17. el final del viaje

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Epílogo.

Un mes y medio después.


🕸️🕸️🕸️🕷️

Moira había llegado a Manchester con una valija llena de emociones, siendo sostenida de la mano de su hermano y la de Julián. Había estado un poco nerviosa al subirse al avión que los llevaría a su destino, hasta que rápidamente comenzó a conocer la ciudad y se sintió a gusto de pasar unas semanas ahí. Inglaterra era un lugar increíble, a pesar del frío que la hacía sentir congelada y de las diferencias en cuanto a las culturas. Había pasado casi un mes y medio desde su llegada, unos cincuenta días para ser más precisos, y había recorrido toda la ciudad en compañía de sus chicos preferidos. No hubo ningún momento de aburrimiento, porque cada día tenían una nueva actividad que hacer y un nuevo partido que ver.

Había ido a ver a Julián en sus partidos con el Manchester City, donde por suerte en algunas ocasiones lo habían puesto como titular, y en otras lo habían dejado en el banco. Junto a su hermano lo habían aplaudido desde la tribuna y también se habían quejado entre ellos de Pep Guardiola, quien siempre hablaba maravillas del jugador argentino, pero aún así nunca ponía a Julián el tiempo que se merecía en los partidos. También había conocido a sus compañeros de equipo y su preferido era Haaland. Todos la habían recibido con sus brazos abiertos y en muchas ocasiones, habían aparecido en el departamento de Julián para comer y conversar un rato. Moira admitía que Erling era su preferido y todos en la habitación podían darse cuenta de eso. Aún así, las intenciones de la fotógrafa habían sido únicamente amigables.

Moira le había enseñado bastante inglés a Julián, dándole clases particulares que se resumían a escuchar su música favorita, Harry Styles y Taylor Swift, por supuesto, y a ver películas en inglés con subtítulos en español. Podía parecer algo tonto, pero en un corto período de tiempo, Julián había mejorado mucho su lexis y pronunciación. El resto del tiempo la habían pasado recorriendo las calles de Manchester y yendo a comer en restaurantes lindos. Y en esos momentos en los que Julián se encontraba muy ocupado entrenando o concentrando, la castaña iba a las librerías y se pasaba horas enteras navegando en las estanterías.

Ella miró a su alrededor y empezó a abrir el armario, tomando sus pertenencias en sus manos y sentándose en el suelo. Abrió su valija y comenzó a ordenar las cosas, sabiendo que tenía que tratar de hacer espacio, porque desde que había llegado a Inglaterra, hizo muchas compras. Raramente los libros eran mucho más baratos que en Argentina y había hecho varias compras de obsesiva compulsiva. Ahora no sabía dónde meter todos esos libros nuevos y la ropa. Se ató el pelo en una colita desordenada y miró de reojo sus cosas. Se sentía triste y angustiada, sin embargo, eso era exactamente lo que habían acordado. Moira estaba pasando unas vacaciones en Manchester y una vez que se terminaran, tenía que volver a Argentina.

Y lamentablemente, su día de volver estaba llegando.

—¿Te vas a ir?

Moira se giró hasta Julián, que recién había llegado de su entrenamiento en el Manchester. Lo vio con su ropa de entrenar y con su nariz roja por el frío que hacía en las calles. Ayer por la noche había evitado armar sus valijas, porque habían estado jugando a las cartas hasta tarde y sentía que empezar a guardar sus cosas iba a cambiar los ánimos. Su hermano ya tenía todas las valijas hechas y por más que su vuelo era mañana y quedaban varios asientos disponibles, Moira todavía no se había animado a presionar para comprar un ticket. Seguía esperando una señal, algo que le dijera qué era lo que tenía que hacer: volver a Argentina o quedarse en Manchester. Tragó saliva y miró a su novio, quien se sentó en la cama y la miró sin ninguna emoción. Tener que separarse los hacía acordar a cuando estaban en Qatar y no sabían qué hacer, como si su relación tuviera un periodo de caducidad.

—Tengo que volver, no puedo estar acá de vacaciones por siempre.— admitió y guardó una de sus prendas en su valija, ordenando todo y sin querer mirar a Juli.— Mateo ya vuelve mañana a Argentina.

—Podrías conseguir un trabajo acá, puedo preguntar en el club si necesitan a alguien. Tenés experiencia trabajando para la AFA, te pueden contratar como fotógrafa.— Moira hizo una mueca, realmente no quería irse y Julián tampoco quería que ella se fuera. Podía parecer estúpido que los dos quisieran lo mismo y de todas formas, no hicieran nada para cambiar las cosas. Mientras que Moira estaba en duda con lo que hacer, Julián no quería ser egoísta, quería que su novia se quedara en Inglaterra porque de verdad lo quería.

