70. Por las calles de París

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6 de octubre, 2022

Me consideraba alguien que le gustaba el deporte, fui parte y capitana del equipo de voleibol en la escuela y también entrenaba todos los días, salvo los findes. Era mi vida hace más de un año. En ese momento había dejado atrás tantas cosas, una de ellas fue el deporte, dejé el equipo, dejé de ejercitarme y se veía en mi cuerpo, también en mi resistencia al correr. Pablo y yo nos levantamos temprano para correr por la playa, resistí unos 20 minutos y luego me dejé caer dramáticamente a la arena. Él se dejó caer a mi lado.

—Recuérdame hacer más ejercicio —murmuré.

—Podemos entrenar juntos —sugirió.

Ladeé mi rostro para verlo.

—Terminaremos haciendo otras cosas.

Pablo sonrió ladeado.

—Follar también cuenta como hacer ejercicio.

—¿Así?

—Sí —En un parpadeo ya lo tenía encima de mí.

Nuestros labios recorrieron un camino y se encontraron a la mitad de este. Me besó lento y con suavidad mordió mi labio inferior.

Pase mis manos por su cuello y acaricié esa zona.

—Deberíamos seguir… —susurré.

—Unos minutos más de besos.

—¿Besar también es ejercicio?

—Sí y podemos seguir entrenando —Volvió a besarme, el tiempo se detuvo.

Siempre se detenía cuando estaba con él.

—¿Has visto alguna vez nieve en la playa? —pregunté al dejarlo de besar.

Su rostro estaba demasiado cerca al mío, la punta de nuestras narices rozaban, sus ojos me reflejaban y aunque yo no podía ver mis ojos estaba segura que brillaban al verlo.

—No ¿tú?

—No, pero me gustaría verlo.

—En época de invierno podemos venir. Promesa de garrita.

—Promesa de garrita.

Enganchamos nuestros dedos meñiques y nos dimos un largo beso.

Seguimos corriendo. Pablo lo convirtió en una carrera. Sus palabras fueron:

—El primero en llegar a la roca, se gana un beso del otro —Me miró risueño y pícaro añadió—. En cualquier parte del cuerpo.

Salió disparado y por más que lo intente, no gané. Me rendí al verlo saltar en la meta, las comisuras de sus labios estaban curvadas en una sonrisa. Caminé cansada, los muslos me quemaban y al llegar a Pablo dejé un beso en su mentón.

—Tu premio, campeón.

Hizo un puchero y susurró:

—Pero lo quería en otra parte.

Lo miré burlona —¿Querías una mamada?

—Si lo dices así suena mal —dijo con una vocesita aniñada.

Me reí.

—Que conste que no hice esta competencia por una mamada —aclaró.

—Aja.

—Ese aja no es nada creíble.

—Aja.

Me acerqué más a Pablo, él me miró descifrando lo que iba a hacer. Metí mis manos por debajo de su sudadera. Su piel era cálida y mis manos estaban heladas.

Lo pillé por sorpresa, Pablo sujetó mis manos por encima de la tela en un intento de darme calor. Juguetona me metí debajo de su hoddie, mis brazos lo rodearon.

Deje un corto beso.

Supe que sonrió por el movimiento de su abdomen.  Estaba sudando, no me importaba.

Tuve las intenciones de salir, pero él me retuvo al abrazarme.

—No te dejaré salir.

—Pablo… —Lento pronuncié su nombre—. Déjame, anda. Estás sudado y apestas.

—No apesto.

—Lo haces.

Forcejeamos para escaparme, nos reímos y una vez pude salir fingí arqueadas.

—Eres exagerada.

Le iba a contestar con un "Apestas" pero una gota de agua cayó en mi mejilla. Miré al cielo, más gotas cayeron. Empezó a lloviznar.

—Será mejor irnos.

Mi novio me coloco la capucha de mi sudadera. Me agarró de la mano y empezamos a correr. No pasaron ni cinco minutos y Pablo ya me llevaba a caballito.

Era feliz estando con él. Solo con él.

Llegamos a la vespa. Se me había hecho costumbre ponerle el casco a Pablo y cada vez que lo hacía le dejaba un beso en su mentón. Nos subimos a la vespa y sentí la calidez de sus manos en mi piel de mi torso, me sujeto y escondió su rostro en mi espalda. Me causaba cosquillas y aceleró mi corazón. Sonreí y puse en marcha la vespa. Conduje despacio, la llovizna era ligera, pero igualmente tuve precaución.

Me detuve en un semáforo. Las manos de Pablo seguían metidas por debajo de mi sudadera, se mantenían en mi abdomen y luego subió para masajear mis senos por encima de la tela del sujetador deportivo que llevaba. Mordí mi labio inferior y apreté mis piernas, apareció un calorcito. Pablo me distrajo, perdí el semáforo y el sonido de un claxon me hizo saltar.

Escuché su risa. Sentí como se escondía en mi cuello. Me gustaba esa sensación.

Volví a ponerme en marcha. Las manos de Pablo seguían masajeando mis pechos, sentía mis pezones duros.

Con apuro llegamos a su casa. Era temprano, no sabía si sus padres o hermana se encontraban, él me dio la respuesta al cerrar la puerta, acorralarme y besarme hasta dejarme sin aliento.

—No hay nadie en casa —Me besó—¿Un rapidín?

Dejamos un camino de ropa, nos besamos y nuestros cuerpos se fundieron en uno solo. Lo hicimos en el sofá de la sala, yo montándolo y él consintiendo mis senos al manosearlos y lamerlos. Llegamos al orgasmo y nos acurrucamos para pasar unos minutos juntos.

—Val… —Me llamó.

—¿Mmm?

Le miré y me acosté encima de él, apoyé mi mentón en su pecho y lo miré a la cara. Su mano acarició mi espalda baja y me miraba fijo a los ojos. Me ponía nerviosa y a la vez me transmitía paz.

—¿Te puedo preguntar algo?

—Ya estás preguntando y sí puedes preguntar lo que quieras.

Besé la altura donde se encontraba su corazón.

—He estado leyendo tu novela.

—¿No te gusta?

—Me gusta, no te vayas a carcomer la cabeza —dijo antes de que mi cabeza empezará con sus pensamientos hirientes—. Mi pregunta es… bueno quiero saber si… ¿El protagonista soy yo?

—No —Dejé de mirarlo a los ojos.

—¿Me estás mintiendo?

—No eres tú Pablo, es alguien que cree.

—Basándote en mí.

—No.

—Lo es, hay muchas coincidencias.

—No las hay.

—Castaño, ojos marrones, juega al fútbol ¿Te suena?

—No eres tú.

—Mentirosa. Admítelo, no me molesta.

—No eres tú…

Mierda sí era él, pero me daba algo de vergüenza admitirlo. Pablo iba a replicar, la alarma de su móvil lo interrumpió.

Me bajé y mis pies tocaron el piso. Empecé a vestirme y él solo se puso el bóxer para irse a duchar.

—¿No quieres ducharte conmigo?

—Terminaremos follando y ambos tenemos cosas que hacer —Dejé un beso en su mentón—Nos vemos más tarde.

—¿Almorzamos juntos?

—Cenamos juntos.

Nos dimos otro beso en forma de despedida. Pablo tenía entrenamiento y yo quedé en ayudar a Margarita con el jardín. También quería aprovechar la tarde y sentarme a grabar contenido. Algunas chicas me habían pedido que hiciera un video con recomendaciones de libros, a decir verdad me habían pedido muchas cosas en la cajita de preguntas y también por comentarios.

Las que más me llamaban la atención era hablar sobre libros, hacer una lectura grupal. Me gustaba esa manera de conectar con chicas con mis mismos gustos. Por otro lado, estaba consciente de que la mayoría de mis follows eran gracias a Gavi, me llegaban mensajes y peticiones pidiéndome que subiera fotos de él o que hiciera contenido con él. Me enfoqué en ignorar esos comentarios, para mi mala suerte la mayoría eran sobre eso. Aun así, seguiría con mi plan y ya conseguiría una comunidad que esté por mí y no por mi novio. Pablo y yo habíamos hablado al respecto sobre ello, no quería que pensara mal de mí porque muchas cuentas lo etiquetaban en post donde la principal función era hacerme quedar como una "busca fama". Estaba segura que Pablo ignoraba todo eso y que a él no le importaba todo lo que decían de mí, porque él sí me conocía de verdad y sabía todo el esfuerzo que estaba haciendo para llegar a conocerme como escritora. Pero de igual forma charlé con él, para liberarme de esa espina. También hemos hablado acerca de hacer pública nuestra relación. Quedamos en mostrarnos públicamente y oficiales ante todo el mundo en el primer partido de España en el mundial.

Me prometió que me dedicaría un gol.

También me dijo que mi nombre estaría en sus botas.

Nos haríamos oficiales y ya faltaba un mes y días para que sucediera. Esperaba ganarme a sus fans o que por los menos ya no me odien tanto por quitarles la ilusión de estar con Gavi.

De igual forma las entendía. Yo también sentía celos de Charlotte (la novia de Charles).

Hice lo que tenía que hacer. Ayude a Margarita en el jardín. También la ayudé con el almuerzo, me dio su receta y tenía planeado cocinar lo mismo para Pablo. Almorzamos en el jardín, fue un pícnic espontáneo que salió perfecto. Me gustaba mi nuevo hogar.

Grabé contenido, hablando de mis lecturas. Me faltaba editarlo y subirlo. Planeé hacerlo en la noche y a esa misma hora subirlo. Salí de la casa a caminar y distraerme. Hice algo que siempre hacía, algo que unía a la actual y antigua Valeria, escuchar música, leer y caminar mientras tomaba café. La música y los libros me llevaban a otro mundo ¿Conocían el sentimiento?

Pase una página y tuve que cerrar el libro para procesar el amorío entre los protagonistas. Sonreí como una boba y miré hacia el cielo, bajé la mirada y me topé con una floristería. En el ventanal se veían varios tipos mis ojos se fijaron en los girasoles. Me recordaban a Pablo.

La campana sonó cuando entré. Armé un ramo y a pasos apresurados salí. Le llevaría este detalle a Pablo, era mi manera de decirle lo mucho que mi corazón latía por él.

Mis ojos estaban fijos en los girasoles y cuando deje de verlos mi mirada chocó con alguien que conocía. Me llenó de miedo, mi corazón latió demasiado fuerte a causa del pánico de volver a verlo.

¿Cuánto hace que no lo veía? Desde que escapé de casa.

Seguía igual o peor. Sus ojos me miraron y analizaron de pies a cabeza, pronunció mi nombre y caminó hacia mí. Su tambaleó me dio a saber que estaba ebrio.

—Martina…

Dejé caer mi café, retrocedí y llena del pánico empecé a correr. Corrí sin mirar atrás o al frente o a los costados, solo corrí hasta que me caí. Volví a levantarme, mi ritmo cardíaco latía fuerte por la adrenalina. Miré hacia atrás presa del pánico de que me siguiera.

No estaba. Me di cuenta corrido por varias calles.

«Tranquilízate» Me repetí.

Respiré, profundo y lento. Conté hasta cuatro.

Creí que todo estaba bien, pero al volver a ver mi monstruo supe que me equivoque. Contuve la respiración y conté hasta el siete, volví a respirar contando hasta ocho. Calmé mi respiración.

Llegué a casa de Pablo. Él me abrió la puerta. Sus ojos me escanearon y supo que me pasó algo.

—¿Qué te pasó?

—Na... —Mi garganta estaba seca—Nada.

Entré a su casa y él me analizó con la vista.

—¿Nada? Te está sangrando la rodilla.

Miré mi pierna, tenía un raspón y estaba saliendo sangre.

—Mierda.

Pablo me llevó al baño. Me senté en el lavabo y sacó un botiquín de primeros auxilios. Llenó de alcohol una bolita de alcohol.

—Te va a arder un poco —aviso antes de desinfectar la zona.

Apreté mis labios por el ardor. Miré a Pablo y sentí paz. Me quedé mirando, cada gesto de concentración que su rostro plasmaba al curarme.

—Tus manos —dijo.

Lo miré sin entender, volvió a repetir las dos palabras. Le enseñé las palmas de mis manos, que también estaban raspadas. Pasó un algodón con alcohol y luego unto crema en mis raspaduras.

—Gra- gracias…

—¿Qué te pasó?

—Me caí.

—¿Te caíste?

—Estaba leyendo, escuchando música mientras caminaba… no vi y me caí.

—¿Me estás mintiendo?

—No…

—Siempre escuchas música, lees, tomas café mientras caminas y nunca te caes —señaló—. Me estás mintiendo.

—No… me caí y ya. Tropecé.

Mentía ¿Por qué mentía?

Aún tenía miedo.

Lo miré a los ojos y él me creyó o eso pensó. Me abrazó e insultó a juego.

—Eres muy torpe.

Recordé lo que compré para él. Lo había dejado tirado a un lado del lavabo, estaba perdida en el limbo que lo olvidé y Pablo ni siquiera lo noto al estar preocupado por mí.

—Te traje esto —Le entregué el ramo.

—¿Por?

—Me hacen acordar a ti —Acaricié sus mejillas.

Pablo sonrió dulce, me agarró de la cintura y me bajo del lavabo.

—Yo también pensé en ti —susurró.

—¿Pensaste en mí mientras te masturbabas? —Me aguante la risa ante mi estúpida pregunta.

Pablo se puso rojo.

—Guarra.

Me encantaba ser la única chica que lo hacía sonrojar.

—No lo negaste.

Se puso más rojo.

Me encantaba que era la única que podía hacerlo sonrojar. Pablo podía ser tan sexy, provocador, con un alto ego, pero también era un tío que se sonrojaba. Se sonrojaba por mí.

Me jaló de la mano con cuidado de no lastimarme. Me llevó a su habitación y fue directo a su cama, agarró una bolsa de tela y me la tendió.

—Pensé en ti.

Mis ojos observaron con detenimiento lo que había dentro de la bolsa. Libros. Libros nuevos.






















valrosón acaba de hacer una publicación


Le gusta a pablogavi, carlanunier, siramartinez y a 25,216 personas más.

valrosón 💐+📚= 🥰

Noeshateeslaverdad sí, ya sabemos que públicas fotos de unas flores para dejar saber que Gavi te las regalo 😒

exposingvaleria deja de colgarte de la fama de Gavi. A nadie le importa este jueguito tuyo. No eres nadie

Elen216 unboxing de los libros 🥺?

Nanda11_  ¿cuando actualizas tu fic de Charles? Pd: amo la nueva novela

T/n_. Deja en paz a mi novio

User666 sé donde vives. Deja en paz Gavi o sufrirás. Y sí es una amenaza.

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15 de octubre, 2022

Recibí un mensaje de Pablo diciéndome que sus padres pasarían por mí para ir a recogerlo de su entrenamiento. Me resultó raro, era muy temprano para ir a recogerlo y yo no era la única a la que le resultó extraño. Belén me preguntó si sabía de qué se trataba pues sabía que aún faltaban 2 horas para que el entrenamiento terminara.

Llegamos a la Ciudad Deportiva Joan Gamper y alguien del personal nos llevó hacia donde se encontraba Pablo. Una habitación que parecía un despacho donde se reunían personas importantes. Al ver a mi novio supe que se trataba de algo importante, traía una sonrisa plasmada en su rostro. Era una buena noticia y eso me alegraba tanto, en los últimos días Pablo había estado algo decaído por el empate 3 a 3 con el Inter de Milán, era partido de fase de grupo en Champions y estábamos a la cuerda floja de ser eliminados. Frustraba a Pablo y mi deber como novia era animarlo.

Hicimos varias actividades, él encima de mí, yo encima de él…

¿Qué es lo que piensan mal pensadas?

Estuvimos jugando y también grabamos algunos challenges en tiktok. No los publicamos o bueno no para todo el mundo. Teníamos nuestra cuenta privada. Y digo "nuestros" porque hasta creamos una cuenta de tiktok para los dos ¿Cómo era que le pusimos?... ¿Pableria? Sí, así le pusimos. Le robé muchas risas.

—¿Qué pasó? —pregunté al llegar a su lado. Le di una rápida mirada a lo que llevaba puesto, su conjunto deportivo y dios amaba como le quedaba. No lo había visto en vivo y en directo porque no he venido a verlo entrenar desde ufff, pero si lo había visto por redes y todos esos edits que hacían de él. Era una obra de arte.

—Les tengo una noticia —Pablo me agarro de la mano, me acarició y sonrió antes de mirar a su familia y luego a mí—. Me han avisado que he ganado el trofeo kopa.

Está de más decir que salte de la emoción.

Pablo me lleno la agenda para los próximos días. Tenía planeado quedarme en pijama mientras escribía y escuchaba música, pero hubo cambios de planes. Mañana a primera hora tendríamos que ir a Madrid, había clásico, yo lo iba a ver por la tele, pero Pablo me dio boletos y no podía perderme esa oportunidad.

La familia de Pablo y sus amigos más cercanos organizaron una cena, algo pequeño para celebrar el logro de mi novio. Todos estaban felices por él y ¿quién no lo estaría? Pablo se ganaba este cariño, era fácil amarlo.

A la primera oportunidad. Pablo me llevó consigo, pensé que me subiría a su habitación y la ropa sobraría, pero fue diferente. Me llevó al jardín, me besó lento y me susurró a centímetros de mi boca.

—¿Vendrás conmigo a París? —pidió

—¿Quieres que vaya?

No mentiré al decir que ir con él era un ataque de nervios. Habría cámaras, reporteros, personas importantes.

—Quiero que estes a mi lado.

Divagué y él lo noto, por suerte me atrapó antes de que mis pensamientos me atormentarán.

—Sé que te incomoda lo que dicen en redes, Val y no me mientas porque te conozco. Sé que es jodido y créeme que si tú quieres puedo salir a hablar al respecto y terminar con toda esta mierda que te tiran.

Acaricié su mejilla.

—No es necesario.

A él no le gustaban mucho las redes sociales, era algo tímido ante las cámaras. Aunque resulta gracioso al tener tremendo ego. Era una de las cosas que sabía de él y yo no le obligaría a hablar sabiendo que él no estaba a gusto. Prefería aguantarlo antes de ponerlo en una situación que podía traer problemas. Lamentablemente siempre había personas que en redes sociales hablaban de más y sacaban todo de contexto. Podían malinterpretar lo que Pablo diría y podría generar más problemas. Es por eso que calle.

—¿Estás segura?

—Sí… y también te acompañaré a París.

Sonrió alegre y me sujeto de las mejillas, me miraba con total emoción y dulzura.

—Sé que dijimos que haríamos pública nuestra relación en el mundial, pero…

—Lo confirmaremos al ir juntos a la ceremonia —terminé por él.

—¿Quieres hacerlo?

De querer quería.

Pero era muy abrumador.

—Lo haré.

Junte mis labios con los suyos y nos abrazamos. Envolviéndonos en esa burbuja de amor.


























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16 de octubre, 2022
Madrid

Tomamos el tren a primera hora. Pablo se quedó entrenando y yo me fui de compras con Belén, Aurora y Sira. Día de chicas.

—Ese te va a quedar hermoso —Chilló Carla desde el móvil, ella también estaba involucrada en este día de compras.

Miré el vestido, era de un color dorado opaco, no era llamativo ni tampoco simple.

—Me lo probaré —Fui a probármelo y el resultado me encantó.

—Labial rojo, unas ondas y estarás más hermosa, Val —Aurora me abrazó. Sira y Carla me dieron el visto bueno al silbar y decirme miles de halagos.

Me llevé ese vestido y seguimos con las compras. Los vestidos eran para la ceremonia del balón de oro, donde le darían el trofeo kopa a Pablo.

Fuimos a varias tiendas, hasta que nos dimos un descanso para almorzar.

—Cariño, me alegra que Pablo y tú se hayan encontrado —mencionó Belén—. Hay tantas chicas que lo quieren por su fama, pero él solo tiene ojos para ti.

No supe qué decir.

—Eres muy valiente… —No era valiente, me la pasaba huyendo de problemas—. Perdiste a tu mamá tan joven, quiero decirte que puedes confiar en mí para lo que sea. Si quieres un abrazo de una madre, yo te lo puedo dar, cariño.

—Gracias… en verdad…

No mentía cuando decía que la familia de Pablo me trataba como una más de ellos.





























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Los clásicos me dejaban la piel de gallina. Para nuestra mala suerte íbamos perdiendo. Veía la cara de frustración de Pablo a quien le pusieron tarjeta amarilla por una falta que hizo, su cara cambió drásticamente a una de niño castigado cuando un jugador del Real Madrid le tiró una colleja. Rara la situación de que Pablo no le haya saltado encima, quizá porque ya tenía una tarjeta amarilla.

Notaron que ya sé que es tarjeta amarilla. Me estoy volviendo una experta.

Perdimos 3 a 1.

—Aún queda mucho de liga, no te desanimes —froté sus hombros en un intento de animarlo.

Estábamos en la habitación del hotel, era más de media noche y a primera hora saldría nuestro vuelo a Francia.

—¿Quieres que te enseñe mi vestido?

Pablo estaba en ese trance de haber perdido. No me quedó más opción que usar mi arma secreta.

—Pablo… tengo algo importante que decirte —Me puse enfrente de él, tomé de sus manos y las guíe a mi vientre—. Estoy embarazada.

Cerré los ojos para no ver su reacción. Sus brazos me atrajeron hacia él, pegó un chillido que escucharon en todo Madrid, sus manos acariciaron mi vientre y empezó a besar por encima de la tela. Eso no le bastó, alzó mi camiseta y sus cálidos labios depositaron besos por todo mi vientre.

Sentí una emoción que nunca había sentido y por un segundo hasta yo me la creí.

—Me haces el niño más feliz de todo el mundo.

Abrí los ojos y me lo encontré con una expresión de amor, su mirada se intercalaba de mis orbes a mi vientre.

Pablo me cargo, mis pies dejaron de tocar el suelo y empezó a girar conmigo. Gritando lo feliz que estaba.

Me puso sobre la cama con delicadeza. Siguió acariciando mi vientre.

—Pablo…

Mierda. Hora de romper su ilusión.

—¿Qué amor?

—Mmm —Jugué con mis dedos, nerviosa y señalé mi vientre—. Lo único que estás besando son mis tripas.

Me miró sin entender.

—No hay bebés. Lo siento —Sonreí torpe.

—Pero…

—Era para que reaccionaras.

—No se juega de esa manera, Valeria Martina Rosón —Se cruzó de brazos, molesto con un puchero en los labios.







































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17 de octubre, 2022
París, Francia

Llegar a París me trajo algunos recuerdos de cuando vine con mamá y la abuela desde el tren. Era una niña de unos 12 o 13 años, recuerdo que hicimos turismo, que la abuela nos llevó a una cafetería donde nos sentamos a merendar viendo a la torre Eiffel. También recuerdo que dejamos un candado en uno de los puentes.

—Joder —Miré a Pablo, estaba en una guerra con la cuchilla para afeitarse.

Me acerqué a él y le quité el arma.

—Déjame te lo hago yo.

Con la mirada le señalé el retrete, se sentó ahí y abrió ligeramente las piernas. Me metí en el espacio que me dejó, mi mano lo agarró con delicadeza y empecé a pasar la cuchilla por su barbilla.

—¿Has hecho esto antes?

—No —Me miró con miedo—. Pero no te alarmes, ha de ser fácil.

—No traes gafas, ni lentillas…

—No seas miedoso, que tú lo estabas haciendo peor.

Me concentré en afeitarlo y al terminar, unté cremas en su piel. Su rostro quedó más suave que un culito de bebé.

—Ya eliminé tus cuatro pelos de barba —me burlé.

—Oye.

Reí y acaricié su barbilla. Lentamente me acerco para besarlo.

—¿Terminaste tu discurso?

—Improvisaré —Sonrió angelical.

De camino a París estuvimos hablando sobre lo que diría, Pablo me insistió en que yo se lo escribiría y yo le dije que tenía que hacerlo él, algo sencillo con sus propias palabras.

La ceremonia era en la noche. Estaba algo nerviosa, presentía de que algo malo iba a pasar, que me juzgarían por el vestido, por mi peinado y todas esas ridiculeces. Eran ridiculeces y afectaban.

—Muy guapa. Demasiado hermosa, preciosa —halagó Pablo al verme ya arreglada. Se acercó para darme un beso en la boca, torcí mi rostro y sus labios se aplastaron en mi mejilla.

—El labial.

—Que puto labial.

Reí al verlo con un mohín en los labios. Me insistió con la mirada e intentó besarme más veces, sus labios llegaron solo a mi mejilla.

—Ya están que nos esperan —murmuré—. No queremos llegar tarde.

Bajamos al salón donde se encontraban unos jugadores, miembros importantes del club y la familia de Pablo. Me acerqué a él y le acomodé la pajarita que rodeaba su cuello. Se veía tan apuesto con traje formal.

De reojo vi como Pedri combatía con arreglarse la pajarita, me acerqué a él y lo ayudé.

—Gracias…

—No hay de que.

Me dijo unas cosas y yo decidí no meterme. Después de eso, pasaron a hacerse fotos. Me ofrecí a tomarlas. Estaba rodeada de personas importantes, el presidente del club, jugadoras del Barça femenino, un compañero de equipo de Pablo y al cual conocía como Robert Lewandowski, lo conocía gracias a los partidos y también estaba su esposa, Ana. Tomé varias fotos y luego Pablo fue el que me jaló para que pudiéramos tomarnos una foto juntos. Solo los dos.

El corazón me latió rápido. Esta foto estará por todo Internet, mañana a primera hora. Lo que dirán de mí.

—Oye —Pablo susurró a mi oído, volteé a verlo y me dejó un rápido beso—. Eres hermosa.

La ceremonia se llevaría a cabo en el Théâtre du Châtelet, íbamos de camino en una limusina. Miraba las calles parisinas y me era imposible no imaginarme una historia de amor en esta ciudad. Saqué mi móvil, tomé varias fotos y entré en notas donde escribí una idea que rondó por mi mente. Lo bonito de ser escritora es que tu mente no dejaba de crear ideas a cada segundo.

Guardé mi móvil y miré a Pablo. Jugaba con su móvil, pero su mirada se veía perdida.

—¿Todo bien?

Estaba nervioso. Lo notaba en su rostro.

Había ganado un premio importantísimo en su carrera como futbolista y como siempre las redes sociales hablaban de ellos. Las malas lenguas decían que no se lo merecía, que había mejores que él. Yo creía que Gavi se merecía esto y más.

Apoyé mi cabeza en su hombro y lo abracé. Ambos nos dimos esa mirada de apoyo. Los dos estábamos nerviosos por el que dirán, ambos nos apoyamos. Éramos jóvenes, nos faltaba aprender a ignorar los comentarios con fines de dañar.

Llegamos a Théâtre du Châtelet. Pablo fue el primero en bajar y como todo un caballero me tendió su mano. La punta de mis tacones tocaron la alfombra roja, los flashes me cegaron, incomodaban, pero sonreí. Fue un largo camino de paparazzi, muchos preguntaban acerca de nuestra relación y por mi mente paso la pregunta:

¿Por qué les importa tanto? Literalmente tienen al frente al ganador del premio kopa, tienen miles de preguntas acerca de su carrera, pero a ellos solo le importaban el "¿Están confirmando su relación?".

La alfombra roja se sintió eterna, pero llegó a su fin.

Lamentablemente no pude sentarme junto a Pablo, pero sí lo hice junto a su familia. Estuve atenta a cada detalle y cuando llegó el momento mi corazón latió demasiado fuerte.

Anunciaron al ganador, mis ojos no se despegaron de Pablo. Lo vi subir al escenario, su mirada y expresión era nerviosa, lo supo controlar.

—Buenas noches a todos. Es un orgullo para mí recibir este premio, en primer lugar quiero agradecer este premio a mi familia, a toda la gente de la masía, que siempre han estado en los buenos y malos momentos, también quiero agradecer al club de mi vida el barça, a los compañeros de equipo y selección, a todos los entrenadores que me han dado la oportunidad de debutar y gracias a eso estoy yo aquí. Y por último, pero no menos importante, quiero agradecer este premio a la chica que siempre ha creído a mí, a la que me anima con cada victoria y derrota, a la que ve todos mis partidos y siempre lleva consigo mi camiseta, a la cual conozco hace menos de dos años, pero siento como si la conociera de toda la vida. A ti, Val. Muchas gracias y visça el Barça.

Una ola de aplausos se escuchó en todo el teatro. El sentimiento de orgullo se adueñó de mi cuerpo. Aplaudí orgullosa de él y de todo lo que estaba logrando. Mi corazón latía rápido, lo último de su discurso se repetía en mi mente. Todo esto parecía un cuento.

La ceremonia no tardó en terminar. Pablo y yo nos escabullimos para regresar al hotel, íbamos a pasos rápidos para pasar por detrás de la alfombra roja, pero, una mujer de aproximadamente cincuenta años nos detuvo y nos pidió que paráramos otra vez por la alfombra. Era alguna especie de protocolo.

Como yo no era la estrella en ese momento tuve las intenciones de pasar por detrás y dejar que Pablo se lleve todas las cámaras. Él me lo impidió y sujetándome de la mano fuimos por la red carpet.

Muchos flashes. Muchas preguntas.

Pablo tuvo una corta entrevista y afirmó que estaba nervioso o como él lo dijo:

"Un poco cagado, la verdad"

—¿Cómo celebrarán el premio? —preguntó una reportera.

Pablo y yo nos dimos una mirada cómplice y gracias a dios no nos sonrojamos. Creo que ambos pensamos en una misma celebración.

—Una cena, quizá —Pablo no me soltaba la mirada de encima y se acercó a mi oído para susurrarme: —Te comeré enterita.

Mordí el interior de mi mejilla y actué normal. Mi cara de póker no expresaba nada, pero mis bragas ya se habían empapado.

—Enhorabuena por el premio y se ven muy bien juntos.

—Muchísimas gracias.

Tomados de la mano salimos de la alfombra roja. La limusina ya nos estaba esperando, Pablo me abrió la puerta y yo entré, él me siguió y apenas cerró la puerta pude respirar tranquila.

Me quité los tacones y estiré mis pies. Dolían un poco. Respire profundo y Pablo puso mis pies sobre sus rodillas, empezó a darme un masaje.

—¿Te las has pasado bien?

—Quitando el hecho de que me quede ciega con los flashes; sí, me la pase bien.

Pablo acomodó un mechón de mi pelo, lo puso detrás de mi oreja y sin quitar su mirada encima de mí pasó su dedo por mi mejilla y se detuvo en mis labios.

—¿Ya puedo besarte?

A la mierda el labial.

Asentí y él no tardó en estampar su boca con la mía. Un beso suave que aumentó, su lengua danzo con la mía, sus manos me sujetaron de las caderas y me alzó hasta posicionarme encima de él.

—No mentía cuando te dije que te comería todita —susurró ronco, escondiendo su rostro en mi cuello. Empezó a besar y succionar.

—Joder ¿y si te esperas a llegar al hotel?

—¿Alguna vez lo has hecho en un coche?

Negué.

—Será nuestra primera vez, Val.

El coche se puso en marcha. Y Pablo puso música para que no nos escucharán.

Sus labios buscaron los míos. Me besó apasionado y al dejarme sin respiración, apoyó su frente en la mía. Nos miramos a los ojos, sus orbes brillaban.

—¿Lo quieres hacer? —preguntó.

Es más decir que Pablo y yo ya habíamos follado un montón de veces. Pero en todas esas veces él siempre me preguntaba si estaba segura o si lo quería hacer. Era un caballero, de esos que te pintan en los cuentos de hadas.

Solo le faltaba vencer a mi monstruo, salvarme, casarnos y vivir felices por siempre.

—¿Trajiste condones? —quise saber, no nos entenderíamos sin tener protección.

Vi como Pablo metió su mano al bolsillo, sacó un preservativo y sonrió orgulloso.

Le besé y le di la respuesta —Hazme el amor.

Salto a besarme. Sus manos no dudaron en alzar el vestido hasta la altura de mi cintura, sus manos recorrieron mis muslos y masajearon mi culo. Me moví formando círculos en su polla, lo provoqué y fui desabotonando su camiseta. Su pecho quedó al descubierto, besé esa parte, saboreándolo.

Su polla punteaba la mojada tela de mi ropa interior. No perdimos el tiempo provocándonos en juegos, le bajé los pantalones y el bóxer, él se colocó el condón y yo me bajé las bragas. Nos dimos una mirada cómplice, nos fundimos en un beso y yo me senté en él. Empecé saltando fuerte, él me siguió el ritmo, empujando su pelvis.

Cambié un poco la acción, fui cambiando el ritmo, moviéndome hacia adelante y hacia atrás. Seguí con esos movimientos, a Pablo lo volvían loco, lo notaba en su cara, en sus gemidos y en como me pedía que siguiera más rápido. 

No tardé en llegar al orgasmo, al igual que él.

Apoyé mi frente en la suya, él acarició mis labios y a centímetros de ello susurró lo suficiente fuerte para que pudiera oírlo.

—Te amo.

Me quedé congelada al escuchar esas dos palabras. Me miraba fijo a la espera de un "te amo" correspondido, la pesadez de sus ojos me hizo bajar la mirada.

—Te amo.

Volvió a repetir.

Me moví incómoda y me levanté, sacándolo de mi interior. Iba a pasar al otro lado, él me sujeto de la cintura. Me obligó a mirarle al posar una de sus manos en mi mentón.

—Te amo.

Abrí mi boca…

—Te…

Yo lo amaba. Le diría mil razones por la cual lo amo. Pero, la palabras no salía de mi boca. Mi mente reproducía una y mil veces aquella noche en la terraza, cuando le dije que lo amaba y él terminó conmigo ¿y si eso volvía a suceder?

No quería regresar a lo mismo.

—Lo siento.

Acarició mis mejillas y sus dedos alzaron mi mentón. Me besó suave y rápido —Te amo, Valeria Rosón y sé que tú también me amas. Tus ojos me lo dicen.

Volvió a besarme y abrazarme, me transmitió confianza y todo ese amor que decía.

—Te amo y puedo decir mil veces que te amo, lo puedo decir por los dos. Hasta que estés lista, amor.

Me entendía. Me miraba a los ojos y veía ese miedo, veía el terror que causó en mí, no leí mi mente, pero leía mis ojos. Y era verdad lo que dicen, la mirada es el reflejo de tu alma. Pablo leía mi alma.

Nos fundimos en besos que te dejaban sin aliento y te roban suspiros.

Era muy irónico decir que hice el amor por las calles de París junto al amor de mi vida. Sin duda alguna sería algo que siempre recordaría.

Llegamos al hotel, nos enrollamos en el ascensor recordando momentos de hace unos meses. Fueron horas eternas de besos, risas, caricias, nuestros cuerpos unidos moviéndose de una forma sincronizada, su piel contra mi piel, sus labios en mi piel, mis labios en su piel, mis dedos trazando líneas en sus lunares y varios "te amo" que él decía por los dos. Fue una noche mágica, una noche mágica en la ciudad del amor.

Amaneció, los rayos del sol se colgaban por las cortinas de la terraza. Estiré mis brazos y piernas, pestañeé varias veces acostumbrándome a la luz. Miré al chico que dormía a mi lado, estaba boca abajo con una sábana blanca cubriendo su trasero. Los recuerdos de la noche y madrugada vinieron a mi mente.

Todo era tan perfecto. Pero, porque me sentía mal. Era una bola de sentimientos nostálgicos. Fui a la terraza.

Recordaba los varios "Te amo" de Pablo y las ganas de llorar me invadía. No lo merecía. Él se merecía a una chica que le dijera lo tanto que lo amaba, no a una chica que tenía la necesidad de llorar y huir cada vez que le decían "te amo".

—¿Qué sucede, amor?

Mi corazón dio un vuelco al escuchar el susurró de Pablo, su aliento acariciaba mi cuello y sus manos no tardaron en rodearme por la cintura.

—Ver el amanecer —dije bajito, sujetando sus manos. 

Merecía felicidad. Merecía estar feliz con Pablo. Pero ¿Era justo para él?

Besó mi cuello y continuó abrazándome por detrás. Solo llevaba la camiseta de Pablo de la noche anterior, podía sentir la calidez de su pecho detrás de mí. Continúo besando y haciéndome cariñitos. Miré el horizonte, se veía la torre Eiffel siendo resaltada por los colores del amanecer.

Pablo se puso a mi lado, me hizo girarme y estampó su boca en la mía.

—Estás sobrepensando ¿Verdad?

No fue necesario asentir.

Acarició mis manos y sonriéndome en una manera confortable, dijo:

—Yo te lo sopreexplico —Besó mis dos mejillas y la punta de mi nariz—. Te amo, Val. Te quiero a mi lado por toda la vida. Te amo.

Sus ojos brillaban.

Solté sus manos.

Desabotoné los primeros tres botones de la camiseta que llevaba. Agarré la mano derecha de Pablo y la coloqué encima de donde latía mi corazón. Latía muy fuerte y era por él.

—Es lo que causas —murmuré—. Me aceleras el corazón.

Los latidos de mi corazón le gritaban un gran "TE AMO" él lo entendió.














































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pablogavi 2min
































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pablogavi 💕Mi chica💕

Val ama los libros, el café, la música, a Charles Leclerc y yo la amo a ella.

Oye, Val. Escucha steal my girl. Te la sigo dedicando😘
@valrosón

Valrosón 🥺💓

pedri romántico el chaval

aurorapaezg la mejor pareja.

anaz02 en términos de soportar no estoy soportando

blancar mi corazón  💔💔💔

fansdegavi el niño ya creció 🥺🥺🥺

Exposingval me huele a que Val le cogio el teléfono y publico esto. Pobrecita quiere ser reconocida

valeriafalsa a gavi se le veía muy incomodo cuando estaba con Valeria en la ceremonia

SeñoraGavira @valrosón un "te amo, gavi" no esta demás.

User283929 valeria no ama a Gavi ella no me da buena espina.

Gavixpedri para mi que esto es una tapadera para cubrir a Gavi y Pedri. GADRI MIS PAPIS!!!!

Jesscaye valeria solo usa a Gavi por fama!!!


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Xoxo. Que lindooooo

Ya son oficiales 🥺🥺🥺

Cuéntenme que les pareció. Dejen su voto si les ha gustado.

Nos leemos mañana.

Falta poquísimo para llegan al final

Ig: ancovi12
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