[24] I'm Sorry

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

❝ He estado ignorando tus llamadas por meses. No me doy cuenta de lo mala que puedo llegar a ser, porque a veces puedo tratar a la gente que amo como si fueran joyas ❞


Después de mi momento 'meloso' con Draco, decidí quedarme con Ginny, ya que probablemente ella me necesitaba más que Draco. Además, también tuve el incómodo impulso de besarlo, o golpearlo en la cara por las chapas. Aunque, a pesar de mi molestia por su ignorancia, todavía sentía mi corazón palpitar al pensar en él dejándome tirar la terrible chapa de la que se sentía tan orgulloso.

—Hola Ginny, ¿cómo estás? —pregunté, mientras me acercaba a mi amiga pelirroja. Me miró y sonrió con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

—Bien, aunque un poco preocupada —admitió ella, sus ojos apuntaban hacia el agua turbia—. Ya lleva un tiempo ahí abajo, ¿crees que está bien?

Puse una mano reconfortante en su hombro.

—Estoy segura de que está bien, Gin.

—¿Es malo que desee estar ahí abajo, siendo la persona favorita de Harry? —preguntó ella. Le sonreí tristemente, viendo su mirada avergonazada. Por el momento, aparté mis preocupaciones, y me concentré totalmente en consolar a mi amiga.

—No, yo no le daría importancia. Él y Ron son muy buenos amigos —respondí.

—Sí —suspiró—. Al menos no fue Cho Chang.

—Para ser honesta, creo que es una imbécil engreída —dije sinceramente. Observé, satisfecha, como Ginny trataba de reprimir una carcajada.

Aunque, su estado feliz no duró mucho tiempo, ya que su mirada se volvió seria cuando me volvió a mirar.

—¿Cómo es salir con Malfoy? —preguntó, su expresión de pura curiosidad.

—Emm- pues agradable, de lo contrario no estaría saliendo con él —me reí nerviosamente, antes de agregar honestamente—. Sin embargo, a veces puede ser bastante difícil.

—Bueno, me alegro de que te guste. Mucha gente no puede decir lo mismo —se rió.

—Eso está claro —le sonreí—. Él es realmente muy dulce si llegas a conocerlo. Arrogante, pero dulce.

Abrí la boca para añadir algo más, pero fui interrumpida por unos toques en mi hombro.

Mientras me daba la vuelta, mis ojos se abrieron rápidamente cuando mi mirada se encontró con la de Seamus. Estaba parado frente a mí, su mirada traicionando una expresión sombría. Sentí mi corazón caer, y mi cara se puso más pálida que antes. Desde el baile de Navidad, había estado haciendo todo lo posible para evitar a Seamus. Sabía que lo que le había hecho era terrible, y probablemente también le había hecho daño. Mi plan había sido no volver a hablar con él, y esperar a que lo supere. Soy una cobarde, lo sé. Pero qué podría decir, ahí hay una razón por la que no me pusieron en Gryffindor.

—Hola Seamus —saludó Ginny, que parecía haber sentido la tensión. Nerviosamente moví mis ojos para ver los suyos, solo para apartar la mirada de su expresión fría.

—Hola —respondió él cortamente—. Si no te importa, me gustaría hablar con Ella a solas un momento.

Ginny asintió, dándome una mirada compasiva antes de alejarse. Dudando, me volví hacia Seamus, mis manos repentinamente se pusieron muy nerviosas y sin darme cuenta me puse a jugar con mi pelo. Un hábito que tiendo a hacer cuando estoy nerviosa o asustada.

—Em, hola —traté de mostrar una sonrisa, aunque en vano, convirtiéndose en una mirada nerviosa.

—¡¿Cómo pudiste hacerme eso?! —espetó en voz alta.

Estaba tan sorprendida por su repentino arrebato, que instintivamente di un paso atrás. Muchas cabezas habían dado la vuelta hacia nosotros, curiosas para ver cuál era la conmoción. A diferencia de mí, Seamus parecía desconcertado por la atención.

—Lo siento mucho, Seamus. por favor déjame expli-

—¡No, me vas a escuchar tú a mí, Ella! —gritó. Ahora alzándose sobre mí, con una mirada de pura ira plasmada en su cara. Mientras Seamus andaba a tientas en su ira para encontrar las palabras, noté que una persona se ponía a mi lado.

Draco me miró, y parecía estar tan sorprendido como yo. Miré hacia abajo a sus puños apretados, y me di cuenta de que no sólo estaba sorprendido, también estaba enfadado, enfadado con Seamus. Rápidamente hice un gesto para que se apartara, sabiendo que no haría ningún bien. Para mi alivio, obedeció y de mala gana retrocedió. Aunque todavía se cernía detrás de mí de forma protectora.

Mientras tanto, Seamus parecía haber reunido las palabras que necesitaba.

—¡¿Cómo pudiste atarme así, aceptar ir al baile conmigo, y luego besar a ese imbécil?! ¡¿Sabes cuánto coraje necesité para pedírtelo?! ¡Y qué tan destrozado me sentí cuando te vi besar a alguien más! ¡Nada menos con el matón más grande del colegio!

Sentí lágrimas acumulándose en mis ojos.

—Seamus, por favor-

—Luego, para colmo, ni siquiera te disculpaste. ¡Demonios, ni te acercaste a mí! —gritó. Ahora, toda una multitud de personas se había formado a nuestro alrededor, aparentemente más interesados en nuestro drama que en la segunda prueba. Me tragué el nudo en la garganta, mientras trataba de ignorar las miradas de juicio que estaba recibiendo.

—Bueno, ¿no vas a decir nada? ¿O eres realmente tan despiadada como pensé que eras? —exigió Seamus. Su cara estaba roja de ira, y pude ver sus puños apretados. Detrás de mí, Draco respiraba fuerte, casi tan molesto como yo.

Abrí la boca para decir algo, cualquier cosa. Quería ponerme en pie y rogarle que me perdonara, sí, así de mal me sentía. Pero mi cuerpo parecía estar en mi contra, ya que las palabras no parecían salir. Me quedé allí parada, con la boca abierta, y rota.

—Supongo que tenía razón —suspiró. No fue un suspiro de ira, sino más bien de tristeza.

Observé como lentamente se alejaba, y desaparecía de mi vista. Incontrolables lágrimas se deslizaban por mis mejillas mientras trataba de ahogar un sollozo. Mi corazón se sentía como si estuviera destrozado, cuando me giré para mirar a Draco, vi su mirada llena de simpatía. Sutilmente, envolvió sus brazos alrededor de mi hombros. Cuando me atrajo hacia él, ignoré por completo a la multitud que nos miraba, y sollocé en su pecho. No sólo había sido humillada delante de casi todo el colegio, sino que también había perdido a un amigo. Y por primera vez, no pude encontrar a nadie a quien culpar excepto a mí misma.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro