-Capitulo Cinco-

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-CAPITULO CINCO-

Cruce la puerta del departamento con muchísima cautela, caminando lentamente en dirección al pasillo para dirigirme a mi habitación. Pero algo, o más bien alguien, me detuvo:

―¿A dónde crees que vas?―Wyatt estaba parado frente al sofá, observándome con ambos brazos cruzados y una mirada cautelosa.

―Maldición―solté entre dientes―Iba a mi habitación―excuse, formando mi mejor sonrisa.

Wyatt rió brevemente.

―Venus, vimos cuando Kiart te subió en su auto―se sentó frente a la mesa―¿Quieres hablar conmigo primero o esperamos a que las demás lleguen?

―Desviando un poco el tema...

―¡Venus!

―¿Vieron cuando me subió en su auto y no hicieron nada?―pregunte, buscando hacerme la ofendida.

―Nada de lo que digas lo tomare en cuenta, además, en nuestra defensa. Los problemas que tengas con Kiart no son nuestro asunto―argumento.

―¿Y porque me estas interrogando?

Rodo los ojos evidentemente estresado ante mi terquedad.

―Porque uno, me da la gana―empezó a enumerar con sus dedos―Dos, soy tu mejor amigo y puedo hacerlo, y tres ¡Porque me da la maldita gana de que me cuentes el chisme así que habla pendeja!

Ambos nos reímos ante lo último.

―Sabía que eso era todo―hable, acercándome a él para sentarme a su lado.

―Lo que sea que haya pasado, estoy para lo que necesites―tomo una de mis manos y le dio un apretón.

No tenía por qué decirlo, sabía que siempre podría contar con Wyatt.

―Es algo muy confuso, porque creo que Kiart será mi siguiente error―suspiro―De esos errores que estoy poco dispuesta a cometer, pero cometeré de todos modos.

―Bien―suspiro―Comenzare esto diciendo que eres fuerte, amable, poderosa, inteligente, amorosa y hermosa. Así que piensa que cualquier hombre que este a tu lado va a ser afortunado de tenerte―no pude evitar sonreír―Aun si es un idiota como Kiart.

―De alguna forma Kiart se siente como una Asíntota―mi comparación dejo a Wyatt confundida.

―¿Y eso es?―sus cejas se elevaron.

―Kiart para mí es como una asíntota, una cosa que se desea y que se acerca de manera constante, pero que nunca llega a cumplirse.

―En este tipo de momentos es cuando veo que lo tuyo es la literatura―acoto―¿Qué sucedió hoy?

―Me llevo al parque estatal para que habláramos de lo que pasó la noche de la fiesta, y...

―¿Qué paso el día de la fiesta?―preguntaron varias voces al unísono.

Wyatt y yo cerramos los ojos al mismo tiempo, suspirando a la par antes de voltearnos para observar la entrada del departamento. Bou, Maggie e Inedra estaban de pie con unas expresiones muy particulares.

―Debí haber atado a esas perras al fregadero cuando tuve oportunidad―susurro Wyatt para sí mismo.

Mordí el interior de mi mejilla para no reírme de aquello. Las chicas tomaron asiento en la mesa junto a nosotros, Bou se sentó frente a mí dejando caer su rostro sobre sus palmas, Maggie se sentó a mi lado e Inedra junto a Bou.

―¿Qué paso en la fiesta?―esta vez fue Bou quien indago.

Solté una gran cantidad de aire y cubrí mi rostro con mis manos al recordarlo, ahora sí que estaba avergonzada. Coloque mi cabello detrás de mis orejas, cruce los brazos y me prepare mentalmente para lo peor.

―Nos besamos el día de la fiesta―solté. Rápido y confuso, pero lograron escucharme con claridad.

Los cuatro se quedaron en silencio un momento, con los ojos realmente abiertos y una expresión sorprendida. Hasta que:

―¿Cómo dices que dijiste?―soltaron Wyatt y Inedra.

―¿Por qué mierda no nos contaste?―esta fue Maggie.

―¿Y qué tal besa?―esa fue Bou, ganándose miradas aún más confusas de todo―¿Qué?―volvió a indagar, encogiéndose de hombros―A poco me van a decir que ustedes no tienen aunque sea un poquitito de curiosidad.

Me reí ante aquello.

