9.

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Advertencias: angst, drama, temas de género.

Intento arreglar las piezas rotas,

Intento luchar contra las lágrimas.

Me dicen que es sólo un estado de ánimo,

Que le pasa a todo el mundo...

~It's a Hard Life, Queen~

Esa misma tarde, cuando las clases acabaron, le dijo a Hoseok que se fuera sin ella, ya que debía ir a dejar unas cosas con la profesora de Biología. Contrario a varias veces, Hoseok no insistió en acompañarla, y Yoonji sabía que las cosas con su novio estaban mal, estaban incómodas, y el sólo pensamiento de tener una conversación sobre eso la estremecía de mil maneras.

Luego de hablar con la profesora Choi, caminó por los vacíos pasillos del edificio, deteniéndose fuera del salón de música. La última vez que estuvo allí fue cuando tenía catorce años, cuatro años después de verse obligada a abandonarlo, porque no podía soportarlo más.

Abrió la puerta, asegurándose de que no había nadie, y lo vio.

A su primer amor.

El piano de cola de color negro, con un poco de polvo sobre él. Yoonji estaba al tanto de que nadie más en el colegio tocaba dicho instrumento, sólo ella y la profesora de música, la señorita Shin, a quién tampoco veía ya desde esa edad.

De forma vacilante, Yoonji entró al salón, tomando aire mientras abría el piano y se sentaba frente a él. Pasó sus dedos por sobre las teclas, cerrando sus ojos brevemente.

Tocar el piano se sintió siempre demasiado profundo, como si la música que salía del instrumento se adentrara en su alma, tocando cada parte sensible que poseía, sacando su verdadero yo.

Yoongi siempre salía cuando tocaba el piano, y Yoonji tuvo que dejar de hacerlo, porque sentía que se hundía en la miseria, en la desesperación. Así como tuvo que dejar de hablar con la profesora Shin, que siempre la incentivaba a llegar lejos, a expresar sus sentimientos mediante la música del piano, a ser ella misma.

Yoonji también sospechaba que la señorita Shin Suran se daba cuenta de que ella no era una chica normal.

Cerró sus ojos, tomando aire una vez más, y dejó que sus sentimientos fluyeran mientras sus dedos se deslizaban por las teclas.

Clair de Lune resonó en todo el salón.

Se equivocó en varias partes, lo sabía, pero llevaba tres años sin tocar el instrumento, y poco le importó a Yoongi, comenzando otra vez mientras una triste sonrisa se deslizó en sus labios. Sentía su rostro húmedo por las lágrimas, pero no se detuvo, dejando que el piano sacara todos los sentimientos malos de su interior, permitiendo que esa parte, que debía mantener oculta para que no le hicieran daño, tomara las riendas un momento, un solo instante, dejándolo ser él sin que nadie lo juzgara, sin que nadie le dirigiera alguna palabra grosera que lo heriría en lo profundo del alma.

Una vez que Clair de Lune acabó, comenzó otra melodía. Nocturno Opus 9, n°2.

A mitad de la obra de Chopin, cuando estaba agarrando más confianza, la puerta del salón fue abierta.

La melodía se interrumpió bruscamente y Yoonji se giró de forma veloz, limpiando su rostro. Chocó con unos ojos de color café y una cabellera rubia.

Kim Seokjin le devolvía una mirada sorprendida.

—Oh, pensé que la profesora Shin estaba tocando —dijo Jin a modo de disculpa, poniendo una expresión incómoda.

Yoonji se removió en su lugar, observando al chico más alto frente a ella.

Era guapísimo, era claro. Antes de declarar su homosexualidad y que todo el mundo lo tratara como si tuviera una enfermedad, Jin tuvo muchas pretendientes que lo admiraban de lejos y de cerca.

Yoonji nunca lo tuvo tan cerca, siempre lo vio de lejos. No porque lo odiara o despreciara –eso sería hipócrita de su parte–, sino porque nunca se le dio la ocasión, pues ambos eran de distintas clases.

—No pasa nada —sonrió débilmente, tomando su mochila—. Ya debía irme de todas formas.

Seokjin asintió, sonriéndole también de forma amistosa, y Yoonji se puso de pie.

—Disculpa, pero... ¿eres Min Yoonji? —preguntó de pronto Seokjin, entrando al salón para sentarse en una silla, tomando una guitarra clásica.

Ella asintió en silencio, observándolo con intriga.

—Oh, es que la profesora Shin siempre habla de ti —dijo Seokjin, contestando a su pregunta silenciosa—. Dice que tuvo una estudiante que tocaba muy bien el piano, y tiene razón —Jin la miró con aprobación, sin dejar de sonreír—. Deberías seguir tocándolo, tienes mucho potencial.

Yoonji sonrió amargamente, negando con la cabeza.

—Creo que me he retirado por completo de eso —contestó como si nada.

—Es una lástima —Jin suspiró, y le guiñó el ojo—. Bueno, fue un gusto conocerte Yoonji —el más alto soltó una risa suave—, y gracias por no salir corriendo al estar en el mismo salón que yo.

Yoonji recordó todas las personas que susurraban y le gritaban cosas a Jin cuando caminaba por un pasillo, todas las veces que hacían comentarios malintencionados o le hacían el quite, aludiendo a que estar tan cerca de él haría que terminaran enfermos como Jin. Todas las veces que lo vio comer sólo en el comedor, sin nadie a su lado.

Algo dolió en su interior.

Jin era una paria, así como lo era Yoongi, y podía entenderlo por completo. Podía entender esa sensación de vacío, desprecio y rechazo hacia uno mismo.

Antes de darse cuenta, Yoonji volvió a sentarse frente al piano.

—¿Qué es lo que tocas? —preguntó con verdadera curiosidad.

Jin la observó, parpadeando varios segundos en silencio, antes de sonreír ampliamente.

—Guitarra, estoy aprendiendo desde hace dos años —contestó con fingida modestia—, aunque, por si te lo preguntas, sé también cantar. No sólo soy guapo, sino que también tengo una buena voz.

—Estoy segura de que la persona que te dijo eso te estaba mintiendo —respondió Yoonji, enarcando una ceja.

—¡Oye! —Jin puso una expresión de indignación, pero soltó un bufido enseguida—. Estás envidiosa porque yo si tengo buena voz.

—Claro que yo también tengo una buena voz —contestó Yoonji, cruzándose de brazos.

—Entonces cántame algo, eh —desafió Jin.

Yoonji se quedó en silencio unos segundos, aunque pronto se rió con ganas, olvidando, por unos breves minutos, todo el dolor que había en su interior.

Porque Jin parecía ser la primera persona que no la miraba como si quisiera juzgarla, y eso la hacía sentir aliviada y tranquila.

Al día siguiente, Hoseok parecía más contento que los días anteriores, hablándole de forma amorosa y cariñosa. Sin embargo, Yoonji se limitó a tratarlo de forma fría y monótona, sintiéndose herida por su comportamiento anterior.

—Yaaaaah, bebé... —lloriqueó Hoseok, abrazándola por el costado, sentado a su lado a la hora de almuerzo—. ¿Por qué sigues enojada con tu Hobi Hobi?

—No sé, vete a saber tú —respondió Yoonji, indiferente mientras observaba la comida.

—Dame un besito, anda, por favooooooooooooor... —Hoseok estiró sus labios, pero Yoonji rodó los ojos.

—Estás siendo pegajoso —regañó, ignorando sus gestos.

Hoseok soltó un ruido de un animal lastimado, alejándose un poco para comer. Frente a ellos, Taehyung y Lisa compraron sushi de almuerzo, y en ese momento estaban jugando con los palillos, metiéndoselos a las narices mientras hacían gestos idiotas. Par de raros.

Yoonji levantó la vista, notando que Jin caminaba tranquilamente por entre las mesas, caminando hacia el lugar donde solía comer. Solo.

—¡Ey, Jin!

A pesar de que todos parecían haber estado pendiente de sus conversaciones, se quedaron en silencio al ver que Yoonji llamaba la atención de Seokjin.

El más alto la miró, enarcando una ceja, preguntándole si necesitaba algo.

—¿No quieres comer con nosotros? —preguntó Yoonji con tranquilidad, apuntando la silla a su lado.

Hoseok le pellizcó disimuladamente la pierna, sin embargo, Yoonji manoteó su brazo. Ignoró también las miradas de Tae y Lisa, atónitos, dejando de jugar con la comida.

—Claro —contestó Jin, encogiéndose de hombros.

De a poco las conversaciones volvían a resonar en el comedor, sin embargo, Yoonji era consciente de todas las miradas puestas en ellos. Sabía que estaban tratando de averiguar el por qué Min Yoonji le estaba dirigiendo la palabra al excluido de Kim Seokjin.

Jin se sentó a su lado.

—Jin, él es mi novio Hoseok —presentó Yoonji, apuntando al chico a su lado. Hoseok saludó alegremente, aunque se le notaba un poco tenso—. Él es Tae —apuntó a su mejor amigo—, y ella es Lisa, su novia.

—¡Todavía no es mi novia! —gritó Taehyung, sobresaltando a todos en la mesa, sonriendo nerviosamente.

—¿Cómo? —Lisa lo miró—. ¡Pero si ya les dije a mis papás que eres mi novio!

—¡Porque quiero que seas mi esposa! —trató de arreglar Tae, sonriendo ahora de forma cuadrada. Antes de que la chica pudiera decirle algo más, Tae se volteó hacia Yoonji y Jin—. No sabía que se conocían.

Jin se encogió de hombros.

—Me lo encontré ayer luego de hablar con la profesora Choi y nos pusimos a conversar —contestó Yoonji, como si nada. Jin no la corrigió, abriendo su recipiente con comida.

—¿Qué es eso? —preguntó Lisa, observando la comida—. ¡Huele delicioso!

Bibimbap con kimchi —contestó Jin, sonriendo amablemente—. No me gusta la comida de aquí, así que cocino todos los días para mí.

—¿De verdad? —Tae miró su plato con arroz, poniendo una expresión de desagrado—. ¡Ahora siento envidia por ti!

—¿No quieres probarlo, Tae? —preguntó de forma amistosa Jin, tendiéndole el recipiente.

—¿Hablas en serio? —Tae volvió a sonreír ampliamente—. ¡Me encantaría!

—Cuidado, se te va a pegar lo gay —soltó de pronto Hoseok.

Yoonji se tensó, en tanto Jin bajaba el recipiente y Tae borró la sonrisa de su rostro. Incluso Lisa llevó sus manos a su boca, conteniendo el grito de sorpresa.

Yoonji observó a su novio de golpe, que lucía tenso, incómodo y hasta un poco molesto.

—Discúlpate —ordenó Yoonji, calmada.

Hoseok la observó incrédulamente.

—¿Cómo?

—Yoonji, no es necesario... —comenzó a decir Jin, antes de que lo interrumpiera:

—O te disculpas ahora, Jung Hoseok, o tú y yo terminamos —dijo Yoonji con voz seria.

Hoseok estaba haciendo ese gesto extraño que ponía cuando estaba enojado, sin embargo, Yoonji no se dejó amedrentar como otras veces y estrechó los ojos. Unos segundos después, Hoseok dirigió su mirada hacia Jin.

—Lo siento —dijo, aunque se notaba que no lo lamentaba.

Jin hizo un gesto con la mano.

—No pasa nada —luego, se volteó hacia Tae—. ¿Quieres probarlo o no?

—¡Claro! —Tae tomó el recipiente—. ¿Tú no quieres, Lalisa?

—Bueno, pero después no digas nada si me lo como todo...

—¡Lisa!

Yoonji se puso de pie, tomando la mano de Hoseok, diciéndole que debían conversar.

—Te dejo con mis amigos —le dijo a Jin, antes de girarse hacia Tae y Lisa—. Me lo cuidan o haré que coman tierra.

