82.

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Advertencias: drama, temas de género.

A veces siento que no quiero sonreír,

(Estarás mejor,

Puedes llorar si quieres),

Voy a deshacerme de las pinturas falsas,

Voy a vivir para mí misma.

Me despertaré y me llenaré,

Colorearé delicadamente como si la pintura fuera gotas de lluvia

(Me dibujo a mí misma).

Sigo siendo una soñadora

Estoy aumentando mi valor

Quiero aún más colores,

Todo se ve bien conmigo.

~Water color, Wheein~

Cuando Hoseok entró al departamento, le sorprendió encontrárselo en total silencio. Unas horas atrás, Yoongi le envió un mensaje diciéndole que iría allí con Álex, pues verían algunas películas por si quería unirse una vez acabara los ensayos, y él pensó que eso sería agradable. Es decir, debía quedarse hasta tarde supuestamente, por lo que luego podría relajarse con ver algo para distraerlo.

Pero los despidieron antes de lo pensado. Unos amigos suyos dijeron que podían ir a beber algo, sin embargo, Hoseok declinó la invitación. No tenía muchas ganas de ir a tomar alcohol, ya que al día siguiente debían seguir con los ensayos, por lo que sólo se dirigió al departamento pensando en películas para ver.

Él esperaba ver a los dos en el sillón, acurrucados uno contra el otro y viendo malos filmes de terror. Debido a eso, le llamó la atención el silencio, ¿es qué ya habían acabado?

Cerró la puerta con suavidad, quitándose las zapatillas y a punto de gritar por si había alguien allí. Aunque, antes de poder hacerlo, escuchó el gemido viniendo del pasillo.

Se quedó quito, atónito y levemente confundido por lo que acababa de escuchar. ¿Qué? ¿Un gemido?

Por un breve momento, el pánico lo golpeó: Yoongi se hizo daño. Yoongi estaba solo, sin nadie, y tuvo una crisis de depresión o ansiedad, provocando que cometiera una locura, como vomitar, cortarse las venas o llorar de manera desquiciada. Santo dios, que estuviera llorando, Hoseok siempre rogaba que fuera eso.

Estaba a punto de correr hacia el cuarto de Yoongi cuando escuchó, ahora, unas risitas. Sus cejas se juntaron en señal de clara confusión, sin saber bien cómo interpretar bien lo que estaba pasando. Un gemido. Risas. ¿Qué demonios?

Casi de puntillas, queriendo averiguar qué estaba pasando, cruzó el living-comedor, adentrándose en el pasillo, y se acercó a la puerta de la habitación de Yoongi. Presionó su oreja contra la madera y...

―¿Va bien? Supongo que sí...

Esa voz, el acento extranjero, era Álex. Lo adivinó con facilidad, la muchacha tenía un timbre más que conocido.

Mordió su labio inferior, confundido al oír las risas de Yoongi, que de pronto se cortaron en un ruido extraño.

No, no extraño. Era un jadeo. Un jadeo seguido de un grito.

Oh, por dios, ¿ellos estaban teniendo...?

―¡Ah! ¡A-Álex!

Claro que sí. Si antes no era evidente, ahora sí lo era.

Oyó que la muchacha le dijo algo más, pero Hoseok se despegó de la puerta, sin saber cómo reaccionar. Casi corrió a la cocina, como si de esa manera pudiera dejar de oír las carcajadas, gemiditos y jadeos que se colaban a través de la puerta. Él, si era honesto, no sabía muy cómo sentirse en ese momento.

Es decir, había vergüenza, claro que sí. Demasiada para su propio gusto, pues acababa de oír algo muy íntimo de Yoongi, algo que no pensaba escuchar por lo pronto. Es decir, ¿Yoongi teniendo sexo? ¿Luego de todo lo que pasaron ellos?

Debajo de la vergüenza empezó a burbujear los celos y, mucho más abajo, la traición. ¿Por qué Yoongi estaba teniendo sexo con ella, cuando la conocía desde hace unos meses, y no pudo con él, cuando se conocían de toda la vida? Hoseok dijo muchas veces, insistió incluso, que él estaba más que listo para tener sexo con Yoongi, pero el más bajo siempre aludía a que no se sentía listo, ¿y ahora lo hacía con esa chica?

Esperen, ¿eso significaba que Yoongi era heterosexual? ¿Le gustaban las mujeres? ¿Qué demonios estaba pasando?

Sentía su mente hacer un poco de cortocircuito, tratando de ordenar bien sus ideas y emociones. Vale, vale, ¿tenía derecho a sentirse celoso?

No, porque Yoongi y él no eran nada. Terminaron hace varios meses.

¿Tenía derecho a sentirse traicionado? ¿Ofendido?

¿Sí y no? Qué difícil era descifrar eso. Yoongi podía tener sexo con quien quisiera, eso era claro, pero Hoseok pensaba... Él creía...

No, no tenía ningún derecho. Hoseok y Jihyo se habían acostado, ¿por qué Yoongi no podía hacerlo?

Es que a él le habría gustado ser el primero de Yoongi. Pero eso era sólo un deseo personal, era una idea que tuvo durante mucho tiempo, y las cosas cambiaban, ellos ya no estaban juntos, así que las cosas no funcionaban de esa forma.

Ahora la pena le inundó, aunque antes de poder procesar bien esa emoción, de manera repentina, Yoongi entró a la cocina.

No se había dado cuenta de lo avergonzado que se sentía hasta ese momento, cuando se vieron. Repentinamente, Hoseok proceso todo lo que acababa de ocurrir: Yoongi tuvo sexo con otra persona, y él lo escuchó. Qué horror. Él no quería interrumpir ese momento tan íntimo para su mejor amigo.

―Uh... a-acabo de llegar... ―farfulló a medias, como tratando de decirle ‹‹te juro que no escuché nada››, pero era evidente que mentía. Ambos lo tenían más que claro.

Yoongi soltó un par de palabras, colorado también, acerca de que creía que iba a llegar en otro momento. Hoseok no aguantaba la situación de vergüenza, por lo mismo, se dirigió al refrigerador, fingiendo que sacaba un yogurt para comérselo, a pesar de que no tenía hambre.

Yoongi sólo huyó luego de agarrar un vaso de vidrio, a paso rápido y sin mirarlo. Hoseok devolvió el yogurt a su lugar y cerró la puerta del refrigerador, queriendo que su imaginación no fuera tan lejos.

Por supuesto, falló en su propuesta. Por más que se esforzara en pensar en cualquier otra cosa, su mente no estaba colaborando y parecía rememorar los gemidos que escuchó. Eso, sumado a que armaba unos escenarios en su cabeza, parecía empeorar la situación. No podía evitarlo, y es que se imaginaba a Yoongi sin prenda alguna, con esa sonrisa de lado y las mejillas coloradas.

Estaba desquiciado, por supuesto. ¿Cómo podía pensar así de su mejor amigo? Ellos ya no eran novios, no era correcto que se imaginara esas cosas, era una falta de respeto hacia él. Pero la mente era muy poderosa, y su imaginación, más fuerte que él.

Agarró su mochila y fue a encerrarse a su cuarto. Yoongi, de seguro, debía estarse lamentando con Álex, diciéndole que él llegó y que seguro escuchó todo, aunque Hoseok no tenía tiempo para preocuparse de eso.

Cerró la puerta con llave y se tiró a la cama, dudando un momento sobre lo que era educado o no, y una vez decidió que estaba actuando mal, aunque no podía hacer nada para evitarlo, desabrochó el pantalón. El roce que le generó el bajarse la ropa interior hizo que emitiera un jadeo débil, y ya sin pensarlo más, envolvió su mano alrededor de su polla levemente endurecida. Estaba así desde que oyó los gemidos de Yoongi, y ahora, con su imaginación actuando a una rapidez increíble, no tardó en pensar en cosas. Cosas.

Ay, estaba jodido.

Yoongi decidió que jamás saldría de su cuarto. Desde ahora y hasta el momento de su muerte, se quedaría encerrado en ese lugar para nunca más ver el rostro de Hoseok y saber que lo escuchó mientras tenía sexo.

Volver a pensarlo hizo que se pusiera colorado a más no poder.

―¿Le sigues dando vueltas? ―preguntó Álex, acostada a su lado, a la mañana siguiente. El estómago de la chica hizo un ruido de hambre―. ¿No me darás desayuno? ¡Que malo eres!

―Conoces el departamento ―se defendió Yoongi―, puedes buscar comida por ti misma. Ahora, déjame morir.

―¡No seas exagerado! ―Álex se enderezó y se veía un poco graciosa, con el cabello desordenado y sin control alguno―. Tener sexo es algo natural, no debes sentir vergüenza de eso.

―Claro que sí ―Yoongi hundió su cabeza en la almohada―, no quería que me escuchara.

Y eso era sólo el comienzo. De alguna forma, sentía más que vergüenza, una especie de pavor que le inundaba. Le era difícil ordenar bien sus ideas, tratar de explicarse, pero es que él siempre se imaginó que su primera vez (si es que podía llamarse así), sería con Hoseok. Incluso años atrás, dentro de ese sufrimiento y ansiedad que significaba estar con alguien, tenía más que claro que la única persona a la que podría entregarse realmente sería su mejor amigo. Sin embargo, ahora, con total naturalidad dejó que las cosas con Álex escalaran a ese nivel, y si bien no sentía arrepentimiento, no podía evitar que algunas emociones tristes aparecieran.

―Yoongi ―la chica lo miró, suavizando su mirada―, Hoseok te quiere, él no se lo tomará a mal o dejará de hablarte.

―Sí ―mordió su labio inferior―, pero a veces pienso que debería dejar de hacerlo.

Álex se veía muy desconcertado con sus palabras, como si quisiera encontrarle sentido, a pesar de que, a veces, él tampoco podía hacerlo.

―A veces... ―algo se apretó en su garganta―, a veces, pienso que le hago más daño que bien.

―No, ¿por qué dices eso? ―su amiga le dio un abrazo―. No le haces daño, ¿es por su fallida relación, Yoongi? Los dos decidieron tomar esa decisión porque era lo mejor.

Fue lo más maduro, claro que sí. Lo que ambos necesitaban para sanar las pequeñas heridas que empezaron a hacerse. Pero Yoongi lo extrañaba. Por dios que lo extrañaba.

Sin embargo, no quería decirlo en voz alta. Sentía que era un secreto muy profundo en él.

―Sí... ―titubeó un momento, queriendo cambiar de tema―. Ya, vamos a desayunar. Si sigo escuchando tu estómago, creeré que te transformarás en un monstruo.

Álex hizo un puchero, inflando sus mejillas y pareciendo a punto de golpearlo, pero Yoongi alcanzó a huir a tiempo, calzándose las pantuflas. Siguió escuchando sus reclamos al salir al pasillo, rodando los ojos, y no le sorprendió encontrarse a Hoseok en la cocina, preparándose un batido.

―Hey, hola ―saludó Hoseok como si nada, sonriéndole, aunque no le miró a los ojos.

Yoongi no lo iba a culpar. A él también le estaba costando sostenerle la mirada.

―Hola ―trató de sonreír de todas formas―, ¿hoy tienes ensayo?

―Ah, sí ―mientras su amigo hablaba, Yoongi puso el hervidor―, la presentación es este viernes, ¿vas a ir?

―Claro ―de alguna forma, escucharlo decir eso le relajó. ¿Qué tonterías estaba pensando? Álex tenía razón―, te lo prometí y allí estaré. Te haré algún cartel de apoyo.

―Qué vergüenza ―se rió Hoseok.

