Catorce: Tú eres Sung

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      Sim se encuentra revisando los últimos detalles de la canción en la que han estado trabajando, Sunghoon se ha posado a su costado haciendo lo mismo cuando gritos alarmados los llevan a sobresaltarse, compartiendo una mirada angustiada antes de acabar incorporándose.

—Con calma —es lo único que el mayor dice. No es la primera vez que Jo tiene pesadillas desde que vivían juntos, así que ya sabían perfectamente cómo actuar. Debían ir a verlo con serenidad, pues si entraban de manera frenética resultaba peor para el menor.

Una vez que estuvieron delante de la puerta del cuarto asignado al menor de los Park, Sunghoon es el primero en asomarse. Lo hace lento, provocando que el pequeño lleve sus ojitos oscuros a la puerta y en cuanto nota a su hermano, de inmediato abre sus brazos en una petición bastante obvia. Sunghoon ni lo duda antes de ingresar totalmente y correr a envolverlo en un fuerte abrazo. Jake demora un poco más pues quiere darles su espacio, pero aún así se sienta a la orilla de la cama y soba tranquilamente su espalda hasta que Jo lo jala de la manga de su sudadera para hacerlo unirse al cálido abrazo. El mayor de todos se sorprende un poco, pero acaba acogiéndolos a ambos sin problemas pues después de todo, son su familia.

—Estás seguro aquí, Jo —es lo que Sim murmura para romper el silencio. El menor asiente, estando escondido en el pecho de su hermano. Sunghoon hace una afirmativa y deja suaves caricias en sus cabellitos oscuros.

—No quiero dormir solo hoy —bisbisa, mirando suplicante al heterocromático. Sunghoon intercambia una breve mirada con Jake antes de acabar accediendo a la petición implícita.

—Dormiré contigo.

Le da un corto beso a su pareja antes de tomar las sábanas para cubrir a su hermanito y después, meterse en ellas, dejando que el menor se abrazara a su torso. Jake sonríe pequeñito al verlos, sintiendo el pecho llenársele de felicidad. Había soñado millones de veces con tener una familia, pero nunca pensó que llegaría de esa manera ni que se encariñaría tan pronto, sin embargo, no se arrepentía en lo más mínimo.

—Buenas noches —susurra, despidiéndose de ambos y haciendo el amago de encaminarse a la puerta, empero, la mano del pequeño Park aferrándose a su muñeca lo frenó. Ambos mayores miraron intrigados al menor quien enrojeció levemente.

—¿Puedes...?

Jake alza una ceja, mirando inquisitivo a Sunghoon quien se eleva de hombros.

—¿Puedes quedarte? Por favor —pide tras haberse armado de valor para decirlo. Quería que Sim los acompañara pues después de todo, también era su tutor ¿No? Había aceptado la responsabilidad de cuidarlo así que podía pedir esas cosas ¿Verdad? Que alguien le diga que sí o llorará de nervios.

Tras unos segundos de silencio, el peligris le sonríe, aliviándolo de inmediato con su respuesta.

—Claro.

Jo musita un débil «gracias», dejando que ambos mayores lo abracen. Hunde su carita entre el suéter de lana azul de su hermano y las sábanas del mismo color. Sunghoon le acaricia el cabello mientras Jake simplemente se limita a verlos, el ambiente es tranquilo y acogedor. Se siente bien con ellos, sabe que está protegido y nadie le hará daño.

—Jake —el pequeño lo llama, él hace un breve sonidito indicando que lo está escuchando así que habla —. Tú cantas ¿No?

Ya lo sabe, pero aun así pregunta. No se atreve a pedirlo directamente, sin embargo, quiere darle una idea al peligris. Él ríe enternecido.

—Sí, ¿Por qué? —cuestiona. Ahora son los dos los que están peinando sus cabellitos, dándole una tranquilidad enorme que hace sentir cálido a su corazoncito.

—¿Puedes...? —el sueño comienza a ganarle —. ¿Puedes cantar algo?

Se lo pide a él pues aún no sabe si su hermano se sentirá cómodo cantando delante del mayor. No recuerda todo lo que escuchó estando en la inconsciencia durante sus días en el hospital, por lo que prefiere no incomodarlo.

