Quince: Conociendo a los Sim p.1

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Tener un novio que es peor de inquieto que un cachorro es casi tan difícil como el tener uno intrépido. Sunghoon tenía los dos con Jake, pero no se quejaba en lo absoluto, lo amaba, aunque a veces no tenía ni la menor idea de cómo lidiar con el mayor.

—J-Jake, estamos en la empresa —el azabache le recuerda, teniendo que morder sus labios para contener los soniditos que se le querían escapar. Los besos que el moreno repartía sobre la piel de su cuello le estaban dificultando el pensar, aunado a que Sim lo había sentado en su regazo y ya podía sentirlo bien despierto debajo suyo. Realmente se le estaba haciendo muy difícil el no ceder al juego del peligris, quien parecía no tener ninguna preocupación por tocarlo justo ahí.

—Es sábado, amor. La empresa está casi vacía y además...

—Las paredes son aislantes, lo sé —suelta en un suspiro, abrazándose al cuello de su novio. Jake sonríe travieso antes de dirigir sus labios nuevamente a la blanca piel para dejar leves mordiscos y succionar.

Los jadeos de Sunghoon son amortiguados por los labios de Jake, quien ahora se encuentra atacando sus belfos mientras que lo ayuda en el suave vaivén que mantienen, el cual hace a sus erecciones rozar una contra la otra pese a que aún tienen la molesta ropa colocada. Eso solo hace que la fricción sea más ruda y la excitación aumente.

—Maldición, Hoonie —gruñe el mayor cuando el azabache se deja caer bruscamente sobre el bulto en sus pantalones. Jake aprieta sus manos alrededor de sus muslos, sacándole un débil gemido —. Bebé quiero hacerlo.

No era capaz de pensar en nada más que no fuese el chico sobre su regazo moviéndose de manera encantadora. Quería tanto tomarlo y hacerlo suyo, llevarlo hasta el límite y verlo disfrutar de cada roce, había estado investigando arduamente sobre cómo se llevaban a cabo las relaciones entre chicos, pues cuando llegara el momento quería hacer un buen trabajo para que su novio disfrutara y no verse tan inexperto (aunque sí lo era). Había estado listo desde la vez que tuvieron su primer encuentro de índole sexual, desafortunadamente, no pudieron llegar a más, haciendo que lentamente sus ganas de tocar a su chico se fuesen acumulando hasta desbordarse.

—¿A-aquí? ¿Ahora?

Jake asintió. No le importaba el lugar, solo quería sentir a su novio y sobre todo, hacerlo pasarla bien.

—Mierda, Jake. No te detengas —dijo, refiriéndose a la fricción entre sus miembros. El moreno empezó a acariciarlo por sobre la tela de la ropa, centrado totalmente en darle placer a él. Sunghoon cerró sus párpados y dejó caer su cabeza hacia atrás, disfrutando de los sucios toques que buscaban llevarlo hasta su límite, Jake quería hacerlo correrse y gritar su nombre una y otra vez.

—¿Qué pasa si me detengo? —preguntó, dándole una sonrisa torcida al heterocromático, quien en medio de su nube de placer lo miró furibundo.

—N-no te dejaré tocarme por un mes —advirtió. Jake rio ronco, dejando un par de besos sobre su cuello mientras que metía su mano por debajo del pantalón azulado de su novio, no le había tomado mucho darse cuenta de que Park amaba ese color.

—¿Me pondrías en abstinencia, amor? Qué malo eres —susurra en su oído, haciéndolo estremecer en el momento en que su lengua pasó por el lóbulo de su oreja. Sunghoon se retorció cuando sintió al peligris acariciar su glande con su pulgar, manchando sus dedos con su pre semen. Después, rodeó su falo con su mano, bombeándolo de manera lenta.

—Ah... Jake, m-más —pidió, aferrando sus dedos al respaldo de la silla de cuero sobre la que estaban sentados. El moreno obedeció, acelerando sus movimientos pero justo cuando estaba por alcanzar su punto más alto, un celular resonó con fuerza. Jake desvió sus ojos hazel de su novio, notando que había una llamada entrante en su dispositivo pero en ningún momento detuvo su mano, solo la ralentizó, exasperando al menor quien lloriqueó demandando atención. —J-Jake.

Sim besó sus labios antes de empujarlo ligeramente para que su espalda quedara reposada sobre la mesa de controles. Tomó su celular con su izquierda y se volteó hacia el menor.

—Es Jay, bebé —dijo. ¿Eso que importaba? ¡Podía responderle después! O aún mejor, ¡No hacerlo! Estaban en algo muy importante en ese instante.

Jake pareció ver el disgusto en sus gestos pues rio levemente. Sintió un apretón en su falo que lo hizo gemir alto.

—Sé un buen chico y no hagas ruido, voy a responder —ordenó. Él ni siquiera tuvo tiempo de asentir cuando este ya estaba aceptando la llamada y colocando su celular entre su oído y su hombro. Continuaba moviendo su mano, consintiendo a su chico de una manera placentera pero también infernalmente lenta para Sunghoon —. ¿Qué? —espetó contra el aparato, en el fondo, él también estaba algo molesto por la interrupción, pero aún así no se frenaría. El pálido mordió sus labios con fuerza, callando los gemidos que buscaban desesperadamente salir pues el maldito de su novio ahora lo masturbaba con fuerza. Estúpido Jake caliente, aunque él también lo era.

—Uy, también te quiero, primo —Jay respondió burlón. Jake rodó sus ojos, desviando su atención al chico que se retorcía sobre sus piernas. Mierda, Park, apresúrate en decirle lo que quieres si no deseas escuchar a esos dos darse mucho amor.

—Jay, estoy algo ocupado en estos momentos —soltó seco. La respiración de Sunghoon se volvió más pesada a medida que sintió su orgasmo acercarse, cosa que el peligris notó, así que redujo la velocidad de su mano.

Oh por... ¡Qué imbécil! Sunghoon iba a matarlo ahí mismo.

El pálido se quejó, asestándole un golpe en el pecho. Jay, quien había alcanzado a escuchar leves ruidos al fondo alzó sus cejas.

—Bueno... Ya entiendo —musitó algo avergonzado. Vaya, parecía que su primo virginal ya no era tan santo como antes —. Iba a ir a tu estudio pero creo... Creo que pasaré en una hora, para que termines ese asunto que te tiene tan ocupado.

—Ajá, sí —soltó sin prestar mucha atención a la ironía de su familiar, pues Sunghoon lo había atraído a sí mismo para besarlo con demanda. El rubio negó divertido.

—Usen condón —soltó y cortó la llamada. Jake ni siquiera lo escuchó pues el teléfono había caído de sus manos directo al suelo. No le importó pues ahora ambas manos suyas estaban sobre su novio, tocando cada rincón de su cuerpo. Jake por fin le había dado ese orgasmo que tanto estaba ansiando así que ahora ambos estaban buscando desnudar al otro para finalmente fusionarse en uno.

No solo era el desenfreno el que los llevaba a querer llegar más allá, eran las ansias por avanzar otro paso más en su relación. Deseaban entregarse todo de sí y demostrar lo mucho que amaban y confiaban en el otro. El peligris le ayudó a sacarse todas sus prendas superiores, dejando su blanca piel al descubierto. Deslizó sus manos sobre todo el abdomen marcado del contrario, conectando su mirada con la hazel ensombrecida de deseo.

—Te amo —le dijo. Sus ojos hazel dieron un chispazo de emoción al escucharlo, definitivamente, nunca se cansaría de escuchar esas dos palabras.

Desgraciadamente, antes de que pudiese replicar a ellas, los dos dispositivos que estaban sobre una mesa a unos cuantos metros de ellos vibraron, anunciando la entrada de múltiples mensajes nuevos. Jake gruñó frustrado y Sunghoon rezongó.

—En la próxima hay que apagar esas cosas —dijo. Sunghoon asintió.

—Estoy muy de acuerdo —habla, buscando con sus ojitos bicolor sus prendas entre todo lo que regaron por el piso en su desenfreno. En cuanto dio con su camiseta y su sudadera, se la colocó de inmediato para proceder a ir en busca de su celular para revisar de qué se trataba. Jake lo imitó, centrándose cada uno en sus propios asuntos.

Park sonrió feliz cuando revisó sus notificaciones y se encontró entre estas un mensaje proveniente de Choi Beomgyu, quien le avisaba que lo estaba esperando en su estudio personal en el piso tres para entregarle su demo, el cual ya estaba perfectamente finalizado. Jake en cambio, enrojeció por completo al momento de leer los mensajes que estaba recibiendo.

—Hoonie... —llamó suavemente al pálido.

—¿Mhm? —hizo un breve sonidito en respuesta, desviando sus ojitos bicolor a él para verlo.

Jake se lamió los labios con nerviosismo.

—¿T-te gustaría...? ¿A ti te gustaría conocer a mi familia? Es que... Ellos ya se enteraron de que tengo novio y están llenándome de preguntas por chat, quieren conocerte y yo...

Sunghoon se acercó a él para tomarlo de las mejillas, frenando así su habla inquieta. Sim siente su cara enrojecer ante la cercanía, su actitud dominante había quedado muy atrás en cuanto se vieron interrumpidos.

—Jake. Amor, ¿Tú quieres que los conozca?

El mayor asiente así que esboza una sonrisa brillante.

—Entonces con gusto lo haré.

Le daba nervios conocer a los Sim, pero Jake ya le había hablado de varios de ellos y las cosas que escuchaba de su parte eran tan agradables que lo hacían sentir calmado, si todos sus familiares eran igual de cálidos que él, no dudaría que terminaría sintiéndose totalmente acogido.

—¿En serio? —cuestiona con sus ojitos hazel resplandeciendo en ilusión. Aunque sabía que sus parientes lo pondrían en vergüenza narrando todas sus aventuras de adolescente rebelde o enseñándole sus fotos vergonzosas a su novio, estaba muy entusiasmado por que Sunghoon los conociera.

Park asintió.

—Por supuesto.

—Bien, entonces les diré que te llevaré a la pequeña comida que harán en casa de mi abuela por mi cumpleaños —habla, volviendo a tomar su dispositivo entre sus manos para escribir en el chat grupal que compartía con todos los que llevaban el apellido Sim que pronto conocerían a su chico. Sunghoon no evitó sonreír en cuanto notó los gestos de emoción del peligris mientras este tecleaba distraídamente.

—Claro —accede —. Jake tengo que salir un momento, Beomgyu quiere entregarme algo en lo que estuvimos trabajando estos días.

Avisa, empezando a caminar hacia la puerta de cerradura electrónica para conducirse al pasillo. Sim afirma. Estaban ahí en la empresa para usar las máquinas del estudio pues en su nuevo departamento todavía no terminaban de instalar todo su equipo, Jake había pedido unos cuantos dispositivos más y aún estaban pendientes de llegar, por lo que el idol no dudó en acudir a su estudio profesional a fin de terminar ese mismo día con las grabaciones de la melodía para su canción, aunque habían tenido unas cuantas distracciones de por medio.

—Por supuesto, ve. Yo tengo que llamar a mi madrastra para continuar viendo lo del festival.

Hace una pequeña mueca al final, pues aunque se trataba de una celebración por su cumpleaños, él preferiría que se hiciera algo más íntimo únicamente con el personal de la empresa y sus cercanos. Al menos había conseguido que todo lo recaudado del evento fuese donado a una organización enfocada al rescate y adopción responsable de animales.

—Suerte con el Jake palooza.

Sim rio.

—¿Estarás ahí? Realmente me gustaría verte en el evento —preguntó. Jake ha caminado hasta él y lo ha tomado de la cintura, acercándolo y haciendo a sus narices rozar. Sunghoon suelta una pequeña risita.

—Toda la empresa estará ahí, Jakey. Nos invitaron incluso a nosotros.

Sim sonrió atontado, últimamente el menor le había asignado ese apodo y le encantaba, aunque más adoraba cuando éste simplemente llamaba su nombre.

Hundiendo su cara en su pecho, habla.

—Lo sé, pero aún así son libres de decidir si asistir o no. De todas maneras, un festival de disfraces cuando Halloween ya pasó debe ser un poco extraño, ¿No?

Sunghoon larga una carcajada. El mayor se había puesto muy mimoso de un instante a otro y ahora abrazaba su torso, negándose a dejarlo ir.

Acarició sus cabellos teñidos con suavidad.

—Vamos, a nadie le importa. Todo mundo ama disfrazarse sin fijarse en la fecha.

Jake forma un mohín el cual de inmediato él busca besar.

—¿Incluidos Jo y tú?

El más alto pega su frente con la contraria.

—Incluidos nuestro pequeño y yo.

