68: ¿Siempre sera así?

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7 años después

"Fin" escribí la última palabra de la novela que estaba escribiendo en los últimos meses. Estaba echada en el sofá con el ordenador en mi barriga. En mi gran barriga.

—Chiquitita, aquí estás —Miré hacia el arco de la entrada, una radiante mujer de más de 40 años me observaba con unas gafas de sol y una sonrisa de oreja a oreja—. Mira esa barriga —corrió y acarició mi vientre—¿Cómo está mi terroncito?

—Yo bien, gracias.

—Hablo de mi nieto o nieta.

Besó mi vientre y chilló llena de emoción.

—¡Tiró una patada!

—Lo ha sacado de su padre —Acaricié mi vientre. Mi bebé daba pataditas, muchas patadas—. Sospecho de que será niña.

—¿Y tu marido?

—Quiere que sea niño, otra vez —Empecé a levantarme para sentarme, mamá me ayudó poniendo su mano en mi espalda—. Aunque sé que en el fondo quiere tener una princesita.

—Una niña, sería mi consentida. Una más a las chicas Rosón.

—Dijiste que no tendrías preferidos.

—Joder, cierto. Cierto.

—¿Joder? ¿Qui is joder mami?

La vocecita de mi primer hijo me aceleró el corazón. Lo vi entrando al salón junto a su peluche de un cochecito. Corrió a mis brazos y llenó de besos mi barriga.

Pensé que se le había olvidado cierta palabra que dijo mi madre, pero volvió a preguntar.

—¿Joder? ¿Quién dijo joder? Dije ir a jugar a la playa —Mi madre agarró a mi niño y lo abrazó para hacerle cosquillas—. Mat ¿Quieres ir a la playa a jugar?

—¡Shi! Llevaré mi balón, podemos llamar a papá.

—Está entrenando, mi amor —Mat hizo un puchero, era tan parecido a su padre que hasta miedo me daba—. Pero vendrá más tarde y podrás jugar con él, una competencia por un besito de mami ¿Vale?

—Vale.

Despeiné su cabello claro y volví a peinarlo. Y como mamá lo mencionó, fuimos a la playa. Llené a Mat de bloqueador solar y lo dejé jugar con su pelota, estaba a unos metros de donde me encontraba y no le quitaba los ojos de encima. Era mi bebé, mi niño dorado.

Estaba sentada en la arena, junto a mamá. Escuchábamos ABBA y hablamos de la vida. El tiempo no había pasado entre nosotras.

—¿Se irán de luna de miel otra vez?

—Estoy embarazada.

Aunque eso me daba más calentura por la noche y más al tener a mi marido a mi lado.

—Pero, cuando des a luz, esperas unos meses, te vas y dejas a mis nietos conmigo y Benja.

—Tú te quieres robar a mis bebés.

—No lo negaré. Es que me falta un pequeño conmigo. La casa es muy grande para solo dos personas.

—Les dije que podían quedarse conmigo o en el bungalow para más privacidad.

—No, mi casa es mágica.

—Dices lo mismo de la mía.

—No quiero ser de esas suegras pesadas que van interrumpiendo la nueva vida de su hija. Mi misión en Barcelona ya terminó. Además, ya ni estoy al pendiente de ti y me puedo dar una escapada por el mundo. A Benjamín le sentará de maravilla.

Me alegraba por ellos.

—Está bien ¿verdad? ¿Toma su medicamento?

—No deja de hacerlo, por nuestra familia. Por cierto ¿Crees que pueda tener un bebé? Tendrías un hermanito.

—¡Mamá! Mejor adopta un perro.

—Mejor me regalas a Mat y todos felices.

—Que graciosa.

—Es broma, pero si quieres no es broma.

—Payasa.

—Está payasa necesita un café.

Hice una mueca. —A la bebé no le gusta el café. Me da náuseas.

—Es una traidora.

Reí por lo bajo y me enfoqué en ver a mi niño. Había dejado la pelota para jugar con un cochecito rojo. Los rayos del sol dejaban ver lo claro y hermosos que eran sus ojos color cielo. Sonreí orgullosa de que después de todo, era feliz.

Tanto le pasó a mi vida y al final tuve lo que tanto quería, mis sueños. Saqué 5 libros en físico, próximamente seis, cree mi propia editorial, estaba en negociaciones para una adaptación en la pantalla grande y otra en una serie, mi vida profesional estaba en lo alto y seguía creciendo; por otro lado, en mi vida personal todo estaba bien. Cumpliría un año de casada, encontré el amor en un hombre maravilloso. Mi vida estaba bien.

Pero ¿Era la realidad o solo mi fantasía?

De un momento para otro Mat dejó de estar en mi radar, desapareció de la nada.

—¿Dónde está Mat? ¿Dónde está mi bebé?

Me puse de pie, alarmada.

Mamá me agarró de la mano y me miró lo más comprensible.

—Iré a nadar —aviso y sonrió, una sonrisa que me partió el alma.

—¿Dónde está Mat?

—No te preocupes, chiquitita —Acarició mi mejilla—. Él está conmigo, yo lo cuidaré. Lo prometo.

Besó mi mejilla y sonrió.

—Eres una grandiosa mujer, serás una grandiosa mamá. Te amo.

Sentí un nudo en la garganta al dejar de sentir su tacto en mi mejilla.

La mujer al frente de mi cambio a una apariencia más joven, una chica de 17 años. Era ella. Mi madre.

Empezó a alejarse.

—¿A dónde vas?

—¡A cuidarte!

—¡Mamá espera! —Empecé a seguirla, pero la distancia se volvió eterna.

Estaba tan cerca y tan lejos a la vez.

—¡Recuerda eres la reina de baile!

—¡Mamá!

—¡Sé feliz, mi chiquitita!

Se alejaba más y no podía alcanzarla.

—¡Mamá no te vayas! ¡Por favor! ¡Mamá!

Mis pies tocaron el mar y volví a sentirme como una niña de 17 años, ahogada en un océano y cayendo en un vacío.

5 de octubre, 2022

—Valeria, despierta —Unos brazos me sacudieron, abrí los ojos y los orbes marrones de Pablo me acogieron.

Me sentía sudada con mi rostro lleno de lágrimas. Mi respiración era agitada, el pecho me apretaba y mis manos empezaron a temblar. Otro ataque. Como pude me senté y apoyé mi espalda en la cabecera, mis rodillas estaban tocando mi pecho. Me abracé a mi misma y me escondí en mi mundo.

Era un sueño. Un sueño feliz que me destrozó.

Los dedos de Pablo levantaron mi mentón, me sentí envuelta en un abrazo al verlo a los ojos.

—Respira conmigo ¿Vale?

Sus manos sujetaron las mías, lo agarré con fuerza.

Inhala, exhala.

Pablo contó hasta 10. De una manera lenta que relajo mi respiración.

El tiempo pasó a segundo plano, era una eternidad y yo solo quería abrazarme a mi misma, llorar y estar todo el día en cama. La sensación de ahogo desapareció, pero las lágrimas seguían. Recordaba el sueño, era tan real. Mamá seguía conmigo, era feliz.

Pablo me abrazó.

—Lo has hecho bien, Val —Besó la coronilla de mi cabeza.

No era necesario hablar para que Pablo entendiera lo que me estaba pasando, solo él lo notaba y sin decir nada, me abrazó. Una forma silenciosa de decir "Tú eres importante para mí" era un fuerte abrazo. Él me daba ese tipo de abrazos.

Lloré aferrándome a su abrazo, un abrazo que no me dio hace un año.

Hace un año mamá murió. Hace un año una parte de mí se fue con ella.

No he vuelto a ser la misma.

Finjo estar bien, pero siempre regresaba al mismo punto de tristeza.

Un año. Tan rápido pasaba el tiempo. Un año y la seguía extrañando. Me preguntaba si el resto de mi vida sería así, si siempre lloraría al recordarla.

Al estar calmada por fin hablé:

—¿Qué se supone que haga? —le pregunté en un susurró—¿Una misa? Mamá no era tan religiosa.

—Vamos a llevarle flores —susurró, me hablaba tan despacio como si me fuera a romper—Y café.

Esta vez sí tuve su apoyo, sus brazos si me sujetaron al llorar. Fuimos al cementerio. Dejamos unas bellas rosas rojas, eran sus preferidas; decía que las amaba porque se veían tan bellas, frágiles, cuando en realidad eran unas perras con sus espinas.

Pablo me dio un espacio a solas. Me quedé sentada, viendo su nombre en la lápida.

—Dime que es una pesadilla —susurré y luego le pregunté—¿Estás por Grecia?

Nunca fuimos a ese viaje que tanto soñamos.

