Capítulo 10

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Anastasia POV

Me remuevo en la cama sintiendo mucho calor, pero unos fuertes brazos rodean mi cuerpo. Lo recuerdos de la noche anterior golpean mi mente; eso me deprime y empiezo como niña tonta a llorar, que hubiese pasado si Cristian no llega, el imbécil de Mark me hubiera violado en un mugroso reservado de centro nocturno y provocando la vergüenza de mi madre. Miles lágrimas bañan mi rostro mientras lloro en silencio.

- ¿Nena que pasa porque lloras? - Pregunta Cristian mientras me abraza más fuerte.

-Por lo de anoche. Si tu no llegas. Mark me hubiese violado y luego lo hubiese hecho parecer como si hubiese sido consensuado. Ya lo ha hecho en otras oportunidades-

-Tranquila nena, yo no permitiré que te haga daño. De hecho, mi jefe de seguridad está hablando con tu jefe de seguridad al respecto. Para que Mark no se acerque más a ti-

-Pero le dirán a mi madre donde estoy. Josh mi jefe de seguridad le dejo claro a Tom que por nada del mundo Olivia tendría que saber nada, al menos por ahora. Eso lo harás tu-

- ¿Cristian porque estoy solo con bragas y en tu cama? - Me sonrojo.

-Bueno anoche te quedaste dormida así y no tuve el corazón para despertarte. Y recuerda que tu vestido fue destrozado- Me recuerda.

El sólo está en bóxer, su cuerpo es duro y firme; demuestra que se cuida, su entrepierna esta contra mi trasero, eso me excita y me tienta a tocarlo, me volteo quedando frente a él, quien me mira a la espera de mis movimientos, pero yo nunca he tocado a ningún hombre, más que para un saludo. No sé qué hacer.

- ¿Qué piensas y que quieres hacer? - Se ríe el muy idiota.

-Es que, es que estar así contigo...- Me da tanta vergüenza que no puedo mirarlo a la cara, pensara mal de mí, aunque ya me ha hecho sexo oral; aun así, me he inhibo de hacer o decir nada.

-¡Mírame Anastasia! – Me ordena.

-Si- Lo miro.

- ¿Qué deseas hacer? - Me pregunta.

-Quiero, quiero tocarte- Y tapo mi rostro con la sabana.

-Estas excitada- No es una pregunta es una afirmación.

-¿Cómo lo sabes?- Pregunto curiosa, mirándolo a los ojos.

-Porque puedo ver tus pezones, están erectos y duros- Me responde.

-Lo siento- Me disculpo y no sé ¿Por qué?

-No, no lo sientas. Haremos esto. Tú me tocas donde tú quieras y harás conmigo lo quieras. Después yo te devuelvo el favor. ¿De acuerdo? – Es un buen trato.

-De acuerdo- Contesto sin pensarlo, estoy tan excitada que no quiero pensar mucho. Cristian se acuesta de espalda a la cama dejando expuesto su cuerpo, estoy tan nerviosa que no sé dónde empezar.

-Vamos nena. Empieza por aquí- Toma una de mis manos y la pone en su pecho que realmente es duro, tomo fuerzas y me dirijo a sus hombros para bajar por sus fuertes brazos. Veo sus manos y algunos de sus nudillos están rotos por los golpes que le propinó a Mark y los beso uno a uno. Beso su palma, hago lo mismo con su otra mano y vuelvo a su pecho, bajo a su marcado abdomen y deposito un beso en su ombligo, que lo hace estremecer. Creo que lo estoy excitando porque el bulto entre su bóxer esta más grande. Quiero ver esa parte de él, pero mi valentía se fue de paseo y no sé qué hacer en esa parte.

- ¿Por qué te detienes? - Pregunta con una sonrisa triunfo, ha logrado que me ruborice.

-Emm, yo nunca he visto la parte intima de un hombre- Y me tapo el rostro con vergüenza.

- ¿Queres ver la parte de mi anatomía que puede llevarte al cielo? - Me pregunta y no sé que contestar al respecto. De pronto levanta su trasero y se quita de un tirón su ropa interior, dejando ver su prominente pene que esta rígido y erecto.

- ¿Es siempre así? - La pregunta es tonta pero nunca había visto uno.

-Pues no, Ana. Ahora esta así porque tus caricias y besos me han excitado. Ven dame alivio, te muestro como se hace- Toma mi mano y hace que la envuelva en su pene.

-Solamente tienes que subir y bajar la mano- Y así lo hago, Cristian suelta mi mano y continuo con el masaje y cada vez se pone más duro y le sobresalen unas venas entre más duro esta. De pronto se me antoja pasar mi lengua sobre la punta de su pene; armándome de valor lo hago, escucho a Cristian gemir. Parece que le gusto lo que le hice por lo que lo vuelvo a lamer, ganándome un jadeo de parte de él. Me lo introduzco parcialmente en la boca sintiendo un sabor salado y a café en mi boca. Lo sigo masajeando con mis manos hasta que se tensa, de su pene sale un líquido blanco y caliente.

-¡Oh, nena! Me has hecho venirme- Me dice.

-Cristian, ¿Qué es esto que salió de tu pene? – Estoy curiosa.

-Nena, es mi semen. ¿En tus clases de ciencias nunca te mostraron? –

-La primaria y secundaria las lleve en casa- Contesto porque mi madre le prohibía a los maestros esa parte de ciencias.

-Porque no me sorprende. Ahora nena me toca a mí. Antes pediré el desayuno- Y así lo hace, huevos, jamón, panqueque, Nutella y chocolate con jugo de naranja y café.

Me acomoda en la cama y baja mis bragas como ya es su costumbre.

-Vamos a ver cuántos orgasmos experimentas mientras llega el desayuno. Y me gustaría esta parte de tu cuerpo totalmente depilada- Lo dice pese a que me deje un depilado decente.

- ¿Qué tiene de malo mi vello púbico? - Pregunto molesta.

-No me agrada- Responde con el rostro fruncido.

Me besa apasionadamente y le respondo el beso. Baja a mi cuello, luego al balle entre mis senos, acaricia cada uno de mis pezones con sus manos, los cuales se ponen más duros, de pronto se mete uno a la boca y empieza a chuparlo y a morderlos con suavidad, así lo hace pasando de un seno a otros, siento un cosquilleo en mi vientre anunciado mi orgasmo, parece que Cristian lo nota ya que intensifica sus lamidas y mordiscos, trato de contenerme, pero mi fortaleza se va de paseo y estallo en mi orgasmo.

-Este es el primero- Lo dice orgulloso. Baja dejando besos por todo mi abdomen hasta llegar a mi entrepierna.

-Mi lugar favorito- Comenta para sí mismo.

Busca mi clítoris con sus dedos, encontrándolo. Pasa dos de sus dedos con los residuos de mi venida, estimula mi clítoris con sus dedos, pero lo que quiero es su cálida lengua.

-Voy a probarte a ver si siempre sabes a Nutella y chocolate- Y se dirige como lo ha hecho antes, me lame y muerde con sus labios mi clítoris, así lo hace hasta que estallo en un increíble orgasmo que me deja sin respiración. Unos toques en la puerta llaman nuestra atención. Cristian me cubre con el edredón y sale del dormitorio y minutos después entra con el carrito de la comida.

-Comamos, creo que necesitaras el desayuno- Asiento sin poder pronunciar palabra, en algún lugar mi móvil suena, pero lo ignoro.

-Anastasia , Josh le hablo a Tom con respecto a lo de Mark y prometió no hablar con Olivia hasta que tú lo hicieras-

-Gracias, por hablar con Tom- Le digo a Cristian. Terminamos el desayuno en silencio.

- ¿Qué deseas hacer Ana? -

-Quiero entregarme a ti Cristian- Lo digo muy segura.

-¿Estás segura?- Cuestiona.

-Totalmente, Cristian –

-Bueno. No sabes cuanto te deseo Anastasia. Pero antes de entregarte a mi necesito formalizar esto- Se levanta dejándome ver como su pene esta otra vez duro y firme. Busca entre su equipaje y saca una caja pequeña de terciopelo rojo. La abre y deja ver un hermoso anillo con diamantes en oro rosa.

-Quiero que seas mi novia. ¿Aceptas? – Me hace la pregunta que nunca imaginé que me hiciera un hombre.

-Si, sí. Cristian yo, yo te amo-

-Yo también te amo nena- Y me coloca el anillo en mi dedo. Y lo vuelvo a besar lo cual el me corresponde; las manos de Alex me recorren todo el cuerpo excitándome de nuevo.

- ¿Estas segura amor? Cuando entre en ti no habrá marcha atrás- Lo miro a los ojos para que no le quede dudas de mi respuesta.

-Si, si estoy segura. No sabes cuanto te deseo Cristian- Lo he deseado desde que lo vi por primera vez, pero no reconocía esas sensaciones, hasta ahora.

-Mira, es tu primera vez; me voy a sentar. Tú te acomodas sobre mí, con tus piernas a cada lado de las mías, iras bajando de apoco mientras tu cuerpo se amolda a mí, al principio dolerá un poco, pero ya después podrás moverte a tu gusto; puedes sostenerte de mis hombros, mientras yo te sostendré de tu cintura- Me explica como debo hacerlo la primera vez.

Asiento con la cabeza y me acomodo como me dijo, su grueso y gran pene apuntando en mi entrada que necesita tenerlo dentro de mí. Me toma de la cintura con una mano mientras la otra guía su miembro erecto en mi entrada, tengo la punta de su miembro dentro, estoy tan excitada, que cuando siento la otra mano de Cristian en mi costado, con todo mi peso me dejo caer en su regazo, causándome un dolor indescriptible.

-¡Dios! Como duele- mi cuerpo comienza a estremecerse.

-Nena te dije que bajaras despacio- Lágrimas emanan de mis ojos por el dolor. Estúpidamente creí que sería placentero.

-Creí que sería placentero. Y que me gustaría- digo sollozando.

-Shhhh, espera ya pasara el dolor. Soy muy grande Anastasia, si hubiera imaginado qué harías esto, lo hubiese hecho yo. Quédate quieta el dolor pasará, mientras tu cuerpo se amolda, pero estoy tan excitado al estar tan apretada que no se cuánto logre soportar tenerte así-

Mientras me distrae del dolor, Cristian masajea mis pechos, muerde uno de mis pezones, enviando descargas de placer a nuestra unión, lo cual funciona para quitar el dolor que sentía. Mi clítoris esta contra el vientre de Cristian, quien al moverse lo estimula causándome placer.

-Voy a moverme Cristian. Ya no me duele- Lo tranquilizo a la vez que comienzo a moverme.

-Nena, por más que quiera follarte rápido no quiero hacerte daño, ve despacio, tenemos todo el día- Eso me exista más.

Y así lo hago empiezo a mover mi pelvis contra la de Cristian, lo escucho suspirar, sus manos serpentean por mi cuerpo, yo me abrazo a él ya que no duraré mucho.

-Cristian, no puedo más -

-Hazlo nena, vente para mí- Y lo hago, pero sé que él no ha terminado no dejo de moverme quiero que se venga dentro de mí.

-Ana, no sigas no quiero venirme dentro de ti- Cristian trata de detenerme.

-Yo, yo si quiero, vente dentro de mí, amor. Te amo Cristian- Y parece que ese es su detonante. Ya que siento su liquido caliente y espeso llenarme por completo.

-Por Dios nena, sabes que puedo embarazarte en este momento. Tu madre me mataría, por embarazar a su bebe- El me besa por todas partes.

-¿Te molestaría si me embarazo?- Me partiría el corazón si dijera que sí. Yo me haría a un lado y desaparecería de su vida, Cristian tiene treinta años y yo veinticuatro. Tal vez por eso no se ha casado y no tiene niños. Seguro no le agradan. Me aparto de él sintiendo como su semen baja por mis piernas y me dirijo al baño para asearme. Sin dejarlo responder.

-Ana, espera- Mientras me ducho el ingresa a la ducha. De reojo miro su pene flácido embadurnado de sangre, es la prueba de mi virginidad perdida.

- ¿Qué quieres Cristian?- Pregunto molesta.

-Nena, siempre piensas tan rápido que nunca das tiempo de asimilar las cosas, antes de responderte. Nada en este mundo me encantaría más que me dieras un bebe. No tengo ninguno porque quiero tenerlos con la mujer correcta. Es tu primera vez, quiero que descubras poco a poco tu sexualidad, conmigo en pareja. Quiero disfrutar de ti y que disfrutes de mí, un niño en este momento, si lo miramos como adultos no estamos preparados para esto. Primero quiero que tú madre asimile que eres toda una mujer, que puedes tomar tus propias decisiones y que ahora somos pareja le guste o no- Me beso detrás de la oreja mientras asimilaba sus palabras, tenía razón, habría que darle la noticia a ella.

-Hazme tuya nuevamente- Lo quería dentro de mí con desespero, no me cansaría de desearlo.

-Pon las palmas de las manos en la pared- Me ordeno y lo hice. A continuación, abrió mis piernas. Cerré los ojos nunca nadie me prepararía para lo que sentiría a continuación.

-Nena, estas tan apretada que no creo durar mucho, mi amigo esta tan cómodo en tu abertura que no quiere salir de ti- Sus palabras me excitaban tanto que no podía procesar nada coherente.

-Cristian, por favor. Duele, pero no te detengas- Le suplico.

-Nena, despacio- Me agarro la cintura para evitar que me moviera, Cristian es tan grande en comparación conmigo que su fuerza me inmovilizó. Me estaba volviendo loca, quería mi liberación, pero él me torturaba.

-Quiero venirme Cristian, no puedo más- Casi le suplico.

-Vente para mi nena- Lo hice sintiendo mi alma abandonar mi cuerpo, me dejé caer, pero él me sostuvo y me tomó entre sus brazos.

-Tengo, sueño Cristian- Mis ojos están pesados.

-Descansa, yo te cuido. Pero no hemos terminado- Me susurra al oído.

-Bien dormiré un rato- Le confirmo bostezando.

Dormí una hora, para ser despertada por Cristian. Tuvimos tres rondas más de sexo; fue genial, me alegraba de haber esperado y que fuera a él a quien le diera mi virginidad, no se cansaba de decirme cuanto me amaba y yo tampoco.

Eran las tres de la tarde cuando decidimos salir; Cristian me llevo a una farmacia y me compró la píldora del día después y me la tome de inmediato. Mi teléfono sonaba incesantemente en mi bolso, pero lo ignoré.

-Nena sé que el tema es escabroso, pero quiero que uses un método anticonceptivo, ¿Cuál quieres usar? – No había pensado en ello.

-No tengo la menor idea cariño- Respondí ese tema no era mi fuerte.

-Llamaré a mi asistente de la empresa aquí en Londres- Perfecto, mientras comíamos algo en un Bristo cerca de Westminster, vi pasar la limosina de mi madre traté de ocultarme para que no me viera, no estaba preparada para hablarle de Cristian y de mí. Al terminar la comida su secretaria nos llamó informándonos que tenía una cita en media hora con la mejor ginecóloga de Londres. No me sorprendió.

Una hora después tenía un implante intradérmico que me duraría seis meses, fue genial ya que no tendría que ocultar las píldoras, pero tendría que inventar algo creíble con respecto al pequeño apósito que indicaba donde estaba mi implante.

Al ser las seis de la tarde, era la hora de enfrentarnos a mi madre, la amo más que a Cristian, sin embargo, ella tiene que entender que esto pasaría tarde que temprano y eso no debería alterar nuestra relación madre e hija. Estaría molesta conmigo porque no he querido atender sus llamadas en todo el día, pero sabía que me llenaría de preguntas que no quería contestar de momento. Estábamos en la reja de entrada a la mansión que es mi hogar. Le ordene a la seguridad abrir el portón suspire profundo.

-Al fin en casa- Dije con los ojos de Cristian clavados en mí, estaba preocupado en las amenazas hechas por mi madre y lo besé.

-Mamá lo entenderá- Y entramos a la casa.

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