1.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Advertencias: angst, drama, temas de género.

Hay algo que veo en ti,

Puede que me mate,

Pero quiero que sea verdad.

~Decode, Paramore~

Su mamá estaba cocinando cuando entró, y lo primero que hizo fue darle un beso en la mejilla, deseándole los buenos días. Luego, fue donde su papá para saludarlo también, y finalmente se sentó al lado de Hoseok, que le dio un beso en la frente en señal de cariño.

Le sonrió, tomándole la mano, y miró su plato con panqueques.

Su novio solía pasar a buscarla todas las mañanas para tomar desayuno juntos y luego marcharse a la preparatoria tomados de la mano, como la bonita pareja que eran. El mes pasado cumplieron un año juntos, y ambos tenían claro que cuando la preparatoria terminara, en tres meses más, irían a estudiar a la misma universidad para así no separarse.

Yoonji amaba mucho a Hoseok, con todo su corazón.

—Te ves bonita hoy —le dijo Hoseok a su lado, sonriendo como siempre.

Le dio las gracias, recostándose a su lado, mientras su mamá les sonreía a los dos y su papá se veía satisfecho con la linda pareja.

Sus papás no podían estar más orgullosa de ella, de su hija: de novia con uno de los chicos más responsables del pueblo de Chongdae, con excelentes notas y amable, aunque algo malhumorada con todo el mundo.

A pesar de que eso fuera sólo una farsa.

Yoongi mordió su labio inferior mientras comía, tratando de agarrar valor para poder decir lo venía rondando en su mente desde hacía muchos meses. Los últimos días aquella idea agarró más fuerza.

—Madre, ¿me dejarías cortarme el pelo? —preguntó, aferrándose a la poca valentía que sentía en ese momento.

Hyeyin la miró, enarcando una ceja, mientras su papá bajaba el informe que estaba leyendo con los labios fruncidos. A su lado, Hoseok seguía bebiendo té como si nada, pero con una sonrisa pacífica en su rostro.

—¿Quieres cortarte el cabello? —le preguntó Hyeyin. Yoonji asintió fervientemente, casi desesperada—. Bueno, supongo que las puntas estarían bien, hace tanto–

—No —su voz sonó estrangulada, apretada, como si apenas pudiera salir por su garganta—. Me refiero... ¿cómo me vería con el cabello corto?

Hubo un pequeño silencio. Incluso Hoseok parecía atónito por la pregunta, sorprendido por las palabras de su novio.

—¿Quieres cortarte el cabello como un chico? —preguntó su papá tranquilamente.

Sus dedos tamborilearon la mesa y mordió su labio inferior, sin saber qué decir exactamente. Se sentía avergonzada, humillada, pero no tenía claro el por qué. Era como si hubiera desnudado una parte de su alma y quisiera un poco de aprobación del resto.

—Es sólo una idea —dijo finalmente.

—¿Cómo vas a cortarte el cabello como un chico si eres una chica? —le regañó su mamá.

Sus palabras la dañaron más de lo que hubiera esperado, sin embargo, lo disimuló bien.

Siete años disimulando que las cosas estaban bien, no costaba un poco más aparentarlo, a pesar de que la estuviera destruyendo por dentro.

—¿Qué opinas tú, Hobi? —le dijo a su novio, mirándolo y aferrándose a su respuesta.

Hoseok la miró para deslizar sus dedos por su cabello largo hasta su cuello, dándole una caricia suave, sin dejar de sonreír. Parecía haberse recuperado del shock inicial, volviendo a esa actitud tranquila y relajada.

—Creo que te verías bonita sin importar tu corte de cabello —contestó como si nada.

Se ruborizó, aunque se sintió incómoda con el toque de su novio, que luego bajó su mano y la posó en una de sus piernas.

—Mamá irá a visitar a mi tío hoy —le dijo Hoseok, cambiando de tema—, ¿quieres ir a cenar a mi casa, Yoonji?

Lo miró, sintiendo su corazón detenerse un instante.

Hoseok le devolvió la mirada, llena de infinito amor y cariño, como si no le hubiera hecho una pregunta que le ponía en una cuerda en el aire.

Pudo leer bien la intención detrás de sus palabras.

¿Quieres pasar un tiempo a solas conmigo?

Una buena novia diría que sí, porque si se amaban, no había problemas con ello. Una buena novia sonreiría, le diría picaronamente que tuviera los condones a mano –aunque ellos no lo hubieran hecho, pero esa situación estaba implícita en esas palabras– antes de reírse y decir que cocinarían algo delicioso.

Yoonji quería ser una buena novia, entonces ¿por qué le costaba tanto ceder?

Porque la respuesta era sencilla, clara, algo que venía sabiendo desde hace meses. Desde hace años: no quería que Hoseok la viera desnuda. No quería que viera ese cuerpo femenino. No quería que la amara con ese cuerpo de mujer. El sólo hecho de pensarlo le ponía los pelos de punta, le aterraba hasta un punto inimaginable.

—Claro —cedió, después de unos segundos que rellenó comiendo—, ¿me pasas a buscar luego de clases, entonces?

—Te esperaré fuera del salón —respondió Hoseok, dándole otro beso en la mejilla.

—No vayan a hacer algo malo —siguió regañando su mamá, aunque con una sonrisa de mofa.

—Mamá —se quejó Yoonji.

Hoseok sólo soltó una risa baja mientras ella terminaba de desayunar.

No es como si no lo hubieran intentado antes, de todas formas. Ellos llevaban siendo amigos desde los cinco años y, que se hicieran novios de manera repentina, no sorprendió a nadie, porque siempre solían andar juntos de un lado para otro. Lo único que cambió fueron los besos, las miradas... los toques.

Yoonji no era tonta: Hoseok era un chico, y como todo chico, tenía ciertas necesidades que le gustaría satisfacer con la chica que quería. A veces, se besaban con más intensión, y Hoseok solía deslizar una mano por su cintura, subiendo lentamente, hasta posarla en uno de sus senos.

Pero ella no sentía placer. No sentía excitación alguna. Sólo una impotente molestia consigo misma, por ser incapaz de estar cómoda al lado del chico que amaba, por ser incapaz de contestarle de esa forma.

Y siempre lo detenía antes de llegar más lejos. Hoseok era un caballero, por supuesto, así que jamás la iba a presionar si no quería, pero podía notar cierta impaciencia y disgusto con cada rechazo dado, sin poder comprender un poco su actuar. Yoonji jamás le daba una explicación, siempre evadía sus preguntas, escapaba de la situación buscando cualquier excusa. Con toda probabilidad, debía notar que algo no estaba bien: Hoseok muy bien podía tener una actitud alegre y algo tonta la mayoría del tiempo, pero no era un idiota, y ya no se estaba tragando la excusa de que no estaba lista.

Notaba su incomodidad, su molestia consigo misma, y tarde o temprano comenzaría a preguntar qué pasaba. Yoonji no sabía qué iba a contestarle, porque si ellos seguían juntos, no iba a poder evitarlo para siempre.

No podía decirle de un día para otro que...

Que...

Eliminó el pensamiento con rapidez.

Soy chica. Soy una mujer. Soy una chica.

—¿Vamos? —miró a Hoseok con una sonrisa falsa, poniéndose de pie, y Hoseok le tomó la mano, dándole un dulce apretón mientras se despedía de sus papás para irse a la preparatoria.

Los labios de Hoseok se sentían como seda sobre los suyos, se sentían cálidos, húmedos, dulces. Como si fueran el lugar correcto para él.

No. No.

¿Qué acababa de pensar?

Ella. Ella. Yoonji. No él.

Hoseok deslizó su boca por su cuello, su mano sobre uno de sus pechos, apretándolo con suavidad, pero Yoonji se sentía en el infierno mismo.

En especial cuando su novio se acercó más, chocando ambas entrepiernas, y notó el bulto contra sí.

Se tensó irremediablemente, y Hoseok se alejó dirigiéndole una mirada inquisitiva, notando enseguida que algo iba mal.

Pero Yoonji tiró otra vez de él, desesperada por sentirse bien, por sentir algo más que asco, por desear a Hoseok como una haría en esa situación. Por tratar de sentirse cómoda, aunque su conciencia gritaba que odiaba eso, que ese contacto no era para ella.

Hoseok se alejó con una mueca de disgusto.

—Estás incómoda —le dijo.

Yoonji cubrió su rostro, asintiendo, y no se dijeron algo por varios segundos, el aire enfriándose entre ellos dos.

—¿Qué pasó? —preguntó Hoseok finalmente, sentándose sobre la cama.

Yoonji giró sobre la cama, todavía en ropa interior, y se acurrucó mientras cerraba sus ojos.

Por un momento, pensó en decirle la verdad, decirle cómo se sentía, preguntarle si eso estaba mal, si era de gente enferma, o si no había problema con ello. Decirle si la seguiría queriendo, aunque no fuera ella, sino él. Si querría a Yoongi, el pequeño niño en su interior que moría por salir.

Apretó sus párpados con fuerza, como si de esa forma pudiera espantar aquella idea que venía rondando en su cabeza desde hacía mucho.

No quería ver la mueca de asco que Hoseok le dirigiría.

—Estaba pensando en el examen del viernes —mintió, sin observarlo—. Tiene que irme bien, no quiero bajar mi promedio un poco...

Podía sentir los ojos de Hoseok puestos sobre ella.

—Me estás mintiendo —acusó su novio con calma—. No me estás mirando a los ojos.

Sus ojos. Por supuesto.

Quería desaparecer de su vista, hacerse pequeñita, pensar en cualquier otra cosa que no fuera en su cuerpo, en Hoseok, en lo horrible que era.

—No me siento bien, es así de simple —respondió de forma brusca, enderezándose para buscar su vestido que Hoseok tiró por algún lado de su habitación.

—Soy tu novio —replicó Hoseok, sin perder los estribos, pues sabía manejar la brusca actitud de su novia.

Yoonji solía ser amable y tranquila gran parte del tiempo, pero era también fría, dura y helada cuando se lo proponía.

Eso sólo la puso más nerviosa: su mente estaba nublada, se sentía enferma, quería que su novio alejara sus ojos de ese cuerpo femenino que no quería, que odiaba, que detestaba.

Sin embargo, tenía claro que Hoseok no tenía la culpa de eso, de sus sentimientos, de ese inherente rechazo que parecía ahogarla todo el día, que parecía estrangularla cuando se miraba al espejo.

La única culpable era ella, porque no podía aceptar que era chica, porque deseaba ser de otra forma, porque deseaba haber nacido de otra manera.

—Lo siento —bajó la vista mientras se ponía el vestido—. Lo siento, Hoseokie.

Su novio la miró, ladeando la cabeza, antes de suspirar y palmear la cama, indicándole que se sentara a su lado. Yoonji no tardó en obedecer, desesperada por querer explicarse de alguna forma.

—No te preocupes —le dijo, en tanto ella se dejaba abrazar por su novio—. Puedo esperar. Por ti, esperaría todo el tiempo del mundo.

Yoonji cerró sus ojos, hundiéndose en los cálidos brazos de Hoseok, tratando de calmarse y de relajar sus nervios. No quería verse histérica y enloquecida por algo que no conseguiría nunca.

—Te amo —susurró a su oído.

—Yo igual, Yoonji.

Ahogó ese tóxico pensamiento de desear ser Yoongi.

¡gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro