Capítulo 08

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

El estaba completamente exhausta. Tenía los ojitos cerrados y estaba apoyada en el hombro de Violet, quien tenía un brazo alrededor de ella para sostener la toalla que tenía encima. De vez en cuando frotaba suavemente para secarla un poco más rápido, aunque también para asegurarle que todo estaría bien. Lucas estaba sentado detrás de ambas y de vez en cuando ayudaba también a El a secarse más rápido.

Vi le ponía atención a Hopper y a Joyce, que estaban hablando sobre el paradero de Will. De pronto, los adultos, junto a Jonathan, se pusieron en marcha hacia la salida. Violet se moría de ganas porque Hopper le relevase como había descubierto sus poderes. Se quedó quieta, confiando en que lo haría, pero cuando todo terminase.

A la vez que pasaban los minutos, Mike se ponía cada vez más nervioso a diferencia de los demás. Movía la pierna sin control y no dejaba de mirar su reloj cada dos minutos. Se levantó de repente, sobresaltando un poco a Violet.

— ¿Mike, dónde vas? —pregunta la rubia.

Mike no le hizo mucho caso y caminó hasta la salida del gimnasio, buscando a su hermana y a Jonathan. 

— ¿Nancy? ¿Jonathan? —llama Mike una vez en el exterior. Miró a todas partes, preocupado y ansioso.

No tardó mucho en entrar de nuevo al lugar apresuradamente.

— Se fueron —dijo Wheeler, acercándose a sus amigos.

— ¿Qué? —dice Lucas, confuso.

— Nancy y Jonathan —aclara Mike—. Su coche no está.

— Seguro se están besuqueando —dijo Dustin sin darle mucha importancia.

Violet soltó una leve carcajada mientras que Lucas y Mike parecían disgustados. Eleven los miraba algo confundida.

— Qué asco —dijo Lucas.

— No —niega Mike sin borrar su cara de asco—. ¡Imposible!

— ¿Se fueron con el jefe? —pregunta Dustin.

— No lo sé —vuelve a decir Mike.

— No —murmura El, mirando a Mike. Aún seguía apoyada en el hombro de Vi.

— ¿Qué? ¿Los viste? —pregunta Mike— ¿Sabes adónde fueron?

— Sí.

— ¿Adónde? ¿Adónde fueron? —pregunta Mike con impaciencia. 

Vi le miró mal y él de inmediato bajó la cabeza, ciertamente avergonzado y con una molestia oculta. Eleven se quedó callada por unos pocos segundos, pensando en cómo decir hacia dónde fueron. 

— Demogorgon —responde El, mirando a Vi por un momento.

Los muchachos se quedaron atónitos, mirándose los unos a los otros con rostros pálidos y asustados. Vi se pasó una mano por su pelo rubio de los nervios y su pierna había empezado a saltar descontroladamente. Lucas, Dustin y Violet se levantaron para discutir un plan con Mike, que parecía más nervioso que los demás y que no paraba de moverse de un lado al otro.

— Tenemos que ayudarles —dijo Mike dándose la vuelta para mirar a los demás.

— ¿Qué? —dijo Lucas.

— No podemos esperar aquí —vuelve a decir Mike.

— Mike, en caso de que te hayas olvidado, aún somos fugitivos —dijo Lucas.

Violet asintió, dándole la razón.

— Los malos aún nos están buscando —dijo Vi.

— Sí —dijo Dustin esta vez— y ni siquiera sabemos dónde está tu hermana.

— El puede encontrarlos —sugiere Mike, señalando hacia detrás.

— Mike, mírala —señala Dustin—. Creo que debemos seguir el plan del jefe.

Mike se dio la vuelta para mirar a la niña, que estaba con las rodillas en su pecho y con la cabeza apoyada en ellas. Violet se acercó preocupada y puso una mano en su hombro, llamando su atención.

— Exacto. No quedamos aquí, ocultamos a El y la mantenemos a salvo —dijo Lucas—. Eso es lo más importante, ¿recuerdas? Además, ella está bien. Está con Jonathan.