—¿Quieres escuchar algo en específico? —pregunta, ladeando su cabeza a un costado sin dejar de peinar sus hebras. Sunghoon lo mira con sus orbes bicolor brillando en admiración y amor.

—Mhm... Alguna de tus canciones que más te guste —balbucea. Pronto volverá a caer dormido por lo que lucha por mantenerse despierto para al menos escucharlo un poco.

Jake ríe bajito. Qué buen momento para recién haber terminado de escribir su proyecto más preciado.

—Bien, tengo una en mente, pero después prométeme que dormirás. Ya es tarde y mañana tienes escuela —puso de condición, recordando lo que su novio le había dicho. Jo retornaría a su escuela después de tres semanas y media de faltas justificadas y tendría que ponerse al corriente con todo. Afortunadamente, sus amigos se encargaron de enlistar todos los deberes que se realizaron en su ausencia y también, Gaku lo ayudó a adelantar muchos.

Jo asiente ido.

—Está bien.

Sim mira al Park mayor, quien no puede retener la sonrisa que se hace presente en sus labios cuando comienza a cantar y de inmediato identifica la letra.

With my real voice
I'll tell you my true feelings
The world is beautiful when we're together —comenzó suavemente, entonando la letra en un volumen bajo para no lastimarse y tampoco despertar al menor, quien ya tenía sus párpados cerrados y respiraba tranquilo. —Spread out, spread out far away
Now shout, shout, shout out loud
'Till the end of time
The story of you and I.

Sunghoon se relamió los labios antes de abrir su boca para acompañarlo. Ambas voces encajando perfectamente una con la otra.

We go and shout, shout, shout
When we're together
Stay stay stay you make it better
My life without you is a misery
My heart is racing like it's gonna explode —Jake mira a Sunghoon y viceversa. En instantes así, es cuando se da cuenta de lo mucho que lo ama. Jake llegó a cambiar su vida por completo, vino a enseñarle que valía la pena arriesgarse nuevamente en el amor y a mostrarle lo que era encontrar un hogar en una persona. Sunghoon está feliz y enamorado, tanto que desea que Jake sea su «para siempre» —. Shout, shout, shout, like you and me
The world shakes, louder
Shout out my heart for you
My burning heart, shout out.

Cuando terminan con esa fracción de la canción, unen sus frentes. Los párpados de ambos están cerrados y lo único que se escuchan son sus respiraciones tranquilas.

—Te amo, Sunghoon.

Él sonríe.

—También te amo, Jake. Buenas noches.

Siente un cálido beso ser plantado en su frente. Jake acomoda las mantas de modo que los cubran perfectamente a los tres, por lo que únicamente se limita a acomodarse y a tomar los dedos del mayor entre su palma.

Teniendo a Jo acurrucado entre ambos y sosteniendo suavemente la mano de su novio, se siente pleno. Tiene a su pequeña pero bonita familia y eso le basta.

Sunghoon es feliz y nada podrá arrebatarle esa bonita sensación.











Park Jo se siente inmensamente feliz, su buen ánimo ha vuelto y aunque hay días en las que los pensamientos intrusivos quieren dominarlo, está aprendiendo a controlarlo. En gran medida, se lo debe a todo el apoyo que ha estado recibiendo, sus terapeutas son muy buenos y todo el cariño y entendimiento que recibe tanto de Jake como de Sunghoon le dan la fueza que necesita.

Ha regresado a la escuela. Fue un poco extraño y se sintió cohibido ante la idea de que quizás todos estaban enterados de lo que ocurrió, sin embargo, el único que sabía era su novio Gaku y su grupo de amigos únicamente se enteró de que estuvo en el hospital. No tuvo que dar explicaciones pues ellos no se las exigieron, solo lo abrazaron y le dijeron que lo apoyaban en todo y aunque no se atreve a contarles, no todavía, sabe que puede confiar en ellos.

Ya no lo han molestado, cosa que lo pone muy tranquilo. Sospecha que quizás tuvo que ver con la pareja que son sus tutores, pero no quiere hacer suposiciones. Lo que se que haya ocurrido, lo agradece. Incluso un día de esos Dongpyo se acercó a él para pedirle perdón por todas las cosas que le hizo y dijo, aunque él no fue capaz de aceptarlas, no de momento, pero quizás pronto lo haga. Aún tiene que aprender a perdonar y soltar.

También pidió disculpas a todos aquellos con los que se desquitó, incluidos sus profesores y pese a que no todos parecieron aceptarlas honestamente, al menos uno de ellos, el señor Kang, supo comprender y le ofreció su apoyo para cualquier cosa que necesitara, él simplemente agradeció.

Una linda mujer pálida de cabellos ondulados se ajustó sus gafas con su índice antes de dedicarle una tranquila sonrisa al joven al frente suyo. Jo le correspondió el gesto, sintiendo su carita enrojecer levemente.

—Luces diferente, Jo —le dijo, él asintió. Sus ojitos oscuros brillaban y las risitas que se le escapaban de vez en cuando era una imagen totalmente distinta a la que vio en su primer encuentro. El pequeño Park lucía más cómodo pero sobre todo, confiado.

—Me siento diferente —contestó, jugando con sus deditos.

Annelisse, quién era la mujer de aproximadamente veinticuatro años que fungía como su terapeuta que lo encaminaba con su TCA, asintió.

—¿Quieres contarme las últimas novedades de tu vida antes de que comencemos? —cuestionó. Él asintió, le agradaba que ella no solo mostraba enfoque en su trastorno alimenticio, también le preguntaba cómo se sentía, ya fuese en su escuela, con su hermano o más recientemente, con su relación. Había sentido muchos nervios cuando le contó que le gustaban los chicos, pero ella lo sorprendió gratamente al simplemente sonreírle y comenzar a interrogarle sobre cómo era su chico. Recuerda que él se mostró descolocado, pero luego sonrió y dijo: «maravilloso».

Vaya que lo era. Decirle a su novio que lo habían diagnosticado con un trastorno alimenticio no fue nada sencillo. En realidad, ninguna parte de todo el asunto lo fue. Su diagnóstico llegó tras muchísimas pruebas seguidas, primeramente se negó a hacérselas, pues estaba todavía afectado por sus caóticas emociones, pero tras hablarlo profundamente con Jake, aceptó. Su hermano y él estuvieron a su lado en cada estudio y prueba psicológica que le hicieron, tomando su mano y dándole impulso aunque cuando finalmente la respuesta llegó, fue como si le hubiesen lanzado un balde de agua fría encima, más, porque su problema era uno del que no se sabía mucho.

TERIA. Trastorno por evitación/restricción de alimentos. Según le explicaron, específicamente en él consiste en que evita la comida porque le trae recuerdos traumáticos, afectando su interés y su capacidad de ingesta. Automáticamente su cuerpo y mente rechazan la idea porque temen que le ocurra lo mismo que a su madre. Aunque sí comía cuando Sunghoon lo acompañaba, realmente eran muy pocos alimentos los que era capaz de ingerir.

Aunado a su ansiedad social, el TERIA no hizo más que crecer hasta que se manifestó en su salud física. Su peso estaba muy por debajo del que debía de tener para su altura y afectó su humor y su concentración. También sus niveles de energía se veían perjudicados, haciendo que se cansara con facilidad hasta de la más mínima cosa. Ni hablar de comer en lugares públicos, ese era un no rotundo.

Afortunadamente, ya está recibiendo ayuda. Saber lo que tenía fue un gran alivio tanto para él como para Sunghoon, quien junto a Jake investigaron todo lo que pudieron. Annelisse quedó encantada cuando se reunió con ellos para discutir la manera en la que estaría trabajando con Jo, había conocido a Jake pues estudiaron en la misma universidad juntos, pero le perdió la pista hasta que este se apareció en su centro de ayuda buscándola específicamente a ella. Sim siempre la escuchaba y veía en sus tiempos estudiantiles realmente interesada por ayudar a los demás, logrando esto al enfocarse específicamente en trastornos de la conducta alimentaria, por lo que enterarse de que ella misma fundó un centro de especialidades destinado en ayudar a personas con dichos lo hizo sentir muy orgulloso. Jake la sorprendió con su aparición, pero lo que más la sobresaltó fue que este le presentó a su pareja, un chico de cabellos oscuros y ojos bicolor, quien lucía preocupado y desesperado en buscar ayuda para su hermanito.

Tras enterarse del panorama, de inmediato se pusieron manos a la obra. Annelisse tenía un plan, pero requería todo el apoyo de Jake y Sunghoon en ello, pues eran el entorno más cercano a Jo al ser su familia. Ellos estuvieron más que dispuestos y pusieron todo de sí para respaldar a Jo.

Cuando Jo pudo contarle a Gaku lo que ocurría con él, lo hizo en la comodidad del departamento donde estaba viviendo. El mayor había ido a visitarlo teniendo el permiso de ambos tutores para ello, por supuesto que con la condición de dejar la puerta abierta si iban a la habitación del menor, petición hecha por Sunghoon, claro estaba.

Mentiría si dijera que no se sintió muy nervioso. No tenía idea de por dónde empezar y decirlo directamente no le parecía una opción, pero tampoco quería divagar cómo usualmente hacía, había trabajado por contrarrestar eso y no estaba dispuesto a retroceder, por lo que inhaló profundamente antes de enfrentar al castaño.

—Gaku, tengo algo qué contarte —le dijo, quitando sus ojitos oscuros del agarre que sus manos mantenían. El castaño volteó a verlo al escucharlo, dándole un pequeño asentimiento —. Y-yo...

Tragó en seco, desviando brevemente la mirada. Hasta que sintió que un suave apretón era depositado en su palma. El mayor le sonreía con calma, buscando darle confianza. Jo tembló, pero prefirió ser directo de una vez por todas.

—T-tengo problemas alimenticios —soltó. El castaño no dijo nada, simplemente asintió por lo que siguió hablando un poco nervioso —. Se llama TERIA, t-tal vez pueda sonar raro, aún no se sabe mucho de eso p-pero es lo que tengo, lo confirmamos después de muchos estudios y pruebas.

—Entiendo —murmuró. Jo tembló ligeramente, por lo que Gaku buscó envolverlo rápidamente entre sus brazos —. Me alegra que ya sepas lo que es. ¿Ya te están dando ayuda?

Él asintió, rodeando con sus brazos el torso del mayor. Ambos estaban recostados sobre la cama de mantas oscuras del cuarto del pequeño Park, simplemente dándose cariños y conversando.

—Mi hermano y Jake me están llevando a terapia para tratar eso y también la ansiedad social —musita, recostando su cabecita en su pecho para verlo directamente. Gaku le regala una sonrisita antes de colocar su mano en su cabellera.

—¿Cómo te sientes con eso? ¿Está todo bien? ¿Sí estás cómodo? —lo atiborró de preguntas pues realmente le preocupaba que el menor se percibiera relajado en esos ambientes nuevos. Él rio enternecido para acabar asintiendo.

En su actualidad, todo estaba más que bien. Había ganado unos cuantos kilos de más de manera saludable y las cuestiones de déficits en su desarrollo ya estaban siendo atendidas, Jo agradecía que todas sus vitaminas y medicamentos recetados vinieran en pastillas o en gomitas porque si se trataran de inyecciones, habría huido despavorido.

—Pude contarle a mi novio lo que me pasaba, ya sabe lo que tengo —contó. Jugaba con sus manitas pero ya no agachaba la mirada, ese había sido uno de sus mayores y más rápidos avances.

Annelisse ajustó sus gafas, dirigiendo su mirada verdosa a él tras haber apuntado algo en su libreta.

—¿Cómo reaccionó a ello?

Jo sonrió pequeñito.

—Muy bien. Me daba mucho miedo contarle porque pensaba que me tendría lástima, pero no lo hizo. Creo que me olvidé un poco de que él no es el tipo de persona que siente esas cosas por los demás.

Anne, como también se hacía llamar la mujer, le sonrió.

—Es positivo que estés rodeado de tantas buenas personas.

—Lo sé —esboza una amplia sonrisa, moviendo sus piecitos un poco. Estaba feliz, muy feliz —. Sunghoon y Jake me han ayudado bastante en casa a comer y en la escuela, aunque sigo sin poder hacerlo en la cafetería, Gaku siempre me lleva a nuestro lugar seguro y me impulsa a hacerlo.

El castaño cargaba con dos recipientes de comida en su mochila, uno para él y otro para Jo, pues desde que este le contó, investigó todo lo que pudo y también atiborró de preguntas a la pareja encargada del menor sobre cómo podía ayudarlo, pues Jo no solo era su novio, también se trataba de su mejor amigo de toda la vida y quería apoyarlo para que estuviera bien. Gaku le preparaba almuerzos siguiendo las recomendaciones del par, quienes también eran guiados por una especialista en nutrición.