En ese momento, Álex apareció con una expresión sonriente. Yoongi notó como las risas de Hoseok murieron abruptamente y cierta tensión apareció allí. Si su amiga lo sintió, lo ignoró olímpicamente, sirviéndose un té.

―Hola, Hoseok ―saludó ella con educación―. ¿Cómo estás? Ayer no pude saludarte, ¡lo siento mucho!

El muchacho se forzó a sonreír, respirando para calmarse. No quería agarrarla contra ella, por nada del mundo, porque Álex no le hizo algo. Además, otra vez: Yoongi y él no eran nada.

―Bien, gracias ―Hoseok le puso la tapa a su botellita donde acababa de echar el batido―, ¿y tú?

―¡Muy bien! ―y Álex se rió.

Bueno, Hoseok no quería tratarla mal, así que lo mejor era huir en ese momento.

―Lo siento, pero debo irme, tengo ensayo ahora ―volvió a sonreír, a pesar de que las comisuras de su boca se veían un poco tensadas, antes de salir de la cocina.

Yoongi arrugó el ceño con un poco de confusión, preparándose su taza de café. Álex comenzó a tararear una canción, aunque le hizo un gesto de que después lo hablarían.

Hoseok no tardó en aparecer por el pasillo, despidiéndose, y el chico lo aprovechó para acercarse a su amiga.

―¿Qué demonios?

―Está muy celosito ―se rió Álex―, quería matarme con la mirada.

―No digas eso ―regañó Yoongi―, eso es...

―¿Imposible? ―la chica negó con la cabeza―. Claro que no. Hoseok te sigue queriendo, demasiado diría yo ―puso una expresión más seria ahora―. No es culpa tuya, claro, pero recuerda que él tenía muchas ganas de hacerlo contigo.

Claro que lo recordaba. Yoongi pensó en eso anoche, antes de dormir: ¿Hoseok se sentiría ofendido de que hubiera decidido hacerlo con Álex, cuando él tantas veces lo quiso? Él no le debía nada a Hoseok, era más que claro, pero a veces, aparecían esos sentimientos y uno no podía controlarlos con facilidad. En el fondo, Yoongi agradecía que Hoseok le tratara igual que siempre (al menos, hasta que apareció Álex), porque antes no habría sido así. Antes, Hoseok le habría reclamado, y que ahora reaccionara de esa forma, significaba que había un grado de madurez allí.

Los dos habían cambiado a lo largo de esos meses, era más que claro, y Yoongi no podía menos que admirar eso, el hecho de que siguieran juntos a pesar de todo.

Tal vez lo hizo quererlo un poco más. ¿Era posible eso? ¿Qué su amor fuera creciendo con el pasar del tiempo? Yoongi pensó que ocurriría lo contrario, pero al parecer, las cosas no funcionaban así.

De cualquier forma, no tuvo mucho tiempo para analizarlo más. Álex tenía clases y él debía ir a la empresa, ya que comenzarían con la nueva etapa de sus grabaciones. A pesar del tropezón que pareció tener con su canción, varios CEO's le dieron la aprobación para que continuara como aprendiz, sumado a la nota de sus sunbaenims. No le fue tan mal, aunque Yoongi seguía pensando que le pudo ir mucho mejor.

No le sorprendió una vez llegó a la empresa el encontrarse con la habitación un poco más vacía. Un rápido vistazo a su alrededor le hizo saber quiénes faltaban: Taehyun, Bumjoo y Junhyung. Al fin y al cabo, estaban todos allí para competir y poder obtener un cupo dentro de las vacantes de compositores en la empresa.

Namjoon ya se encontraba en el lugar y le hizo un gesto para que se acercara. Yoongi dudó si hacerlo, al fin y al cabo, las cosas con él seguían un poco tensas, pero terminó yendo hacia el más alto porque, después de todo, alejándose no iba a lograr solucionar nada.

―Hola ―le saludó, un poco reservado―, ¿qué tal va todo? Hace mucho no te veo por el departamento.