Mateo iba a viajar por la mañana hasta Buenos Aires, ya que tenía que volver a su trabajo. En el caso de Moira, tampoco quería sentirse como una carga o como una novia florero que no hacía nada con su vida. No tenía un trabajo en ese momento y por más que había usado su sueldo de fotógrafa en sus gastos personales, sabía que tarde o temprano se le iba a terminar la plata. No quería que Julián la mantuviera mientras vivía con él, podía aceptar que de vez en cuando él comprara helado y pagara la cena, pero ella también quería sentirse útil. Por otro lado, también había pensado mucho en sus estudios. Le faltaba rendir los finales de tercer año y todavía le quedaba cursar el último año que le faltaba de su carrera.

Ella lo miró y esbozó una sonrisa.— ¿Y si nos cansamos de esto? ¿Si de repente empiezo a sentirme que estoy sola y que quiero volver a Argentina? No somos dos nenes chiquitos y sabemos que es cruel estar lejos de casa. Yo estoy enamorada de vos y me duele mucho tener que tomar una decisión, pero también quiero pensar bien en las cosas.

No quería ser su mamá, aquella que había dejado a toda su familia atrás y nunca se había preocupado por los demás. Su viejo seguía en Argentina y su hermano también, aunque sí se ponía a pensar, los hombres podían cuidarse muy bien por sí solos y eran adultos responsables. Desde que se había ido de vacaciones, su papá la llamaba indudablemente todas las noches y siempre se mandaban cosas en Instagram. Por más que estaban a kilómetros de distancia, lo tenía muy presente. Julián se levantó de la cama y se sentó a su lado, en el suelo.

—Sé que arriesgaste un montón, amor, al venir hasta acá. Sé también que te encanta estudiar y que también te gusta sacar fotos. Quizás antes lo veías como un hobbie, pero desde que empezaste a trabajar en la selección te lo tomaste en serio. Sé que todo lo que te propongas lo podés lograr y que si querés trabajar en el City, podés conseguir trabajo y no lo digo porque seas mi novia. Todo el esfuerzo que le pones a las cosas hace que se note tu dedicación. Si querés irte a Argentina, lo voy a entender y no quiero ni por un segundo que pienses que tenés que estar acá por mi. Si querés quedarte acá por un tiempo más, vas a hacerme el hombre más feliz en el mundo.— era probablemente la primera vez que había escuchado al futbolista hablar tanto, y le gustaba que fuera totalmente transparente con ella.

»Creo que ninguno de los dos pensó jamás que las cosas se iban a dar esta manera. Ninguno esperó que nos sintieramos así y nos enamoraramos tan rápido. Es tu decisión, Mo. Y sin importar dónde estés, te voy a querer de acá hasta la china. Siempre fuiste vos y siempre vas a seguir siendo vos, Moira. Mi corazón no late por nadie más.— ella se levantó del suelo y se acercó hasta él, donde Julián la sentó en su regazo y Moira le dio un abrazo. Nunca antes se había sentido de esa forma, enamorada. Habían pasado casi tres meses juntos y encontró en Julián una persona que quería mantener a su lado. Alguien dulce y cariñoso.

Moira tragó saliva y miró su valija, pudo ver la camiseta de Argentina y también tenía la del Manchester City que había usado en los últimos partidos. Su corazón se dividía en tres; en quedarse con Julián y seguir a su lado, en ir a Argentina para continuar estudiando y en el tercer puesto se encontraba la opción que solamente había contemplado al trabajar con la selección argentina, y esa era dedicarse a la fotografía, quedándose también en Manchester. Solía ver la fotografía como un hobbie, porque nunca había tenido la oportunidad de que alguien le pagara por su trabajo y de dedicarse realmente a eso. La literatura y dar clases era otra de sus tantos sueños. Soñaba con dar clases a sus alumnos y juntos analizar las historias que leían, pero también soñaba con sacar fotografías y que las personas valoraran su trabajo. Eran sus dos sueños, y tenía la chance de cumplir ambos, pero tan sólo tenía que tomar una decisión.

—¿Crees que alguien me va a contratar como fotógrafa? De verdad, necesito que seas sincero.— Moira preguntó, mordiendo sus uñas. La cuenta de Instagram del City había puesto las fotografías que ella le sacó al campeón y también le habían dado créditos, algo que la había puesto muy contenta de conseguir.

Juli asintió y le sonrió genuinamente.— Si mandas tu currículum al toque te van a contratar, tenés experiencia y tenés un montón de talento. Puedo preguntar en el club si necesitan a una fotógrafa excelente y hermosa. Si soy ellos, no dudo en contratarte.

—¿Y si me llaman del Manchester United o de otro club?— Moira le sonrió, viendo que su novio empezaba a cambiar su cara seria por una sonrisita. Ella quería valorar todas sus opciones antes de tomar una decisión.

—No me importa de qué club te contraten, si eso significa que te quedas acá conmigo.

Moira tenía veintidós años, creía que todavía era joven y en todo caso, también tenía muchas oportunidades de tomarse un respiro y de continuar con su carrera cuando pudiera hacerlo. Más allá de sus sentimientos por su novio, quiso darse prioridad y tomar una decisión más allá de la persona que quería y a la que quería tener a su lado. En todo caso, si se quedaba en Manchester, era para continuar tomando las riendas de su vida y darse una nueva oportunidad como persona. Quería ser fotógrafa y dedicarse a ello de forma profesional.

Ella soltó un suspiro y miró por última vez sus valijas.— Bueno, me quedo una semana más. Voy a tratar de buscar trabajo como fotógrafa y si no aparece nada, voy a volver a Argentina.

—Y si te contratan, te quedas acá.

Moira asintió con la cabeza, iba a probar suerte y dedicarse a una actividad que le apasionaba desde la primera vez que había juntado plata para comprarse una cámara profesional. Su novio se levantó del suelo y la empujó arriba, en menos de cinco minutos, Moira fue literalmente cargada por Julián hasta el sillón, dónde la dejó sentada. Dos segundos después, el jugador le dejó su computadora en el regazo y se puso a su lado.

—Empecemos a mandar currículums.— Julián le guiñó un ojo y ella se quedó atontada por la secuencia.

—Me parece que de verdad querés que me quede, Juli.

Moira esbozó una sonrisa y juntos empezaron a mandar currículums a todos los clubes que podían. Agregó su experiencia en el mundial y algunas cuantas fotos de las que se sentía orgullosa. Cuando terminaron, ambos miraron la pantalla, esperando que alguien les mandara un correo. Nada sucedió por media hora. Moira se levantó del sillón y fue a preparar mate, tratando de calmar un poco el ambiente. Antes solía tomar mate de vez en cuando, pero después de pasar un mes entero con los jugadores de la selección argentina, había adquirido una nueva obsesión. Julián era igual, siempre había un buen motivo para tomar unos mates, sin importar la hora del día. Si no se tomaba cinco litros de mate al día, realmente no funcionaba como una persona normal.

Con el termo en manos, Moira se sentó nuevamente en el sillón y le dió el primero a él. Julián no se quejó de que le diera el más feo, los siguientes estuvieron mucho más ricos. La pareja no apartó la mirada de la pantalla, el futbolista refrescaba la página y nada nuevo aparecía.

—No creo que me respondan hoy, deben tener un montón de personas que quieren conseguir trabajo ahí. Son clubes muy grandes y seguro se toman su tiempo para evaluar bien a los candidatos.— Moira explicó y acercó la bombilla a su boca. Julián pasó sus manos por su cara y se levantó del sillón, todavía no se había bañado y seguía con su ropa deportiva.

—Si no te contratan, voy a quemar todo.— se quejó Julián, quizás juntándose demasiado con Mateo y copiando sus palabras. El campeón del mundo le dijo que se iba a bañar y mientras, ella se puso a mandarle mensajes a Candela. Las dos hablaron por un buen rato, hasta que le llegó un mensaje de hermano, haciéndole saber que esa noche no iba a volver al departamento que compartían los tres. Había conocido a una inglesa y se iba a quedar en el departamento de ella.

Julián salió del baño con sólo una toalla puesta en su cintura.— ¿Te respondieron algo, amor?

Moira pasó su mirada por su cuerpo antes de responder, refrescó la página y nada había pasado. Era obvio que eso iba a seguir así por varios días, todavía tenía una semana entera para seguir esperando.

—Pasó recién una hora, ¿Hacemos algo para pasar el tiempo?— al sugerir eso, Julián le respondió con una sonrisa pícara y un guiño, acercándose solamente con la toalla.— Eso no, me refería a que podíamos salir, hacer alguna actividad. Algo apto para todo público, arañita picarona.

Amaba la nieve, era la primera vez en su vida que veía tanta nieve junta y como estaban en febrero, seguía haciendo mucho frío. Había sido un cambio completo subirse al avión y bajarse en Inglaterra, sabiendo que estaban acostumbrados al calor de Qatar y al de Argentina; mientras que en Reino Unido hacía muchísimo frío. Cada vez que tenía la oportunidad de salir, Moira aprovechaba para ver las calles de color blanco y de tomar fotos de la nevada. La fotógrafa fue a la habitación que compartía con su novio y se abrigó más, poniéndose unas botas de nieve y una campera hiper abrigada. No olvidó de ponerse una bufanda y un gorro para calentar su cuerpo. Julián se terminó abrigando igual que ella, estaba segura que si se caían al piso, ni iban a sentir el golpe, debido a todas las capas de ropa que estaban usando.

Los dos terminaron en los bolos, un lugar que no estaba muy lleno y en el que consiguieron un lugar muy pronto. Moira tomó de su vaso de gaseosa y comió unos nachos. Julián era muy bueno jugando a los bolos, de un solo tiro pudo hacer que todos los conos cayeran al piso. La castaña se levantó de su asiento, sabiendo que era su turno y agarró una de las bolas. Había empezado mal y poco a poco fue mejorado, esta vez cuando tiró, cayeron todos los conos. Ella levantó los brazos y dio una pequeña vuelta, orgullosa de sus logros.

—Esa es mi novia.— dijo Julián, acercándose para darle un beso en sus labios. Los dos escucharon que alguien gritaba el nombre Julián bien pronunciado y vieron a un noruego de casi dos metros caminando hasta ellos.

Moira le sonrió a Erling Haaland, viendo que tenía dos trencitas que lo hacían mucho menos intimidante. El compañero de equipo de Juli abrazó primero al jugador y después lo hizo con ella, pronunciando también su nombre muy bien. Moira no dudó en abrazar al noruego, porque desde que lo había conocido, lo había querido adoptar como un amigo. Por más que había leído varios tweets diciendo que en realidad Haaland era un robot, era un osito de peluche gigante y que siempre que se lo cruzaba, se sentía todavía más petisa. Cómo Moira no había sido agraciada con su estatura, cada vez que tenía al ruido a su lado, se sentía como un Minion.

¿Quieren jugar a los bolos con nosotros? Vine con unos amigos.— preguntó Erling en inglés y tanto ella como Julián le dijeron que sí.

Estuvieron jugando por un buen rato, donde todos se reían y competían contra los delanteros del Manchester City. Cuando se cansaron de tantas partidas, la pareja se despidió del grupo y siguieron caminando por las calles congeladas. A veces no necesitaban hablar, simplemente se agarraban de las manos y miraban todo a su alrededor. La nieve caía sobre ellos, aunque a una menor cantidad que cuando habían salido al mediodía. Miraron las vidrieras de los negocios y caminaron hasta su departamento, donde fueron recibidos con la calefacción. Moira fue directo al baño para vaciar su vejiga y después se acercó a la habitación para cambiarse de ropa. Se puso algo mucho más cómodo y de entre casa.

—¡Amor, vení!

Moira se acercó hasta Julian y notó que él miraba la computadora.— ¿Qué pasa?

—Te respondieron un mail. No sé que dice, no entiendo nada.

Moira se acercó hasta la pantalla y leyó el correo en inglés, empezó a traducirselo a su novio. No tenía tantas palabras complicadas, salvo algunas que eran rebuscadas y muy formales.


Hola,

Estimada Moira García, nos complace informarle que tenemos varios puestos de trabajos disponibles y nos sería muy útil tener una fotógrafa en nuestras filas, que ha trabajado en el mundial de Qatar 2022.

Desde el Manchester United, esperamos poder acordar una entrevista con usted y hacerle saber que esperamos su respuesta en la brevedad.

Lauren Jacobs, jefa del equipo de fotógrafos del Manchester United.


Ella abrió su boca con sorpresa, no había pensado que le iban a responder y mucho menos de un club tan importante. Había mandado su currículum a las diez de la mañana y ahora eran las siete de la tarde, le habían respondido bastante rápido. No esperaba una respuesta en lo absoluto y eso la había dejado bastante complacida.

—¿No te pusieron nada del City?— preguntó Julián, haciendo una mueca y mirando su celular.— Puedo hacer una llamada y preguntarles algo.

Moira negó y acercó la computadora, para poder empezar a responder el correo.— No, me gustaría trabajar en el United, además está Lisandro Martínez y es buena onda.

—Y en el City estoy yo, me podes sacar fotos a mí.— Julián hizo un puchero como un nene chiquito y Moira no pudo creer que él estuviera celoso de que ella había conseguido una candidatura para el equipo contrario al que Julián jugaba. Entendía cuando se trataba de la rivalidad entre Boca y River, su novio amaba con todo su corazón a su equipo favorito, pero en el caso del equipo inglés, Julián tampoco era tan fanático. Jugaba ahí y se esforzaba para rendir, sin embargo no era lo mismo que con River.

Era la oportunidad que necesitaba para quedarse en Manchester y después de varios minutos en silencio, Julián también lo aceptó. Ella mandó un mail haciéndoles saber que estaba más que dispuesta a ir a la entrevista y cuando volvió a mirar a Julián los dos se sonrieron cómo bobos. Era la señal que necesitaban para saber que el destino todavía los quería juntos.

—¿Y qué vas a hacer con tus estudios si te quedas a trabajar acá?— se interesó Juli, preocupado de que ella se atrasara aún más con sus estudios.

—Mi papá tenía contactos en Boca, voy a preguntarle si no tiene contactos en el ministerio de educación.— contestó Moira, claramente jodiendo y aceptando que podía buscar una manera de hacer todo funcionar.

—Tu papá tiene contactos en todas partes, hasta con los barra brava de Boca, no me parecería raro.

Ella esbozó una sonrisa y se recostó en el pecho de Juli. Entre las cosas que le gustaban, había elegido la fotografía y quedarse ahí. Por parte del futbolista, su corazón desbordaba de felicidad por tener a la chica de sus sueños siendo su compañía, alguien que había conocido tantos años atrás y que ninguno de los dos se había enterado hasta la noche de Navidad. Julián quería que Moira sintiera que estaba haciendo lo correcto, la iba a hacer sentir como lo que era, una persona valiosa en su vida, alguien que amaba con todo su corazón. Quería llenarla de felicidad y su única meta era esa. Moira se había quedado a su lado y él iba a hacerle saber lo mucho que lo valoraba.

—¿Vemos el Hombre Araña?— preguntó Julián, cuando Moira terminó de mandar el correo. La castaña asintió con su cabeza y él se levantó del sillón.— Anda poniendo la película, yo voy a hacer los pochoclos.

Moira fue seleccionando la película, eligió la primera de todas y se recostó en el sillón. A los minutos volvió Julián con un recipiente lleno de pochoclos y con el termo en su otro brazo. Los dos se sentaron juntos y cómodos. Compartieron miraditas y varias sesiones de besos. En el momento en que Peter Parker besó a Mary Jane, ella se giró a ver a su propio Peter Parker.

—En un multiverso lleno de Hombres Araña, siempre te elegiría a vos, Juli. Sos mi Hombre Araña favorito.

Su novio le sonrió y le dejó un beso en los labios.— Te amo, Mo, yo siempre te volvería a elegir. Le agradezco a Qatar por volvernos a unir.

Julián la besó y los dos se olvidaron de la película, desbordados de los sentimientos que tenían el uno por el otro. Unas semanas después, Moira estaba nuevamente pisando una cancha, esta vez, tomando fotos para el United, mientras Julián se sentaba en una tribuna y la veía trabajar a la distancia. El jugador estaba un poco celoso de que no le tomara fotos a él, pero siempre cuando llegaban a su departamento, Moira le hacía saber que era su jugador preferido, su arañita.



Lloremos juntxs, ayyy no sé qué decir. En principio quiero agradecerles mucho a todos los que me acompañaron en esta travesía, todo empezó cuando estábamos en las semifinales y se me ocurrió la idea de escribir una historia de Julián Álvarez (sin saber si alguien la iba a leer porque CHICOS YO ESCRIBO HISTORIAS DE CREPÚSCULO JAJAJAK, nada que ver).

Ganar el mundial fue algo que todos los argentinos esperábamos y me motivó muchísimo más para seguir. Este mundial era nuestro y me llena de orgullo ser argentina.

Espero que les haya gustado el desenlace. Las relaciones obviamente no son perfectas y Moira es una persona muy independiente, pero me gustó mucho que por fin pueda dedicarse a algo que le gusta mucho como la es fotografía, y encima pueda seguir al lado de Juli. Los dos son soulmates, personas que estaban destinadas a estar juntos y necesitaban un final feliz.

Son mis hijos y los amo❤️😭😭

Quiero agradecerle a dybalagf porque me hizo este manip re lindo de Moira y Juli, te amooooo

Bueno, aguante Argentina y aguante Juli y Moira.

En fin, muchas gracias por todo, de verdad que los quiero mucho y es una sensación agridulce haber terminado con esta historia que tanto amé.

Si quieren seguir leyendo más historias de la selección, tengo varias en mi perfil y planeo subir más.

Eso es todo, muchas gracias por acompañarme ❤️

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