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╭━─━─━─━─━─━─━╮
❛sᴀᴍᴜᴇʟ❜
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UNO de los presentes en aquel lugar les lanzó una mirada 'fría', mientras los jóvenes se daban cuenta que estaban en la biblioteca. — ¿Samuel? ¿qué haces tú aquí?

— Hago la misma pregunta, pequeña. — Respondió el mencionado anteriormente, mientras sacaba su típica sonrisa de encanto. — No cambiaste eh...

— Sigo siendo la misma. ¿Qué te ocurrió a tí? Estás... diferente. — Hablaba la jovencita mientras su tono de voz se volvia más bajo.

— Lo sé. Ahora, ¿me vas a decir que haces acá? Pensé que tus padres te mandarían a otra escuela... ya sabes.

— Dijeron que en esta estaría segura... ¿en qué casa estás? — Una tierna sonrisa apareció en los rojizos labios de la chica. — No te ví en la selección de casas, ¿recién vi-...

El chico frunció levemente la ceja, e interrumpió a Gwen. — Sólo estoy aquí para hacer unas cosas que me mandó mi padre.

— Oh... de igual forma podemos estar un poco juntos, te extrañé. No sabes la falta que me hiciste.

— Desgraciadamente me debo ir en este instante, pero si tengo tiempo luego podríamos juntarnos. — Ofreció el castaño. — Lo siento.

— Ya, no pasa nada. Tengo que hacer unas cosas... si sigues aquí nos juntamos más tarde en el lago. — Avisó la pelirroja algo decepcionada.

El chico miró un poco al suelo y luego a la salida. — Bueno, pequeña, nos vemos.

Y sin dejar que su contraria diga otra palabra éste chico se fue, haciendo desaparecer el gran aroma que tenía... sacando a la chica de sus pensamientos. A esta le costó recordar lo que tenía que ir a buscar pero al fin y al cabo se dió cuenta de los libros. Se golpeó mentalmente y fue a paso rápido hacia una estantería de libros que mostraban la sección donde debería sacar la información. Su mirada se posó en un papel tirado en el suelo, no tan lejos de ella, diciendo algo sobre una cámara... pero no alcanzó a ver más, pues, un chico pelinegro había levantado el papel del piso. Gwendolen no tardó en reconocer a el Riddle que se iba ignorando a todo aquel que lo mirara o hablara para pedirle algo... y por un leve momento la pelirroja sintió una enorme curiosidad hacia el chico, con ganas de correr tras el y preguntarle que le ocurría. Porque a pesar de que se vieron hace tales horarios la chica notó una especie de frialdad.

Cassday, -luego de darse cuenta que Tom ya se había alejado-, se acercó a uno de los tantos muebles con libros grandes sobre su tema y tomó varios. Aún no podía quitar la visión del papel que tenía en su mente, ¿hablaba de una cámara de fotos? Suspiró frustrada y antes de que se viniera en mente otro de sus pensamientos fue interrumpida por una chica, sí, la misma Elizabeth.

— Te buscábamos por el otro pasillo. — Contó la chica con el ceño fruncido. — ¿Dónde te metiste?

— Eli... no quiero hablar de ello en este instante, te lo contaré en el cuarto.

— Vale. Pero la próxima no nos dejes tiradas. Martha es un dolor de cabeza y te necesito... demonios Gwen, necesito a mi amiga conmigo. — Musitó cerca de ella, tomando su brazo y llevándola hacia una pelinegra y otra castaña de túnicas con partes color azul.

— Lo siento, tardé porque no encontraba los libros. — Mintió la pelirroja.

Martha no tan convencida ante esa respuesta rodó los ojos. — Como sea, chica, tenemos un trabajo que hacer.














La tarde se había pasado volando, las chicas habían tardado varias horas haciendo el ensayo. Para la defensa de las cuatro no se llevaban de lo mejor, podría decirse que Martha y Gwendolen se peleaban por cualquier acción de la otra; mientras que Elizabeth y Camille eran las que más ponían su parte en el trabajo, sin contar de que trataban de detener cualquier discusión de sus amigas antes de que pongan en práctica sus hechizos que aprendieron en DCAO.

Ya era la hora de cenar, y como hacían cada noche los alumnos de todo Hogwarts se dirigían al gran comedor. Cada cual se dirigía a la mesa de su respectiva casa, cumpliendo con la rutina de todos los días... la chica Lestrange no se había sentido muy bien, había comenzado con la menstruación y no sé sentía cómoda en ir a un lugar de esos públicos. Así que quedaron en que la pelirroja le llevaría comida, con permiso de el director por los problemas que tuvo la chica.

Gwen se había dado cuenta de que quedó sola en el gran comedor... en la manera que no tenía con quien sentarse de su mesa. Tímidamente caminó hacia donde estaba el chico Riddle junto a su mejor amigo Abraxas... mientras se intentaba hacer notar, sentándose a el lado de el castaño Malfoy con cierta normalidad fingida. El joven no tardó en sentir la presencia de la Cassday, y volteó hacia los ojos café de esta.

— Oye, Gwen, un tipo medio raro te buscaba hoy. — Comentó Malfoy elevando una ceja. — ¿Cómo era su nombre, Tom?

— Creo que se llamaba... — Se quedó pensativo el nombrado.

— Ya, Riddle. Ya, Malfoy. ¿De quién hablan?

— ¡Samuel! — Soltó el jovencito castaño, con los ojos posados en su plato de comida. — ¿Lo conoces?

— No sabía que una chica como tú tenía novio, Cassday... con razón me rechazabas. — Admitió el chico con una sonrisa 'traviesa'.

— primero; sí, lo conozco. Segundo; no es mi novio, y si así fuera te aceptaría... Riddle de amante, yo sé que te encanto. — Ahora la sonrisa triunfante la tenía Gwen, y el ceño fruncido apareció en el fino rostro de su contrario Riddle.

Abraxas soltó una risa mientras volvía a poner su mirada en ambos chicos. — Quiero que recuerden mis palabras... ustedes se van a casar en un futuro.

— No tengo tan mal gusto. — Se defendió el pelinegro. — Cassday no es nada más que una del montón.

— Te encanta tener mal gusto, porque significa que me amas... admitelo Riddle, te enamoraste de esta belleza bruja.

— ¡JA! Tú no eres una bruja, en todo caso eres una horrorosa Palomita. — Comentó burlón.

— Yo me voy a mover de lugar, los dejo solos tortolitos. — Se despedía el Malfoy mientras se levantaba de su asiento. — Suerte querida Cassday.

— Oh, vete a la mierda. — Musitaron las dos personas que quedaron, ofendidos luego de los comentarios de quien ya se había ido.

El resto de la cena se basó en silencio para Tom y Gwendolen, sin una palabra ante lo dicho anteriormente ni nada. Por un momento la pelirroja había pensando en preguntarle a su contrario sobre el papel de hoy pero luego supo que era mala idea, así que quedó en silencio. Ya era hora de que todos se fueran a sus dormitorios, tenían toque de queda como todos los días. La jovencita que se apellidaba Cassday se levantó de su lugar como el resto y sin querer chocó con una castaña, que para su mala suerte era Martha, la Ravenclaw que más odiaba.

— La próxima ten más cuidado. Mucho poder pero poca vista. — Ordenó la Ravenclaw.

— Auch. — Fingió estar dolida su contraria. — Justo donde me importa muy poco.

— Idiota... — Murmuró Martha, antes de irse y dejar a la serpiente con cierto enojo.

Ya sin interrupciones todos se dirigieron a los dormitorios, deseando tocar su bella cama. Gwen recordó que debía contarle a su amiga sobre lo qué hoy le había pasado, con el tema de las charlas que tuvo y lo que había visto... pero no pudo hacerlo por la simple razón de que su compañera se había dormido ya antes de que la pelirroja llegara. Al parecer había llevado toda esa comida para nada, aunque; sin embargo, se la terminó comiendo la chica despierta. Sin saber como le iba a explicar al día siguiente la razón por la cual la Lestrange no tenía su comida.




Enserio lamento no subir tantos capítulos seguidos, se me hace difícil con el tema de las tareas. ¿Y si quemamos classroom? 🐧.

Gracias por leer, los amo.

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