―Fue bastante interesante―mordí mi labio inferior al recordarlo. Luego reaccione de con quienes estaba y deje de hacerlo―Lo siento mucho Inedra, te juro que jamás fue mi intención que eso pasara...

―No te lamentes, gafa―me interrumpió. Con una sonrisa sincera y tranquila―La verdad es que entre él y yo nunca existió un "algo"―hizo comillas con los dedos―Ni siquiera llegamos a darnos un beso―Vaya, el imbécil no había mentido―Su importancia es nula, solo fue un capricho.

―¿Y hoy que paso?―pregunto Maggie, intrigada.

Succione mis labios.

―Creo que le di una oportunidad para que tengamos algo―dije―Oh, al menos, para que intentemos conocernos.

―Yo solo quiero decirte una cosa amiga mía―Bou estiro sus manos para que yo las tomara, lo cual hice―Si Kiart juega contigo, si quiere tratarte como su muñeca. Entonces tú se Anabelle.

Mis amigos, sin duda alguna son inigualables.

―Pero si te rompe el corazón, le meteré un palo de cortina por el culo hasta que le salga por la boca―sentencio Maggie.

―Que sutil―dijimos Bou y yo al mismo tiempo.

Todos reímos.

―No es por arruinar el momento―intervino Wyatt―¿Pero quién de ustedes hará la cena?

Intercambiamos miradas entre las cuatro, luego lo miramos a él y nuevamente a nosotros. Amaba saber que pensábamos lo mismo.

―Yo no―dijimos las tres al unísono, y la sonrisa de Wyatt se borró.

―Creo que tendrás que hacerla Tu, compadre―palmee su espalda, antes de retirarme de la mesa.

(*)

Había pasado una semana. Una semana desde que había hablado con Kiart, una semana desde que lo estaba ignorando a toda costa, una semana en la que había estado perdida con los últimos exámenes.

Ya hoy era viernes.

Y Kiart estaba buscándome con demasiada insistencia.

―¡Venus!―quise salir corriendo por el pasillo, no podía desconcentrarme justo ahora. Y lo habría hecho, de no ser porque Kiart me tomo del brazo.

―Kiart, tengo que irme. Voy a mi último examen―excuse, intentando hacer que me soltara, pero no lo hizo.

―Tienes una semana completa ignorándome―su voz salió casi en un gruñido, pero tenía la expresión seria y enfadada―¿Qué paso?¿Hice algo malo?¿Algo no te gusto?¿Fuel beso?

Solté una pequeña sonrisa que no pude evitar.

―No, no, está todo bien, en serio―admití, sonando relaja y amable.

Me soltó lentamente el brazo, con una expresión poco confiada en su rostro. Examinándome para descifrar si lo que decía era cierto.

―¿Entonces qué pasa?―la campana indicando la última clase hizo presencia, tenía que irme o llegaría tarde.

Con mi brazo ahora libre tomo el borde del cuello de su camisa y atraje su rostro al mío para besarlo. Fue un beso tranquilo, con proeza, con la suavidad y sutileza que nuestros besos anteriores no habían tenido. Tomo con sus dos manos mis mejillas para acercar más mi rostro al suyo, duro unos segundos hasta que rompí la magia.

―Tengo un examen que presentar―susurre.

Antes de que pudiera impedírmelo me di a la fuga, casi corriendo hasta llegar al salón de la última clase de este semestre. Mientras contestaba las preguntas del examen luchaba por concentrarme, pero mi mente divagaba en lo que estaba haciendo.

En lo repentino que esto era, en que quizás se estaba forzando o se estaba dando muy rápido. Tuve que apartar esos pensamientos de mí para concentrarme completamente en el examen.

Hora y media después sonrió enormemente. Bajo el lápiz pues está terminado, mi último dolor de cabeza, perdón, mi último examen está terminado. Abandono el salón tan rápido como me es posible, dirigiéndome a la salida de la universidad.

Kiart estaba parado frente a su auto con un gran grupo de chicos, me quede parada un momento decidiéndome en si ir con él o no. Hasta que sus ojos recayeron en mí, se separó de sus amigos y camino en mi dirección.

―¿Cómo te fue?―pregunto al llegar a mi lado.

―Espero que bien―suspire, sonriendo nerviosa―¿Quieres hablar o...prefieres que hablemos en otro momento?―empecé a jugar con mis manos debido al nerviosismo.

Kiart lo noto y automáticamente sonrió.

―¿Trajiste el Jeep?―pregunto, asentí levemente―Bien, vuelvo en un momento.

Dio media vuelta sobre sus talones, camino hasta su grupo de amigos que empezaron a palmearle la espalda y decirle cosas, burlándose de él. Saco las llaves de su auto y se las entregó a uno de ellos, se despidió de cada uno de ellos y camino de vuelta hacia mí.

―Podemos irnos señorita―tomo mi mano, entrelazándola con la suya mientras empezábamos caminar―¿Hablaste con tus amigos?

―Sí, y solo tengo un mensaje de ellos para ti―nos detuvimos un instante―Quieren que te quede muy claro que si me lastimas, meterán un palo de cortina por tu cavidad anal hasta que te salga por la boca―le sonreí inocentemente.

Kiart se rio con extrañeza.

―Bien, es bueno saberlo.

―Guerra avisada no mata soldado―camine hacia la puerta del acompañante del Jeep.

―Y si lo mata, es por descuidado―completo, entrando en el auto en el asiento del conductor.

Ambos lanzamos nuestros bolsos en la parte trasera, saque mi botella con agua y le di un largo sorbo con intervalos para tomar aire. El eructo que viajo por i garganta y salió de mis labios fue totalmente incontrolable, Kiart estaba por encender el auto cuando volteo a observarme.

Nos miramos un instante antes de empezar a reír.

―Soy una dama muy delicada con ciertos ataques de macho―hable entre risas.

Kiart elevo una ceja en mi dirección, me quito la botella de agua y bebió de igual manera. Al alejarla de sus labios dio unas pequeñas palmadas a su pecho antes de que un enorme eructo saliera de sus labios.

―Jamás podrás contra mis eructos, querida―soltó, sonriente y divertido.

―Eso estará por verse―lo golpee en el hombro con suavidad.

Durante el trayecto encendimos la radio y empezamos a cantar como locos cualquier canción que sonaba. Cuando el auto se detenía en alguna luz roja Kiart empezaba a hacerme cosquillas mientras que yo le empujaba los brazos riéndome como una psicópata.

Al llegar a la cafetería se estaciono en el primer lugar libre que encontramos, nos bajamos del auto caminando uno junto al otro. Tomo mi mano y me hizo girar frente a él antes de que entráramos a la cafetería.

Mis amigos estaban todos reunidos en una mesa, hablando animadamente entre ellos, cuando llegamos hasta ellos dejaron de platicar para observarnos fijamente. Bou sonreía, Wyatt observaba a Kiart con muchísima desconfianza, Maggie e Inedra estaban inexpresivas.

―¿Qué tal chicos?―salude de manera animada.

Kiart le dio un leve apretón a mi mano, lo cual me causo gracia.

Ay, estaba nervioso el bebé.

Me tense al ver que ninguno reaccionaba, si mal no había entendido, a ellos no les molestaba que estuviera dispuesta a intentarlo con Kiart, quizás no estaban saltando en una pata de la alegría pero si sabía que me apoyarían en este momento, nunca esperaba nada malo de ellos.

Wyatt se levantó de su asiento, se puso junto a Kiart y le palmeo la espalda antes de sonreír.

―Todo bien hermano, relájate―soltó con diversión―Nosotros no mordemos ni nada por el estilo.

―Al menos, no lo hacemos si no nos das razo...―Maggie no pude terminar de hablar cuando Inedra, de manera nada disimulada, la golpeo con el codo.

―¡Todo bien chicos!―exclamo la rubia, ahora sonriente―Estábamos organizando la fiesta que haremos esta noche aquí en la cafetería.

Bou soltó un chillido de emoción.

―¡Va a ser la mejor fiesta del mundo!―grito, emocionada a la vez que aplaudía llamando la atención de los presentes―¿Claramente vendrás Kiart?

Lo observe de reojo, estaba sonriendo nervioso y con una chispa indescifrable en sus ojos.

―Por supuesto―asintió, soltó mi mano para pasar su brazo por mis hombros―Esto será interesante―murmuro, para que solo yo pudiera escucharlo.

Reí levemente.

―Lo único que debes hacer, es no tomar ningún trago preparado por Wyatt y estarás bien―igual murmure, divertida―Amo al idiota, pero con dos sorbos a sus tragos y estarás viendo estrellitas.

Ambos dimos media vuelta para que quedáramos frente a frente, paso sus manos por mis brazos con una extraña sonrisa en sus labios. Me quede observándolo directamente, era poco lo que conocía, estaba completamente aterrada en ese momento por lo poco que sabía sobre Kiart.

Era atractivo, sí. Ya me había resignado a no poder negar ese hecho. Pero más allá de su físico y personalidad atrapante, ¿Qué tipo de sueños, secretos y metas podría tener este chico?

―¡Voy Pasando!―el grito de Luke llegó demasiado tarde, puesto que para cuando volteamos ya el chico había caído sobre Wyatt.

Mi amigo soltó un quejido de dolor desde el suelo, Luke también se quejó mientras se ponía de pie ayudando a Wyatt, al estar ambos de pie mi querido mejor amigo le dio un lepe a su novio, uno de esos lepes potentes, saca mocos y remueve neuronas.

―¡Coño chamo, deja el agite!―le reprocho Wyatt, lo miro con el ceño fruncido un momento.

Los ojos color miel de Luke brillaron en diversión, le encantaba molestar a Wyatt. Su piel blanca, cabello rubio con algunos que otros mechones castaños corto de los lados largo y lacio arriba, nariz perfilada, labios finos y rosados. Altura promedio, él y Wyatt son de la misma estatura.

Ese hombre seria el marido perfecto, pero se le derrite la barquilla así que ni modo.

―Cálmate Wyatt―le señalo con su dedo índice―Es que tengo una duda―volteo a vernos a todos―¿Me darían su opinión?

Todos nosotros asentimos.

―Bien―suspiro un poco, sonrió divertido y dudo antes de soltar la pregunta―Tener sexo viendo porno, ¿Cuenta cómo karaoke o coreografía?

―Eso depende―solté, casi de inmediato―Si practican las mismas posiciones, eso es coreografía.

―Aunque, si gritan al mismo tiempo que los actores porno, entonces es dueto―intervino Inedra.

―Si la ven sin sonido, y ustedes son los que gritan, entonces es Karaoke―aporto Maggie.

―¡Y si lo ven antes de hacerlo entonces es un tutorial!―exclamo Bou, sonriente y divertida.

De inmediato todos estallamos en carcajadas, era algo verdaderamente increíble de escuchar. Wyatt pasó su brazo por los hombros de Luke, con una sonrisa de idiota en la cara antes de darle un beso.

―Eres una ternurita―le susurro, no muy bajito.

―No dirás lo mismo después del tutorial―la sonrisa pícara fue increíble, todos escuchamos y nos hizo estallar aún más en carcajadas bien sonoras.

―¡Ay Jesús, María y José!―exclamo Inedra, con los brazos al cielo como suplicándole a dios.

―Sin pecado concebido―dijimos todos, al unísono.

Esta noche, sería sin duda alguna una completa locura. Kiart estaba sonriendo de oreja a oreja, con su brazo alrededor de mis hombros. Volteo a observarme, pillándome mientras lo examinaba.

Dejo un beso en mi cien, que me hizo acelerar el corazón y poner nerviosa. Las cosas empezaban a cambiar, lo sabía, lo sentía. Y esperaba que fueran para bien.

(*)

Cuando estuve lista me observe en el espejo. El vestido blanco se ceñía a mi cuerpo con curvas "de más", que las personas llamaban gordura, yo llamaba belleza excesiva.

El vestido llegaba un poco más bajo de mis rodillas, era de mangas largas, mi cabello estaba recogido en una coleta alta y algo despeinada. Tenía puestas unas botas negras, no me había esmerado mucho en arreglarme, puesto que sería una fiesta con las mismas personas que solía ver casi todos los días.

Cuando llego al establecimiento todo esta ruidoso y agitado, habían modificado totalmente la posición de las cosas para hacer más espaciado el lugar. Estaba completamente lleno de futuros graduandos dispuesto a embriagarse, y los otros como nosotros que queríamos beber porque simplemente había sido un año de estrés.

Merecíamos un buen premio.

―¡Venus!―exclamo Bou, por encima de la música.

Tomo mi mano y me arrastro con ella al fondo del establecimiento lleno de gente, al unirnos al grupo empezamos una larga sesión de tragos. Dándole lugar al vodka, luego unas margaritas y otra cosa que Maggie había insistido en que tomara.

―¡Mas bebida!―grito Inedra, con su brazo alrededor de mis hombros.

Me suelto de mi amiga, dispuesta a irme a mover un rato el bote en la pista de baile. Maggie y Bou me siguen, nos integramos entre la multitud de universitarios embriagados con la canción Tones and I - Dance Monkey de fondo, al principio estaba perdida en mis movimientos.

Estaba relajada, con el cosquilleo en mis entrañas gracias al alcohol ingerido, bailo junto con las chicas de manera nada coordinada. Hasta que lo encuentro caminando entre la multitud con su mirada fija en mí, extiendo ambos brazos hacia Kiart.

Toma mis manos, uniéndolas con la suyas y empieza a bailar a la par conmigo. Doy la vuelta para quedar dándome la espalda, pone sus manos en mi cintura y acopla su cuerpo al mío mientras bailamos al compás de la música.

―Te ves Hermosa―susurra contra mi oreja, abrazándome por detrás.

―Tú tampoco te ves nada mal―tuve que acercarme para asegurarme de que pudiera escucharme.

―¿Y si salimos de aquí?―pregunto, dándome la vuelta.

Asentí.

―¡Larguémonos!

Una enorme sonrisa se formó en sus labios. Entrelazo su mano con la mía para salir juntos de todo ese montón de gente, una vez que pasamos la puerta el viento frio de la espesa noche nos golpeó como una bofetada.

―¿A dónde vamos?―pregunte, apartando un mechón de cabello de mi boca.

―No tengo ni la más puta idea―se rio, pude notar el aire relajado y atrevido del alcohol en sus palabras.

Ambos nos encogimos de hombros antes de empezar a correr por la acera, seguramente pasaban de la una de la mañana y nosotros nos tenemos ni idea de que hacíamos. Corrimos un par de cuadras, hasta que Kiart se detuvo de repente.

Un mini supermercado de Veinticuatro horas estaba frente a nuestros ojos, pase mi vista por el estacionamiento del lugar hasta que vi lo que buscada. Le di unos golpes a Kiart para que me prestara atención, luego señale los carritos de compras.

―¿Piensas lo mismo que yo?―interrogue, con las cejas elevadas y una sonrisa divertida.

Asintió totalmente convencido.

Corrimos hasta llegar a los carritos de comprar, sacamos uno de su fila, voltee en todas direcciones para no encontrarme con ningún guardia que pudiera estar cerca, mas mi mirada se cruzó con la del cajero del local quien nos miró con los ojos muy abiertos.

―¡Entra ya!―grito Kiart.

Me adentre en el carrito tan rápido como pude, el frio del metal me recorrió las piernas haciendo erizar todos los vellos de mi cuerpo. No espere mucho hasta que Kiart empezó a correr poniendo el carrito en movimiento, escuchamos los gritos del chico a nuestras espaldas pero nuestras risas se adueñaron de la noche.

El viento me chocaba en el rostro, eleve los brazos al aire. Kiart se apoyaba en el carrito, luego bajaba corría un poco más y se volvía a apoyar.

Llegamos hasta una parte que estaba por completo en bajada, grite como una loca cuando el impulso nos empujó hacia adelante. Pasábamos un par de cruces, casi nos atropellan dos veces y nosotros no dejábamos de reír.

El carrito se detuvo ferozmente al final de la bajada haciéndome quedar acostada sobre el metal. Observe las estrellas en el cielo, con mi pecho subiendo y bajando con velocidad. ¿Qué idioteces estaba haciendo?

―Vámonos linda, dejaremos esta cosa aquí―Kiart me ayudo a salir del carrito―¿Qué quieres hacer ahora?

Mire a nuestro alrededor, hasta que mis ojos lo pillaron. La entrada al subterráneo estaba a solo unos metros de nosotros. Siguió mi mirada y sonrió.

―Sabes, esta noche sí que será inolvidable―dijo, seguro y alegre.

Nos apresuramos a entrar en la estación del metro. Los vagones estaban literalmente vacíos, por la hora, obviamente. Cuando nuestro vagón quedo completamente vacío Kiart se sentó y me hizo sentarme sobre sus piernas.

―Esto es una locura―solté, sonriente.

―Es la mejor locura de la vida.

Lo observe atentamente, tome su rostro entre mis manos y le di un pequeño beso en los labios. Indefenso, torpe.

―¿Y eso porque?―pregunto al separarnos, con esa sonrisa de niño pequeño que estaba por cometer muchas travesuras.

―Fue un impulso―me encogí de hombros.

―¿Quieres otro impulso?

Me reí antes de volver a besarlo. Así como niña indefensa, con los ojos bien cerrados, intentando permitirme disfrutar el momento con un miedo pequeño a lo que pudiera ocurrir después. Deje eso de lado, concentrándome en el ahora, en lo bien que se sentía.

El beso de volvió profundo en cuestión de un instante, algo que antes no había experimentado. Con un cosquilleo que me recorrió por completo, algo nuevo, algo que antes no había experimentado. Cuando el metro se detuvo nos separamos, tomados de la mano salimos del lugar y volvimos a las calles nocturnas de la ciudad.

―Tengo muchísima hambre―me queje, sobando mi panza con lentitud.

―Vayamos por algo de comer entonces.

Pasamos por un McDonald's, donde Kiart compro la comida por el auto Mac. El empleado nos miró completamente extrañado, como si fuéramos dos locos callejeros que habían robado un poco de dinero.

Kiart pidió dos órdenes grandes de papas fritas, una cajita feliz a causa de mi insistencia, dos hamburguesas y una gaseosa grande. Nos sentamos a comer en un muro ahí mismo en el aparcamiento, Kiart me dio su chaqueta debido a que estaba temblando como un cachorro mojado.

―No puedo creer que estemos a estas horas en la calle, buscando que nos roben o algo peor―dije, observando en todas dirección el estacionamiento vacío.

―Decir esas cosas es como llamar a la desgracia―se encogió de hombros―Créeme, piensa positivo y confía en que estás conmigo así que no dejare que te pase nada―sonó sincero.

Le creí, aun con los pensamientos negativos rondando en mi mente que empezaba a aclararse, perdiendo todos los efectos del alcohol.

―Los únicos criminales aquí parecemos nosotros, o algo, eso cree ese hombre―señale al empleado.

―Está que llama a una patrulla telepáticamente―comento, burlón mientras mordía su Hamburguesa.

―No hagas movimientos bruscos, lo pondrás nervioso.

Los dos nos reímos.

―Esta ha sido una noche increíble, Venus―sonrió al voltear a observarme―Cuando te dije que saliéramos de ahí, no pensé que en serio fueras a irte conmigo.

―¿Y porque no?

―¿Y porque si?

―No respondas a una pregunta con otra, es de mala educación―le reclame―Hasta el momento, no me has dado razones para desconfiar en ti, o bueno, no completamente.

Se rio.

―Yo podría ser el mismísimo asesino en serie, y tu ni enterada Venus.

―Pero no me matarías―negué levemente―Tengo un encanto natural, me dejarías huir.

―Si te tuviera desnuda, ni Terminator en persona podría salvarte de mí.

No pude evitarlo. Una risotada espontanea, cargada de diversión e incredibilidad escapo de mis labios al escucharlo decir esas bobadas. Kiart me acompaño en las risas por un rato, terminamos de comer entre bromas y bromas.

―¿Dónde iremos ahora?―pregunte, mientras nos poníamos de pie.

Observo todo a su alrededor, hasta que dio con el poste donde se encontraba el nombre de la calle y frunció el ceño.

―La buena noticia, podemos ir a mi departamento. La mala, es que tendremos que correr para que no nos roben.

―Dijiste que estaríamos bien―lo mire incrédula.

―Y lo estaremos, pero más vale que nos apuremos.

(*)

Mi pecho ardía, respirar dolía como los mil demonios. Nos detuvimos frente al edificio de Kiart, rebusco en sus bolsillos hasta dar con las llaves. Entramos en el edificio, subimos en el elevador mientras intentábamos recuperar el aliento que esas cuadras nos habían robado.

―Pensé que vivías en la casa donde hicieron la fiesta―le dije, apoyándome en el metal del elevador.

Se acercó a mí a la vez que asentía.

―Vivo ahí, al menos, casi todos los días de la semana pero este apartamento es solo mío y de Josh, mi mejor amigo.

El elevador se abrió en el quinto piso, caminamos por el pasillo intentando guardar el mayor silencio posible. Abrió la puerta del departamento dejándome un espacio para entrar primero, como todo un caballero. Entro después de mí cerrando la puerta tras él.

El departamento era tipo dúplex, con muebles modernos y una organización de todo hombre. Ni muy arreglado, ni muy desordenado. Todo estaba en su justo lugar con unas que otras cosas que parecían no encajar.

―¿Te presto ropa?―voltee a observarlo, mientras se quitaba los zapatos―Es decir, vas a quedarte a dormir, imagino.

―No lo preguntes, ya lo diste por hecho.

―Es que no lo pregunte, lo afirme―sonrió, pasando por mi lado.

Lo seguí por el pasillo hasta las habitaciones, me dio una enorme camiseta azul oscura y unos boxers negros. La sonrisa pícara en su rostro no desaparecía.

―Muero por verte usando eso―mordió su labio inferior―En realidad, muero por verte sin eso.

Empecé a golpearlo con la camiseta.

―Que gracioso―le saque la lengua, rodando los ojos―¿Dónde está el baño?

―Segunda puerta, a la derecha.

Entre al baño, me quite la ropa sucia con salsa y grasa de la hamburguesa. Me metí en la ducha; la ducha era casi transparente pero en ciertas zonas distorsionaba el cuerpo para que no se me viera nada desde afuera.

Cuando termine salí del baño vestida con la camiseta que me quedaba enorme, el bóxer me quedaba como un short, ya que no tenía más ropa interior limpia, bueno. Se me veía, ya saben; Un Paponeitor.

Agradecía que la camiseta fuera lo suficientemente larga como para tapar, "Mi zona".

Kiart se dio un baño también mientras yo lo esperaba en la sala, caminando de un lado al otro. Ya limpios saco dos cervezas de su refrigerador, en su habitación había un enorme ventanal donde nos sentamos a beberlas cada uno sentado en un extremo.

El cielo estaba lleno de estrellas, que pronto desaparecerían al llegar el amanecer. Solo podían escucharse los grillos, los autos que iban de un lado al otro en la calle.

Y hubo algo en ese momento, justo en ese instante, mientras ambos guardábamos silencio con los cortos tragos de cerveza que ingeríamos, donde me di cuenta que no necesitábamos hablar de alguna estupidez para sentirnos cómodos.

El momento era tan tranquilizador.

Soltó un enorme suspiro lleno de pesadez antes de deslizarse por el ventanal hasta llegar frente a mí. Me quito la cerveza de la mano y se puso en pie, guiándome hasta que los dos estuvimos sobre su cama.

Nos recostamos en total silencio, paso un brazo por debajo de mi cabeza y me acomodo para que encajara con su cuerpo. Pase uno de mis brazos sobre su torno desnudo, las respiraciones de los dos eran pesadas, relajantes. Se sentía como si ambos pertenecíamos a ese lugar.

A ese momento.

Su piel estaba fría, suave, aun algo húmeda por la ducha que me hizo acurrucarme aún más a su cuerpo. No estaba tan musculoso algunos aquí y otros allá, marcados y duros, era sin duda mucho más grande que yo, pero bueno en realidad, todo el mundo lo era.

Observe a Kiart, queriendo detallarlo, sonrió como siempre con ese toque pícaro en el rostro. Sus ojos se pusieron chiquitos y los huequitos en sus mejillas se hicieron presentes.

Fue como si el mundo me cacheteara al verlo, porque en ese instante lo supe. Ahí, con el abrazándome, sonriéndome. Supe que amarlo me dolería, me destruiría, me desarmaría de muchas maneras posibles. Pero me demostraría, que la vida de todos modos es bonita.

―Somos un desastre―susurre, cerrando los ojos por el cansancio y el sueño.

Los latidos acelerados de su corazón me tranquilizaron, el saber que estaba tan acelerado como el mío.

―Un desastre que valdrá completamente la pena―susurro.

Y esa noche, al quedarme dormida entre sus brazos; Comprendí que no se necesita dar un beso profundo, ni acariciarnos, ni tener sexo para sentirnos cómodos o en confianza. Se fueron derrumbando, pedazo a pedazo, todos los muros que existían entre nosotros.

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