Ah, se sentía como todo un bebé mimado pero en el fondo le gustaba mucho. Saber que estaba seguro y era tan querido le daba mucha calma.

La mujer asiente, aplaudiendo un poco. Se sentía muy orgullosa y feliz de los cambios a corto plazo que el menor estaba teniendo.

—Recuerda que no tienes que desesperarte por conseguir cambios, Jo. Vamos paso a paso, ya es un gran avance el que empieces a sentirte seguro y comas con tu círculo seguro —le recuerda, haciéndole una pequeña seña para que la siga. Jo se incorpora y camina detrás de ella —. ¿Listo para el siguiente paso?

El pequeño azabache mira las puertas blancas al frente suyo. Estaba algo nervioso pero también emocionado, iba a comenzar otro paso dentro de su terapia cognitivo-conductual y aunque le intimidaba un poco la idea de interactuar con extraños y sobre todo, el pensar en que tenía que abrirse a estos, quería hacerlo porque sabía que le haría bien. Quizás habría retrocesos y días en los que no todo fuese brillante, pero mientras tuviera a su familia respaldándolo, estaría bien.

Sí, él iba a estar bien. Estaba seguro de eso.











Los tres amigos se miran unos a otros de manera nerviosa, han sido llamados uno a uno por el que es su tutor encargado de su desempeño dentro del programa de capacitación y ninguno tiene idea de la razón. Sunghoon está bebiendo nerviosamente de una botella de agua en un tic que desesperadamente intenta calmarlo, la pierna derecha de Sunoo se balancea de arriba a abajo en un vaivén constante que lentamente hace a Heeseung perder la paciencia y acabar poniendo su palma sobre su muslo. Se están ahogando en inquietud y nadie les dice absolutamente nada.

Hasta que alguien parece escuchar sus súplicas, cielo, universo, lo que seas, gracias porque esos tres chicos ya estaban por desmayarse. Christopher Bang aparece con Kim Namjoon siguiéndolo de cerca junto a Choi Beomgyu, uno de los tantos ingenieros de audio de la empresa. Los dos primeros tienen miradas tan serias que en automático los ponen a temblar.

—¿Saben por qué están aquí? —Chris les pregunta. Ellos de inmediato niegan, encogiéndose cada uno levemente en su asiento. ¿Habían hecho algo? Ninguno era capaz de pensar en una sola cosa, se habían portado bien y nada había sido roto por sus manos, no que recordaran.

Sunghoon volvió a darle otro trago a su botella, percibiendo el líquido fresco remojar su garganta que repentinamente se sintió inmensamente seca, hasta que el rubio habló nuevamente y él terminó ahogándose con el agua.

—Les refrescaré la memoria, entonces —dice, seguido a ello, presiona un botón de la consola dentro del estudio donde estaban. En cuanto un audio se empieza a reproducir a través de los parlantes colocados en cada esquina, Park enrojece con fuerza. Era su propia voz siendo acompañada por sus amigos haciendo coros y tocando instrumentos. Por todos los cielos, ¿Cómo era que tenían eso? ¿Alguien los había grabado?

Tras haber recibido unas cuantas palmadas en la espalda de parte de Sunoo, habló tímidamente.

—¿C-cómo? ¿Cómo es que tienen eso? Se supone... No debería estar grabado.

El Kim de cabellos púrpuras alza una ceja.

—¿No lo querían grabar? —les cuestionan, los tres niegan.

—Solo queríamos distraernos un rato, Sunghoon lo necesitaba, los tres en realidad —explica Sunoo, el tic en su pierna no ha cesado, pues está muy nervioso. Siempre se metía en problemas, pero esta vez sí estaba preocupado, principalmente porque era él quien había insistido en tocar ese día. ¿Los sancionarán por eso? Rogaba porque no.

—Sí, solo pretendíamos liberarnos de todo el estrés. No sabemos qué pasó, no tocamos los controles en lo absoluto —ahora es Heeseung quien habla, dándole un vistazo a sus dos amigos. Ellos asienten de inmediato.

Kim y Bang los miran inquisitivos durante unos cuantos minutos, pero cuando no notan en ellos nada más que honestidad, acaban suspirando rendidos.

—Es probable que hayan sido los chicos de canto los que dejaron los equipos encendidos, a ellos no fue los únicos que grabó, encontramos horas de registro en los discos —explicó el de cabellos grisáceos. Las palabras de Beomgyu los hicieron suspirar aliviados ya que específicamente ese estudio había sido el que tuvo problemas y por el que obtuvieron varios días de descanso. Bien, al menos ellos no habían descompuesto nada, sintieron como el alma les volvió al cuerpo de inmediato.

—Bien, están libres de culpas —Namjoon dice. Sunoo toma a sus amigos de los brazos y los sacude efusivamente. Están por irse, hasta que el ingeniero de audio alza su mano levemente.

—En realidad... —el trío se frena en seco, viéndolo espantados. Choi ríe levemente por sus gestos y les hace una seña para que se tranquilicen —. Es solo que, necesito alguien que me ayude a probar cómo quedaron los equipos y ya que ustedes sonaron tan bien en algo que ni siquiera querían grabar. ¿Les gustaría ayudarme?

Las expresiones que los amigos reflejan son totalmente distintas la una de la otra, Sunoo está boquiabierto, Heeseung tiene sus cejas alzadas y Sunghoon... Él no sabe ni qué cara poner, está sorprendido pero a la vez avergonzado, no se esperaba que algún día se le hiciera ese tipo de ofrecimiento por lo que desconoce cómo reaccionar.

—Ahm... ¿Qué dicen? —Heeseung es el primero en hablar, cuestionándoles su opinión. Secretamente él está emocionado y rogando por que los demás estén de acuerdo.

Sunoo sale del trance parpadeando un par de veces para acabar asintiendo con fuerza.

—¡Por supuesto! Digo... Si Sunghoon y Heeseung también están de acuerdo —se muerde el labio con inquietud, volteando a darle un vistazo de reojo al pálido quien siente su cara enrojecer nuevamente cuando toda la atención recae en él, bien, tenía que tomar una decisión. ¿Qué escogería?

—Yo... —balbucea.

Tiene miedo. Aún no ha recuperado la suficiente confianza en su voz como para cantar fuera de su círculo cercano pero... Ellos ya habían escuchado lo que accidentalmente se grabó y les gustó, ¿No? Beomgyu dijo que había sonado bien, entonces, si lo hacía...

Suerte, acompáñalo al menos otra vez más en su vida porque está por arriesgarse de nuevo.

—Está bien. Me parece bien, ¿Tú qué dices, Hee? —se dirige al pelirrojo, quien de inmediato hace una afirmativa con emoción, después, se dirige al ingeniero de audio —. Hagámoslo.

El de cabellos grises les sonríe amplio.

—Bueno, ya saben qué hacer. A la cabina —les indica el peligris. Heeseung corre directamente a tomar la batería y Sunoo la guitarra eléctrica, pero justo cuando está por colocársela sobre los hombros, reacciona.

—¿Volveremos a tocar maps? ¿O haremos algo distinto? —cuestiona. Automáticamente, toda la atención recae en el heterocromático quien lo piensa unos instantes.

¿Sería prudente...?

Soltó un pequeño suspiro antes de sostener entre sus manos una guitarra acústica que se encontraba cerca de sus pies.

—Escribí algo hace poco, quizás podríamos... —su mirada bicolor viaja ansiosa sobre sus amigos a la espera de su respuesta. Tras unos segundos, recibe dos amplias sonrisas a modo de contestación —. Bien, tengo las partituras por aquí, solo denme un segundo.

Sus dos amigos asintieron, procediendo a meterse a la cabina mientras el productor junto al manager de Jake se acomodaban a un costado del ingeniero de audio, quien se encontraba moviendo los controles, ajustando todo.

—Compuso algo con todo y melodía, ¿Por qué será que está tan inspirado últimamente? —Sunoo bromeó cuando notó que el pálido volvía con varias hojas entre sus manos para entregárselas a ellos. Sunghoon rodó los ojos en cuanto lo escuchó y Heeseung se limitó a reír bajito.

—La escribí para mi hermano, tarado —le asestó un pequeño golpe en la nuca aprovechando que se encontraba a su espalda y después le entregó la hoja donde indicaba todas las notas que debía tocar, seguido de él, le extendió la suya a Heeseung. Cuando ambos la leen, el par se voltea a verlo con sorpresa.

—¿Sabes japonés? —Lee le cuestiona. Él asiente distraídamente pues está enfocado en ajustar el micrófono al frente suyo y colocándose los auriculares.

—Japonés, coreano e inglés, algo de español también, pero solo lo básico —se alza de hombros con ligereza ante las miradas pasmadas de sus amigos. Años de conocerlo y jamás se habían enterado de ese dato —. Está en japonés porque es el idioma natal de Jo.

Había planeado cantársela a Jo como su regalo de cumpleaños, pero ahora que tenía la oportunidad de grabar algo a su elección, escogería aprovecharlo pues así podría tenerla de una manera más limpia y trabajada. La canción que escribió tenía un gran significado para él pues en ella le decía a su hermano que pasara lo que pasara, ambos estarían bien, física y mentalmente. Hace poco también había empezado a asistir a terapia los fines de semana para terminar de sanar todas sus heridas internas, tanto por el fallecimiento de su madre y el haber tenido que madurar tan pronto como por todas sus relaciones fallidas llenas de violencia y engaños. Quería poder sentirse totalmente bien y libre, sin estar estancado en el pasado.

Escribió We'll be fine pensando principalmente en su hermano, pero también lo hizo deseando que sus palabras llegaran a su madre para que esta, donde sea que esta se encontrara, ya no tuviera que preocuparse por ellos.

Estarían bien. Eso quería decirle. Habían encontrado el lugar a dónde pertenecían y sobre todo, en el cual se encontrarían seguros.

—¿Listos? —la voz de Beomgyu les preguntó desde el otro lado de la cabina. Sunoo y Heeseung asintieron mientras que Sunghoon alzó su pulgar en una señal afirmativa. En cuanto la luz de la señal que tenía la palabra escrita «grabando» se encendió, Sunghoon empezó a rasgar las cuerdas de la guitarra entre sus manos y unos segundos después, su voz se le unió, siendo respaldado por la guitarra de Sunoo unos instantes más tarde.

Comenzó suave, con su voz sonando como un cálido murmullo. Hasta que la canción ganó potencia al unirse Heeseung con su instrumento. Tal vez en post producción podrían añadir otros instrumentos al fondo, mientras tanto, Sunghoon se sentía inmensamente feliz de escuchar a su creación cobrar vida. El par lo apoyó con los coros, realzando su voz. Beomgyu fuera de la cabina movía botones sin parar, fascinado por lo bien que sonaba ese trío unido, no comprendía ni la mitad de lo que la canción decía, pero lograba transmitirle sensaciones que le revolvían el pecho y con eso bastaba pues para él, la música no tenía barreras.

You'll be fine, I'll be fine. Everything is alright.
We're all connected even though we're apart.
You'll be fine, I'll be fine when everything is over.
You'll be missing me. I'm missing you.
We're all in this together.

Su hermano fue la pequeña luz que lo ayudó a no derrumbarse cuando su mamá falleció. Por Jo siguió adelante aunque el mundo se empeñó en hacerlo caer, por él se esforzó cada día en trabajar por más que su cuerpo apenas y toleraba la universidad y por él y sólo él decidió entrar a las capacitaciones teniendo fe en que eso podría traerle beneficios, quizás un trabajo bien remunerado que le permitiría cumplirle su gran deseo de ingresar a una escuela de danza y canto, lugar que había anhelado desde los doce pero que no le había podido dar ante la precaria situación económica. Pero finalmente la vida parecía sonreírles a ambos al traerles tantas cosas buenas en su vida, ¿Estaba soñado? ¿Se encontraba en alguna especie de cuento de hadas? Si así era, por favor que jamás despierte porque quería egoístamente quedarse esa felicidad.

La canción llegó a su final, dejando un silencio que hizo a Sunghoon alzar la mirada con nerviosismo, notando rápidamente las miradas de los tres mayores del otro lado del cristal. Tras haber frenado la grabación, Beomgyu tomó el micrófono que le permitía comunicarse con las personas al interior de la cabina aislante y habló.

—¿Te he escuchado antes de esto? Tu voz me suena muy familiar —cuestiona el peligris. Namjoon a su izquierda, asiente.

—Iba a decir lo mismo —dijo, golpeando un par de veces su barbilla con su índice. Sunghoon tragó en seco, sintiendo las manos picarle repentinamente.