―Ah, sí ―Namjoon rascó su nuca―, he estado un poco ocupado con mi trabajo y el tema de la composición. Además, he decidido quedarme unos días con un amigo. ¿Han pensado en buscar a alguien más para compartir el departamento?

Yoongi negó con la cabeza levemente. Es decir, lo había conversado con Hoseok y Lisa, y la chica les avisó que también estaría dejando el departamento durante el verano, pues iría a vivirse con una amiga a un lugar más cercano a la universidad. Eso sólo dejaba a Hoseok y Yoongi solos, y sostener el arriendo del departamento entre ellos dos era imposible.

―Vamos a poner un aviso para ofrecer las habitaciones ―contestó Yoongi―, pero será un poco complicado. Tal vez con Hoseok veremos algo por nosotros mismos.

―Sí, me imagino... ―Namjoon se quedó callado cuando vio que los sunbaenims entraron y Yoongi tampoco añadió otra cosa.

Woobin no tardó en felicitarlos por haber llegado hasta allí, animándolos a seguir dando todo de sí durante los meses que quedaban. La tarea, ahora, sería mucho más sencilla en comparación a la anterior: simplemente terminar la canción que ellos habían empezado a crear. Una vez estuvieran listas, se someterían a una comisión con los CEO's y ello darían su veredicto final, lo que ocurriría a inicios de julio.

Dos serían los eliminados. Quedarían cinco y, para finales de año, finalmente tres que quedarían contratados como productores en la empresa.

La reunión, en sí, fue bastante corta, por lo que los despidieron temprano después de resolver sus dudas. Namjoon le preguntó si no quería ir por un helado, aprovechando la llegada de la primavera, y luego de confirmar que le quedaba al menos una hora más para entrar a su trabajo, Yoongi lo aceptó.

―¿Cómo va todo en general? ―le preguntó Namjoon una vez salieron de la empresa―. Sé que recibiste hace poco tu nueva inyección de hormonas.

―Ha estado bien ―contestó Yoongi―, he tenido... días buenos y malos, pero es lo normal. Ya no es como antes, y eso ya es mucho mejor para mí.

Podía mantener a raya, la mayor parte del tiempo, los pensamientos depresivos. La ansiedad estaba aprendiendo a controlarla mucho mejor, usando la respiración y distracción para no entrar en ataques de pánico. Las ideas suicidas hace mucho desaparecieron de su cabeza.

―Felicitaciones ―Namjoon le sonrió con honestidad―, me siento muy feliz por ti, de verdad. Verte así... Me alegra mucho que hayas podido encontrar tu propio camino, Yoongi.

―Gracias ―también le sonrió, con un poco más de timidez y reservación―, gracias a ti también. Por estar allí, Namjoon. Apareciste en el momento que más lo necesitaba e hiciste lo posible para ayudarme.

―Pude haber sido más honesto.

―Claro, pero eso no quita lo que hiciste antes.

El conocerlo, el tener a alguien que lo apoyó en ese período de inestabilidad, desequilibrio e inseguridad. Namjoon fue una parte fundamental de su vida para poder avanzar, siendo rodeado por la comprensión y el apoyo. Podía no parecer mucho, pero lo fue todo para Yoongi.

―Perdón otra vez ―se disculpó Namjoon―, no quise arruinarlo así.

―No, yo también fui culpable ―Yoongi sacudió su cabeza―, no fue responsable de mi parte estar contigo cuando seguía queriendo a Hoseok. Cuando lo sigo queriendo.

―Yo también quise intentarlo ―Namjoon se rió―, me gustabas mucho, Yoongi. Tanto que quise arriesgarme.

Esas palabras le levantaron un poco el ánimo y llegaron a una heladería cercana, por lo que cada uno pidió un helado antes de buscar alguna banca en la que sentarse para comer con calma.

―Todavía puedes pasarte por el departamento ―le dijo Yoongi―, después de todo, te sigue perteneciendo. Hoseok ya tuvo que haber olvidado lo que dijiste ese día ―se encogió de hombros.

―¿De verdad? ―Namjoon enarcó una ceja―. Me da la impresión de que me odia más de lo que hacía antes.

―Claro que no ―el más bajo sacudió su cabeza, desconcertado―. Lo de Jungkook...

―No, no por eso ―con calma, el mayor se encogió de hombros―, sino por hacerte llorar.

Yoongi quiso decir algo estúpido referente a eso, pero la mirada seria de Namjoon daba a entender que no era una broma. No sabía cómo tomarse esa información, si como algo bueno o alarmante. Es decir, Hoseok siempre era muy protector con él, actuando no sólo como su mejor amigo y novio, sino también como una clase de hermano mayor. Cada vez que lloraba, se preocupaba siempre de saber el motivo para ver si podía solucionarlo por su cuenta.

De pronto, un recuerdo apareció en su cabeza: Hoseok golpeando a un niño que lo empujó, cuando tenía ocho años, y lo hizo llorar. Él no dudó un segundo en defenderlo y darle un puñetazo a ese niño sólo por haberlo empujado.

―Hoseok es... especial ―fue lo único que dijo.

Namjoon volvió a sonreír.

―Es especial para ti ―contestó―, y tú para él.

―De cualquier forma...

―Me pasaré más por el departamento ―le prometió―, a pesar de todo, tampoco quiero que las cosas con Hoseok queden así. Puede que no lo parezca mucho, pero también me cae bien.

Ahora, con lo que le había dicho Namjoon, Yoongi no estaba seguro si sería mutuo. Hoseok siempre se preocupó de mantener sus distancias con Namjoon, no al punto de ser grosero (al menos, desde que se fueron a vivir juntos), aunque sí manteniendo sus líneas claras. Incluso, los últimos meses parecía que se llevaban mucho mejor, sin embargo, Yoongi se preguntaba si eso cambió.

Al fin y al cabo, las cosas podían darse vuelta de un segundo para otro. Eso lo tenía más que claro.

Cuando el viernes llegó, Yoongi tuvo muchas dudas acerca de cómo ir a la presentación de Hoseok. ¿De gala? ¿Algo relajado? ¿Algo semiformal?

Frunció el ceño al mirarse al espejo. Se había puesto su binder y dudaba si sería necesario la camisa o una playera negra. Por mucho que quisiera ir demasiado formal, no tenía un traje ni tampoco el dinero para comprarse uno. Finalmente, decidió irse por la camisa blanca, poniéndosela y abotonándola, aunque dejando los primeros dos botones sueltos. Buscó el pantalón negro que usaba en el trabajo, decidiendo que eso le haría ir lo suficientemente elegante sin ir demasiado exagerado, y cogió la chaqueta de cuero. Necesitaba retocar el cabello menta, se dijo en ese momento, estaba casi rubio y apenas se veía el verde.

Guardó la invitación en su bolsillo, agarrando su billetera y celular, antes de bajar del departamento. Taehyung le esperaba abajo y no le sorprendió verlo con un chaquetón café y largo.

Lo saludó y se pusieron a caminar hacia la entrada del metro más cercano.

―¿Cómo van las clases? ―preguntó Yoongi.

―Bien, aunque la próxima semana iniciaremos con los exámenes finales ―suspiró Tae―, y estoy vuelto loco. Minjoo llora mucho por las noches.

Yoongi sabía que los primeros meses los bebés demandaban mucho tiempo. A veces, hablaba con Woobin y él se lo comentaba, hablando sobre las veces que debía ir a hacer dormir a su hija.

―¿No te deja estudiar?

―Ni dormir ―Tae se notaba con evidentes ojeras―, creo que ya no me gustan mucho los bebés. Además, vivir con mi papá me ha facilitado un poco el tema de la adaptación en la universidad, pero... uh... Tampoco tengo mucha privacidad.

―Bueno ―Yoongi no lo pensó―, ¿y si te vienes a vivir con nosotros?

