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Ocho años atrás.

El mensaje llegó cuando Beomgyu estaba recostado sobre el sofá sosteniendo un vaso de agua en sus manos. La princesa finalmente había encontrado al verdadero amor de su vida, pero para molestia y decepción de Beomgyu, la maldita villana tenía que arruinarlo todo.

El teléfono sonó de nuevo y Beomgyu decidió verlo, aún molesto, pero era el hombre al que Beomgyu había admirado estúpidamente en secreto desde hace un año antes de que comenzara a sentirse incorrecto el acercarse demasiado. Bien, tal vez no era tan malo, pero para Beomgyu lo era después de haber estado evitándolo durante los últimos cuatro días.

Volvió a mirar la pantalla y entrecerró sus ojos para asegurarse de que no lo estaban engañando. No lo estaban.

"¿Me estás evitando?"

"¿Estás ahí?"

Beomgyu suspiró y tecleó sobre la pantalla:

"Aquí estoy"

De pronto, su teléfono comenzó a vibrar. Era una llamada.

Beomgyu contestó a regañadientes.

—No pensé que volvería a oír tu voz tan pronto después de haberme ignorado y prácticamente casi echado de tu vida —exageró Yeonjun.

Francamente, eso era lo que Beomgyu quería: echarlo. Yeonjun no era un mal tipo, por supuesto que no lo era, pero él sí. Estaba traicionándolo de la peor manera al tener sentimientos por él, o algo por el estilo.

—Sólo fue un momento difícil, no quería hablar con nadie —dijo Beomgyu—. Lamento haberte ignorado.

Esa fue una respuesta algo sosa. Beomgyu podría haber dado una mejor excusa, pero no podía confesar sus sentimientos en medio de una llamada telefónica. Eso sería verdaderamente vergonzoso.

—Todos dicen lo mismo —bromeó Yeonjun.

Beomgyu sonrió.

Después de eso, hubo silencio en la línea. Ambos sabían que no era lo que querían.

—¿Por qué has estado ignorándome? —dijo Yeonjun, oyéndose algo extraño. Más bien, se oía dolido.

Beomgyu frunció el ceño y tomó un sorbo de agua.

—Porque... bueno, mmm... —trató de excusarse—. Lo siento, no se me ocurre nada en este instante.

—Bien —Yeonjun dijo alegre—. Estaré en tu casa en diez minutos, espera por mí y no huyas esta vez.

"Espera por mí y no huyas esta vez".

Aquella frase tan sencilla y sin dobles intenciones, a pesar de haber sido inocente, dio inicio a lo que ambos sufrirían nueve años más tarde.

Si alguien le hubiera dicho a su yo de dieciséis años que estaría llorando como un desquiciado a tres meses de la boda de Yeonjun, él no lo habría creído, pero ahí estaba, llorando sobre el hombro de Taehyun mientras era consolado por sus amigos.

La vida de un enamorado era difícil. Difícil porque lo quería aún sabiendo que no debía, y porque lo amaba aún cuando no quería amarlo.

Vaya dilema.

—No puedo creer que Yeonjun sea tan despiadado contigo —dijo Sunoo.

—No lo hace a propósito, sólo está confundido —replicó Sunghoon—. Yeonjun no es una mala persona, pero a veces puede ser realmente un idiota aunque no se lo proponga. Sólo mira lo desconsolado que se encuentra Beomgyu por una boda que probablemente acabará siendo un divorcio después de un año.

Beomgyu levantó la cabeza y secó sus lágrimas.

—No puedes decir que Yeonjun es un idiota —le dijo arrastrando las palabras. Había bebido demasiado—. No lo conoces tan bien como yo. Yo... yo sé que él no lo hace a propósito, sé que no me cela porque aún me ame, él sólo quiere cuidarme. Sé que puede sonar extraño para ustedes, pero aún cuando estamos con Yunjin me trata bien, y ella también lo hace. Yeonjun me abraza y me besa en la frente cuando estoy triste porque me quiere. Él no es malo, es la persona más maravillosa que he conocido alguna vez en mi vida, así que no te atrevas a llamarlo idiota, tú, pequeña mierda-

Taehyun le dio una mirada rápida que heló a Beomgyu.

—Bien, bien, corta el rollo, Beom —le dijo Taehyun. Sabía que no lo hacía a propósito, estaba borracho, pero aún así parecía lo suficientemente sobrio para defender a Yeonjun de alguien que no estaba atacando.

Apoyándose contra su hombro, Beomgyu miró el techo y frunció el ceño.

El sólo pensar en Yeonjun casándose con alguien más le provocaba náuseas. Tal vez era –en gran parte– culpa del alcohol en su sistema, pero él se sentía borracho de sólo tener a Yeonjun cerca.

Se había vuelto algo incontrolable, algo que se desprendía de sus manos, algo enfermizo. Él no sabía si era realmente amor lo que sentía por Yeonjun o si simplemente estaba molesto porque él estaba rompiendo su promesa de meñique. Tal vez estaba teniendo una crisis de mediana edad.

Suspirando, él dijo:

—Debo irme ahora —todos los presentes le miraron preocupados. Taehyun fue el primero en hablar.

—Con todo respeto, amigo, te ves de la mierda.

Beomgyu ni siquiera tuvo tiempo de sentirse molesto cuando simplemente tomó su teléfono y salió del departamento.

Se sintió sobrio con el frío viento golpeando su rostro. Necesitaba ver a Yeonjun o posiblemente moriría por un caso de corazón roto. Él quería verlo. Quería tocarlo. Sentirlo.

No supo exactamente cómo ni cuándo había llegado hasta el edificio en donde Yeonjun alquilaba un pequeño departamento en el que solía pasar la mayor parte del tiempo compartiendo con Beomgyu, sólo sabía que quería verlo. Necesitaba verlo.

Cuando sonó el timbre del lugar de Yeonjun, Beomgyu se sintió repentinamente sobrio y, ¿qué demonios estaba haciendo? Por el amor de Dios, eran las dos de la madrugada y Yeonjun no tenía tiempo para lidiar con él en ese estado. Había comenzado a arrepentirse, pero lamentablemente la puerta fue abierta, y entonces fue demasiado tarde para echarse atrás.

—¿Beom? —preguntó somnoliento y desconcertado— ¿Qué haces aquí a estas horas?

Él no supo qué decir, espesas lágrimas cayendo por sus mejillas mientras Yeonjun jalaba de él en un cálido abrazo. Beomgyu siempre se sintió seguro en sus brazos.

Mordiéndose el labio, Yeonjun lo condujo hasta el sofá, sentando a Beomgyu a horcajadas sobre él. Le parecía surrealista tenerlo así en su departamento después de tantos años sin haberlo visto derramar una sola lágrima. Cuando se había despertado por el sonido del timbre, definitivamente no esperaba encontrar a Beomgyu hipando en la puerta. Yeonjun había pensado que sólo era un sueño muy vívido, pero la respiración de Beomgyu en su cuello decía lo contrario.

Se preguntó qué lo habría llevado a este estado. Estaba preocupado. Beomgyu besó su cuello.

El estómago de Yeonjun se desplomó por un segundo, pero no lo detuvo. Acomodó a Beomgyu sobre sus piernas para abrazarlo con más fuerza.

Cuando su llanto cesó, los ojos de Yeonjun se posaron sobre los de Beomgyu.

Se sentía como si una pequeña parte de su corazón fuera aplastada junto al suyo antes de que Beomgyu le dedicara una sonrisa débil.

Yeonjun se humedeció los labios con la lengua, sin saber qué decir. Demonios, ni siquiera estaba seguro de lo que estaba pasando. Se sentía como un infiel al dejar que otro hombre olisqueara y besara su cuello de esa manera, pero era Beomgyu. Sólo Beomgyu jugando con su mente una vez más.

Él se hizo a un lado.

Beomgyu lo miró desesperanzado, teniendo una fuerte sensación de deja vu.

Inesperadamente, Yeonjun volvió a alzarlo entre sus brazos nuevamente, dejando que Beomgyu oyera sus latidos y así tranquilizarlo. Sabía que eso funcionaría. Lo sabía porque Beomgyu amaba oír sus latidos.

Por fin, Yeonjun rompió el silencio con un suspiro.

—Sabes... esto me recuerda a cómo solíamos ser en ese entonces.

—No lo digas —suplicó Beomgyu, apegándose a su pecho.

—Lo siento.

Otro silencio largo e incómodo.

—Mira —dijo Yeonjun—. No quiero ser el tipo malo. No soy ese tipo.

—¿Ese tipo? —Beomgyu soltó una carcajada llena de resentimiento— ¿El tipo que va a casarse en tres meses, dice amarme, pero que sin embargo ignora mis sentimientos y los aplasta como si no significaran algo?

—Eso es mentira.

Beomgyu rió.

—Tienes una forma bastante curiosa de demostrarlo. ¿Por qué aún seguimos de esta manera?

—¿Qué?

Beomgyu volvió a hundirse en la curva del cuello de Yeonjun, aspirando su aroma.

—¿Qué estás haciendo, Beomgyu? —preguntó con voz baja y suave— Si estás tan disgustado conmigo por casarme con Yunjin, entonces no deberías...

Otro beso. Y otro, y otro, y otro más.

—No hagas eso. Dejarás marcas.

Estudió el perfil de Beomgyu cuando finalmente se atrevió a mirarlo a los ojos. Estaban cristalizados y rojos por el llanto, su nariz y mejillas sonrosadas.

Beomgyu puso una mano sobre el pecho de Yeonjun, recorriendo hasta su nuca. Tiró de él lo suficiente para que sus rostros se encontraran a pulgadas del otro.

—No lo hagas —pidió Yeonjun.

Pero entonces, Beomgyu volvió a ser un pequeño niño asustadizo durmiendo en los brazos de Yeonjun.


Primera actualización del año !! 🍓

Cuéntenme, ¿les gustó el capítulo? Fue algo rápido, pero creo que es lo suficientemente coherente como para ser publicado, díganme qué tal les pareció. <3

Espero que tengan un lindo día !

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