28.

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🎄 Especial de navidad 🎄

La fría brisa navideña se mezclaba con los pequeños copos de nieve que entraban de forma discreta por la diminuta entrada de aire que brindaba la única ventana abierta en la oficina de Jennie Kim. Era víspera de navidad, la cual llegó demasiado rápido para su gusto, pero el trabajo no descansaba y la CEO de K Entertainment menos.

Ajustando la chaqueta de su traje y cerrando otro botón superior, continuó mirando su computadora, estaba redactando un informe, pero no lograba concentrarse del todo.

Dos toques en la puerta la despertaron de su ensimismamiento —Adelante. —era Sana, con una hoja en su mano.

—Aquí está la factura de este mes. —informó colocando el papel sobre el escritorio, su rostro no tenía expresión y Jennie supo que algo no andaba bien.

—¿Todo bien? —la miró interrogante antes de ojear de forma breve la factura.

Minatozaki suspiró arreglándose el cabello —Sabes lo que pienso de todo esto, Jennie.

La mayor le hizo una seña para que se sentara y así lo hizo —Sé lo que tratas de decir, pero entonces ¿qué sugieres? —quitó sus lentes, ya le estaba empezando a doler la cabeza.

—No lo sé, pero el hecho de que estés pagando miles de wones al mes no te hace ningún bien a ti, ni a la empresa. No estás siendo racional, Jennie, ¿qué pasa si Dispatch manda a la basura ese estúpido contrato de confidencialidad? —Sana a veces sentía que ella se estresaba más que Kim con respecto al tema.

Jennie ni siquiera dudó en su respuesta —Los demando.

Su amiga y secretaria negó —Ese no es el caso. Muchas empresas de este tipo de han ido a la basura, porque llega un pez gordo y les compra esa información o hacen otro tipo de arreglo y hacen justamente lo que se supone que no tienen que hacer, ¿entonces qué? Pues a la mierda el contrato de confidencialidad ¿y quién pierde? pues en este caso tú, mi querida Jennie.

—Me estás regañando —la apuntó con un lapicero —y estás enojada.

La más alta puso los ojos en blanco —Tienes suerte de que Wendy sea una experta en tecnología y esté al tanto de los movimientos de esa empresa asquerosa en sus bases de datos, ya que al parecer ni siquiera pueden asegurar sus registros de software o hardware. Ella hace y deshace ahí, también suele eliminar tus fotografías, pero no siempre tendrás suerte. —advirtió.

—Sé que piensas que no estoy siendo lo suficientemente madura y esto te podrá sonar como una excusa, pero estoy enamorada y estos cinco meses al lado Lisa han sido los mejores de mi vida, cuando estoy con ella todo lo demás se me olvida.

—¿cinco meses? ¡vaya! —exclamó con puro sarcasmo.

—Sí, cinco meses y doce días. —dijo en tono afectuoso ignorándola por completo.

La chica entrecerró sus ojos y se levantó —Solo recuerda por favor que tus decisiones y acciones tienen mucho pesar sobre tu futuro y el de la empresa, empieza a ser más discreta. —con grandes pisadas dejó la oficina.

Esas palabras la dejaron pensando, pero no lo suficiente como para evitar que sus pensamientos volvieran a Lisa y su cena a las 9pm en sudepartamento.

Al otro lado de la ciudad...

Pica, pica demasiado. Pensaba Lisa, su interior rebosante de incomodidad, su exterior estaba adornado con una gran sonrisa, tan falsa como las orejas de elfo que llevaba puestas

No recuerda con exactitud en qué momento había accedido a disfrazarse de elfo navideño, pero tenía la certeza de que estuvo de acuerdo en el momento en que mencionaron la palabra "dinero". O quizás fue el hecho de que Jihyo le habló sobre el trabajo y ella fue corriendo hasta el centro comercial porque amaba trabajar, sí, definitivamente fue la opción dos.

La paga no era tan mala y el trabajo no era tan horrible, lo que odiaba era el estúpido traje, que le causaba comezón. Y para Lalisa, el tener más de tres tipos de trabajo diferentes no era problema, era un pequeño sacrificio con tal de ganar dinero. No, no era avaricia, simplemente necesitaba dinero extra para comprarle un regalo decente a Jennie, porque ¿qué le regalas a alguien que lo puede comprar todo?

Dejó de divagar y continuó repartiendo dulces en el centro comercial.

Vio a una familia acercándose con dos lindas niñas y con su mano cubierta por un guante sacó varias golosinas —Hola, feliz navidad. —saludó con su mejor sonrisa.

—Feliz navi...— la madre fue interrumpida.

Las niñas jalonearon a sus padres —Appa, omma, queremos una de estas para navidad. —soltaron al unísono señalando a Lisa que se quedó como estatua.

El señor soltó una carcajada —tendrán que conformarse con recibir los dulces, pequeñas.

Segundos después las dos niñas se enroscaron alrededor de las piernas de Lisa —¡te vamos a secuestrar, señorita elfo!

La pelinegra solo reía avergonzaba ya que estaban ganándose miradas de las personas que pasaban —Lo siento mucho, pero no puedo irme con ustedes, ¿quién ayudará a Santa Claus a repartir los regalos después?

Ellas parecieron entender —¿tendremos regalos? —preguntó la más pequeña.

—Casi nunca tenemos regalos, pero lo entendemos, appa no tiene trabajo. —respondió su hermana.

Lisa quedó de piedra y miró a los padres de las niñas que se veían avergonzados —Prometo que la próxima navidad tendrán unos lindos regalos, pequeñas. —respondió la madre.

Manoban ignoró el dolor en su pecho y se agachó a la altura de ellas —¿y qué quieren para navidad?

—Yo quiero una muñeca que tenga chupón y pañales para cambiar.

—Y yo quiero una casita de muñecas, pero no tiene que ser grande, así podría ser más fácil para que Santa Claus la compre y la lleve en su trineo.

La más pequeña miró a Lisa preocupada—Nuestra casa no tiene chimenea, ¿cómo llegará Santa?

Esta lo pensó un poco —Santa acaba de llamarme telepáticamente.

Las pequeñas brincaron —¿qué dijo?

—Que tienen que esperar aquí, mientras voy hacia el taller que está por allá y busco sus regalos. —mintió, les guiñó un ojo a los padres y se fue corriendo.

Los padres no sabían qué hacer más que esperar.

Lisa corrió hacia el supuesto taller, pero una vez ahí fue hacia otra dirección, específicamente, la juguetería del centro comercial que estaba llena de gente.

Ignoró las miradas de la gente al verla con el ridículo disfraz y entró, no sin antes buscar a algún dependiente del lugar que le dijera en qué parte estaban los juguetes de niña.

—Segundo piso, pasillo número 5.

Asintió antes de buscar la forma de subir al segundo piso, ya que las personas a su alrededor tapaban cualquier indicio de escaleras o ascensor.

Tocó sus bolsas asegurándose de andar su billetera y sonrió aliviada, volvió a buscar a la trabajadora y la encontró a lo lejos, vio que está le señalaba un lugar específico, las escaleras de la otra planta.

Subió de prisa y consiguió llegar al pasillo 5 —Aquí va parte del dinero que estaba destinado para el regalo de Jennie, pero ella lo entenderá. —habló para sí misma.

Al encontrar lo más parecido a lo que querían las niñas volvió a bajar, pagó y pidió que se los envolvieran.

Salió de prisa, rezando para que los padres de las niñas no se hubiesen cansado de esperar y la dejasen con dos regalos completamente inútiles para ella.

Llegó por el lado del taller y sonrió al verlos ahí todavía.

—Disculpen la tardanza, son muchos regalos los que tiene Santa y encontrar estos fue un poco difícil.

—No tenías que haberte molestado. —dijo la mujer apenada.

Lisa negó —Cumplo las peticiones de Santa Claus —se agachó —lo cual fue una excepción solo para ustedes. —susurró no tan bajo para que así los padres también escucharan.

Las niñas miraron los regalos asombradas —¿son para nosotras?

La elfo asintió —Pueden abrirlos mañana en la mañana, así Santa verá que son unas niñas obedientes y cumplen con la tradición, ¿está bien?

Ellas asintieron y tomaron los regalos —¡muchas gracias, señorita elfo!

—Mi nombre es Lisa y creo que merezco un abrazo. —fingió un puchero.

Las pequeñas les dieron los regalos a sus padres y se lanzaron sobre Manoban —¡gracias, señorita elfo Lisa!

Manoban no sabía si se había tomado su trabajo muy en serio, pero esa tarde el dolor en su corazón fue reemplazado por una calidez inexplicable. 

El tiempo pasó bastante rápido y ya eran las 9pm, hora de la cena navideña con Jennie.

Decir que Lisa estaba nerviosa era un eufemismo, ¿qué iba a hacer si su regalo no era del gusto de la mayor? Ni modo, no había marcha atrás, con manos temblorosas sujetó fuerte su regalo y tocó la puerta del departamento de Jennie.

Segundos después la puerta se abrió mostrando a una castaña sonriente —Hola, cielo. —le dio un fugaz beso en la mejilla y le dio paso.

—Hola, Jenn, ¿cómo estuvo tu día? —quitó sus zapatos y se puso las pantuflas de pollito que su novia había comprado específicamente para ella.

—Aburrido, estuve en mi oficina todo el día ¿qué tal el tuyo? —caminó hasta la cocina en busca de los platillos para servir en la mesa.

Lisa puso el regalo con cuidado bajo el árbolito y fue hasta la mayor —Bastante interesante, te contaré de ello en un rato—aseguró —¿Necesitas ayuda? —preguntó mirando los platos.

—Pon estos en la mesa —señaló el bulgogi y el kimchi —¿tienes hambre? —tocó con suavidad la barriga de Lisa mientras la miraba con amor.

—Bastante. —besó la frente de su novia y se alejó.

Jennie fue hasta el refrigerador y buscó el pastel.

Haciendo maniobras llevó el pastel y un molde con lasagna —Eso se ve delicioso. —halagó la menor.

—¿Sí? Espero que esté rica, la preparé porque pensé que sería bueno un poco de comida occidental para variar.

—Lamento no haberte podido ayudar con la cena. —dijo con pesar.

Ya habían terminado de traer los platos, se sentaron una frente a la otra y Lisa buscó la forma de abrir la botella de vino.

—No te preocupes, sé que has estado ocupada estos días con todos tus trabajos, además, Sana vino a ayudarme. —miró el vino —¿estás bien con tomar vino? tengo jugo de naranja también.

—Sí, no te preocupes jagiya. —la palabra se le salió sin pensarlo.

Jennie se sonrojó con el apodo —Me gusta el sonido de eso.

—A mí me gustas tú. 

La cena pasó entre charlas y chistes, Lisa le contó sobre los regalos de las niñas y se ganó un beso bastante efusivo de Jennie junto con una mirada orgullosa.

"Eres la mejor del mundo, tu acto ha hecho felices a esas niñas y le quitaste un peso de encima a sus padres que no querían decepcionar a sus pequeñas. Eres increíble, cielo."

Kim, prefirió no decirle a su novia sobre el acuerdo con Dispatch, para así evitar una posible discusión.

Como dicen, el tiempo pasa rápido cuando realmente estás disfrutando, la pareja ahora estaba en la sala de estar, ya era oficialmente navidad porque el reloj marcaba las 12

Jennie se lanzó sobre Lisa en un apretado abrazo —Feliz navidad. Espero que esta sea la primera de muchas más a tu lado. —tomó el rostro de su novia para besarla.

—Feliz navidad, jagiya. —dijo una vez se separaron del beso —Gracias por ser una novia increíble. —juntaron sus frentes —Te amo.

—Yo también te amo. —la besó de nuevo.

Y una vez que se separaron recogieron los regalos.

Lisa soltó un suspiro tembloroso —Mi trabajo como elfo era para poder tener más dinero y así poder comprar algo digno de ti, esto lo tenía hecho desde hace unos días, pero siento que falta algo más, el regalo de las niñas se llevó parte de mi sueldo... en fin, espero que te guste. —le dio la caja.

—Cualquier cosa que me des la amaré sin importar el precio, cielo. —con cuidado, rompió el papel de regalo y destapó la caja, encontrándose con un álbum firmado de su artista favorita, BoA el cual era limitado —¿CÓMO CONSEGUISTE ESTO? —chilló emocionada.

—No eres la única que tiene contactos. —rio.

En la caja también venía un retrato de Jennie, se dio cuenta que era la ropa que usó en su primera cita y una nota abajo decía "incluso cuando estás distraída te ves bien, pero no es eso lo que me gusta de ti, me gusta el amor y el esfuerzo con el que haces las cosas"

Los ojos de la CEO se pusieron llorosos y por último, había un álbum de fotos con un osito y un pollito dibujados diciendo "feliz navidad", al abrirlo vio que eran fotos de ambas con notas:

[291023] Hoy me dijiste que te encanta observar el cielo, es lindo, pero me gusta más el cielo que veo reflejado en tus ojos.

La mayor empezó a sollozar y eso asustó a Lisa —¿qué pasa, jagiya? ¿no te gustó? —se acercó para abrazarla y Jennie la apretó en el abrazo.

—Eres demasiado perfecta, Lalisa Manoban, no tienes idea de lo mucho que te amo. Amé los regalos. —dijo a como pudo debido a los sollozos.

—Me alegra que te hayan gustado. —respondió aliviada.

Jennie se separó y le dio su regalo —Espero te guste.

Con menos cuidado, Lisa abrió la bolsa y se encontró con un suéter color naranja —Me dijiste que ese es tu color favorito y decidí tejerte un suéter para estos días fríos. —habló con timidez.

Lisa la miró sorprendida —¡¿Lo tejiste tú?! —Kim asintió —¡LO AMO! —gritó feliz y se lo puso de una vez —Es super cómodo y calientito.

Tomó la bolsa de nuevo y encontró un pequeño diario "100 cosas que me gustan de ti".

—Léelo a solas por favor, me pasé de cursi. —sus orejas estaban rojas.

Lisa asintió con ternura y miró el fondo de la bolsa, era un par de boletos para el próximo concierto de Negro Rosa —NO.PUEDE.SER

—Sí, sí puede ser.

—Y SON VIP, JENNIE —vociferó.

—Sí, lo son. —soltó la risa al ver que la menor no despegaba la mirada del par de boletos.

—Te amo, mucho. —ahora fue su turno de lanzarse sobre la más bajita.

—Yo también te amo, feliz navidad. 

....

Feliz Navidad atrasada, l@s quiero un montón 💌

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