Capítulo 8 | El amigo de Georgie

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Capítulo 8 | El amigo de Georgie.

•••

CHAD

Al día siguiente, muy temprano por la mañana desayuné en silencio y me dirigí hacia afuera a tomar un poco de aire. Mamá había ido a comprar algunas cosas para hacer el almuerzo. Georgie no estaba en el comedor ni en el patio, así que supuse que estaba durmiendo aún.

Aspiré el aroma a tierra mojada que venía de todos lados. El cielo estaba ligeramente nublado, como siempre. Me senté en el pórtico de la casa y me dediqué a observar el paisaje.

Si no fuera por la carretera que estaba frente a la casa, ésta estaría prácticamente en medio del bosque. Jamás había estado entre tanta naturaleza, ya que donde vivía solo se veían edificios y demás cosas poco naturales. Lo cual me hizo pensarlo mejor y creo que esto es algo que tal vez todos necesitamos. Escapar del lugar con tantas cosas que nos agobian; ruido de autos, construcciones de más edificios cada vez más altos, personas discutiendo por cualquier cosa, peleando, etc. Y venir aquí donde nuestro alrdedor solo sea pura naturaleza.

De alguna manera me relajaba.

—¿Qué haces? —Preguntó Georgie. No había escuchado sus pasos, y el hecho de que me esté hablando me sorprendió el doble.

Sin girar a verlo le respondí:

—Tomando aire.

—Qué raro viniendo de ti.—Noté como se sentó a mi lado.

—¿Qué hay de ti? —Lo miré de reojo.  —. Estás calmado.

—¿A que te refieres? —Me observó con el ceño fruncido.

Solté un suspiro y negué con la cabeza restándole importancia. Los dos nos quedamos en silencio por un momento, sintiendo la fresca brisa en nuestro rostro. Las hojas se movían a causa de ésta al igual que las ramas, provocando un sonido suave y tranquilizador a mi parecer.

—¿Cuándo crees que volvamos a casa? —Preguntó de repente mi hermano.

—Creo que estamos en casa, Georgie. ¿Por qué? ¿Quieres irte?

—No. Sí quiero quedarme. Ya no quiero volver a la ciudad.

—¿Y eso por qué? —Pregunté sin mucho interés —. ¿No extrañas a tus amigos?

Él guardó silencio y me giré a verlo.

—Todos se burlaban de mí —Respondió mi hermanito en un murmuro. —. Porque no tengo un papá como ellos.

Sentí mi pecho oprimirse por un momento y un leve sentimiento de rabia recorrió mi cuerpo. Estaba molesto, pero con mi padre por ser un cobarde. Inhalé aire y lo dejé salir para calmarme un poco. Me acerqué más a Georgie y golpeé mi brazo suavemente con el suyo.

—Oye, pero tienes un hermano súper cool—Bromeé.

—Pero no eres mi papá.

—No lo necesitas, Georgie—Aseguré. —. No lo necesitamos.

—¿Qué hay de mamá?

Me quedé en silencio pensando. Era obvio que a mamá le dolía su ausencia y que después de él nada volvió a ser lo mismo. Mucho menos después de todo lo que pasamos luego de que él nos abandonara como si nada.

Cómo si no nos hubiera hecho promesas. Promesas que solo resultaron ser palabras vacías.

—Ella... —Tragué saliva pensando en qué decir — tampoco lo necesita. Pero no lo sabe.

—¿No lo sabe?

—No—Respondí mirando hacia el frente el inmenso bosque—. ¿Qué te parece?

Georgie se quedó en silencio y observó el bosque durante unos segundos. Terminó por encogerse de hombros.

—Me gusta. Es tranquilo—Contestó feliz—. Oye, ¿crees que podamos ir a acampar algún día?

Sonreí ante su emoción.

—Tal vez—Luego susurré con maldad—. Si es que estás dispuesto a enfrentarte con los monstruos que aparecen en la noche sedientos de sangre.

—No soy un bebé, Chad. No trates de asustarme—Se quejó mi hermano y luego rió.

Me encogí de hombros.

—Lo qué digas. Si tan valiente te crees no te protegeré cuando algún bicho raro quiera atacarte. —Me hice el desinteresado.

—No hace falta. Dixie me protegerá de cualquiera que quiera hacerme daño.

—¿Qué?

En ese momento la bocina del auto de nuestra madre nos interrumpió, anunciando su llegada. Ella estacionó el auto y apagó el motor para luego salir con unas bolsas de compras. Con Georgie nos acercamos a ayudarla.

—Me sorprendió bastante encontrar comida de calidad a un buen precio. Muy económico todo por aquí —Nos contó mientras íbamos entrando a la casa—. ¿Cómo han estado?

—Bien—Respondimos al unísono mi hermano y yo.

—Sam no ha podido venir en la mañana. Me avisó que estaría aquí a las dos de la tarde para ver lo del gas.

—Genial—Dijo Georgie. Tomó una manzana de la bolsa y avisó que estaría en su habitación antes de irse.

—Chad, ¿no pasó nada raro? —Preguntó mamá lavando las verduras en un tapper ya que aún no había agua.

A mi mente vinieron los recuerdos de anoche y tragué saliva. No sabía si decirle o no. Lo mejor sería que sí ya que en algún momento podría pasar algo peor.

Abrí la boca dispuesto a contarle todo, pero me vi interrumpido por un sonido de auto acercándose a la casa seguido de unos bocinazos. Mamá caminó a paso rápido para ver de quién podría tratarse y entonces solté un suspiro y la seguí.

—¿Quién es? —Pregunté asomándome a la puerta ya abierta, donde mamá se encontraba.

—¡Hola! —Saludó Sam feliz vestido con su típico uniforme y su maletín con herramientas en la mano—. Lamento la tardanza. Sé que dije que vendría a las dos pero ya me desocupé y supuse que no tendrían problema con que arreglara pronto el gas y el agua.

Bueno. Conste que intenté decirle la verdad a mamá, así que no cuenta como mentira.

Estaba por irme y dejar ahí a mamá y a Sam, hasta que de pronto recordé que él dijo conocer bien la casa. Así que por lo tanto sabría un poco del fantasma, ¿no? O lo qué sea esa cosa de anoche. Sea lo que sea, estaba dispuesto a saber qué estaba pasando en este lugar.

Incluso si eso implica tener que volver a subir al ático.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro