Capítulo cuatro

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Jimin está jodido.

Está jodido y lo sabe, y no puede dejar de repetírselo a sí mismo.

Se da cuenta cuando por las mañanas sonríe al escuchar a Jungkook cantar suavemente, cuando se decepciona al no verlo en la cafetería, cuando se encuentran en los pasillos y JungKook sonríe levemente antes de entrar en su apartamento.

Se da cuenta cuando comienza a pensar en él, cuando miles de preguntas sobre Jungkook se crean en su cabeza, todas ellas sin respuestas.

Se pregunta que estaría haciendo Jungkook en aquel momento, se pregunta si le gusta el café o tan solo beber un sorbo le hace sentirse de una manera un tanto enfermo, si una taza de té le ayuda a dormir por las noches, cuál sería su comida y su película favorita...

Está jodido, y no puede hacer nada para evitarlo.

Y bueno, Jungkook seguía repartiendo postres a Jin, Namjoon, y Yoongi, a todos, menos a él.

Pero intenta no darle mucha importancia a eso, intenta no sobrepensarlo más de lo que debe. Porque sino, estaría perdido. No, él puede conformarse con las sonrisas del pelinegro, con hacerle reír de vez en cuando con estúpidas bromas  y verlo ciertas veces por los pasillos del edificio.

Aquella tarde, llega a la cafetería un poco más tarde de lo habitual. El cielo oscuro se encuentra repleto de nubes negras que aún sueltan agua de vez en cuando, el aire en las calles de Nueva York huele a lluvia fresca y tierra mojada, y quizás es el olor favorito de Jimin. Después de un largo día de trabajo, no hay nada mejor que aire fresco y café caliente.

Al entrar no puede evitar sonreír al ver al rizado en la caja, hablando alegremente con una de sus compañeras.

Se guarda las manos en los bolsillos de su chaqueta cuando el aire caliente lo recibe y comienza a caminar hasta la barra con una pequeña sonrisa.

- Hola, JungKook.

- Hola -El pelinegro le sonríe, una pequeña y amable sonrisa que hace que Jimin se sienta satisfecho-

Estamos progresando.

- ¿Tienes la reseña de mis galletas o las tiraste a la basura nada más cerrar la puerta?

- Mierda, me has pillado -Jimin no puede evitar soltar una pequeña risa-

Le pilla por sorpresa, la forma en la que Jungkook le sonríe sin miedo y le sigue la broma con confianza.

Se miran por varios segundos, dónde los dos sonríen y cuando los hoyuelos en las mejillas de Jungkook aparecen, marean un poco al castaño.

¿Cómo podía existir alguien así? Alguien tan malditamente bonito.

- Estaban deliciosas -Jungkook finalmente dice-

- Eres un mentiroso -Jimin niega lentamente, sonriendo-

- ¿Por qué? -Jungkook pregunta aún sonriente, frunciendo el ceño levemente-

- Los dos sabemos que no estaban buenas.

- ¿Sabías que no estaban buenas y aún así las compartiste conmigo?

- Que no estuvieran buenas no quiere decir que no me haya esforzado.

"Esforzado en hacerlas para ti" Es lo que Jimin no se permite decir.

- No eran exactamente bonitas, pero estaban buenas.

Jimin tan sólo puede sonreír, asintiendo como si no supiera que realmente aquello era mentira. Entonces se pregunta si de algún modo aquello puede ser verdad, si tal vez a pesar de la apariencia eran comestibles, o si tal vez, Jungkook es demasiado amable para su propio bien.

- Bien, tendré que creerte. -Finalmente dice encogiéndose de hombros-

- No te queda más que hacerlo -Jungkook dice con una fina sonrisa dibujada en sus labios- ¿Café?

- Sí

- Enseguida.

Cuando Jimin sale de la cafetería, algo en él le hace detenerse. Le hace apoyarse contra la pared del edificio de al lado mientras da pequeños sorbos a su café caliente. No sabe que es lo que le hace exactamente quedarse ahí, pero supone que tal vez tiene algo que ver con un chico pelinegro de ojos cafés.

No puede evitar una pequeña risa al darse cuenta de sus intenciones, del impulso de querer esperar a que Jungkook salga de trabajar para quizás, llevarlo a casa. Es casi ridículo, pero Jimin se queda allí. Incluso cuando ha terminado su café y el frío le está calando los huesos.

Pero no le importa, ya está realmente jodido y al menos, es conciente de ellos.

Cuando finalmente Jungkook sale de la cafetería, Jimin se encuentra encendiendo un cigarrillo.

- ¿Jimin?

- Jungkook, hola -Dice enseguida apartando su espalda de la pared para mirar al chico con una sonrisa-

Al mirarlo, no puede evitar sentir revolverse algo en su interior. Las mejillas del pelinegro se encuentran enrojecidas por el frío, su cabello medio largo se encuentra levemente despeinado y su cuerpo se encuentra cubierto por una chaqueta marrón de cuero.

Y Jimin realmente lo encuentra ridículo. Nadie es capaz de verse tan bien en esas condiciones, pero allí estaba Jungkook para demostrarle que él sí podía.

- ¿Qué haces aquí? -Pregunta frunciendo el ceño-

- Necesitaba tomar aire, demasiadas horas en el estudio hoy.

- Oh -Jungkook aprieta los labios escondiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta- ¿Has tenido un buen día?

La pregunta hace que el castaño sonría.

- Sí, realmente sí -Asiente- ¿Y tú?

- Sí

Jimin asiente antes de darle una calada a su cigarrillo y buscar las palabras correctas.

- Va a comenzar a llover pronto -Dice antes de soltar el humo- ¿Vas a casa?

Jungkook agacha la mirada por unos pequeños segundos, apretando los labios en una pequeña sonrisa.

- Sí

- ¿Puedo acompañarte?

Hay un corto silencio, en dónde Jungkook levanta la mirada y clava sus ojos en él. Y Jimin sólo espera recibir un sí, o realmente se sentiría estúpido.

- He venido en coche -Es la respuesta que recibe-

Y bueno, Jimin termina sintiéndose un tanto estúpido. Aunque tampoco sabe muy bien que esperaba.

- Oh, entonces no te molesto.

- Puedes venir, si quieres.

Las palabras hacen que Jimin lo mire un tanto confundido.

- ¿Sí?

- Claro -Jungkook asiente antes de encogerse de hombros- Podrías reseñar mi maravillosa forma de conducir.

- ¿Debería empezar a temer por mi vida? -Jimin sonríe-

- Todavía no, pero espera a que empiece a conducir -Jimin se ríe y el pelinegro se muerde levemente el labio-

- Seguro que no se te da tan mal.

- No -Jungkook asiente- Ciertamente se me da mejor que a ti hacer galletas.

- Pequeña mierda -Jimin suelta una pequeña risa- Comprobémoslo.

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Comienza a llover poco después de que ambos se subieran al coche de Jungkook. Al principio el ambiente es un tanto incómodo. Todo lo que puede escucharse dentro del coche es la lluvia golpeando contra  los cristales y el leve sonido del aire acondicionado.

Jimin crea pequeñas conversaciones en su cabeza sin darse cuenta, cosas que podría decir para llenar el molesto silencio. Sin embargo pocos minutos después, el castaño se concentra en el chico de al lado. Lo mira mientras conduce y una sonrisa involuntaria aparece en su rostro.

Jungkook parecía ser una especie de código secreto que Jimin moría por decifrar, una caja fuerte que el castaño quería abrir para descubrir todas las pequeñas cosas que allí dentro se encontraban.

Lo mira, mientras las luces de la ciudad se reflejan en su rostro, y se da cuenta que hay tantas cosas de Jungkook que quiere descubrir. Tantas que ni siquiera sabe por dónde empezar.

- ¿Siempre llueve tanto por aquí? -Pregunta Jungkook, haciendo que el castaño vuelva a la realidad-

- En esta época es normal -Jungkook asiente-

- No me quejo, en Londres el clima es así prácticamente todos los días del año-

- ¿Así que de Londres, eh? -Pregunta divertido, cómo si no lo supiera desde la primera vez que lo escuchó hablar-

- Holmes Chapel, para ser exactos.

- ¿Y qué hace que un chico de un pequeño pueblo termine en una ciudad cómo esta? -Jimin pregunta y Jungkook aprieta los labios-

- La gente.

La respuesta pilla a Jimin por sorpresa, y de nuevo, todas esas cosas que desconocía de Jungkook y le hacen querer descubrir todo lo que no sabía.

- Bueno, por suerte ahora sólo tendrás que aguantar a Jin y su molesto acento.

Jungkook ríe y una vez más Jimin se siente satisfecho. Hacer reír al pelinegro no debería sentirse como un logro, pero lo hace.

- Jin es genial, y Namjoon y Yoongi son encantadores. -Sonríe- Me alegro de estar aquí, en una ciudad tan grande, aquí todo parece insignificante, hay tanta gente que todo parece pasar desapercibido.

Jimin sonríe, porque le resulta imposible imaginarse a Jungkook pasar desapercibido. No cuando era la viva imagen de una ángel en la tierra, cuando posiblemente era  el chico más atractivo y encantador que Jimin haya visto jamás.

Entonces las primeras palabras de Jungkook retumban en su cabeza "Jin, Namjoon y Yoongi", Jimin siente la necesidad de preguntar "¿Y yo?"  "¿Qué hay de mí?"

Pero lo retiene.

- ¿Dirías que este es tu sitio? -Es lo que dice a cambio-

- Sí, podría serlo.

Jimin sonríe mientras Jungkook aparca cerca del edificio. A pesar de las ganas que el castaño tiene de llegar a su apartamento y descansar, la idea de quedarse eternamente en aquel coche negro junto a Jungkook se le hace mucho más atractiva.

- Y tú -Jungkook dice de repente, mirándolo, captando la atención de Jimin- También es agradable tenerte alrededor.

Aquello no debería hacer sonreír a Jimin de la forma que lo hace, no debería hacerle sentir cómo su corazón se acelera ante unas simples palabras, pero lo hace, y Jimin está bien jodido.

- Sólo lo dices para que te prepare más galletas -Dice intentando ocultar su sonrisa, intentando no mostrar el efecto que esas palabras han causado en él-

Una risa sincera sale de los labios de Jungkook, y una vez más, el cuerpo de Jimin se ilumina al escucharlo. Quizás es la risa más bonita que Jimin.ha escuchado jamás.

Quizás, Jungkook proviene de otro planeta, porque Jimin se niega a pensar que todo en Jungkook es así, bonito, dulce, atractivo. Perfecto.

- Eres idiota -Jungkook murmura, pasando un mechón de su cabello detrás de la oreja-

Hay algo en la forma en la que lo dice, algo que hace que Jimin sonría ampliamente, y quizás le encanta ser llamado de aquella manera por su extraño vecino, pero jamás lo admitiría en voz alta , si le gustaba, sería algo que sólo él sabría.

- Y tú conduces fatal -Dice alzando las cejas, a lo que el más alto rueda los ojos aún sonriente-

- Vendrás andando la próxima vez entonces.

"La próxima vez" retumbaba en la mente del castaño como si de la letra de su canción favorita se tratara.

- Me encanta que hayas decidido que habrá una próxima vez.

Las mejillas de Jungkook se encienden y Jimin no puede evitar morderse el labio antes ello. ¿Realmente era así de fácil hacerle sonrojar? Si con esas simples palabras podía hacerle sonrojarse de aquella manera, Jimin no quería imaginar que causarían otras palabras en él.

- Quizás -Jungkook susurra mirándolo a los ojos-

- Seguro -Jimin afirma-

Ambos salen del coche después de eso, caminando en silencio y entre sonrisas hasta las puertas de sus propios apartamentos, despidiéndose con unos pequeños "buenas noches"

Y aquella noche, Jimin sueña con viajes eternos en un cálido coche, con la risa de un bonito chico pelinegro bailando por el aire, y unos ojos cafés y sonrisa entre hoyuelos.

Perdón la demora u.u prometo actualizar más seguido :)

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