Llegó un punto en donde las lágrimas ya no salían. Se acumulaban en mis ojos, viendo una y otra vez el nombre de mi madre. Pablo volvió a preocuparse por mí, vio que estaba bien y tuvo las intenciones de volver a darme espacio, se lo impedí, llamándolo. Se sentó a mi lado y apoyé mi cabeza en su hombro. Mi mano izquierda y su mano derecha se tomaron, nuestros dedos encajaban y los anillos que ambos llevábamos rozaban. Por alguna razón combinaban.

—Pablo y yo nos vamos a casar… en unos años.

—La convenceré de que sea el año que viene. Prometo hacerla feliz —Besó mi coronilla, tenerlo a mi lado me daba seguridad.


















💌💌💌

















La constructora de mi familia había organizado un almuerzo en honor a mamá. No me apetecía ir, pero fui. Llevé a Pablo conmigo, era la primera vez que asistíamos a un evento juntos, es por eso que le pedí a Carlos que el evento sea privado, nada de prensa.

Como era de suponerse, recibí muchos abrazos y saludos con pena. También hubo personas que se me acercaron por interés, si bien era cierto que yo no tomaba importantes decisiones en la empresa, lo hacía Carlos por mí, aun así se me acercaban para poder persuadirme y que yo convenciera a Carlos de aceptar un proyecto o asociación.

—Me pondré celoso de que muchos hombres se te acercan.

—Pablo, literalmente podrían ser mis abuelos.

—La mayoría, pero hay unos que tienen 20.

—Y son sexys.

—Sexy soy yo.

—No los conozco. Además solo se acercan porque quieren algo.

Las personas podían hacer cualquier cosa por interés.

Por el rabillo de mi ojo visualicé a Manú, se acercaba tan arrogante y cretino.

—Pablo, puedes ir por algo de beber —le pedí a mi novio, con las intenciones de que no viera a mi ex. Evitaría un problema y me desharía de él antes de que Pablo regresara.

—Así que lo alejas para más privacidad.

—No estoy para tus jueguitos.

—No he venido a ello.

—Di lo que tienes que hacer y vete.

—Que amable.

Rodé los ojos y le di una mirada seria.

No me importaba en absoluto lo que tenía que decirme.

—Ten —Me dio una sospechosa bolsa.

—¿Qué es?

Sonrió de oreja a oreja.

—Polvos mágicos, te ves muy mal. Inhalas un poco y olvidarás todo.

Para evitar un escándalo y el hecho de que vi a Pablo acercarse, guardé lo que me dio en mi bolsa. Y lo eché de mi vista luego de que me lanzará un asqueroso beso volado.

—¿Te ha dicho algo?

—Nada.

Nada.

El almuerzo fue incómodo, confieso de que tenía miedo de que Benjamín apareciera. No lo hizo y supuse que estaba tirado en un bar.

No me quedaría mucho tiempo y apenas tuve la oportunidad me escapé con Pablo, no sin antes despedirme de Carlos, él sí era un buen hombre y agradecía todo lo que estaba haciendo por mí. Mamá tomó una buena decisión en tenerlo como abogado.

Por desgracia, Manú era su hijo y me tocaba verlo. Tuve que despedirme de él, sería un simple "hola" él aprovechó para dejar dos besos en mi mejilla y susurrarme en mi oído.

—Tú no eras así. Eras más divertida.

Me alejé.

—¿Qué te dijo? —quiso saber Pablo.

—Nada.

—Sé que estás mintiendo ¿que te dijo?

—Nada que sea importante.

















💌💌💌

















El día aún no acababa y Pablo me convenció de ver Mamma mia. Acepté por la mera razón de que mamá hubiera querido lo mismo y no estar llorando en la habitación.

Pablo me invitó a su casa, también invitó a Carla, a Bruno y a Raúl. Sí a Raúl, por mí hizo el esfuerzo de invitarlo, aunque no se salvaba de darle una cara de culo cada vez que lo veía. También llegó Pedri y noté cierta incomodidad entre ciertas personas.

Se controlaron por mí.

Y yo no pude controlarme cuando la película inició. No iba ni la mitad de la cinta, cuando me puse de pie y fui a tomar aire al jardín. Era imposible ver Mamma mia, escuchar la música y no poder evitar pensar en mamá. Mi mente se llenaba de recuerdos y el nudo en la garganta me asfixiaba.

Tomé asiento en el césped y miré el cielo. Ya estaba oscuro y algunas centellas brillaban en lo alto.

Estuve un buen tiempo a solas, me sentía cansada de llorar, cansada de sentirme así, quisiera dejar de preocuparme y olvidarme de todo.

Olvidarme de todo.

"Inhalas un poco y olvidarás todo"

Inconsciente ya me encontraba buscando lo que me dio Manú. Lo encontré y lo sostuve entre mis dedos, viendo aquel polvo blanco.

—¿Qué es eso?

La bolsa fue arrebatada de entre mis dedos.

Me puse de pie y busqué una creíble excusa.

—No es lo que crees.

—¿Es una especie de droga?

—No…

Era demasiado mentir ¿Qué le diría? ¿Es talco?

—Lo es…

—Joder, Val —Apretó la bolsa.

—No la iba a consumir.

—Pero lo pensaste, joder —No lo negué —¿Quién te lo ha dado?

Sí se lo decía, el lío que se iba a armar.

—No te lo diré.

—Es el mismo que te daba los porros ¿Verdad?

No esperó mi respuesta, dobló sus talones y entró a la casa. Lo perseguí y me alarmé. Pablo era un chico muy agresivo cuando se metían con uno de los suyos, podía llegar a ser un amor de persona, pero también una bomba que explotaba cuando lo provocaban.

Pablo fue a por una persona y al encontrarlo lo agarró del cuello de su camiseta.

—¡Deja de darle porquerías a Valeria! —Los brazos de Pablo estaban tensos, se le marcaban las venas.

La cara de Bruno era de terror.

—Eh ¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño —Bruno le sacaba una cabeza a Pablo?— Me corrijo, ¿Por qué no te metes con alguien de tu misma masa muscular?

—Pablo, suéltalo. Joder —Golpeé su brazo—. Él no tiene nada que ver. Me lo ha dado alguien más. Puedes soltarlo. 

Aflojo el agarré, lo suficiente para que Bruno se zafará.

—Lo siento, tío —Se disculpó Pablo—Pensé que…

—No has pensado en nada —Le corté y miré a Bruno—¿Estás bien? —pregunté preocupada.

—Necesito un poco de agua de azar —dramatizó y miró a Pablo—. Y tu un puto psicólogo.

—¿Por qué no nos relajamos un poco? Todos somos amigos ¿verdad? —Carla habló desde el sofá.

—¿Amigos? —Pedri río por lo bajo.

—Me corrijo, soy amiga de todos menos de ti, capullo.

La incomodidad volvió. Y la noche de películas acabó.

Cada uno de mis amigos se despidió, primero fue Carla, su chófer vino por ella. Luego Bruno y me entregó algo, no era para mí. El siguiente en irse fue Raúl, me abrazo un abrazo muy fuerte, los celos de Pablo fueron dignos en su rostro, su cara de culo necesitaba ser fotografiada.

—¿Quedamos luego?

—Obvio —le devolví el abrazo y me susurró algo al oído. También me entregó una cosa, la cual tampoco era para mí.

Pedri también se despidió y también me dio un obsequio. Pero tampoco era para mí. Confieso que quise tirar lo que me dio Pedri a la basura, pero era mejor no meterme.

—Esto me ha traído un déjà vu.

Le dediqué una sonrisa cerrada ¿Qué pensaba que sus actos no serían regañados? Entendía que lo hacía por defenderme, pero no podía actuar de esa manera, no sin detenerse a pensar en las posibles consecuencias.

Saqué mi móvil de mi bolso y llamé un Uber.

—¿Qué haces?

—Pidiendo un taxi.

—Pensé que te quedarías.

—Prefiero…

—¿Estás enojada? Joder, actúe sin pensar, lo siento.

—¿Y si le hubieses dado un mal golpe? Las cosas no se solucionan a golpes, odio la violencia.

La violencia me hace recordar lo que quería olvidar.

—Entiendo que seas así muy fosforito en la cancha, pero no puedes ir repartiendo hostias por la vida.

—No te enojes —Su voz sonaba igual a la de un niño pequeño.

—Solo… olvídalo.

No me gustaba eso de él.

Pase mis brazos por su torso y lo abracé.

—No te metas en peleas.

—Trataré de no hacerlo —Besó mi frente y su mirada arrepentida cambió a una seria—. Por cierto, la señorita no me ha dicho por qué tenía esa droga en sus manos.

—Solo la estaba viendo.

Y probablemente hubiese consumido si Pablo no llegaba. Mierda.

—¿Quién te la dio?

—Sí te lo digo, te pondrás como una cabrá loca.

—Ese hijo de puta.

Ya sabía quién era.

Lo agarré de la mano y lo calmé. Evitaba que cometiera otra locura.

Quedamos solos en su casa y nos acostamos en el sofá. Continuamos viendo la película, aún sentía esas ganas de llorar, mi consuelo fue abrazar muy fuerte a Pablo.

La segunda película ya iba terminando, mis ojos se cerraban y adormilada murmuré.

—Cuando nos casemos… Nuestra luna de miel será en Grecia ¿Vale?

—Todo lo que quiera, mi futura esposa.























💌💌💌


















Me desperté en la madrugada, Pablo estaba acurrucado a mí. Ambos en el sofá, encanjando como piezas de rompecabezas.

Besé su mejilla y con el máximo cuidado me escapé de sus cálidos brazos. Una escasa luz de la lámpara me dejaba ver a mi alrededor. Encontré mi celular y también mi bolso, del cual saqué mi diario y un bolígrafo.

Fui al jardín y me senté en una de las tumbonas. Miré una centella.

Empecé a escribir.

Una carta para ella…

Ha pasado un año y aún no logro aceptar que te has ido. Cada día espero tu mensaje preguntando si ya llegó a casa, todas las noches espero cenar contigo, espero charlar y reírnos. El café por la mañana sabe distinto, los lunes se han vuelto aburridos y la música de ABBA ya no se siente igual.

Fui afortunada al tenerte, al poder siempre decirte que te amaba, al poder bailar y sentirnos como las reinas del baile. Dijiste que yo era la que me estaba escapando de entre tus dedos, cuando en realidad fuiste tú la que te fuiste.

Te escribiría tanto diciendo lo mucho que te extraño, pero no me alcanzaría el papel ni la tinta para todo lo que tengo que decirte.

Intentaré ser lo más breve posible.

Desde que te fuiste, una parte de mí también murió. No he vuelto a ser la misma, aunque lo intente, aunque sonría, siempre habrá una parte vacía en mí. Creo que nunca podré llenar.

Dijiste que querías verme vestida de blanco el día de mi boda, lamento que no se haya podido cumplir. Prometo dejar un asiento vacío para ti, sé que aunque no pueda verte tú estarás ese día, mirándome con los ojos brillosos.

También dijiste que cuidarías a tus nietos, los cuidarás desde el cielo, serás su ángel guardián. Aún no tengo hijos, quizá en unos años los tenga y prometo que mi primera niña se llamará "Mar" en honor a ti.

Lo que me ha pasado a mí… de seguro ya lo sabes, pero de igual forma te lo contaré. Perdí amigos, no gane el campeonato de voley, me gradué y no con las mejores notas, hice nuevos amigos, empecé a trabajar, aprendí a barrer, de lo que va del año voy leyendo 201 libros (la mayoría Pablo me los ha regalado) he dejado la casa, Benjamín sigue por ahí, por un tiempo estuve viviendo con Carla (ella se ha enamorado), la familia de Pablo tiene una habitación para mí en su casa de Barcelona y los palacios Villafranca (Ellos me hacen sentir en un hogar) volví a verme con papá terminé las cosas con él, no he podido viajar a Grecia, pero he viajado, a decir verdad he viajado mucho dentro del país y fuera, he conocido Miami, San Francisco, Las Vegas (Pablo y yo nos comprometimos, te contaría todo con detalle, pero es algo privado… sabes a lo que me refiero), también he ido a Milán, no conocí mucho porque estuve los días del partido de Pablo, pero lo poco que conocí fue asombroso. En noviembre iremos a Qatar ¡Jugará su primer mundial! Volviendo a mí, me falta poco para enviar mi manuscrito a editoriales, también estoy viendo opciones de universidades en Barcelona. En este momento de mi vida estoy viviendo con Dany y Margarita, conocí tu antigua habitación y vaya que dibujas muy bien. Dormir ahí me hace sentir cerca de ti.

Manifiesta que algún día pueda sonreír sin ocultar atrás la gran tormenta que llevo encima. Quiero volver a ser la reina de baile, que mi vida se sienta como la música de ABBA.

En resumen…

Este año conocí a mi versión más rota y fuerte.

Te escribe Valeria. Más conocida por ti como chiquitita.



































































































Xoxo. 😭😭😭
Duele lo de Mar y Val. Pero esta vez Pablo si la apoyo y no la dejo sola. Aún así, Val sigue sintiéndose vacía.

Nos damos cuenta que el "te amo" de Pablo se olvido. Pues Val fingió no escucharlo y a Pablo 💔💔💔 optaron como si ese momento no hubiese pasado.

La tensión de Pedri y Carla 😋

Ay el sueño de Val 😭😭😭

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