Capítulo 13

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Anastasia POV

Lograr que mamá aceptara que Cristian se quedara con nosotros, fue mi mayor logro; así podría tenerlo en mi cama hasta su regreso a Estados Unidos. Con él descubrí lo maravilloso que es el sexo y me alegro de que haya sido con él; porque lo amo. Hoy hemos simulado que cada uno valla a su habitación a dormir temprano ya que mañana será un día muy ajetreado, ya que Cristian quiere mandar un mensaje a todos los hombres de Londres que pretendan tener intensiones conmigo, por lo que asistiré con él a un desayuno de negocios, luego a un almuerzo con mi madre al club y en la noche a un baile que está ofreciendo el duque de Sussex y al cual nosotros no podemos dejar de asistir al ser mi madre la duquesa de York; obviamente Cristian irá como mi novio.

-Ana- La voz de mi amado se oye al otro lado de la puerta.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué no me abrías? El personal nos podría oír y en el peor de los casos tu madre. Lo dejo claro no me quiere en tu cuarto- Me regaña y yo me muerdo el labio, por lo excitada que estoy.

- Lo siento. Quiero... ¿Cómo lo dices? Mmmm. Me folles y duro- Me sonroje a más no poder por mi solicitud lujuriosa.

-Nena no sabes lo que pides- El me mira de pies a cabeza, sólo llevo un camisón sobre mi cuerpo.

-Es tempano y tenemos toda la noche para ello- Le confirmo.

-Eres un pequeño monstro lujurioso- Me sonríe.

- ¿Y a quien le debo eso? - Me cuelgo de su cuello para besar sus labios.

-Por supuesto que a mí. Eres solo mía Anastasia Miles-

-Si lo soy. Ahora desnúdame y fóllame- Le hablé al oído.

Cristian no perdió tiempo y nos desnudamos en un abrir y cerrar de ojos. Me acostó en la cama con cuidado.

-Te voy a probar- Esa era su rutina al empezar nuestras sesiones de sexo.

-Lo que quieras, ¡Pero hazlo ya! - Le exigí.

-Silencio, nena o nos oirán- Mis gemidos se hicieron muy sonoros por lo que Cristian me hizo callar.

Cristian puso su húmeda boca, en mi sexo y fue ahí cuando mi cordura se fue de paseo y dejo a mi lujuria encargada de mi cuerpo, Cristian aparte de ser mucho más grande que yo en tamaño, tenía un pene muy grande, al parecer, mi cuerpo lo anhelaba todos los días y a todas horas, pero su lengua era mágica, fue la primera en enseñarme que era un orgasmo. Acaricie su suave cabello, mientras estaba sumergido entre mis piernas, por momentos dejaba su faena para mirarme, lo cual me excitaba más.

-No pares- Le rogué mientras levantaba su cabeza para mirarme.

-No tengo intensiones de hacerlo. Sólo quería verte- Me sonrío.

-Pues no pares- Por lo que sumergí su rostro nuevamente entre mis extremidades inferiores.

-Así, ¡Dios! No pares- Mis caderas cobraron vida propia, luego sentí cuando Cristian invadió mi sexo con sus dedos.

-Mmmmm, sí. Así- Rogué por más.

-Dámelo, nena- Cristian mordió suavemente mi clítoris y estallé en su boca, miré hacia mi sexo y Cristian sonreía de satisfacción y disfrutaba mis fluidos. Mi sexo palpitaba por más, quería el pene de Cristian dentro de mí y lo quería ya.

-Te quiero dentro de mi Grey- Le pedí sin vergüenza alguna.

-Si, me tendrás nena. Pero quiero que seas mía por todos lados y en todos los sentidos - No sabía a lo que se refería.

- ¿A qué te refieres? - Pregunté.

-Este de aquí es virgen todavía y hoy lo quiero tomar- Cristian toco mi ano para indicarme que era lo quería poseer de mi cuerpo.

- ¿Pero, pero me dolerá? - Le pregunté con miedo.

-Como todo al principio amor. Prometo que iré despacio y no será todo, por hoy solo será una parte de mí; mientras te acostumbras. Te lo juro. Es más, si te duele demasiado pararé y lo haremos como siempre- Probar el sexo en todo sentido me excitaba en demasía.

