CAPÍTULO 18: El cuerpo

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—Está muerta —corrigió Terence—. Es una chica.

Star se percató de que el ambiente había cambiado sus tornas. Ya no se respiraba una velada de celebración y diversión, pero no solo por la actitud de sus nuevos amigos, sino por la propia atmósfera. La penumbra había tomado un color verdoso, una siniestra neblina nacía del pasto y el termómetro se había desplomado. El frío no había sido provocado por un cambio en el clima, sino por un hedor gélido cercano a la muerte. Un destello desconocido iluminaba el rostro de Terence desde el cielo. Después, examinó a Gloria y percibió que el mismo brillo caía sobre sus mejillas. Elevó la mirada y comprobó que estrellas habían desaparecido y la luz de la luna estaba cubierta por frondosas nubes negras y azuladas. Entre ellas, se colaban innumerables líneas verdes que se movían como lombrices. Esos colores... Esos colores no era la primera vez que Star los veía, pero no recordaba exactamente ni el tiempo, ni el lugar.

—No puede ser... —lagrimeó Zoila con un temblor entre las piernas—. Otra vez...

—¿Cuántas llevamos ya? —preguntó Samira, soltando a Taleb que había logrado calmarse y se había sentado sobre una piedra, abrazándose a sí mismo con un brazo y mordiéndose las uñas desconsoladamente.

—Trece —respondió Gloria con voz queda. Se pasó el dorso de la mano por la cuenca de los ojos y se limpió las lágrimas que le resbalan por toda la cara—. Llevamos trece.

—¿Pero qué pasa? —intervino Star—. ¿De qué habláis? —Todos, absolutamente todos ignoraron por completo sus preguntas. Continuaron hablando como si ella no estuviese allí presente.

—¿Qué hacemos ahora? —inquirió Terence con una frialdad desbordante, como si ver un cadáver fuese parte de su vida cotidiana.

—Lo de siempre.

—¡¡Tenemos que hacer algo!! —replicó Star, gritando fuera de sí.

—Joder, joder, joder... —murmuraba Taleb gimoteando.

—Terence, Samira... vosotros dos, examinad el cuerpo. Fijaos si ha sangrado, si tiene algún golpe... Cualquier cosa es importante —ordenó—. Taleb, ¡espabila! Te necesitamos sereno. —Taleb miró a Gloria a los ojos y asintió como si no tuviera otra opción.

—¡Maldita sea, Gloria! ¡Cállate ya! Dime, ¡¿qué está pasando?!

—Baja a Strana —añadió continuando su lista de tareas ignorando a Star—. Y barre la ciudad todo lo que puedas. Zoila irá contigo. No tengáis prisa, solo, mezcláos con la gente y esperad a ver si ocurre algo raro.

—¿Y tú? —preguntó Terence, cayendo en la cuenta de que ella no se había asignado ninguna tarea.

—Star y yo vamos al BewitzMusik. A estas horas seguro que hay demasiada gente y mucho ruido. Estaremos seguras.

—¡¿Me vas a explicar de una puñetera vez qué leches es todo esto, Gloria?! —Star estaba entrando en pánico. Miraba el rostro de la víctima, inerte, paralizado, y no podía parar de pensar en Claire. Le estaba costando mucho mantenerse al margen y no emplear ninguno de sus poderes. Los últimos minutos con Terence habían sido muy intensos, y ahora esto—. ¿Por qué no llamamos a la policía? —preguntó asustada. Ella no quería llamar a la policía pero pensándolo bien era lo que una persona normal haría.

—Sí, llamaremos a la policía, pero primero Terence y Samira deben examinar ese cuerpo, y tú y yo —dijo señalándola con energía—. Tenemos que hablar. Por eso vamos al BewitzMuzik.

—¿Qué? —dijo Star.

—Aquí no puedo contarte más —susurró Gloria—. ¿Lo entiendes? —Star asintió y se mantuvo en silencio unos segundos—. Nos vemos en una hora en el bar de Jeff.

Gloria y ella recorrieron juntas la estela que, minutos antes, ella había recorrido con Terence. Lo hicieron en silencio, porque Star había comprendido que era mejor idea no preguntar absolutamente nada hasta que no llegaran al BewitzMuzik, y Gloria estaba demasiado ocupada mirando a cada lado, observando entre los pequeños huecos de los arbustos para comprobar que se encontraban solas y a salvo.

Cruzaron el gentío que seguía celebrando la noche de Halloween como si nada hubiera ocurrido, como si a pocos metros de la calle principal, no yaciera una joven muerta sin aparente motivo. Gloria había cambiado su sonrisa y su alegría por un semblante serio, decidido, y aunque se le podía ver altamente preocupada, también se le veía lista para reaccionar si fuera necesario.

Star había decidido que si algo malo pasaba, si Gloria y ella se encontraban en peligro, se defendería. Aunque Gloria descubriera su secreto. La protegería y se la llevaría a Hammondland con ella, si era necesario. Rogaría a Ben que la perdonase por escaparse y por actuar con tal insensatez.

Llegaron al BewitzMusik muy rápido. Al entrar, el pub ya se parecía más a lo que Star había visto la noche anterior: mucha más gente, ajetreo y la música estaba a todo volumen. Fueron directamente a la barra. Gloria pidió dos vasos de agua fresca y se dirigieron juntas a una mesita apartada de la pista de baile, donde había menos gente y más espacio, pero aún así, gracias a la música, podían tener la privacidad necesaria.

—¿Y bien? ¡Dispara! —cuestionó Star enfrentándose a Gloria—. ¿Me vas a contar ya de qué va todo esto?

—Vale... sí, pero antes... Quiero que por favor, mantengas la mente bien abierta, que no me juzgues... ni a mí, ni a los demás. ¿Puedes prometerme eso?

—Sí, te lo prometo. —Y lo decía muy en serio. Si ella desembuchaba toda su realidad, la tomarían por loca o la encerrarían en un manicomio. Escucharía a Gloria sin prejuicios.

—Está bien... Vamos allá. —Suspiró y cogió aire dispuesta a contar todo aquello que había guardado durante mucho tiempo—. Lo que has visto esta noche... No es la primera vez que ocurre.

»Algo está ocurriendo en Strana... Bueno, en realidad, sospechamos que no solo está ocurriendo aquí, sino en otros lugares cerca de la ciudad. Desde hace unos meses... la gente actúa de forma extraña, sin motivo, sin razón y sin patrón aparente. Ni siquiera sabemos cómo y por qué ocurre, pero... todo transcurre con normalidad, y de pronto, el ambiente se vuelve raro, cargado, y el cielo... es como si se avecinara una gran tormenta que nunca acaba de descargar, con esa luz extraña... como la de hoy.

»Cada vez que ocurre esto, alguien muere... Bueno, alguien aparece asesinado. Los cuerpos... no presentan ningún daño. Es como si hubieran entrado en un sueño profundo, se les para el corazón sin motivo, no sufren ningún infarto, no sangran... nada.

—¿Nada?

—No, nada... Lo único extraño es que... todas las víctimas que hemos visto... tienen... polillas. Polillas vivas en su boca y en sus ojos... Por eso les he pedido a Terence y a Samira que examinen el cuerpo, para ver si con esta chica ocurre lo mismo.

—¿Polillas? —preguntó Star. En ella se fraguaba una sospecha que no le gustaba nada. ¿Había sido Matteo Eville el culpable de toda esa situación? No es que no tuviera razones para pensarlo—. ¿Y cuántas veces antes ha pasado?

—Trece... La primera vez que vi algo así fue... En mi propia casa, mi madre y mi hermana... —confesó bajando la mirada mientras se sorbía la nariz.

—Oh no... Lo siento mucho Gloria.

—Lo sé... Fui a la policía pero... me dijeron que había sido algo como un escape de gas o algo así. Pero nunca hallaron pruebas de eso. Y las polillas... Lo de las polillas es... muy extraño, ¿no crees?

—Lo es... —respondió Star fingiendo desconocimiento.

—Perdí a toda mi familia. Zoila... pasó por lo mismo. Perdió a sus padres de la misma forma, por eso, nos hicimos amigas al principio del verano pasado. Cuando los cadáveres de sus padres fueron localizados... Vi que Zoila no paraba de repetir que algo extraño tenía que haber ocurrido, que ellos estaban bien, viendo la televisión... Y que no podía ser. Nadie la creyó, por supuesto. Hasta que hablé con ella y me contó todo...

—¿Samira y Taleb?

—Sí, exacto. A ellos les ocurrió lo mismo, pero en otros lugares... Por televisión vieron que en Strana estaba muriendo gente de forma aleatoria. Y aunque en las noticias se decía que habían fallecido por causas naturales o accidentes, ellos sospecharon que todo podía tener relación con lo que les había pasado a sus familias.

—Esto es... terrible. ¿Y la policía no hace nada? ¿Nada de nada?

—Nada, Star. El gobierno lo está encubriendo todo —explicó la chica.

—Entonces, ¿no llamamos a la policía?

—Sí, la policía hará su trabajo, pero buscarán un motivo para la muerte de esa chica. Dirán, no sé que tropezó o que bebió demasiado en Halloween. ¿lo entiendes?

—Creo que sí. —Claro que lo entendía. Ahora no solo tenía que hablar con su familia, sino que tenía que encontrar a Matt. Era el único capaz de hacer todo eso. Las polillas son símbolo de Entherius.

—Como la policía no hace nada, nos hemos unido. Juntos tratamos de investigar qué ocurre y encontrar al culpable. Hay un asesino suelto. Tiene que estar por ahí, suelto... Taleb y Zoila están barriendo Strana para ver si localizan a algún sospechoso.

—¿Terence también?

—No... Terence apareció sin más, como tú, Star. Tuvimos suerte.

—¿Como yo?

—Sí... de algún modo hemos desarrollado una especie de don, si quieres llamarlo así, para encontrar a personas buenas, que quieren ayudarnos. Terence... como te expliqué, se fija mucho en los detalles, tiene esa habilidad que nosotros no tenemos. Y eso nos es de gran ayuda, porque ve detalles en los cuerpos o en el ambiente que nosotros no podemos percibir. No es que tenga poderes, ni nada de eso. No me malinterpretes, es que tiene... Atención al detalle, si quieres llamarlo así.

—¿Y yo?

—¿Te has visto, chica?

—¡¿Qué?!

—Estás fuerte. Tienes más músculos que ninguno de nosotros. De hecho, me sorprendió que no le patearas el culo al tío del otro día.

—Ya... —sonrió Star—. Suelo entrenar mucho: salgo a correr y esas cosas... pero no me gusta enfrentarme a la gente.

—¿Que sales a correr? Vale, tía... si quieres no me cuentes tu secreto. Pero este brazo —dijo agarrandole el brazo a Star—. Es de algo mucho más que correr. —Ambas rieron—. No pasa nada porque te guste el culturismo. Últimamente está muy de moda.

—Sí, es eso —rio Star entre dientes—. La verdad es que estaba alucinando al ver que ninguno de vosotros tenía ganas de vomitar al ver el cuerpo. Yo tengo... el estómago revuelto...

—Ya... Supongo que nos hemos acostumbrado. La cuestión es que ya no solo nuestras familias han pagado caro esta falta de investigación... Le está pasando a más gente y tenemos que descubrir qué es lo que está pasando. ¿Nos ayudarás? —Star la miró a los ojos. No tenía más opción que ayudarles. Si todo esto era cosa de Matt, ella era tan culpable como él, por confiar en que todo iría bien.

—Cuenta conmigo.

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