Sim suspira. Su familia. Los amaba tanto.

—Por favor asistan, me encantaría verlos ahí —pide, mirando directamente a su novio al rostro. Park lo medita solo unos instantes por su hermano, no está muy seguro de que exponerlo a un enorme festival musical sea lo mejor.

—¿Crees que sea bueno para Jo? Será un lugar lleno de mucha gente extraña —apunta. Jake, como un profesional entiende su preocupación, pero también recuerda que el menor ya ha empezado ese proceso en donde lentamente se expone a ambientes de incomodidad, por lo que solo si él quiere, puede ser ese otro paso más. De todas maneras, el requisito para asistir al enorme festival que celebraría otro año más de la existencia del famoso idol Sim Jaeyun era que los asistentes fuesen disfrazados. Tal vez estar bajo una máscara y vestimenta distinta podría aportarle seguridad.

—Invité a Gaku, si Jo asiste, él automáticamente también —dice.

Sunghoon frunció el entrecejo.

—¿Y tú por qué lo invitaste?

Jake rio ligeramente ante su gesto de confusión.

—Resulta que su madre es una de mis tantas tías que hasta hace poco no conocía.

Park abrió sus ojos con impresión.

—Oh, cielos. Son tantas coincidencias.

—Lo sé —el moreno afirmó —. ¿Entonces...?

Sunghoon negó divertido.

—Lo pensaré, Jakey —respondió, después, llevó sus labios a su mejilla derecha en un delicado contacto —. Te amo, en seguida regreso.

No esperó más y se separó del mayor aprovechando que este aflojó el agarre en su cuerpo. Jake lo dejó ir, sonriendo totalmente enamoradizo.

—Te amo, honey —respondió de vuelta.

Park salió del estudio con gesto alegre y totalmente enamorado pintando su rostro. Tomó el ascensor para descender los dos pisos que tenía que bajar para encontrarse con Choi, tarareando alegre la música que resonaba al interior del cubículo. Una vez que las puertas se abrieron, marchó a paso rápido hasta llegar a aquella que tenía una placa con el nombre del ingeniero de audio grabado.

Tocó la puerta, siendo saludado de inmediato por el mayor.

—Hola, Sunghoon —le sonrió el peligris, él correspondió el gesto amigable.

—Beomgyu, hola.

—Toma, este es el tuyo —dijo, extrayendo el disco que se encontraba resguardado dentro de un estuche acrílico para protegerlo. Sunghoon lo tomó con cautela —. Ya le di a tus amigos sus copias correspondientes. También ya fue bajada la filtración del demo que grabaste, aunque ya no se puede hacer mucho si alguien más lo resube.

Park exhala rendido, su actuar había sido tardío así que esas eran las consecuencias. Afortunadamente, hasta el momento a nadie se le había ocurrido relacionar esa grabación con el pequeño niño alegre que se presentaba en shows de variedades junto a su hermanito menor, así que estaba tranquilo, aunque tenía que empezar a mentalizarse pues tarde o temprano sucedería.

—Está bien, ya no importa —se alza de hombros con ligereza, pues no tenía nada que reclamarle a él, en todo caso, debía ser con mandos más altos que no movieron ni un solo dedo ante la filtración. A veces, cuando observaba cómo se movían los superiores dentro de Labels Engene se le hacía un poco dudoso —. Gracias en serio, esto significa mucho para mí.

Choi niega.

—No agradezcas. Lo hicieron genial y todas sus aportaciones en post producción fueron increíbles —dijo, después, se relamió los labios —. ¿Me dejas darte un consejo?

Park asintió así que continuó.

—No desperdicien este material, súbanlo o úsenlo para audicionar en alguna empresa, de verdad, son talentosos. Solo un tonto no lo vería.

El mayor apunta al CD entre sus manos. Él lo mira fijamente unos instantes, debatiendo dentro de su cabeza. ¿Siquiera valdría la pena intentarlo? Debía conversarlo seriamente con sus amigos.

—Lo discutiremos —es lo único que responde. De momento, no tiene cabeza ni tiempo para ello, sin embargo, no echará en saco roto las palabras de Beomgyu.

El mayor le palmea el hombro de manera amistosa.

—Pero en serio háganlo, eh.

Lo apunta acusatoriamente a lo que Sunghoon carcajea.