—Entendido, capitana —dijeron ambos, llevando sus manos a sus frentes.

Hoseok no se despidió de Jin.

Ambos salieron del comedor sin decir palabra alguna y caminando por los pasillos repletos de gente hasta llegar al patio exterior. Se sentaron en una de las bancas más alejadas para así no ser escuchados.

Apenas se detuvieron, Hoseok soltó su mano y la observó fríamente.

—¿Desde cuándo eres amigo de él? —preguntó de manera exigente.

Yoonji arrugó los labios.

—¿Él? Se llama Seokjin, Hoseok —dijo con expresión grave—. Y estuve conversando con Jin el día de ayer. No es un mal chico, es simpático, y me pareció invitarlo a comer con nosotros, porque simplemente no soporto la idea de ignorar a alguien que está solo porque tiene gustos distintos.

—¿Gustos? —Hoseok mordió su labio inferior—. ¡Le gustan los hombres, Yoonji! ¡Es anormal!

—No es anormal, es diferente, así de simple —Yoonji levantó su barbilla, desafiante—. ¿Siquiera te has dado el tiempo de conocerlo?

—Claro que no, no es necesario hacerlo, mamá dice...

—Oh, dios Hoseok, ¡tienes malditos diecisiete años! —Hoseok se encogió ante su tono de voz—. ¡Ya eres capaz de discernir bastantes cosas, así que deberías darte cuenta de que nuestros padres tienen un pensamiento viejo!

—Pero...

—¡Si vas a guiarte por lo que piensan nuestros padres, ni siquiera pensaría en ir a la universidad el próximo año! —Yoonji dio un paso, estrechando sus ojos—. ¿O vas a guiarte por lo que ellos creen? ¿Crees que deberíamos casarnos apenas cumplamos los dieciocho años, comprar una casa, quedarme en casa y ser una buena esposa para ti, Hoseok? ¿Darte hijos y criarlos mientras tú estudias y trabajas?

Hoseok negó con la cabeza, suspirando. Segundos después, se forzó a relajar la expresión de su rostro.

—No, claro que no —Yoonji soltó un bufido, girándose para irse de ahí, pero antes de poder hacerlo, Hoseok la agarró del brazo—. Lo siento, bebé, tienes razón. No conozco a Jin, no debería estarlo juzgando de esta forma por... por sus gustos.

—Dijiste algo horrible —dijo Yoonji, sin girarse a verlo.

Hoseok hizo un ruido afirmativo y la abrazó por la cintura, apoyando su cabeza en su hombro.

—Sí, lo sé, lo lamento mucho. Prometo que no volverá a ocurrir —Hoseok le dio un beso en la mejilla—. Es sólo que... que estabas enojada conmigo y de pronto eres amistosa con él y me tomó por sorpresa y... Lo siento, realmente lo siento bebé. ¿Me perdonas?

—Eres un idiota —declaró Yoonji, y soltó el aire que estuvo conteniendo. Se giró y le devolvió el abrazo—. Pero te perdono porque te quiero —enterró su rostro en el pecho de Hoseok—. ¿Puedes ser amable con Jin, Hoseok? No te pido nada más, sólo que lo conozcas un poco.

Hubo un pequeño silencio entre ellos.

—Claro, lo seré, no te preocupes por eso —aceptó Hoseok, acariciándole la nuca—. ¿Y tú prometes no gritarme más? Me da miedo cuando lo haces.

—Cobarde —se rió Yoonji, notando a su novio más relajado ahora.

Yoonji no quería ser tan dura con Hoseok, sin embargo, no podía evitarlo, no luego de haber tratado a Jin con tanto desprecio y asco. Porque, por un breve momento, se imaginó que así iba a reaccionar cuando llegara el momento de contarle la verdad, y no estaría preparada para eso.

Si Hoseok alguna vez la miraba con repulsión, algo dentro suyo se quebraría en mil pedazos.

Así que sabía que debía ir preparando el terreno lentamente, tomándose su tiempo, para que cuando soltara la bomba, no terminara tan herida.

¡gracias por leer!

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