-Está bien- Dije, confiaba tanto en él que acepte, ¿Qué tan malo sería? Cristian, se puso un condón, me puso un poco de aceite del que uso en mi cuerpo. Luego me acomodó boca abajo, poniendo bajo mi vientre una almohada, levantando mi trasero, dejándolo expuesto para él. Sentí el aceite resbalar por mis mejillas a mis muslos.

-Empezaré a entrar en ti de apoco. Sentirás un poco de dolor al principio, te prometo ser delicado. Lo último que quiero es hacerte daño, nena- Asentí con la cabeza.

-Está bien- Dije.

Luego sentí su glande en mi trasero. Cristian empezó a empujar poco a poco, sentí dolor, pero era soportable.

- ¿Te duele, nena? Si no soportas el dolor, solamente dímelo y pararé- Adoraba que se preocupara por mí.

-Me duele un poco, pero creo que esto es de acostumbrarse. Sigue- Cristian siguió adentrándose en mí. Conforme avanzaba mi cuerpo se iba acostumbrado a la intrusión de su miembro, me beso en el hombro.

-Te amo, mi niña valiente- Me dijo y yo me derretía por él.

-Yo también te amo- Y eso me lleno más de felicidad, que me amara.

-Porque de una sola vez he entrado en ti. Cuando te deje de doler me avisas, para empezar a moverme- Cada acción me informaba para tranquilizarme.

-Está bien- Le dije, minutos después, el dolor había desaparecido; Cristian volvió a preguntar.

- ¿Te sigue doliendo? -Preguntó con preocupación.

-No ya no me duele, pero ve con calma- Lo inste a seguir.

-Así lo haré nena. Se trata de que lo gocemos juntos, amor-

Cada vez que me decía amor, me hacía sentir más feliz. Cristian empezó a moverse lentamente, segundos después supe porque quería tener sexo de esta manera. El placer es exquisito, no como el vaginal, pero es muy excitante.

Indudablemente había encontrado mi puto G en esta área porque me estaba volviendo loca, mi cuerpo buscaba sus caderas en cada embestida.

-Tranquila nena-

- ¡Oh, si! Más, más quiero más amor- Cristian bajo su mano derecha a mi clítoris y empezó a hacer círculos sobre él, aumentando el placer que me brindaba. Un hormigueo en mi vientre me anunciaba el inicio de mi orgasmo. Cristian me dio una nalgada lo que me provocó más placer y con ello mi tan ansiado orgasmo.

- ¡Si! - Dije sin importar que me escucharan en toda la mansión.

-La nalgada era para que hicieras silencio, pero creo que eso aumento tu libido. Todos deben haberte escuchado- Sonrío mi amor.

-No me importa amor. Eres a quien amo. Eso es lo que importa. Con respecto a mamá, me arreglaré con ella. Si dice algo, estamos en el siglo veintiuno, no en la edad media- Lo dije para que se tranquilizara, mi madre nunca me diría nada.

-Ella me va a odiar- Espetó Cristian.

-Eso no pasará, ahora quiero otra ronda. ¿Quieres? – Le sonreí, mientras salía de mí.

-Nunca tengo suficiente de usted señorita Miles-

Ya que él me había tomado mi trasero, me tocaba a mi decidir como lo haríamos en esta ronda por lo que lo empuje dejándolo boca arriba, su masculinidad estaba tan dura y gruesa que no dude en ponerme sobre él y montarme sobre su glorioso pene, no soy muy experta en eso, pero parece que mi cuerpo sabe lo que quiere por lo que empecé a moverme rítmicamente tomando cada centímetro de él y sincronizado nuestros cuerpos.

-Despacio nena, que tenemos toda la noche- Repitió.

Como no me detenía porque mi cuerpo cobro vida propia, Cristian tomo mis caderas y empezó a marcar el ritmo de mis movimientos, sincronizando con sus embestidas, hasta que nuestros orgasmos se formaron haciendo nos explotar, en un intenso mar de sensaciones, agitada me dejé caer en su pecho y exhausta me dormí con su miembro dentro de mi sobre su pecho.

En medio de la madrugada desperté en la posición en que me había quedado dormida, ya no tenía el miembro de Cristian dentro de mí. Me acomodé a su lado, puse una pierna sobre las de él y mi cabeza sobre su pecho y me volví a dormir, pero antes nos cubrí con el edredón, no sea que mi madre entre y vea a mi novio desnudo.

Por la mañana nos levantamos justo a tiempo para tomar una ducha juntos y prepararnos para el desayuno de negocios de Cristian; por suerte no nos topamos con mamá, Camila o el personal del servicio, por lo que salimos muy discretamente sin tener que dar explicaciones.

....

Cristian me presento ante sus posibles socios como su novia, sin embargo, uno de ellos me daba escalofríos, el tal Jack Hyde, tenía una mirado oscura e intimidante a cada cierto tiempo me miraba discretamente, pero Cristian lo notó.

-Señor Hyde mi familia ha hecho negocios con su padre, pero creo que es de muy mal gusto de la manera que mira a mi novia- Di gracias al cielo que Cristian se dio cuenta y el hombre dejo de verme. Algo de él no me agrada, pero el saber que ambas familias se conocen, no le quise comentar nada a Cristian.

El interés que tenía Cristian de que lo  acompañara a este desayuno, en aparte es para hacerle saber a sus socios que somos pareja y aparatarn la vista de mi.

Luego es hacer negocios con ellos, pero le di gracias al cielo que el área de Hyde es las telecomunicaciones y la nuestra la industrial que no me intereso hablar con él de negocios.

Después del desayuno volvimos a casa por nuestras ropas casuales y trajes de baño, mamá estaba tomando su té de media mañana en el salón principal con Camila cuando entramos a la casa.

-Chicos, regresaron- Saludó mamá.

-Buen día, mamá- Saludé a mamá con un beso en la mejilla, mientras Cristian la saludaba.

-Buen día Olivia- Mamá no contestó.

-Chicos tomen asiento-

-Mamá recién desayunamos- Dije tomando la mano de Cristian para ir a nuestros cuartos.

-Anastasia, siéntate y Cristian tú también- Los dos sincronizadamente nos sentamos y yo le tomé las manos a Cristian porque solo así tendría fuerzas para escuchar lo que se venía a continuación, era evidente que nos había escuchado.

-Ana, siempre has sido respetuosa de las reglas de esta casa, hasta noche. Lo que sucedió no podría evitarlo. Más les sugiero que para el futuro sean más recatados. Por esta ves contendremos a la servidumbre de hacer comentarios, pero eso no siempre podrá suceder. Y tú Cristian eres un invitado de esta familia, como mínimo merezco respeto. Y por último espero que se estén cuidando, no quiero ser abuela todavía- Nos regaño mi madre como si fuésemos niños.

-Lo siento Olivia, no era mi intención faltarle el respeto- Se disculpo Cristian.

-Madre, perdón- Yo hice lo propio.

-Se que son jóvenes y en estos tiempos la vida es muy liberal, pero Ana sabes que heredarás mi título, por ello es por lo que debes mantener una imagen ante la sociedad- Me aleccionó mi madre.

-Lo sé, madre-

Una hora después estábamos en el club, mamá saludaba a sus conocidos al tiempo que presentaba a Cristian como mi novio. Eso llamó la atención de la mayoría de ellos, porque nuca creyeron que alguien en Inglaterra se fijará en la hija adoptiva de la duquesa de York, lo que esta gente superficial no sabía era que Cristian es norteamericano y eso a él no le importa.

Mientras mamá tomaba el té con sus amigas Cristian y yo tomábamos el sol en la piscina, cuando alguien nos interrumpió.

-Cristian, que sorpresa encontrarte aquí- Ambos nos volteamos de dónde venía la voz.

-Susana. Que sorpresa. No creí que admitieran personas como tu- La forma en que Cristian le hablo a la mujer rubia me sorprendió.

-Siempre tan educado. Debes ser socio para que te admitieran- Espetó la mujer.

-No, no lo soy. Pero mi novia si lo es- Con esas palabras Cristian le informó de nuestro estatus.

- ¡¿Cómo? ¿Tie...tienes novia? - La miré con una sonrisa de triunfo.

-An...- Cristian no me dejó terminar.

-No, nena no vale la pena. Adiós Susana- Cristian me tomo en brazos y nos tiramos en la piscina dejando a la rubia con la palabra en la boca.