―¿Aaaaaaaaaaaaaaaaah? ―Tae parpadeó, volteándose a mirarlo a pesar de que estaban bajando las escaleras hacia el metro―. ¿Cómo?

―Es decir ―trató de ordenar sus ideas, pues lo que dijo apareció de la nada, sin darle una vuelta―, puedes pensarlo. Namjoon y Lisa se irán del departamento a inicios de julio, así que...

―¿Hablas en serio? ―Taehyung, de pronto, pareció entusiasmarse―. ¡Claro, eso sería...! ¡Genial! ¡Voy a conversarlo con mi papá! Gracias, Yoongi, ¡eres el mejor!

Tan expresivo como siempre, Tae se lanzó a abrazarlo y Yoongi empezó a forcejear para que lo soltara, gritando por la indignación. Por el contrario, su amigo sólo se reía ante sus intentos.

No tardaron en subirse al metro y se pusieron a hablar de otras cosas. La presentación de Hoseok sería en la academia de baile, que quedaba en el centro de Seúl, y cuando llegaron, ya había mucha gente haciendo fila para entrar. Por lo que sabían, Hoseok iría en el tercer grupo de presentación, en lo que sería baile urbano, popping y locking. Yoongi no entendía bien lo último, pero de seguro le saldría muy genial a Hoseok. Además, esa presentación era más que importante para Hoseok, pues muchos representantes de empresas de entretenimiento irían a verlos para buscar bailarines de apoyo.

Buscaron sus asientos, satisfechos de no quedar muy adelante, pero tampoco demasiado atrás. De seguro, si Hoseok los buscaba en la multitud, los encontraría con facilidad.

Pronto comenzó la presentación. Un hombre, que se enseñó como director de la academia, hizo un discurso antes de dar paso a los grupos, donde el primero expuso una bonita danza de baile contemporáneo.

―¿Te podrías mover así algún día? ―le susurró Taehyung.

―Jamás ―declaró Yoongi―, prefiero quedarme en la cama todo el día ―su amigo tuvo que aguantar la risa.

Después de la presentación, el mismo hombre volvió a hablar para introducir al segundo grupo, que se dedicaría al ballet. Hoseok les advirtió que esa sería la presentación más larga de todas, para que se prepararan y aguantaran, rogándole a Yoongi que no se quedara dormido. El chico tuvo que prometérselo para que se quedara tranquilo, porque Hoseok no quería que se perdiera su baile.

Finalmente, cuando ya pasó casi una hora desde que llegaron, el director de la academia presentó al tercer grupo. Yoongi saltó en su asiento, feliz cuando el primer chico que salió fue Hoseok.

Sabía que sería el bailarín principal del grupo, era más que merecido, pero eso no le preparó para el baile en general. El rostro de Hoseok, normalmente relajado y siempre sonriente, se llenó de una intensidad nunca antes vista. Parecieron afilarse, con un brillo feroz, y su cuerpo no tardó en comenzar a moverse apenas la música comenzó.

Santo dios, Yoongi sintió que su corazón se aceleró al verlo bailar: su cuerpo se movía con una fluidez que no veía nunca, moviendo manos y pies al ritmo de la música como si fueran uno solo. Se acoplaba con facilidad al baile grupal, e incluso pareció tener un momento para lucirse, saltando, dejándose caer al suelo y volviendo a levantarse con naturalidad, como si fuera lo más sencillo del mundo.

En palabras de Yoongi, fue la mejor presentación de la noche. Hoseok brillaba por sí mismo, siendo el centro en todo momento, e incluso el público comenzó a animar el baile con aplausos y silbidos.

Una vez el show acabó, esperaron a ver si Hoseok aparecía para felicitarlo. Yoongi no pudo evitarlo y decidió comprarle un ramo de flores, aunque cuando estaba a punto de verlo, pensó si no sería un poco vergonzoso para el chico.

Casi las iba a tirar a la basura, pero Hoseok salió del pasillo detrás del escenario, con una toalla en su cuello y una sonrisa enorme.