Los dos mayores están arduamente intentando rememorar de donde les suena, Chris simplemente permanece en silencio hasta que al de cabellos morados se le esclarece la mente y exclama.

—¡El chico de los parlantes! ¡Tú eres Sung! —Namjoon lo señala, haciendo que Sunghoon se tense en su lugar.

—Oh, era tan obvio, Sunghoon, Sung. Sonaste increíble cantando Let Me, incluso quedó mejor que la versión final que lanzaron —Choi empezó a hablar, comparando muchas cosas y argumentando las mil y una razones por las que la versión cantada por él debió ser lanzada, pero él no escuchaba nada de lo que él decía pues estaba absorto en su mente.

¿Cómo era que ellos estaban enterados de eso?

—Chico, eres toda una tendencia en redes sociales —el mánager de Jake le dice, haciéndolo abrir los párpados con fuerza.

¿Qué? Debía ser una maldita broma. Rápidamente tomó su celular sacándolo de su bolsillo derecho y desbloqueando este sin mucha dificultad. La guitarra sobre sus hombros repentinamente se sentía tan pesada que creía que en cualquier instante se desplomaría en el suelo. Tembló cuando al entrar a Twitter, la red social que menos usaba pero que tenía por la simple curiosidad de ver todo lo que se subía de su novio, lo primero que sus ojos vieron fue su pseudónimo en tendencias.

Dos meses, dos jodidos meses desde que eligió ayudarles a sus compañeros de otra área cubriéndolos con su voz, a algún maldito genio se le había ocurrido grabar su canto resonando a través de los parlantes y subirlo a redes sociales y sorpresivamente continuaba siendo todo un tema.

Había querido mantenerlo escondido, hacer breves apariciones y actuar como si nada, no estaba interesado en estar en escenarios grandes, ese había sido un sueño de la infancia que se frustró hace mucho tiempo. Ahora prefería estar tras bambalinas, ser quien pulía el trabajo de otros y no llevarse más que breves reconocimientos escritos dentro de los álbumes de otros.

Pero si eso era cierto, ¿Por qué seguía componiendo? ¿Por qué razón escribía letras y ajustaba melodías si no era su objetivo el que fuesen escuchadas?

Quizás, en el fondo sí quería estar bajo el reflector. Sung era el nombre con el que se presentaba durante su niñez en las competencias de canto televisadas, él tocaba la guitarra mientras que su hermanito Jo el violín y era encargado de los coros, aunque también hubo momentos en los que brilló cantando. Rápidamente ganaron popularidad por sus peculiares voces agudas y lo adorables que se veían juntos, notándose a leguas el cariño desbordante que se tenían y la tierna manera en la que Sunghoon protegía a Jo, pero luego vinieron las críticas y todos los señalamientos y cuando fueron eliminados de su última competencia, ninguno de los dos quiso volver a intentarlo.

Sin embargo, la música era su vida. No pudieron estar alejados de ella durante mucho tiempo. Sunghoon intentó por un largo periodo enfocarse en el baile y aunque se desempeñaba bastante bien, principalmente en la danza contemporánea, sentía que no lo llenaba, por lo que retornó a las letras encontrando pronto que realmente disfrutaba componer. Jo, admirado por su hermano, siguió sus pasos, solo que él sí se enamoró por completo del baile y deseó enfocarse en eso, aún lo desea, por lo que tiene propuesto esforzarse al máximo y ganar una beca, aunque se encuentra en debate constante pues también ama mucho cantar. ¿Sería mucho pedir si elegía los dos?

Sunghoon sabe que ya no puede escapar más, hay mucha personas que ya saben de esa pequeña fracción de su vida, el recuerdo de lo que alguna vez fue lo saluda desde una esquina, las memorias de su madre impulsándolo a perseguir sus sueños constantemente le estrujan el corazón. «Ve a tu ritmo, pero no pares nunca» resuena en su mente, hasta que acaba alzando su cabeza para enfrentar a los tres mayores y una vez que habla, sus amigos lo miran descolocados.

—Sí, yo soy Sung.

El decirlo en voz alta fue como si le hubiesen quitado una cadena que desde hace mucho tiempo lo estaba asfixiando.

Se sintió bien tan malditamente bien.

No más sombras del pasado. Él era el único y real Sung.



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