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La canción terminó, Sarah se sonrojó y tartamudeó un "gracias" apenas audible para SeokJin.

—Fue un placer— le aseguró el castaño. Ella parecía una niña dulce.

Toda la familia de Rebel era realmente genial, en realidad. Era raro como el infierno de una manera agradable. El calor y el amor que llenaban la casa le estaban causando un extraño dolor en el pecho. Y cada vez que miraba al peli gris, aparentemente en medio de una conversación seria con su hermana, el dolor se hacía más profundo, más pleno.

Tragó contra el bulto grueso de su garganta. Tenía el inexplicable impulso de acercarse a NamJoon y deslizar su mano en la suya. Pero, ¿por qué demonios haría eso? Tomarse de la mano con alguien no era algo que hubiera querido hacer nunca. Se burlaba mentalmente de la gente que se tomaba de las manos. ¿No sabían que estaban en camino hacia la angustia? Nadie se quedaba para siempre. Si había algo que la vida le había enseñado, era eso.

No, no necesitaba tomar la mano de él. Necesitaba disfrutar todo el sexo caliente y divertirse mientras durase.

—Jin, ¿te importaría darme una mano rápida en la cocina? — la mamá de Rebel, Sohee, le preguntó, tocando suavemente su hombro.

—Por supuesto—

—Así que, tú y NamJoon parecen cercanos— comentó la mujer una vez que estaban en la cocina.

El castaño se tambaleó por un segundo, tratando de pensar en cómo responder cuando ella se volvió hacia el refrigerador y comenzó a sacar algunas bandejas de postres. ¿Qué significaba "cerca"? ¿Eso iba a ser un discurso de no lastimar a mi hijo? ¿Era el discurso de cuándo es la boda? ¿O sólo estaba conversando?

—¿Supongo? — finalmente respondió con obvia incertidumbre en su tono.

—Relájate, no estoy tratando de interrogarte— le aseguró riendo. —Nam es un buen chico. Siempre fue un buen chico. No me malinterpretes, él fue un mocoso malcriado cuando fue joven. Pero siempre fue cariñoso y generoso. Sé que también se ha convertido en un buen hombre. Me gusta ver la sonrisa en su cara cuando te mira. Y me gusta que parezca que lo aceptas por lo que es y por lo que hace—

Sus palabras golpearon el dolor en el pecho de SeokJin, intensificándolo. ¿Qué era eso?

—No me importa a qué se dedica NamJoon. Y es un hombre muy bueno— concordó.

Sin avisar, los brazos de la mujer le envolvieron, y se congeló. Era una estupidez, pero cuando era pequeño y rebotaba en las casas de acogida, siempre se había preguntado qué se sentía ser abrazado por una madre. Parecía que iba a ser tan cálido y reconfortante. A veces, cerraba los ojos con fuerza y trataba de imaginarlo, trataba de conjurar cuál podría ser la sensación. Nunca se había acercado a lo que sintió en ese instante al tener a Sohee abrazándole fuerte. Podía sentir el amor que tenía por Rebel saliendo de ella. Lo amaba tanto que casi podía creer que se preocupa por él por extensión.

Cuando la mujer le soltó, había un ardor detrás de los ojos de SeokJin y un nudo aún más grande que el anterior en su garganta. Sabía que venir ahí con el peli gris sería peligroso. Le hacía anhelar las cosas que aprendió de niño no eran para él.

La mamá de NamJoon le dio dos de las bandejas de comida e inclinó la cabeza hacia la sala de estar. El castaño forzó a sus emociones bajo control y la siguió.

—¿Estás bien? — preguntó Rebel después de que hubiese puesto los postres donde Sohee le señaló.

—Por supuesto— mintió.

NamJoon lo miró con los ojos entrecerrados y luego tomó su brazo guiándolo hacia las escaleras. Lo llevó a un dormitorio justo en la cima de los escalones que sin duda le pertenecía cuando era niño. Había algunos trofeos deportivos polvorientos en un estante y carteles en la pared. Sus padres habían mantenido su habitación como él la dejó. Otra ola de emoción invadió a SeokJin.

