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Por fin las últimas clases culminaron. Jisoo guardó cada cosa en su mochila con mucha calma, para luego esperar a Lisa en el marco de la puerta del salón. Tenía en cuenta lo que le dijo antes de que el profesor ingresara.

—Vamos —dijo brevemente la menor mientras tenía entre sus manos una barra de cereal.

Kim asintió y con naturalidad enlazó su brazo con el de Lisa, dirigiéndose a la salida de la universidad.

—¿Puedes dejar de moverte? Tu ansiedad me desespera también —se quejó Sana mientras veía a la castaña caminar en círculos. Rodó los ojos, sentía que su amiga se comportaba de manera rara.

—Es que no puedo evitarlo —chasqueó la lengua—. Jisoo dijo que vendría con ella.

—¿Ella? —frunció el ceño algo confundida, no pasaron muchos segundos para que lograra comprender—. ¡Oh! ¡Entendí, entendí! —gritaba emocionada—. ¿Hablas de Lisa, verdad?

Jennie se detuvo abruptamente para tapar la boca de su escandalosa amiga.

—No sé, Minatozaki. ¿No quieres decirlo más fuerte otra vez? —le regañó con cierto enojo y sarcasmo.

—¿Dijeron mi nombre? —una sutil voz hizo acto de presencia.

Trágame tierra, sollozó Jennie mentalmente. Sus mejillas se colorearon levemente de un tono carmesí y dio un suspiro.

Lentamente quitó su mano del rostro de la japonesa y dio media vuelta para ver a la chica
causante de todas aquellas emociones y sentimientos desconocidas para ella.

—Hola! —intervino Jisoo con una media sonrisa, tratando de alivianar el ambiente—. ¿Cómo están?

Sana miró por unos instantes más a su mejor amiga, y es que ahora que lo presenciaba todo,
sentía que Jennie era totalmente irreconocible a la usual bad girl que solía ser en todas las faculta desde la universidad.

El amor sí que cambia a las personas, pensó mientras agrandaba sus ojos, claro acto de desconcierto, como si hubiera descubierto algo nuevo y extraño.

—¡Yo muy bien, gracias! —respondió Sana al final de cuenta, muy animada y con una amplia sonrisa.

—Yo, uh, bueno... yo también estoy bien. ¿Y ustedes? —su mirada titubeó un poco, con cierta pena de hacer contacto visual con Lisa. Estaba segura que si miraba aquellos orbes café brillantes iba a desorientarse por completo.

¿Por qué eres tan preciosa? Ah, estoy jodidamente perdida.

—¿Jen, estás bien? —la examinó la azabache meticulosamente con la mirada.

—No te preocupes. Anda así desde hace rato —le restó importancia.

Lisa comenzaba a sentirse algo tensa porque podía percibir que la mirada de la castaña estaba puesta claramente en ella. Intentó no ponerse nerviosa, por lo que llevó su vista hacia la envoltura del cereal como si aquello fuera lo más interesante en su vida.

Ambas, Kim menor y Manoban, se encontraban fuera de lo que pasaba a su alrededor. La coreana podía escuchar apenas los murmureos que se decían Jisoo y Sana, las risas de otros grupos lejanas a ellas, las conversaciones animadas de ciertas chicas; mas nada de eso era importante para ella, apenas y podía escuchar aquello. En definitiva, sus ojos solo podían captar la imagen de la bella chica de cabello negrizo y redondos labios.

¿Por qué no podía decir algo ahora que sentía que nadie las interrumpía?

Lisa hizo un pequeño y casi notorio mohín, sentía que sus mejillas ardían levemente. La mirada de la mayor sobre ella solo la cohibía cada vez más. ¿Por qué Kim no dejaba de verla?

—Eh... —Lisa tragó saliva con dificultad. ¿Por qué siquiera se comportaba así? No se entendía para nada y eso iba a lograr exasperarla—. Hola, Jennie.

Jisoo, quien no estaba muy ajena a la situación de sus amigas, tomó del brazo a Sana y la distrajo para que vayan a caminar por algún parque cercano. La japonesa dejó de ver con atención a Jennie y sonriendo, aceptó gustosa.

Jennie pasó una vez más su mirada por aquellos gruesos y rosados labios que la pelinegra poseía. Realmente deseaba volver a sentirlos sobre los suyos, quería recordar la dulzura y suavidad que estos eran y que para su pesar solo pudo sentir una vez.

—Hola —intentó sonreír—. ¿Cómo e-estuvo tu día de clases?

—Bien, nada difícil a decir verdad. Aunque dejaron muchas tareas —respondió Lisa, haciendo un inconsciente pero adorable puchero al punto de vista de la contraria. ¿Ya podía derretirse ante ella? Dios. Sentía que sus sentidos se nublaban por la simpleza y ternura que Lisa podía destilar de manera genuina—. ¿Y a ti? ¿Te fue bien?

Me fue bien, bien mal.

Se abstuvo de responder aquello.

Aspiró lentamente para luego soltar el oxígeno que se retenía en sus pulmones.

—Creo que normal. Uh, no me puedo quejar.

—Suena bien —sonrió levemente—. Espera —dejó de prestarle atención a Jennie para observara su alrededor—. ¿Y Jisoo?

La castaña parpadeó un par de veces e hizo lo mismo. ¿A dónde habían ido?

Sea lo que sea. ¡Gracias Kim!

—Eish —siseó Lisa—, se fue sin siquiera avisarme —Jennie creía que esta era una buena y nueva oportunidad—. Ya debo irme. T-te veo luego —alzó levemente su mano en muestra de despedida. Si por la tailandesa fuera, correría lo más lejos.

—Un momento, Lisa —detuvo su caminar, colocando su mano en aquella delgada muñeca. Las mejillas de la pelinegra se tornaron más sonrosadas—. Yo... bueno, estoy pensando si, si solo tú quieres... Podemos, podemos ir a comer algún helado —carraspeó sintiendo que moriría de nervios en cualquier momento. Se sentía patética, pero incluso si así fuera, no le llegaría a importar si tenía a Lisa a su lado—. Conozco muy buenos lugares y, y p-podrían gustarte —lentamente aflojó el agarre que tenía impuesto en en la chica, terminando por sujetar aquella nívea y tersa mano con cariño y suavidad—. P-por favor —susurró.

Lisa llevó su mirada hacia ella, delineando visualmente aquellas facciones marcadas pero que a la vez daban un aire de delicadeza. Suspiró hondamente. Para esta vez observar su mano que estaba tomada suavemente por la de Jennie. Y bueno, la conversación que tuvo con Jisoo llegó a su mente.

"¿Por qué repetir lo mismo? Acaso, ¿acaso no quisieras experimentar nuevas cosas y situaciones?"

Y es que a veces Lisa si quería intentarlo, pero muchas veces el miedo se apodera de la mente, siendo un enemigo peligroso.

"Piénsalo. ¿Qué tal si por ahí estás desperdiciando oportunidades?"

Sus ojitos fueron a hacer contacto visual contra los orbes gatunos que poseía Jennie. Podía sentirlo, a pesar de sus inseguridades, a pesar de lo que digan los demás; ella sentía que tal vez Jennie era diferente. ¿Podía dejar de pensar mucho en las cosas y empezar solamente a experimentar y vivir?

"Las oportunidades suelen darse solo una vez en la vida".

Y sí, de eso no había duda.

Al diablo con las inseguridades, aunque sea por hoy, trató de convencerse a sí misma.

Lisa esbozó una tímida sonrisa.

—Sí, me parece una buena idea.

El rostro de Jennie se iluminó y las comisuras de sus labios se elevaron. No quería ilusionarse rápidamente, no quería emocionarse de manera precipitada. Pero, ¿cómo calmar los fuertes latidos de su corazón?

—G-gracias —apenas pudo contestar.

Ambas se miraron fijamente, no importaba si alguien más estaba ahí. A Jennie podía importarle muy poco lo que digan. Su felicidad solo le pertenecía a ella y a Lisa, a nadie más.

No obstante, a veces la alegría de uno, puede ser la envidia de otro...

—Simplemente no entiendo —siseó—. ¿Por qué carajos consigue todo lo que quiere aún si parece difícil? —su ceño se frunció, estaba disgustada o quizás más que eso—. Ella no se merece a Lisa. Ni siquiera podrá cambiar por ella.

Park se cruzó de brazos, había estado un buen tiempo parada cerca de un árbol, observando con sigilo todo lo que su ex-mejor amiga hacía.

—Eres ridícula. Ya quiero ver cuánto te dura tu etapa de "enamorada" —se burló mientras cogía su mochila y se iba levemente enojada.

Quizás ya encontraría alguna manera de que Jennie se alejara de Lisa. Para que según ella, no le hiciese daño.

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