69: No era verdad

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Antes
4 de octubre, 2021

Los ojos me ardían de tanto llorar y estar en pantallas. Lloraba y buscaba en Internet artículos médicos. Necesitaba encontrar una solución, mamá no se podía morir.

Ella no.

Ella no.

Ella no.

Leí muchos artículos. Las tasas de mortalidad, leí sobre tratamientos, leí sobre milagros, remedios naturales, hasta pactos con el diablo, hasta que encontré a un doctor. No dude en agendar una cita, era difícil conseguirla, pero utilice el apellido que pesaba y me dieron una para mañana.

Faltaba convencer a mamá.

Fui a verla. No estaba en su habitación. La encontré en la sala, escuchando a Harry Styles y trabajando.

—Podrías dejar de hacer esto —Le cerré el ordenador.

—Es importante, es un parque…

—Lo terminarás cuando te mejores —Me senté a su lado y le enseñé mi tableta, donde estaba toda la información acerca del hospital.

—Dije que no quiero doctores.

—Es por tu bien.

—La marihuana ayuda —Se encogió de hombros.

—Es en serio

—Tengo un mejor Plan ¿Por qué no vamos donde Gavi y le tiramos Huevos luego salimos corriendo como dos dementes?

—El doctor está en Madrid, he conseguido una cita y vendrá a Barcelona…

—¿Te sigue gustando Gavi?

—Hoy mismo vamos. Tendrás un tratamiento…

—¿Te sigue gustando Gavi?

—¡Hazme caso! ¡Joder! —Tapé mi rostro con ambas manos, limpié mis lágrimas—. Perdona, perdona…

Volví a llorar, desconsolada y rota.

Mamá me abrazó y susurró "todo estará bien". Era muy irónico que la enferma consuele a la que está sana y salva.

Yo era la que debía de consolarla, yo era la que debía de darle fuerzas. No debía derrumbarme, pero lo hacía.

—¿Te sigue gustando Gavi? —Volvió a preguntar—. Quiero tener una conversación normal y no pensar que me voy a morir hoy en la noche o mañana o en dos días…

Llore más y más. Ella me abrazó y consoló, seguía siendo una niña chiquita, su bebé.

—¿Te sigue gustando Gavi?

Le di una conversación normal, como las que siempre teníamos en el día a día.

—Me gusta y esas dos palabras se quedan demasiado cortas —confesé—. Le amo.

Mamá abrió los ojos más de lo normal, me miró a la espera de que le contará todo el chisme.

—¿Se lo has dicho?

—Se lo dije y terminó conmigo —tenía ganas de llorar, me tragué las lágrimas porque más dolía el hecho de pensar en perder a mamá.

—Pero que hijo de puta. Le quito todas mis bendiciones de ser tu futuro esposo.

Me encogí de hombros.

—Lo peor de todo es que siento que perdí tiempo con él cuando pude pasar tiempo contigo.

Hubo muchas ocasiones en las que decliné las salidas con mi madre, para salir con Pa… Gavi. Abandoné los lunes de mamma mía para ir a verlo en sus partidos. Dejé muchas cosas por él y creo que él no hizo lo mismo por mí.

Me dolía que terminara conmigo, pero ese dolor era opaco por el dolor que sentía al enterarme de lo que estaba pasando mi madre.

—No digas eso, Val —Acarició mi mejilla y me dio esa mirada de sabiduría—. No te ibas a quedar un lunes conmigo cuando podías ir a vivir, no podías quedarte un viernes o un finde con tu aburrida madre en el sofá, cuando podías salir a divertirte y experimentar. No digas que lo tuyo con Pablo fue una pérdida de tiempo, porque no fue así. Te enseñó y tú le enseñaste muchas cosas. De eso se trata la vida, las personas importantes dejan una marca en tu mundo. Él te ha dejado una marca y tú también.

No nos habíamos dejado una marca, nos habíamos rayado y con ese plumón permanente.

—Quiero olvidarlo.

—Te deseo toda la suerte del mundo —Besó mi frente—. Aún sigue en pie mi propuesta de ir a tirarle huevos.

—Ni siquiera quiero verlo a la cara.

—No seas resentida. Si algún día le ves debes de mirarlo a los ojos, sonreírle y verte como la puta reina del baile que eres. Y así lo dejarás pensando "¿cómo pude terminar con ella?" Y cuando te pida una segunda oportunidad, le ilusionas y luego terminas con él.

—Me estás diciendo que no sea resentida.

—Es solo una pequeña venganza.

—Da igual. Seguro no lo volveré a ver.

—¿Quién sabe?

—¿Quién sabe? —Apoyé mi mejilla en su hombro.

—¿Por qué no le escribes un libro?

—Qué cursilería…

—No te hagas, sé que le escribes cursilerías

Me levanté del sofá y la miré cabreada —¿Has leído mi diario?

—No. Bueno una página, lo dejaste abierto y lo leí de casualidad. Juro que solo fue una página.

—Mierda. Me molestaría contigo si no fuera porque tienes cáncer.

Mamá se rió. Se rió muy fuerte y escandalosa. Su risa me contagió y terminamos ambas con dolor de panza al reírnos. Pareciera que nada pasaba, lamentablemente no era así.

—Hablando en serio, sería una muy buena forma de superarlo. Escribe un libro…

—Sería una manera de ponerle un final

Bajé la mirada. Sus fríos dedos acariciaron mi mentón, me hizo mirarla —. Entiendo, no quieres ponerle un final.

—Es eso…

—Te doy una idea. Y si escribes algo que no sea 100% hacía Pablo y su historia de amor, pero si basándote en un 25% de él…

—¿Hablas de que mis personajes masculinos los basé en él?

—En cierto sentido.

—Lo pensaré.

—¿Qué harías sin mí, chiquitita?

—No quiero descubrirlo —Sonreí nostálgica, las lágrimas volvieron a asomarse.

—No llores, chiquita.

Llore más.

—Por favor, sigue un tratamiento…

—No es…

—Por favor…

—No seré yo.

—Yo te amaré.

—No hay posibilidades…

—Hay que creer… por favor, por favor. No me dejes…

—Chiquitita…

—Hazlo por todos nuestros sueños, no puedes irte sin ir a Grecia y pasar nuestro verano de mamma mia, no puedes irte sin tomar miles de fotos el día de mi graduación, sin verme en mi primer día de universidad, no puedes irte sin leer mi primer libro, sin verme vestida de blanco y en un altar, no puedes irte sin conocer a tus nietos, no puedes dejarme mamá, por favor inténtalo. Por mí.

—Lo haré.

Ambas nos abrazamos y era ese tipo de abrazo el cual quería que durara una eternidad.

































💌💌💌











Ese mismo día fuimos a la clínica. Desde un principio me dijeron que no me ilusionara, que mamá ya había sido diagnosticada y que ella decidió pasar sus últimos meses viviendo normal y no sobreviviendo en hospitales. La persuadí de una última oportunidad, quizá teníamos suerte y se recuperaría. Quería creer eso.

Le hicieron muchas pruebas, análisis, tantas oraciones que decían los médicos, tantas palabras y no entendía. Lo único que entendí fue que necesitaba una operación, la metástasis había avanzado y si queríamos intentar tener más tiempo, teníamos que actuar lo más antes posible.

—Odio los hospitales —Se quejó mi madre.

Ella actuaba como si no tuviera que tomar una importante decisión.

—Martina… —Benjamín le tomó de la mano—. La decisión que tomes, es la que te apoyaré. Sabes que siempre te he apoyado en todos estos años que nos conocemos.

—Gracias…

Mamá me miró y sonriendo dijo:

—Aceptaré la cirugía —Sonreí con alegría y a la vez tristeza. El porcentaje de mortalidad era alto.

Era una decisión que te llenaba de esperanzas, pero a la vez te mataba.

—Todo estará bien, vale —A ambos nos apretó la mano. Ella es la unión de la familia—. Esto será como una pesadilla y al despertar nos iremos de vacaciones familiares. Todo estará bien. 















💌💌💌





















Era de noche y Benjamín fue por algo de comida, mamá le dijo que me trajera la cena. Yo me quedé con mamá, ambas acostadas en la cama de la habitación del hospital. Le hablaba sobre las próximas carreras y también sobre los chismecitos de los pilotos.

Mamá trenzó mi cabello y de la nada tiró de mi mechón.

—Auch

Ella me bombardeó de preguntas y la única que escuché con claridad fue:

—¿Te ha venido la regla?

Su palabra me tomó por sorpresa.

—Estamos 4 de octubre, te ha debido de venir hace dos semanas.

—Seguro se me ha retrasado.

—O hay un angelito ahí —Acarició mi vientre—¿Cuándo fue la última vez que tú y Pablo…?

No termino de preguntar, movió sus cejas de una forma extraña.

—¿La última vez?... Fue antes de que se fuera a Portugal. Usamos protección.

—¿Y hace dos semanas?

—Usamos protección. Y no sigas con el tema, no quiero saber nada de Pa… Gavi.

Mamá alzó sus manos, rindiéndose.

Siguió peinándome y conté los días en mi mente. Estaba retrasada por dos semanas, era verdad. También era verdad que Pablo… digo Gavi y yo no éramos unos santos, teníamos sexo y no solo una vez, a veces era hasta tres veces por noche. No me preocupaba porque nos cuidabamos. No había ni una sola vez en la que no nos hayamos cuidado.

—Ma…

Jalé de su mano, en busca de ayuda.

—Di… —Su voz era como un susurro, estaba cansada y ella fingía por mí—... Dime

Actué normal.

—Puedo quedar embarazada si usamos condón —dije bajito.

—Joder, te dejé dudando.

—Debió bajarme hace dos semanas.

—Mierda —Mamá presionó un botón y llamó a una enfermera. Sonrió de oreja a oreja—. Sería tan amable de traer una prueba de embarazo —pidió con una sonrisa de oreja a oreja.

Minutos después ya me encontraba orinando encima de una prueba de embarazo.

—¿ya está? —preguntó mamá, insistió en seguirme al baño. Se sujetaba de uno de los tubos que sostenían los sueros.

—Ya mismo —No miré la prueba y se la di.

—¿Cuánto se espera?

—2 minutos

Mordí mi labio y moví mi pie, ansiosa. Estaba nerviosa por ello, una prueba y mi vida cambiaría, en una manera positiva. No era la más madura, ni la más responsable, pero le daría todo el amor del mundo a mi bebé, además mamá me ayudaría. Una parte de mí quería que saliera positiva, así mamá tendría otra razón más para vivir y si la cirugía no salía como deseábamos, al menos podía tocar a su nieto dentro de mi vientre una vez en su vida.

—Te imaginas si sale positivo. Empezaríamos una tradición de las chicas Rosón se embaracen a los 17 —se rió muy fuerte.

Ella nunca perdió su humor.

La acompañé en las carcajadas y deseé que la prueba saliera positiva. 

—¿Qué le dirás a Gavi si sale positivo?

—Nada. Yo puedo sola.

—Tenías que ser igualita a mí.

—Ya pasaron dos minutos —señalé la prueba.

Mamá fue la primera en ver, yo me guié de su rostro. El corazón se me aceleró al ver la sonrisa de felicidad, por mi mente pasó toda una película sobre la maternidad.

—¡Felicidades! —Me abrazó y pinchó mi burbuja—¡Tienes anemia!

—¿Whats?

Mamá me enseñó la prueba de embarazo.

—Salió negativo. Lo más probable es que tengas anemia. Chiquitita te agendaré una cita con el pediatra —Se burló en lo último.

Vergonzosamente mamá me hizo pasar por el pediatra. No me negué a su intento de humillación, escucharla reír era algo que quería grabar de por vida.

No tenía anemia, el doctor… bueno la ginecóloga, el pediatra me hizo ir al ginecólogo, me explicó acerca del retraso, que tal vez se trataba de un cambio hormonal o por estrés y también me dio una charla sobre la educación sexual.

Fue divertido para mamá. El circo de las madres era ver a sus hijas avergonzarse. Tenían un fetiche con eso.















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5 de octubre, 2021

Era el día.

Temblaba de miedo.

Volvieron a hacerle más estudios a mamá y empezaron a prepararla para la cirugía. Todo ese tiempo estuve con ella, planeando nuestro viaje a Grecia porque ella saldría de esto y apenas estuviera bien, no importaba dejar todo en Barcelona, pero ella y yo nos iríamos a por nuestra aventura de mamma mia.

Llegó la hora. Fui fuerte al aguantarme las lágrimas. Le sujeté la mano, hasta que entró a la sala de operaciones.

Lo último que me dijo fue:

"Alista las maletas, nos iremos a Grecia"

Me miró y sonrió.

Las puertas se cerraron y ya no pude con todo el peso de la tormenta.

Caí a llorar.

Hubo alguien que estuvo conmigo y eso nunca lo olvidaría. Carla no me dejó en todo el proceso, se quedó a mi lado y me abrazó.

Pau y Ester vinieron a verme, pero se veían decaídas. Lo entendía, Martina era como una mamá para todas.

Vinieron mis amigas más cercanas. Era lo que necesitaba su apoyo.

Y aunque lo negara, necesitaba un abrazo de Pablo. Le marqué un montón de veces, no contestó y lo dejé pasar. Él no necesitaba hablar con su exnovia cuando estaba entrenando para un partido con la selección, él no me necesitaba. Pero yo sí.

Necesitaba que no me dejara caer.

¿Y qué creen que paso?

Él no estuvo para mí. Me dejó caer y yo me rompí.

El tiempo fue una tortura.

Era una llovizna, la cual se convirtió en una tormenta cuando horas después el cirujano salió y nos dio la noticia que marcó mi vida.

Mi corazón se detuvo, dejé de escuchar, de respirar. Me quedé sentada en la silla, mirando un punto vacío en el piso. Lágrimas silenciosas caían por mis mejillas, mi pecho dolía y un sentimiento de querer gritar apareció.

No era verdad.

No podía ser verdad.

Ella no.

Creía que se trataba de una pesadilla, lo seguía creyendo, la pesadilla se hacía realidad cada día que pasaba y ella no estaba para mí, no la veía en el desayuno, ni en el almuerzo, ni en cena, los lunes dejaron de ser divertidos, el café me hacía pensar en ella, la música de ABBA me traía lágrimas y mi corazón sentía que le faltaba algo.

Mi vida cambió.

Personas llegaron, personas se fueron, otras se quedaron, alguien volvió a buscarme y yo intenté ser la misma, pero no podía, quizá porque una parte de mí murió ese día.



































































































xoxo. Alguien esta llorando? Porque yo sí.

Capitulo corto y lleno de grietas.

Antes de que insulten a Pablo les aviso que él no sabía lo de Martina. Y no contestaba el móvil, se enteró después 😭 😭😭

Comenten que les pareció el capitulo y no se olviden de dejar su voto.

Ya estamos en la recta finaaaal

Mañana no es necesario traer pañuelos 💖💖💖

Siganme en wattpad y en redes.

Si alguien sabe hacer edits envíeme un dm quiero un edit de Pablo y Val o de la historia. Pero no sé me ocurre nada.

Ig: ancovi12
Tiktok: ancovi12

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 ©  a  n  c  o  v  i  1  2

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