―¡¿Son para mí?! ―gritó, yendo a abrazarlo―. ¡Gracias, Gigi, me encantan las flores!

Yoongi se rió ante sus palabras, dándole un beso en la mejilla y dándoselas. Taehyung también abrazó a Hoseok, diciéndole que estuvo increíble.

―He recibido cinco tarjetas de empresas ―confesó Hoseok, luciendo tan feliz y contento―, para que llame y coordinemos alguna audición.

―¿Ahora saldrás con tus amigos? ―preguntó Yoongi―. Queríamos invitarte a comer, pero si estás ocupado...

―¡No se preocupen, iré con ustedes! ―aseguró Hoseok―. Espérenme diez minutos, iré por mis cosas y volveré.

Aunque, en sí, no fueron a comer, sino que decidieron ir a un bar a celebrar. Hoseok estaba bastante emocionado y efusivo, por lo que pidieron unas cervezas para beber y papas fritas para picotear, aunque Yoongi, como siempre, se cuidó para no tomar de más. Sólo tenía permitida una lata de alcohol, no debía pasarse con eso.

Como los tres se conocían desde hace tiempo, no tardaron en recordar muchas viejas anécdotas, provocando que se rieran con fuerza gran parte de la noche. En un momento, incluso, Taehyung se atoró y provocó más risas de ellos, y Yoongi se sentía embriagado por la felicidad. Ojalá todos los días fueran así, pensó fugazmente, llenos de tanta alegría y celebración. Ojalá la vida fuera así de sencilla.

Pasada la una de la mañana, Taehyung se urgió para ir al baño. Las risas parecieron calmarse y Hoseok, un poco ebrio y tan sonriente, pasó un brazo por el cuello de Yoongi. A pesar de que no estaba borracho y se encontraba muy lúcido, el más bajo no quitó su brazo de encima, por el contrario: se acurrucó contra él.

―Te ves muy hermoso hoy ―le dijo Hoseok, con la nariz un poco enrojecida gracias al alcohol.

―¿Sólo hoy? ―bromeó Yoongi.

―No, siempre ―Hoseok se inclinó y le besó la frente―. Te quiero mucho, mucho, mucho...

El corazón de Yoongi aleteaba ante esas palabras. Su mente, volátil y en esa nube de regocijo, ni siquiera lo pensó.

―Yo también te quiero mucho ―le dijo, y elevó la cabeza.

El beso no se hizo esperar. Fue pequeño, corto y superficial, una simple presión entre ellos, pero al alejarse, los dos sonreían.

―¿Otro? ―ofreció Yoongi.

―Otros ―corrigió Hoseok, riéndose.

Fueron tres más, al menos, hasta que Taehyung apareció. Si los vio besarse, no hizo mención alguna, y con la misma calma con la que lo abrazó, Hoseok quitó su brazo. Yoongi volvió a comer.

―Me conseguí el número de una chica ―dijo Tae, contento―. ¿Me puedes conseguir el de Álex, Yoongi?

―¡Ni de joda! ―y las risas estallaron otra vez.

Para las tres de la mañana decidieron irse. Taehyung se fue con ellos al departamento, demasiado borracho para llegar así a su casa, por lo que Hoseok y Yoongi no tuvieron otro momento a solas. Yoongi pensó si lo hablarían al día siguiente, sin embargo, tal vez Hoseok ni siquiera se acordaría. Apenas se subió al taxi, cayó dormido y les costó un mundo llevarlo al interior del departamento.

Creyó que la ansiedad lo golpearía ante esa idea, pero no fue así. Si lo hablaban o no, ¿qué importaba? Ellos seguirían queriéndose, fueran novios o no, y Yoongi estaba más que claro con eso. Hoseok también parecía saberlo, despidiéndose para ir a su cuarto con una simple sonrisa, mostrando sus hoyuelos, y la calma inundó a Yoongi.

Una vez en su habitación, no tardó en acostarse, durmiendo como un bebé, con dulces sueños llenando su mente.

¡gracias por leer!

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