—Puedo decir que estás enloqueciendo; ¿qué está pasando? — preguntó el moreno de nuevo ahora que estaban solos.

—Esto es demasiado, eso es todo—

Las cejas de Rebel se fruncieron. —¿Quieres irte? Podemos volver al hotel si quieres—

—No, vinimos por el aniversario de tus padres. No nos lo vamos a perder. Te dije en el camino hacia aquí que no necesito ser mimado— se quejó. —Soy bueno estando solo. Un día, te habrás ido, y seré sólo yo de nuevo, y estaré jodidamente bien—

El castaño hizo una mueca mientras las palabras salían de sus labios. Eran demasiado duras, pero también eran como un escudo, protegiendo su corazón de NamJoon.

Sin dejarse intimidar por el arrebato del menor, el peli gris lo abrazó y lo empujó contra él. El menor podía sentir su cuerpo vibrar ante el toque del contrario, demasiadas emociones le abrumaban a la vez hasta que comenzaron a derramarse como lágrimas frustradas.

—Ya no estás solo. Somos amigos, y no voy a ir a ninguna parte—

—Sí, lo harás— argumentó, disgustado por el instinto de esperanza que las palabras del moreno causaban en la boca de su estómago. —Te irás como todo el mundo—

SeokJin intentó alejarlo, pero el mayor se aferró más fuerte a él.

—Sé que no voy a convencerte de que no voy a ir a ninguna parte, así que supongo que tendré que mostrártelo. Y, mientras tanto, podemos seguir haciendo lo que mejor sabemos hacer—

Rebel inclinó la barbilla del castaño hacia arriba para que su rostro ya no estuviese enterrado contra su cuello, y sus labios suaves devoraron los de Jin con una desesperación hambrienta.

Aliviado de estar de vuelta en una posición familiar, el menor separó sus labios y enredó sus dedos en el cabello de NamJoon, besándolo de vuelta con urgencia. NamJoon gimió contra sus belfos y presionó su dura longitud contra la suya.

—¿Deberíamos estar haciendo esto en tu habitación de la infancia? —

—¿Crees que nunca he tonteado aquí? Tuve cantidad de acción en la preparatoria, bebé—

El castaño se rio, tratando de imaginar una versión más joven de Rebel cuando en realidad sólo era NamJoon. —¿Ah, sí? ¿Así que no eras todo acné y torpe? — se burló, empujándolo hacia atrás, en dirección a la cama.

—Pff, de ninguna manera, yo era un semental total. ¿Qué hay de ti? — el peli gris se sentó sobre el borde del colchón, le agarró de la cintura y tiró de él hacia abajo, de forma que SeokJin quedó sentado a horcajadas en su regazo.

—Era un solitario tímido, pero me acostaba en secreto con unos cuantos atletas— alardeó.

—Eso suena un poco sexy— le quitó la camisa y corrió sus dedos a lo largo de la piel pálida del estómago de Jin, deteniéndose en sus pequeños pezones y apretándolos ligeramente. —¿Quieres jugar? —

—NamJoon, tus padres están abajo. ¿Y si nos escuchan? — fingió una protesta mientras le desabrochaba los pantalones.

—Supongo que tendremos que ser silenciosos— el moreno también trabajó en sus pantalones, al mismo tiempo que le besaba y mordisqueaba el cuello y las clavículas. —Te he visto mirándome en los vestuarios después del gimnasio. Pero nadie en la escuela puede saberlo, ¿puedes guardar un secreto? —

—Soy muy bueno guardando secretos. De hecho, diría que es mi segunda mejor habilidad, justo después de mis habilidades con la lengua—

—¿Es verdad lo que dicen? ¿Los chicos realmente la chupan mejor? —

—Te lo mostraré, y puedes decidir por ti mismo—

—Muchachos, lamento interrumpir, pero vamos a cortar el pastel y Dahyun quería dar un discurso— dijo la mamá de Rebel que estaba justo detrás de ellos viendo el espectáculo sin inmutarse.

NamJoon se estremeció, y Jin reprimió una risita nerviosa. 

—Vamos para allá. Y, mamá podrías tocar la puerta la próxima vez, esto es, umm.. vergonzoso— pidió sonrojado.

—No se tarden— musitó Sohee, restándole importancia a la vergüenza de su hijo para luego salir de la habitación.

—Supongo que esto tendrá que esperar hasta más tarde— añadió el peli gris dándole un último beso en los labios a Jin.

—Mmm, lo espero con ansias—

El castaño le subió los pantalones a Rebel, y se bajó de su regazo.

Le tendió la mano al moreno para ayudarlo a levantarse, y él la tomó, pero no la soltó inmediatamente. Un pequeño cosquilleo de reconocimiento ante el placer del contacto inocente recorrió la espina dorsal de SeokJin. Tiró de su mano hacia atrás rápidamente, y Rebel le dio una sonrisa de disculpa.

—Me alegro de que se hayan podido unir a nosotros— dijo la mamá de NamJoon con una risita cómplice cuando regresaron a la sala de estar, donde todos se encontraban congregados esperando los discursos y el pastel.

—Lo siento— Jin murmuró.

Dahyun se paró con una copa de champán en la mano y se enfrentó a la sala llena de gente.

—Gracias a todos por venir hoy a celebrar el aniversario de mis padres. Quiero decir unas palabras sobre mis padres antes de cortar el pastel. Al crecer, pensé que eran extremadamente raros. En vez de McDonalds y Mac y Cheese, comíamos hamburguesas de col rizada. En lugar de vacaciones familiares a Disney World, íbamos a retiros de meditación. Pero a pesar de toda la rareza, siempre supe que teníamos algo especial. Podía y aún puedo ver el amor de ambos cada vez que se miran. En la mayoría de las cosas, he querido una vida diferente a la que ustedes dos construyeron juntos, pero en el amor, ustedes son mis modelos absolutos— dijo la chica con un tono algo melancólico. —Tal vez no sabían que NamJoon y yo siempre podíamos ver las pequeñas cosas que hacían para mostrar su amor, pero cada una de ellas quedó impresa en mí, y creo que también en mi hermano. Porque el amor no se trata de grandes gestos y de ser perfecto, se trata de dejar lo último del jugo de naranja orgánico porque sabes que tu esposa querrá un poco cuando se despierte, o dejarse notas con dibujos sucios garabateados en ellas, o tomar la mano de tu esposa cuando se entera de que tiene cáncer de mama y luego estar junto a ella todos los días de su recuperación. Ustedes dos son la encarnación del amor, y yo estoy tan bendecida de haber aprendido de ustedes a cómo amar—

La mano del peli gris se flexionó contra la de SeokJin, y el menor se dio cuenta de que se encontraban tomados de la mano de nuevo, y no estaba seguro de cómo o cuándo había ocurrido eso. La vista de NamJoon estaba fija en su hermana, y había una mirada ligeramente vidriosa en sus ojos.

De pronto, el moreno giró la cabeza hacia su dirección como si pudiera sentir su mirada sobre él y le dio una sonrisa ladeada. El intestino del castaño se apretó en una mezcla de miedo y no estaba seguro de cuál era exactamente la otra emoción. Todo lo que sabía era que se sentía cálido, le hacía querer estar tan cerca de NamJoon como fuese humanamente posible, y eso intensificaba su miedo diez veces más.

El discurso de Dahyun llegó a su fin y volvió a la realidad. Sacó su mano de la del mayor y aplaudió junto con el resto del grupo, sólo para que pareciera que tenía una excusa válida para soltarse.

El corazón le palpitaba en los oídos. Necesitaba controlarse. Se estaba acercando demasiado al borde, y necesitaba corregir el rumbo. Y sólo sabía hacerlo de una manera.

—¿Cuándo podemos volver al hotel? — susurró, dejando que la sugerencia goteara en su tono juguetón.

—Pastel y luego nos iremos—

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