pareció falso al Stark, y se preguntó porque sonreía cuando realmente no sentía nada de lo que expresaba al mundo.

—No se disculpe —le dijo con voz suave—. No tiene porque hacerlo. Entiendo que se encuentre distraído.

—¿Lo… entiende?

—Por supuesto —dijo ella, como si en verdad lo supiera—. Y le pido una disculpa por ello.

«Pero que vanidad», pensó Robb.

El velo de la hermosura se disipó como un porrazo en su nariz y el Stark comenzaba a vislumbrar los colores reales de la Tyrell. Puede que fuera cierto que había estado pensando en ella desde el segundo en que la vio, pero un poco de modestia no mataría a nadie.

Frunció el ceño, un poco desencantado.

—Bueno —dijo un poco más serio—. Me gustaría saber porque cree que estoy distraído.

Lady Anthea alzó una de sus perfectas cejas, y sin poder evitarlo, el rostro de Robb se encendió en llamas.

No podía evitar las respuestas de su cuerpo, lo cual lo irritaba mucho. Empezaba a molestarse por su comportamiento extraño. Él no era así.

—En realidad, es solo una suposición. Nada relevante.

—No creo que nada de lo que diga sea irrelevante, mi Lady —dijo con sinceridad, mientras veía en ambos lados del pasillo. Debían estar cerca de las habitaciones de los anfitriones, porque no había ni un solo alma deambulando. Mucho mejor para él, así evitaría chismes. ¿Acaso Lady Anthea no sabía del hecho de que si los encontraban solos, podían inventar chismes colosales que afectarían su imagen? De igual forma, si era así, no parecía importarle.

—Lo dice con demasiada seguridad —dijo mientras veía al frente, sus manos apoyadas en su abdomen.

—No me da el aire de ser relevante.

Lady Anthea sonrió, pero a diferencia de las veces anteriores que había observado, esta era auténtica, real.

Le gustó como se veía en ella. Le aflojaba la expresión y la hacía ver más jovial, mucho más real y…

Como una niña.

Lo que realmente era. Una niña.

A este paso, Robb comenzaba a ver algo resplandeciente en la joven Tyrell. Era cierto. Con la impresión del momento, Robb había olvidado por completo la edad de la doncella. Al observarla mejor, sin el velo de la belleza y la madurez, se veía muy joven. La observó de reojo, probablemente tenía su edad. O menos.

«¿Ésta es la chica de la historia?» se preguntó preocupado «¿La que vivió confinada del mundo, alejada de la sociedad?»

Tal vez todos solo veían su infinita belleza, pero ese día, ante la luz de las velas, Robb Stark pudo ver algo mucho más hermoso.

Su reflejo.

♠️♠️♠️

Bien, menos votos :'v

Cincuenta votos, diez comentarios y actualizo :D

¿Qué les parecería si hago un capítulo dedicado a preguntas y respuestas? (No se pueden hacer spoilers) Déjenlo en los comentarios.

Atte.

Nix Snow.

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