Al salir, pasé mis brazos alrededor del cuello de mí novio y lo besé- No obstante, inmediatamente me arrepentí cuando la luz de un flash captó mi atención.

-Mañana estaremos en todos los medios de chismes- Dije apenada.

-Eso era lo que queríamos, ¿No? Hacerlo público- Acotó Cristian.

-Bueno si, igualmente tendré que llamar a mi jefe de medios para que los controle el lunes. Ahora me estarán acosando en la empresa, la casa y mi apartamento.

Luego de llamar a nuestro jefe de prensa para que apagara el fuego que vendría mamá, Cristian y yo disfrutamos del resto de la tarde, hasta que fue la hora de irnos a preparar para el baile en la mansión del duque de Sussex.

En el baile mi madre presento a Cristian como su socio y no como mi novio, sin embargo, nuestra cercanía era más que evidente, que Cristian no permitió que ningún hombre se me acercara.

Los días pasaron hasta que llegó el día de la partida de Cristian, la noche anterior a este día fue maravillosa. Fue una sesión de sexo apasionado, duró toda la noche, ya que no sabíamos cuando nos volveríamos a ver, no sería por mucho tiempo Cristian prometió que, si yo no podría ir a Estado Unidos, él buscaría la oportunidad para venir a Londres.

Pero yo buscaría la manera de ir a su encuentro si él no podría.

Susana POV

Encontrarme a Cristian en ese club fue una sorpresa, pero lo que más odié es que lo encontré con una mujer, que para mi sorpresa era la hija de la duquesa de York. Jamás podría competir en contra de ella, no solo por su título, sino porque lo vi por primera vez enamorado. Eso me enfureció aún más.

Al día siguiente en los diferentes medios de chimes de Londres no dejaban de hablar de las muestras amorosas entre ambos e inclusive de planes de boda.

Pero eso no iba a suceder, desde hace tiempo me juré a mí misma que Cristian Trevelyan Grey, sería mío y una chica simplona como ella no me iba a quitar mi objetivo. La fortuna de Cristian algún día estaría a mi disposición.

Pero días después estando en un restaurante me encontré con la persona que me ayudaría a quitarme esa piedra del camino.

-Señorita Sanders, Jack Hyde-

- ¿Usted es el que quitará cierto estorbo de mi camino? – Pregunté ansiosa.

-Si, señorita Sanders-

-Bueno, ¿Por qué usted me quiere ayudar? Si no lo conozco- Era extraño nunca lo había visto, por lo que me generaba desconfianza.

-Bueno le contaré-

El hombre me contó una historia de la tal Anastasia, que solo él se cree, pero como me dijo que me ayudaría sin ningún costo y sin ensuciarnos las manos, acepté.

De regreso a Estados Unidos, traté de visitar a Cristian, pero el muy infeliz, no me permitió ingresara a su empresa. Bueno me conoce muy bien y eso me enfureció más de lo que ya estaba, pero juré que me las cobraría juntas.

Con la ayuda de Jack sobornamos a un encargado de limpieza para que me enviara una copia de la agenda de Cristian y así poder estar donde él asistiera, tenía que hacer que los medios de chimes nos vieran juntos y así hacerlos romper su relación, dejándome el camino libre, hable con Grace para que intercediera, se negó en rotundo no quiere interferir en la vida de sus hijos.

Después de dos semanas sin quererlo, lo encontré solo en una cafetería, por lo que aproveché el momento y llamé a un amigo paparazi para que nos fotografiará.

- ¡Cristina que casualidad encontrarte! - Le hable sin convicción.

-Pues no lo creo ya que te has aparecido en todos los lugares públicos donde me he reunido con socios y posibles socios. No sé cómo lo haces, pero si descubro la fuente que te ha informado en donde estaré, perderá su trabajo y tu una demanda por acoso-

- ¡Huy! Como has cambiado por esa chica tan simplona- Me burlé de ella.

-Deja de hablar de ella. No se merece que tu boca pronuncie su nombre. Ella es la mujer más pura de este mundo-

-De verdad como has cambiado- Traté de agarrar su mano, pero el muy ágil la quitó y la posó sobre su cuello.

Por más que trate de ponernos en una situación incómoda, no se pudo ya que su estúpido guardaespaldas apareció y me saco de la cafetería.

- ¡Me las cobraré, Cristian! -

Y lo haría.

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