—Sí, sí. Lo haremos —acepta. Tal vez no sería mala idea, nada perdía con intentar —. Tengo que irme, debo terminar unas cosas.

Choi asiente, despidiéndose de él al sacudir su mano en el aire.

—Claro, nos vemos Sung.











Una semana más tarde.



Jay rueda sus ojos con fastidio por tercera vez en quince minutos al escuchar las risotadas de sus amigos a su espalda. Masculla un par de improperios por lo bajo, hasta que una suave risita llega a sus oídos, recordándole que se encuentra frente a la caja donde todos los snack son despachados y acaba enrojeciendo de la pena.

—¿Fastidiado? —un chico con cabellera teñida de rojo le cuestiona. Él tiene qué parpadear un par de veces para conseguir que su cerebro se vincule con su lengua y pueda soltar algo coherente.

Sonríe ladeado.

—Bastante —responde, después, baja su mirada intentando dar con la placa de identificación o algo que le pudiese informar del nombre del chico al frente suyo —. ¿Podrías darme un chocolate blanco, por favor... Jungwon?

Yang titubea, ¿Acaso ese chico lo había llamado...? Oh, Dios, iba a llorar de agradecimiento ahí mismo.

—C-claro.

Park asiente, distrayéndose en revisar la pantalla de su teléfono pues éste había sonado indicando mensajes entrantes. Sonrió en cuanto visualizó en su bandeja mensajes de su primo. Jake lo estaba ayudando a reunir sus viejos trabajos para armar todo un portafolio con el que pudiese comprobar que era un estudiante talentoso y comprometido. Había trabajado con el idol en sus primeros álbumes, diseñando sus vestuarios y ayudando con sus conceptos, por lo que solo debían buscar el material antiguo que uniría a otros que había conseguido rescatar. Sin embargo, en medio de todo, fue llamado por sus viejos amigos para reunirse a una salida. Jay aceptó pues si él había cambiado después de todos esos años, cabía la posibilidad de que sus antiguos cercanos también lo hubiesen hecho, ¿No?

Tal parecía que esperó mucho, cada uno seguía siendo tal cual los recordaba. Él no era una blanca paloma, pero al menos había aprendido a respetar a los demás, cosa que los supuestamente adultos a su alrededor no sabían hacer.

Jungwon le tendió la bebida solicitada al rubio y éste agradeció suavemente, girándose para volver a la mesa y disponerse a ignorar todo lo que era dicho en ella por otra media hora hasta que cada uno partiera de vuelta a sus hogares. Sin embargo, se dirigieron directamente a él, sorprendiéndolo un poco.

—Hey, ya conociste a Yang.

Alzó la cabeza, distraído. La voz de Ryujin lo había hecho sobresaltarse.

—¿Quién?

La muchacha apuntó al pelirrojo que se encontraba atendiendo en ese instante a una madre junto a sus dos pequeños.

—Yang era súper ardiente, pero luego empezó con sus cosas. Es toda una rarita ahora con ese cabello corto y ropas oscuras —Jaewon dijo, haciendo una mueca asqueada al final.

Jay frunció el entrecejo.

—Seguramente si Jay hubiese estado aquí se habría ligado a las hermanas Yang. Aunque Jiwoo tenía más pinta de ser su tipo —Taerae lo apuntó y después, señaló al mismo chico que la rubia.

Park no cabía en desagrado.

—Es Jungwon.

El trío lo vio descolocado.

—No les cuesta nada decirle así. Jungwon, es un chico y es bastante lindo así —dice, poniéndose de pie tras haber acabado con su bebida.

Taerae ríe burlón.

—Vamos, no puedes estar hablando en serio.

El rubio alza una ceja.

—Ustedes son los que no pueden estar hablando en serio. ¿Tan intolerantes son? Ni siquiera pueden respetar la identidad de una persona que no les hace nada por ser quien es. Me dan asco —espeta, azotando su palma sobre la mesa amarilla. Inevitablemente, su acción atrae las miradas de varios presentes dentro de aquel cine, entre ellas, la de un pelirrojo de ojitos gatunos que no le había quitado la atención de encima desde que ingresó al lugar —. No debí aceptar esta reunión, siguen siendo tal cual los recuerdo.

—No debimos invitarte, eres todo un aburrido ahora —Ryujin se queja, haciendo que los ojos furiosos del rubio recaigan en ella.

Sonríe ladino.

—Si ser mejor persona es aburrido, entonces lo soy —se apuntó a sí mismo. Estaba bien que no era alguien ejemplar, pero al menos poseía una mente abierta y cada día se esforzaba en mejorar. Ya no quería ser aquel chico presumido que desquitaba su ira con quién menos lo merecía —. Me voy de aquí, estoy harto de ustedes y toda su estúpida transfobia.

Sin embargo, en cuanto alza la vista se da cuenta que hay varios ojos sobre él, pero los únicos que le importan son los del amable pelirrojo detrás de la caja registradora. Yang tiene sus orbes cristalizados y en cuanto nota que Park lo está viendo, sale marchando de ahí con prisas.

—Jungwon, espera...

Lo llama. No sabe por qué pero casi parece que sus piernas se mueven por sí solas cuando termina corriendo detrás de él. ¿Se había equivocado? ¿Había dicho algo malo? Ah, quizás debía dejar de ser menos impulsivo, pero no soportaba ese tipo de comentarios y le fue imposible el no quedarse callado.

En el instante en que consigue alcanzarlo, ambos están metidos entre los pasillos que conducen a variadas salas de juegos. Los sonidos provenientes del área de láser tag llenan sus oídos. Jungwon sabe que ahí es donde su hermana se encuentra supervisando las partidas del día, por lo que se apresura en limpiarse bruscamente con la manga de su chaqueta de mezclilla. Jay simplemente lo mira, no sabe qué decir y eso lo desespera en demasía.

—No tenías qué decir todas esas cosas, ni siquiera me conoces y ahora tus amigos te odian.

Jungwon no lloraba porque le hubiese dolido lo que ese desagradable grupo soltó, sonara mal o no, ya estaba más que acostumbrado a lidiar con personas de ese tipo así que ignoraba todo. Pero ese chico había llegado, llamándolo por su nombre elegido en lugar del que continuaba estúpidamente bordado en su camiseta del trabajo, diciendo que era un chico lindo y defendiéndolo sin siquiera conocerlo que aquello lo había tomado totalmente desprevenido. Estaba conmovido y sobre todo, agradecido, ¿Por qué no todo el mundo podía ser así? Él solo era una persona que quería ser feliz mostrando su verdadera identidad, no le estaba haciendo ningún daño a nadie con eso pero no todos parecían entenderlo.

—No son mis amigos, nunca lo fueron. Ahora lo sé —suelta seguro. Jungwon deja salir una risita que hace al corazón del rubio dar un vuelco.

—Está bien, pero no lo vuelvas a hacer. Puedo defenderme yo solo de gente de la Era de piedra.

Aunque no está muy seguro, Park termina asintiendo. No le gustaba la imagen del chico bajito con sus ojitos enrojecidos y limpiando a prisas el agua que caía de estos.

—Está bien, está bien —acepta rendido. Una vez que ya no lagrimea, alza su vista, encontrándose con los orbes oscuros que lo oteaban con preocupación. Le da una sonrisa para tranquilizarlo.

—Gracias...

El rubio entiende rápidamente, por lo que le tiende la mano de manera torpe.

—Jay, Park Jay —se presenta. El pelirrojo asiente mientras toma su mano. La ajena es cálida, por lo que simplemente la toma de manera veloz y la suelta para no acabar enrojeciendo.

—Gracias Jay. Soy Yang Jungwon —le corresponde el saludo. Jay sonríe al escuchar su nombre, definitivamente le quedaba —. Tengo que volver a trabajar —dice al mismo tiempo que lleva su diestra detrás de su nuca, rascando con torpeza el área.

—Oh, sí, claro —Jay afirma, dejándolo irse. Sin embargo, antes de que este doble el pasillo, lo llama.
—Jungwon.

—¿Sí? —voltea, teniendo una de sus cejas naturalmente oscuras alzadas.

—Me gusta tu cabello. Es lindo —apunta sus hebras teñidas de rojo.

Yang rio, negando. No iba a mentir, el rubio le agradaba.

—Nos vemos después, Jay.

Park simplemente lo miró irse hasta que este desapareció de su campo de visión. Algo le decía que no sería la última vez que se verían y no era solo la frase dicha por el pelirrojo.

Estaba secretamente ansioso por volvérselo a encontrar.



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