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    CORRÍ HASTA EL ELEVADOR MÁS CERCANO Ingresé en él y subí hasta el último piso, donde creí que encontraría a Anakin y a Obi-Wan. Cuando se detuvo, salí de un salto y entré a la sala del final del pasillo, guiada por la fuerza.

     Mi respiración se paró cuando vi a Anakin luchando contra el Conde Dooku, con Obi-Wan tirado en el suelo de un lado y Palpatine con las manos esposadas del otro.

     Me acerqué a Kenobi y comprobé sus signos vitales. Me alivié al ver que respiraba. Levanté la vista de nuevo y me preparé para ayudar a Anakin, pero me di cuenta de que no la necesitaba.

     Tenía su arma y la de Dooku, cruzadas alrededor de la cabeza del Sith. Quise gritarle, pero las palabras no me salieron y Anakin lo decapitó, haciendo que su cabeza cayera rodando al suelo.

     Él se giró hacia Palpatine, quien me miraba, y notó mi presencia.

     —Venus...—alcanzó a decir él.

     —Tenemos que irnos—respondí con seriedad—. Ayúdame con tu Maestro.

     Me dirigí a Palpatine y libere sus manos. Él me lo agradeció, y con Anakin cargando a Obi-Wan a sus espaldas, salimos de la sala. Me inquirió por mi Maestra y le contesté que la ayudé a escapar, sin entrar en detalles.

     La nave se desestabilizó cuando estábamos por entrar al ascensor y corrimos por él, hasta que volvió a la normalidad y quedamos colgados, Anakin sosteniendo a Obi-Wan.

     —Que genial idea—murmuré con dificultad, cuando mis brazos comenzaron a doler un poco.

     —Lo siento, pero no escuché ninguna sugerencia de tu parte—me espetó él, cuando Obi-Wan despertó.

     —¿Qué...pasó?—dijo agarrándose con fuerza de su padawan—¿De que me perdí?

     —No de mucho—respondí, mire hacia abajo.

     El elevador comenzó a bajar sobre nuestras cabezas, por lo que tuvimos que soltarnos e ingresar en la próxima abertura, balanceándonos para llegar.

     Nos levantamos y volvimos a movernos. Unos pasos más adelante, quedamos atrapados por un escudo de rayos.

     —Esta bien, tengamos paciencia—habló Anakin

     —¿Paciencia?

     —Sí, R2 vendrá en cualquier momento y nos abrirá los escudos.

     El droide apareció y chocó contra una pared. Detrás de él, entraron droides del General Grievous, que nos rodearon de todas partes. Nos llevaron ante él, como habíamos sospechado.

     Anakin se paró delante de mí, lo que hizo que solo pudiera ver por encima de sus hombros.

     —General Kenobi—dijo Grievous—Venus Storm y...Anakin Skywalker. Esperaba que alguien de tu reputación fuera un poco...más viejo.

     —General Grievous, usted es más bajo de lo que esperaba—respondió Anakin y él lanzó un gruñido.

     —Sus espadas láser serán una buena adquisición para mi colección.

     —Esta vez no escapará—dijo el Maestro Kenobi.

     R2 nos liberó y pudimos recuperar nuestros sables. Comenzamos a pelear contra los droides y protegimos al Senador Palpatine. Tomamos con rapidez el control de la nave, pero Grievous logró irse en una cápsula de escape.

     Nos sentamos en los controles. La nave caía en picada a gran velocidad por el espacio. La velocidad aumentaba a cada segundo que pasaba.

     —Al menos tenemos la mitad de la nave.

     —Estamos entrando en la atmósfera.

     Unas naves nos ayudaron a apagar el fuego que nos envolvía y ayudó a nuestro aterrizaje, que nos sacudió e hizo que cayera a un costado.

     —¿Estás bien?—preguntó Anakin ayudándome a levantarme y me revisó todo el cuerpo con la mirada—¿Te lastimaste?

     —Estoy bien—dije quitándome el polvo de la ropa, evitando su mirada.

     Bajamos y una nave nos escoltó al Templo Jedi, donde nos esperaban la mayoría de los Maestros. Obi-Wan dijo que debía reportarse con el Consejo, por lo que una vez que los maestros se fueron con el Senador Palpatine, Anakin y yo quedamos solos.

     —Deberías ir a la enfermera—me dijo Anakin, señalando el brazo—. En caso de que te lo hayas lastimado en la caída.

     —No, estoy bien, no me duele.

     —Es solo una sugerencia, Storm.

     —¿Desde cuando te importo tanto?

     —Solo trato de ser amable.

     —¿Por qué asesinaste a Dooku?

     —¿Q-que?

     —Se suponía que debíamos atraparlo, estaba indefenso, y lo asesinaste—los ojos se me cristalizaron un poco y desvié la mirada para que no lo notara.

     —¿Es por eso que estás enojada conmigo?—inquirió—. Él era peligroso, ¡casi mata a tu Maestra! No tenía otra opción.

     —Sé que era peligroso pero...—comencé a decir.

     —No iba a dejarlo ir...No si había una mínima posibilidad de que te hiciera daño.—respondió con seguridad, luego agregó—O que le hiciera daño a otro.

      Abrí la boca pero no supe qué responder. Él desvió la mirada. De pronto recordé a mi Maestra, por lo que me despedí y me dirigí a buscar a Amara a la enfermería.

     Estaba inconsciente, sus signos vitales estaban bien, así que tomé aire profundamente y me relajé. Obi-Wan estaba a mi lado, mirándola. Ella va a estar bien, le quise transmitir con mi mirada, y me entendió.

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