19.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Advertencias: angst, drama, temas de género.

Si has perdido la fe

Y has pactado con el mal,

Por ser gay o bisexual,

El Santo Oficio te exorcizará.

~En Nombre de Dios, Mago de Oz~

Hoseok se sobresaltó cuando su papá se sentó detrás de la mesa para la cena, y miró hacia abajo mientras su mamá servía la comida. Jiwoo, frente a él, lucía aburrida, esperando que la cena transcurriera lo más rápido posible para volver a su cuarto. Tenía una semana de receso en la universidad, y sus padres insistieron un montón que fuera a verlos.

Hoseok igual quería desaparecer de allí, esconderse en su cuarto y fingir que todo estaba bien.

Su mamá se sentó a su lado, y luego de que su papá orara por los alimentos, comenzaron a cenar en silencio.

—Hoseok —llamó la atención su papá, minutos después.

Levantó la vista.

—¿Sí, papá? —preguntó, tratando de que su tono no luciera culpable.

Que no sea lo que pienso. Por favor, cualquier cosa menos eso.

Hoseok rogaba a dios que no hubiera llegado a ellos toda esa información que circuló en el colegio como un rayo.

—Hijo, ¿por qué no nos has contado lo de Yoonji? —preguntó su papá con seriedad, su rostro frío e inexpresivo.

Hoseok apretó sus manos en puños, desviando la vista.

La noticia de Yoonji corrió mucho más rápido de lo que hubiera podido esperar, sin darle un poco de tiempo para preparar a sus padres. En menos de tres días todo el mundo ya sabía sobre ella. O él.

Pensar en Yoonji hacía que algo doloroso se enterrara en su corazón, rompiéndolo en mil pedazos. Porque recordaba esa rara sonrisa que tenía, mostrando sus encías. Recordaba sus ojos, fríos para la mayoría, pero extrañamente cálidos para él. Recordaba su mano junto a la suya, tomándolo con total confianza. Recordaba la forma en la que lo abrazaba, como si no hubiera ropas ni secretos entre ellos.

Pero si los había. Hoseok siempre supo que Yoonji escondía algo, porque cada tanto ponía una expresión extraña, como si estuviera en otro mundo, ajena al resto. Porque lucía infeliz, lucía triste, lucía desesperada.

Incluso hubo momentos en los que Hoseok creía que era él quien la hacía infeliz, que estaba con él por obligación, que realmente no lo amaba como decía, y eso lo asustaba un montón, porque Hoseok la amaba con todo su corazón, e imaginarse sin ella provocaba que todo en su interior se quebrara por completo. Por eso, Hoseok hacía su mejor esfuerzo para tratar de enamorarla cada día, para hacerla reír, para tratarla como si fuera una reina.

Pero no era Hoseok quien la hacía desgraciada, sino ella misma.

Un hombre. Yoonji decía ser un hombre.

Se estremeció otra vez al recordar su llanto desesperado, sus ojos llenos de lágrimas, sus labios temblando, diciendo que lo amaba, pero no podían estar juntos porque Hoseok no amaba a Yoongi.

Sin embargo...

Sin embargo, ¿no eran Yoonji y Yoongi la misma persona?

Cuando Hoseok la veía a través de los pasillos, con su cabello corto, vistiendo ropas masculinas, sin rastro alguno de maquillaje o prenda femenina en su cuerpo, Hoseok seguía viendo a esa persona de la que se enamoró.

—No lo consideré importante —mintió, observando su comida.

—¿Importante? —preguntó su mamá con desagrado—. Nuestro hijo estuvo saliendo todo este tiempo con una enferma.

Enferma.

Hoseok sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal.

Todos en el colegio trataban a Yoonji como si tuviera lepra, como si portara una enfermedad asquerosa, al igual como hacían con Jin. Y Hoseok se avergonzaba de haber tratado a Jin de esa forma ahora que veía como trataban a Yoonji frente a él.

—Compadezco a su familia —prosiguió su mamá con falsa piedad—. Pobre Hyeyin y Bonhwa, debes ser difícil para ellos ahora, quién habría dicho que su hija estuviera mal de la cabeza...

—Hyojae —le interrumpió Soowoo con calma. Su mamá inmediatamente se calló—, lo que me preocupa es esa chica —el hombre se quitó los lentes que llevaba puestos—. Se ha desviado un montón del camino del Señor. Quizás, si regresa a la congregación, podríamos ayudarla.

Sin poder evitarlo, se crispó al escuchar esas palabras, porque recordaba con claridad a Yoonji diciendo lo mucho que despreciaba la iglesia y, en especial, a su padre. Hoseok jamás se sintió mal por esas palabras, porque en el fondo, podía entenderla. Su papá era difícil de tratar cuando uno le conocía más y más.

No supo por qué, pero buscó una rápida excusa qué decir.

—Terminé con Yoonji —se apresuró a decir Hoseok como si nada—, ella no quiere verme ni en pintura.

—Qué lástima —comentó su papá—. Hablaré con sus padres entonces. Necesita un montón de ayuda. Y tú, Hoseok —Soowoo soltó un suspiro—, me has decepcionado un poco. Siempre me di cuenta de que esa chica te manejaba a su antojo, tenía demasiadas libertades. Te faltó ser más un hombre e imponerte frente a ella. Quizás así no se habría desviado.

Observó el plato en silencio, recordando la sonrisa de Yoonji, sus labios sobre los suyos, besándolo con tanto cariño y amor que Hoseok podía vivir sólo con eso.

Hoseok no podía imaginarse a Yoonji aceptando todo sin rechistar, sin reclamar, sin enfrentarlo cuando se equivocara, sin temor a decirle que no estaba actuando bien. Era una de las cosas que más amaba de ella, que Yoonji no tuviera miedo de decirle las cosas a la cara. No tuviera miedo de ser ella misma.

¿Por qué le dolía tanto entonces que ahora fuera Yoongi?

Porque se sentía traicionado en lo profundo de su corazón, pero no porque fuera quien era ahora, sino porque nunca se lo había dicho. Cerca de diez años siendo mejores amigos, un año siendo novios, y jamás pudo confiar en él de esa forma, sólo al final.

Jamás pudo depositar sus secretos en él.

Y sin confianza, ¿cómo podía amar a una persona?

Y ahora, siendo Yoongi, mostrándole al mundo su verdadera cara...

Hoseok temía que Yoonji dejara de amarlo, buscara alguien mejor, alguien que sí pudiera darle lo que buscaba. Que ahora todo cambiara por completo.

Hoseok no quería perder a Yoonji, aunque sabía que ya lo había hecho.

Y eso lo hacía sentir tan miserable y perdido que pensaba que nunca más volvería a estar bien en la vida.

¡gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro