XVI. Asustado

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[Nota de la autora]

"Mis queridos y eternamente fieles lectores,

Lo siento mucho, por dejar que esta historia se convierta en lo que se ha convertido. Solía ser tan apasionada con esta serie, pero ahora siento que nunca volverá a ser como el primer libro. Perdí la inspiración por completo, y cada capítulo se vuelve menos y menos lo que quiero que sea. Pero, a partir de ahora, haré mi mejor esfuerzo por regresarle la vida que estos personajes y relaciones tenían. Estoy intentando desesperadamente, y quiero lograrlo. No quiero fallarles, me rompería el corazón. Solo sepan que lo estoy intentando bastante duro. Espero que sea suficiente.

Disfruten este tan esperado capítulo y, con algo de suerte, se parecerá a lo que esta historia solía ser. Rezo para que lo haga.

Todo el amor,

Mika."

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«¿Hola?»

Había un vacío en la cabeza de Anastazya Dmitriev.

Después de lo que se había sentido como toda una vida de compartir su cuerpo con otra persona, era libre. Libre de esa fastidiosa voz en su mente. Pero no se sentía libre, se sentía hueca. Vacía.

Rodeada de todos sus amigos y familia, Anastazya se sentía sola.

—¿Ana? ¿Me escuchas, amor? Tienes que despertar. Por favor —rogó Pietro. Ana se sintió levantando una ceja. Ese idiota.

—Oh. ¿Así que ahora quieres hablar conmigo? -murmuró de manera sarcástica, con la garganta irritada por tanto gritar. Ana oyó a Pieteo reír con nerviosismo, sonando aliviado. Una mano áspera se cerró alrededor de la suya.

—¿Ana? ¿Cómo te sientes, niña? —preguntó Tony, vacilante.

—Como si me hubiera golpeado un rayo. Así que básicamente como la mierda.

—Pero te sientes como una mierda viva, que es lo que esperaba —replicó Tony, y Ana solo pudo imaginar la sonrisa en su semblante—. ¿Puedes abrir los ojos para nosotros?

—No. No porque no pueda, sino porque estoy cansada y no quiero.

—Sï, yo diría que ella está bien. —El Capitán se rió antes de colocar una mano en su cabeza—. ¿Te sientes con ganas de esta pequeña prueba? Solo necesitamos que congeles una botella de agua.

Ana gruñó, llevando su mano libre hacia arriba y estirando los dedos, a la espera de sujetar el plástico cilíndrico lleno de agua. Cuando lo colocaron en su palma lo apretó, utilizando toda su concentración para no dejarlo caer. El sencillo movimiento causó que todos los músculos de su brazo se fatigaran.

—Tómate tu tiempo, Ana —intervino Wanda, descansando sus manos en la silla reclinada donde estaba recostada su mejor amiga. Sin embargo, no pasaron más de dos segundos hasta que el contenido de la botella se tornó sólido.

—Oh, mierda, eso fue más rápido de lo que esperé —admitió Tony, y por su voz ella casi pudo escuchar la sonrisa de satisfacción que crecía en su rostro.

—¿Puedo dormir ahora? —Ana se quejó.

—Por supuesto que puedes, niña, buen trabajo en... sobrevivir. Papá orgulloso. Papá orgulloso —dijo Tony, sonando complacido con sí mismo. Steve dejó salir un gemido de molestia, su voz sonaba más alejada mientras refunfuñaba acerca de que él era el único papá de por aquí.

Ana se desvaneció hacia la inconsciencia.

El siguiente día fue uno de rehabilitación. Era el primer día normal que Ana había tenido en lo que se sintieron como años. La sala audiovisual se había convertido en propiedad de Ana y Pietro. Los varios agentes de SHIELD y los Vengadores solo pasaban por ahí en los pequeños descansos que les asignaban.  Anastazya instruía a Pietro con todas las películas clásicas de las que se había perdido en Sokovia, y Pietro la sostenía cerca de él, acariciando su cabello y admirando su fuerza. Admirando el hecho de que había ido al infierno y de regreso, pero que de alguna manera siempre hallaba su camino de vuelta a sus brazos.

Y, a pesar de la perfección del momento, Anastazya todavía sentía una molestia al fondo de su cabeza. Y por primera vez no se trataba de la Gema Mente. Las cosas no podían ser tan perfectas como lo deseaba hasta que llegara al fondo de por qué Pietro había estado actuando tan raro con ella.

—Tengo una pregunta. —Ana murmuró, manteniendo la mirada fija en la pantalla.

—¿Sí?

—No has estado actuando como tú últimamente, en especial conmigo. Todos lo han notado, eres dolorosamente obvio. E insistes con que no está pasando nada, pero sé que estás mintiendo. ¿Así que cuál es tu problema?

El silencio que siguió era asfixiante.

—... Es tonto. Y no quiero herir tus sentimientos.

—No es tonto si lo sientes. Y duele más saber que me lo ocultas —replicó Ana, incorporándose y alejándose de Pietro, muy para su disgusto. Este se pasó una mano temblorosa por sus rizos plateados, sus ojos azules miraban a Ana con nerviosismo.

—No sé cómo sentirme acerca del hecho de que el hombre que arruinó mi vida es la razón por la que mi vida ahora existe. La razón por la que tú existes. Es confuso para mí, pero no espero que lo entiendas —masculló Pietro, y Ana permaneció sin palabras por unos instantes.

—Pero... —Se fue apagando por un momento, mirándolo fijamente—. No soy malvada como lo era Strucker.

Pietro frunció los labios.

—Cada vez que pienso en maldad, pienso en él. Lo cual, en retorno, me ahora me hace pensar en ti.

Ana intentó ignorar el golpe de dolor atacando su pecho. Ella lentamente se puso de pie, sintiendo que le habían sacado el aire.

—Ana... —Pietro comenzó, luciendo culpable—. Por esto es que no quería decir...

—No estoy molesta —mintió Ana, alisando su ropa arrugada—. Solo necesito pensar. Daré una caminata.

—Todavía te estás recuperando de lo de ayer. «No debería salir de la casa», fue lo que dijo Tony —advirtió Pietro. Ana meneó la cabeza, mirándolo de manera cautelosa.

—Solo es una caminata al parque que está al doblar la esquina. Volveré en veinte minutos. Si no, puedes venir a buscarme —le dijo, poniéndose los zapatos y saliendo del cuarto antes de que Pietro pudiera volver a hablar.

El explosivo retumbo de los truenos llegó en grandes olas de ecos discordantes. Rayos de pura energía aparecieron en la negrura del cielo. El aire estaba seco y hormigueaba alrededor de Ana, como si estuviera listo para incendiarse en cualquier segundo. Mientras cruzaba la calle, miró a cientos de personas correteando en la dirección opuesta. A casa, a refugiarse. Pero Ana abrazó el caos de la tormenta, su caos interior se sentía como en casa en esta locura.

Para su suerte, el parque estaba desolado, abandonado por la gente que tenía mejor sentido común que ella.

Pero en las sombras, Ana podía sentir algo malévolo al acecho. En su hábitat natural, sus sentidos estaban muy afinados. Podía oír los pasos sigilosos y el clic de una pistola. Podía oír el susurro de lo que podía haber sido un agente de HYDRA confirmando su objetivo.

Ella.

Se detuvo en seco, la rabia recorría sus venas. ¿Acaso jamás podría tener paz? ¿Acaso jamás podrían dejarla tranquila? Su visión comenzó a limitarse.

Un charco de agua turbia se acumulaba en la acera por donde caminaba Ana, producto de la lluvia anterior. Apretó el puño, causando que el agua se suspendiera en el aire; aflojando el puño, el agua se congeló en forma de lanza. Se volteó y la lanzó a su seguidor, sin sentir remordimiento alguno cuando esta perforó el pecho del hombre, enviándolo al suelo de inmediato.

Otra figura apareció de las sombras, esta vez una mujer. Apuntó a Ana con su arma. Ana sintió la rabia hirviendo en su pecho, y sin pensarlo, sintió un calor abrasador viajando por sus extremidades como un conductor de electricidad. Antes de poder siquiera comprender sus propias acciones, vio una luz cegadora explotar desde las yemas de sus dedos y engullir en llamas a la mujer de Hydra y al árbol.

—¡Ana! —Oyó a alguien gritar, a pesar del zumbido en sus orejas. Sintió que Pietro la sujetaba, restringiendo sus movimientos. Y en su mente, ella se dejó de mover, pero su cuerpo no conectaba. Vio a Natasha y Steve encargándose del desastre que había hecho. Ana seguía forcejeando con la persona que la retenía, sin saber realmente por qué.

Antes de que todo se apagara, logró ver el rostro de Pietro retorcido con horror. Pero no estaba mirando a las personas que había masacrado Ana, la estaba mirando a ella.

Y estaba asustado.

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Tremendo capitulazo. Si hubiera sabido que sería tan cool me habría saltado la tarea para subirlo (tal vez no, pero ustedes entienden).

Casi dos meses sin actualizar, lo siento mucho. Solo me quedan dos semanas hasta mis vacaciones; no puedo asegurarles que actualizaré súper seguido, pero trataré.

¿Por qué creen que haya pasado esto? ¿Habrá sido el rayo o simplemente Ana enfureció?

Déjenme sus comentarios.

Nos leemos pronto (espero), xoxo

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