— No parece que necesita ayuda —dijo Vi mientras se sentaba al lado de El de nuevo. El se apoyó en su hombro de nuevo y cerró los ojos.

— Sí, ahora sabe defenderse, así que... —dijo Henderson.

El muchacho se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la salida del gimnasio. 

— Oye, ¿adónde vas? —pregunta Mike, siguiendo a Dustin junto a Lucas— ¡Dijiste que siguiéramos el plan!

— Lo estoy siguiendo. Solamente voy a ir a por pudding de chocolate —responde Dustin sin dejar de caminar—. Phyllis, la señora del comedor, tiene un montón.

— ¿¡Bromeas!? —exclama Mike, lanzando sus brazos al aire.

— ¡El necesita recargarse! —responde Dustin sin mirar atrás.

Mike dejó un resoplido mientras lo perseguía y seguía replicándole, aunque Violet no podía escuchar lo que decía. Segundos después, los tres muchachos salieron del gimnasio en dirección al gran comedor. 

Vi agarró suavemente a Eleven de la manga y la llevó junto a ella hasta el comedor para esperar a los chicos. Fueron hasta una de las mesas y se sentaron frente a frente. Se podían escuchar voces en la cocina, probablemente de Mike y Dustin discutiendo.

— ¿Te sientes mejor? —pregunta Vi, preocupada.

El se encogió de hombros y puso una pequeña mueca. Vi suspiró suavemente, no muy satisfecha con la respuesta, aunque sabía que estaba mejor que antes.

— ¿Qué es "putting"? —pregunta El, confusa.

Aquello bastó para hacer sacarle unas pequeñas risitas a Vi. 

— El pudding es como una masa viscosa de chocolate que se come con cuchara —explica Vi con una muy suave sonrisa. El puto una mueca de disgusto— Cuando acabe todo esto, no tendrás que seguir comiendo sobras como un perro. Hop no es el mejor cocinero, pero yo puedo decir que sí.

Eleven parecía intrigada con lo que decía. 

— Puedo hacerte lo que tú quieras —dijo Vi, con una sonrisa emocionada.

— ¿Eggos? —pregunta El con ilusión.

— Claro, sí, Eggos, pero comida real también —dijo Vi—. ¿Qué tal suenan unos spaguettis?

— ¿"Spa...guettis"? —repite El, frunciendo levemente el ceño.

— ¡Sí! —exclama—. Es mi comida favorita. Mi mamá solía prepararlos con su salsa de tomate casera. Me moría por ellos cada vez que los preparaba. Eran tan buenos que siempre me colaba en la cocina para robarle algunas cucharadas de la salsa... —su expresión era de nostalgia y se profunda tristeza al recordar a su madre.

No queriendo que El se diese cuenta de su cambio de humor, carraspeó la garganta y sonrió como pudo de nuevo.

— Estaba pensando que cuando todo esto termine y Will esté de vuelta y tú dejes de ser un secreto, quizás puedas quedarte con Hop y yo. O quizás puedas quedarte en el sótano de Mike, de todas formas él parece que está siempre ahí, así que no estarías sola —dijo con diversión, para después agitar un poco la cabeza—. Mi punto es que te cuidarán.

Eleven no podía quitarse ese brillo de emoción y esperanza de su mirada con cada palabra que salía de la boca de la persona en la que más confiaba.

— Hop sería como tu nuevo padre. O los de Mike, como tú prefieras. Nancy sería como tu hermana y Mike tu hermano.

— ¿Tú serías como mi hermana? —pregunta El, no dudando en que quería quedarse con Violet.

— No, no —dijo Vi, ruborizándose un poco.

— ¿Por qué no? —pregunta El, bastante confusa.

— Porque... —miró hacia arriba, intentando pensar en algo— es diferente.

— ¿Por qué? 

Violet suspiró y se palmeó la cara internamente mientras se ruborizaba un poco más. 

— Es decir, no lo sé. Supongo que no —suspira Vi—. Es estúpido.

— ¿Vi?

— ¿Sí?

— Los amigos no mienten —dijo El, insistiendo un poco.

Violet la miró por unos segundos, tragando saliva nerviosamente. Desvió la mirada, no sabiendo muy bien como expresarse, pero tenía que intentarlo. No podía ni quería quedarse callada. El se presentó en su vida en un momento horrible. Sabía que eso tenía que significar algo. No podía ser mera fortuna y ya está.

— Estaba pensando... —dijo Vi, dudosa—. Mike me dijo sobre algo llamado Snow Ball y pensaba en que... podríamos ir juntas.

— ¿"Snow Ball"? —repite El, confusa.

— Es un baile de la escuela —explica— donde vas al gimnasio y bailas con música y eso. Nunca he ido, obviamente —sonríe cortamente, mirando hacia abajo con tímidez—, pero lo que sé es que no deberías ir con tu hermana.

El se quedó en silencio. Su gesto se tornó confuso una vez más.

— ¿No?

— Es decir, sí puedes, pero eso sería muy raro —dijo Vi con un subtono de disgusto—. Vas a los bailes con alguien que... uh... te gusta.

— ¿Una amiga? 

— No exactamente —balbucea Violet.

Eleven torció la cabeza levemente, mirándola con más curiosidad que antes. Buscaba con la mirada la de Violet, que seguía evitándola a toda costa. El se rodó un poco hacia delante, insistente con querer que Vi la mirase directa a los ojos.

— E-es decir, puedes ir con una amiga —tartamudea—. Pero... no quiero ir como amigas.

— ¿No somos amigas? —pregunta El con decepción.

— ¡Sí! Sí, claro que sí —dijo apresuradamente—. Solo que esta vez es... diferente.

Violet finalmente sacó la valentía de devolverle la mirada a El. Su corazón latía increíblemente fuerte. Nunca le había pasado algo así. Nunca. Definitivamente, eso tenía que significar algo.

De pronto, Vi tenía las imperiosas ganas de besarla. Pero su parte más racional, la que siempre lideraba en ella, le gritaba que no lo hiciese. ¿Qué tal si El la miraba mal? ¿Era demasiado raro? ¿Y si El no sentía lo mismo? ¿Y si simplemente estaba confundiendo sus sentimientos de amistad por unos románticos de nuevo? Porque no era la primera vez que se equivocaba. 

Con su parte lógica y sus sentimientos en conflicto, agarró suavemente las mejillas de El mientras cerraba los ojos y se impulsó hacia delante mientras sentía abismales retortijones de los nervios en su estómago. El se quedó inmóvil, abriendo los ojos ampliamente y sintiendo su cara arder por alguna razón en cuanto sintió los labios cariñosos de Violet sobre los de ella por unos segundos cortos.

Vi volvió en sí y se separó de ella igual de rápido que como la besó. Tragó saliva mientras su cara se enrojecía y se calentaba como un trozo de metal incandescente. Mantuvo la mirada en El y empezó a tartamudear incoherentemente. Pero justo cuando iba a disculparse profusamente, Mike, Dustin y Lucas irrumpieron en la cafetería con caras asustadas. Las chicas los miraron.

— ¡Chicas, chicas! —exclama Mike, corriendo hacia ellas.

Vi y El se levantaron de sitio a la vez.

— Nos encontraron —dijo jadeando.

Violet pudo escuchar pasos y gritos por los pasillos.

Sin perder más tiempo, los muchachos salieron corriendo despavoridos del lugar. Vi tenía a El aferrada de la mano para que no se quedase atrás. Pudieron escuchar a los agentes entrar en donde estaban no hace más de un minutos. Y también pudieron escuchar que definitivamente, no eran pocos.

— ¿Cómo nos encontraron? —exclama Lucas.

— No lo sé, pero sabían que estábamos en el gimnasio —responde Mike.

— Lando.

Cuando estuvieron a punto de dar con una de las tantas salidas de la escuela, agentes entraron con armas y linternas. Los corazones de los jóvenes dio un vuelco del susto y rápidamente corrieron por donde vinieron.

— ¡Los tenemos! —exclama un agente.

— ¡Vamos, vamos, vamos! —grita Mike.

Más agentes salieron de la esquina, obligándolos a pararse en seco.

— Ahí están. ¡Quietos!

— ¡Atrás! ¡Vuelvan a atrás! —exclama Mike—. ¡Vamos! ¡A la izquierda! ¡Izquierda!

Así lo hicieron. Salieron corriendo de nuevo por el pasillo veloces. Sin embargo, no sirvió de mucho. Unos agentes encabezados por una mujer apuntándolos con una pistola que realmente se veía de todo menos amigable. 

Violet miró a ambos lados del pasillo, desesperanzada al ver que estaban encerrados. Pero una ola de rabia la rodeó por todas partes. 

Ella no iba a entregar a El. Sólo de pensar en las cosas terribles que le hicieron en el laboratorio, se sintió más enferma y furiosa que nunca.

Inconscientemente agarró con más fuerza la mano de El y frunció lentamente el ceño mientras miraba directamente a los ojos a aquella mujer con la pistola apuntando a El. Su rostro se crispaba de rabia y sus manos temblaban ligeramente por el extremo esfuerzo que estaba haciendo.

La sangre empezó a resbalar lentamente por los ojos de los agentes, que contemplaban a la chica rubia con lo que parecía un miedo absoluto que nunca habían sentido y una pizca de incertidumbre. Los agentes cayeron al suelo sin vida mientras se escuchaba un ruido asqueroso y nauseabundo de sus cerebros literalmente aplastados dentro de sus cráneos.

Los chicos miraban a su alrededor completamente conmocionados. Miraron a El, pensando que era ella quien los había asesinado. Pero ella parecía estar bien. Sólo parecía preocupada, mirándola y agarrando firmemente el hombro de Vi.

Vi sintió que su cabeza era golpeada por una horrenda migraña que hacía que su visión fuera borrosa y que sus piernas temblaran. Podía sentir la sangre caer por su nariz bastante rápido. Dejó un leve suspiro cansado a la vez que sus piernas cedieron y la hicieron caer al suelo, casi inconsciente del todo.

— ¡Vi! —exclama Mike, agachándose a su lado.

El se puso junto a ella al igual que Mike, terriblemente preocupada. Agarró su mano con fuerza.

— ¡Vi! ¡Vi! —llama Mike de nuevo, sacudiéndola levemente—. Algo va mal.

— Solo está exhausta —dijo Dustin en un intento de calmar la situación.

— No, no, no, no se despierta —dijo apurado—. ¡Vi! ¡Vi! 

Eleven rodeó a Violet con sus brazos en un intento desesperado de levantarla. La sacudió suavemente mientras la sostenía entre sus brazos y llamaba su nombre.

No podía recordar ninguna vez que se hubiese desmayado así. Supo que no era nada bueno ya que el rostro de Vi se veía enfermizo y pálido con algunos tonos amoratados en sus ojos.

— Apenas respira —dijo Lucas preocupado.

— Nos tenemos que ir.

— Déjenlas —dijo un hombre.

Los chicos se levantaron rápidamente. El levantó la vista pero se quedó al lado de Vi, abrazándola más contra su cuerpo de forma protectora cuando vio a papa caminando hacia ellos con su habitual cara de tranquilidad y miedo que hizo que a El se le pusiera la piel de gallina.

— Aléjense de las niñas —dijo Brenner.

— ¡No! —exclama Mike—. Si las quieres, tendrás que matarnos primero —dice decidido.

— ¡Exacto! —apoya Dustin, dando un paso al frente para ponerse a la par de Mike.

— ¡Coman mierda! —exclama Lucas esta vez.

Y a pesar de que la valentía de los muchachos era ciertamente admirable, no fue suficiente para los pobres niños de doce años que fueron atrapados sin gran esfuerzo por detrás por unos agentes. Los chicos lucharon con ganas en vano, gritando y dando pataletas que tan solo molestaban a los agentes.

— ¡Suéltame!

— ¡No! ¡No!

— ¡Vi! ¡El!

— ¡Ow! ¡Suéltame!

Brenner se agachó rápidamente frente a El y a Vi, quien lentamente empezaba a recobrar algo de conciencia. Eleven trastabilló un poco hacia detrás, aferrando a Vi contra ella y mirando en alerta al doctor. El hombre mantuvo un poco las distancias.

— ¿Papa? —dice El.

— Sí, sí. Soy yo —dijo Brenner con una sonrisa. 

Esta vez decidió acercarse más. Agarró a El por las mejillas.

— Déjame en paz —farfulla Mike.

Eleven miró de reojo a sus amigos, quienes no habían dejado de luchar contra los malos para intentar liberarse.

— Estoy aquí ahora —dijo Brenner mirándola.

— ¡Déjalas ir! —grita Mike—. ¡Déjalas ir, desgraciado!

El gimoteó suavemente. Su rostro se arrugó un poco por todo el estrés que estaba sintiendo. Intentó que Brenner la soltase.

— Shh, shh —acalla Brenner—, estás enferma. Violet está enferma, pero la voy a curar —dijo, llevando una de sus manos al hombro de Vi—. A ambas.

El frunció un poco el ceño y apretó a Vi contra su propio cuerpo para que Brenner dejase de tocarla.

— Las voy a llevar a casa, dónde podré curarte a ti y a Violet. 

El miró a Vi, no sabiendo bien que hacer.

— Lo arreglaremos todo para que nadie más salga herido.

Brenner se quedó callado y miró a El expectante, realmente tratando de convencerla de que volviera con él para poder continuar sus retorcidos experimentos.

El quería que Vi mejorara. Podía sentir algo extraño y nuevo en su pecho que le desagradaba por completo, provocado por el hecho de que Vi no se sentía bien. También era lo suficientemente inteligente como para saber que un lugar como el laboratorio no era un lugar en el que Violet mereciera estar.

— No, El... —murmuró Vi débilmente, llamando la atención de El y Brenner—. Él es malo. Hombre malo.

Vi alzó como pudo un brazo y trató de apartar las manos del hombre de la carita de Eleven mientras repetía en voz baja 'malo'.

Mientras Brenner estaba absolutamente estupefacto y El parecía convencida convencida al segundo en el que Vi habló. Eleven asintió lentamente mientras miraba a la rubia a los ojos, intentando hacerle saber que confiaba en ella. Violet seguía apartando las manos insistentes del doctor mientras susurraba lo mismo todo el rato.

De pronto, las luces de la escuela empezaron a parpadear incesantemente. Los agentes se quedaron quietos y miraron alrededor, confusos. Brenner finalmente dejó de tratar de agarrarle la cara a El y miró a todas partes él también, claramente confuso. Mike dejó escapar un tembloroso suspiro.

— Sangre —murmura él.

— ¿Qué? —pregunta Lucas nervioso.

— Sangre —repite Mike.

Violet pudo ser capaz de cobrar un poco más de conciencia en los segundos de tenso silencio que se había formado en el pasillo. Tras esos cortos segundos, unos potentes golpes en la pared de enfrente que hicieron que todos diesen un salto del susto, retumbaron por toda la escuela. Esos golpes eran tan fuertes, que la pared estaba a punto de ceder.

Y así fue.

De la pared salió una larga y delgada horripilante criatura humanoide con una boca enorme y llena de dientes. Soltó un chillido que puso el pelo de punta a los chicos. 

Brenner se levantó y los agentes soltaron a los niños. No perdieron mucho tiempo para comenzar a disparar a la criatura.

— ¡Vamos, vamos, vamos! —grita Mike entre los sonidos ensordecedores de las armas.

Dustin corrió hacia las chicas y se arrodilló frente a ambas. El le miró y vio cómo colocaba sus brazos bajo los muslos y la espalda de Violet. Se dio cuenta de lo mucho que le costaba ponerse en pie ya que llevaba a Vi, así que trató de ayudarle usando sus poderes para ponerse completamente en pie.

El chico la miró y asintió con la cabeza, agradeciéndole en silencio.

— ¡Corran, corran! —grita Lucas.

Eleven agarró la mano que colgaba de Vi con fuerza.

[...]

— Lo siento. Aguanta —dijo Dustin—. Ya casi estamos.

Lucas cerró rápidamente la puerta del aula de biología y corrió hasta Mike para ayudarlo a juntar dos mesas para recostar a Vi. Dustin jadeaba por todo el esfuerzo que supuso cargar con una persona, pero no la soltó hasta que sus amigos juntaron las mesas. 

Vi tenía peor aspecto que antes. Su cara estaba más pálida que nunca, sus labios estaban morados. Sus ojeras tenían el mismo tono violáceo que sus labios y no podía dejar de temblar ya que su cuerpo se sentía como si estuviera a 10 grados bajo cero. Se sentía totalmente agotada y tenía una enorme y agónica migraña que parecía que alguien le estaban aplastando la cabeza. Por supuesto, la sangre aún chorreaba por su nariz como una cascada.

— Aguanta un poco más, ¿vale? —dijo Mike agarrando una de sus manos.

El estaba a su lado agarrándole su otra mano. Tenía los ojitos brillantes, casi a punto de ponerse a llorar ahí mismo.

— Se fue. El hombre malo se fue —dijo El esta vez, apretando su mano y acariciando el cabello de Violet.

— Sí, y-y podremos irnos a casa pronto, y mi madre... —Mike sorbió su nariz— podría adoptar a El y le conseguirá su propia cama. Podrá comer todos los Eggos que quiera.

Violet soltó una débil risita.

— Y siempre podrás venir a verla a casa. Siempre que quieras —dijo Mike con una leve sonrisa, intentando llenarla de esperanza.

— Y podremos ir al... Snow Ball —dijo El con suavidad, una pequeña lagrimita cayendo por su mejilla.

— ¿Lo... prometes? —susurra Vi, no pudiendo aguantarse sus propias lágrimas.

— Lo prometo —contesta El, sorbiendo su nariz.

El pequeño momento de las muchachas fue interrumpido por un rugido realmente aterrador que pusieron los pelos de punta a todos los que estaban en el aula. Los chicos jadearon y se giraron hacia la puerta, completamente aterrados. Eleven no se separó de Vi.

Los disparos continuaron por unos segundos más antes de finalizar por completo. La escuela estaba en total silencio ahora.

— ¿Es-está muerto? —tartamudea Dustin.

Pero no fue así. El Demogorgon rompió la puerta como si nada. Los chicos se pusieron rápidamente en movimiento. Tanto Dustin como Mike, le gritaron a Lucas que sacara el cohete de muñeca para defenderse. El chico vació nerviosamente su bolsa y agarró el cohete de muñeca con manos temblorosas mientras el monstruo se acercaba lentamente a ellos, dispuesto a matarlos.

— ¡Coge el cohete de muñeca! ¡Coge el cohete de muñeca ahora! —gritó Dustin con voz aguda.

— ¡Vamos, vamos, vamos, vamos, vamos!

El monstruo rugió, sin detener su camino.

— ¡Sácalo ahora!

— ¡Coge las rocas, coge las rocas, coge las rocas! —gritó Mike a Dustin, que buscaba desesperadamente en la mochila de Lucas.

— ¡A por las rocas! —le gritó Dustin.

Lucas se puso delante de ellos, cohete de muñeca en mano.

— Dame una —dijo Lucas, sorprendentemente más tranquilo que sus amigos varones.

— ¡Vamos!

— ¡Vamos! ¡Vamos! —gritó Mike—. ¡Mátalo! ¡Mátalo!

Violeta intentó ponerse en pie y ayudar a sus amigos, pero su cuerpo la traicionó. No podía moverse sin sentir que se iba a desmayar.

El se quedó allí a su lado, congelado y con la mente acelerada, su mano agarrando la mano de Vi con firmeza. 

Lucas lanzó la primera piedra que obviamente no hizo nada al gran Demogorgon. Los chicos siguieron chillándole mientras le pasaban otras piedras más.

Vi se estremeció de dolor mientras extendía a duras penas su brazo, que parecía pesar una tonelada. De repente, se dio cuenta de que la mano de El ya no sostenía la suya. Entonces escuchó un fuerte golpe junto con un rugido monstruoso y los jadeos sorprendidos de los chicos. Sus ojos se abrieron de par en par cuando pudo ver a El caminando entre los chicos temerosos y sorprendidos. 

— No, no —susurró para sí misma.

Con lo que parecía ser su última fuerza, Violet se puso en pie. Se tambaleó débilmente hacia El, sin notar las amargas lágrimas que rodaban por su rostro. Cayó de rodillas pero pudo agarrarse a la manga de El, deteniendo su camino.

La otra chica miró a Vi, que no paraba de llorar y tenía una expresión de súplica en sus grandes y llorosos ojos azules. La cara de El tembló un poco, destruyendo esa faceta seria suya. Violeta negó lentamente con la cabeza. Sus silenciosos sollozos fueron haciéndose presentes mientras miraba a El a los ojos.

El acarició suavemente la mejilla húmeda de Vi con su pulgar. Compartió con ella una corta pero duradera mirada de amor. 

Con un rápido movimiento de cabeza, la apartó suavemente de ella con sus poderes. Vi era ahora completamente incapaz de moverse. Aún tenía una pizca muy mínima de fuerza, que sabía que no le duraría mucho, para poder sostener su cuerpo con sus manos. Siguió sollozando en silencio con una horrible amargura en su corazón y con el constante sentimiento de perdida que parecía perseguirla allí a donde iba. 

El se detuvo a unos metros del Demogorgon, que seguía enterrado en la pizarra. El monstruo rugía y se retorcía en un intento desesperado por liberarse de la fuerte fuerza invisible provocada por la niña de doce años. 

La muchacha miró hacia detrás una última vez. Miró a Violet una vez más.

— Adiós, Vi —dijo con un enorme pesar.

Vi la miraba en shock, lágrimas cayendo con más potencia. Su mirada se estaba volviendo borrosa.

Eleven se volvió al Demogorgon, tornando su semblante a uno serio de nuevo.

— No más —susurró, alzando su mano.

El monstruo chilló con fuerza. Los chicos se pusieron las manos en los oídos ya que el ruido les hacía temblar el tímpano violentamente, como si fuera a explotar en cualquier momento. Vi se quedó allí, con la mirada perdida y los labios entreabiertos.

Sentía que el mundo giraba rápidamente y que los chillidos y los ruidos agudos no eran realmente algo para ella, ya que no era capaz de oírlos. Sin embargo, pudo oír el fuerte grito de El. Eso rompió cada pedazo de su frágil corazón.

Algo estaba mal. Realmente mal.

Su cuerpo estaba entumecido y su corazón estaba dolorosamente acelerado. 

Una vez escuchó el término. Taquicardia. Su madre le enseñó todo lo que pudo sobre temas médicos. Y ella sabía que una taquicardia significaba un latido extremadamente rápido que era ineficiente para distribuir oxígeno al cuerpo. Eso también significaba que se iba a desmayar. Y luego, posiblemente...

... morir.

Ella no quería morir. No estaba preparada.

Pero, ¿qué podía hacer una joven que acababa de perder a su madre y que estaba a punto de ver otra muerte justo delante de sus ojos en un momento de pánico para calmar un corazón mortal acelerado? 

Finalmente se desplomó a un lado. Ya no le dolía la cabeza y no sentía que una bola de demolición se abriera paso por su pecho.

———

yy por fin se termina la primera temporada. 

siento mucho haberme tardado un mes (casi 2) en subir este cap, pero es que la verdad es que no tenía tantas ganas ni energía de escribir aquí. pero ahora que voy a empezar con las demás temporadas, es otra cosa.

temporada nueva, vida nueva 😎

muchas gracias por leerme y tener tanta paciencia conmigo. y espero que entiendan que reescribir una historia que tiene 5 años y que estaba terriblemente mal escrita, tiene bastante trabajo.

<3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro