siete

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


7

     AMARA MEJORÓ CON EL PASO DE LOS DÍAS, logrando recuperar su salud y movilidad. En cuanto le dieron el alta, no perdió un minuto más y me encontró en la Sala de Entrenamiento, donde nos quedamos hasta la medianoche.

     Haberla visto en ese estado me había dolido, pero ella era la persona más fuerte que conocía y sabía que saldría adelante de lo ocurrido. No hablamos del asunto, no estaba enterada de que le hicieron. Pero decidí que lo mejor era no preguntar al respecto.

     —Otra vez—dijo fríamente Amara, lo que hizo que me paralizara por unos segundos.—Respira, mantén la postura.

     Continúe hasta que mis músculos comenzaron a doler. Ella me vio y me ordenó que continuara, por lo que seguí entrenando. No dijo una palabra más, hasta que nos despedimos.

     —Amara...

    —¿Si, Padawan Storm?—contestó, mirando por el ventanal.

    —¿Estás bien?

     —No—respondió ella—. Pero lo estaré.

     Le deseé buenas noches y me dirigí a mi habitación. En el camino, me encontré a Obi-Wan con un brazo sobre uno de los pilares del Templo, pensativo. No llegué a hablar, pues él me dirigió la palabra.

     —¿Me vas a preguntar por él?—inquirió el Maestro Kenobi, refiriéndose a su padawan. Yo asentí lentamente.

     —Me ha estado ignorando por días—dije, pasándome una mano por el cabello, nerviosa—. Solo quería saber si hice algo malo...o dije algo que no debía.

     —Anakin es...—empezó a hablar—es complicado.

      Sí, eso ya lo había notado, pensé

      —¿Es acaso porque...asesinó a Dooku? ¿Es por eso que esta actuando extraño?

     —No lo sé, Venus—respondió él, se pasó una mano por la barbilla—Ha pasado por muchas cosas. Pérdidas, y sufrimiento.

     —No...no tenía idea, Maestro Kenobi.

     —Pero de lo que estoy seguro es que él tiene un gran corazón, de verdad, solo... ha estado roto mucho tiempo.

     Lo escuché en silencio, sin saber qué responder. Suspiré y agregué.

     —Maestro Kenobi, ¿usted sabe que le ocurrió a Amara, cuando estuvo prisionera de Dooku?

     Él se giró hacia mí con rapidez, pensando en lo que le había preguntado. Le conté que ella no me había dicho una palabra al respecto, pero su contestación fue que no le correspondía decírmelo. Asentí suavemente. Estaba segura de que él ya lo sabía.

     Me di la vuelta y le deseé las buenas noches. Di una vuelta por el Templo, despejando mis ideas. Cuando estaba caminando por el pasillo para ir a mi habitación, una mano me tomó del brazo con fuerza, dándome la vuelta.

     —¿Por qué le preguntas a Obi-Wan sobre mí?

     Abrí la boca y me paralicé, parpadeando lentamente.

     —No...no quise... solo estaba preocupada...

     —No necesitas preocuparte por mí, estoy bien—respondió soltándome. Me sobé la muñeca—Lo siento, no quise lastimarte.

     —¿Por qué has estado ignorándome?

     —Y-yo no...—tartamudeó. 

     —Si lo has hecho. Puedes seguir haciéndolo si quieres, pero al menos merezco saber por qué.

     —Yo...—dijo pasándose una mano por el cabello—. Creí que después de lo que ocurrió, me verías diferente.

     —¿Verte diferente?

     —Que tendrías miedo, de mí. He perdido a muchas personas, no quería que me vieras así—respondió y desvió la mirada—¿Sabes qué? Mejor me voy...

     —Anakin...

     —Buenas noches, nos vemos en la mañana, tenemos una nueva misión.

     Me recosté en mi cama y abracé una almohada, tratando de conciliar el sueño. Al final era verdad que cuanto más perfecto alguien luzca por fuera, más demonios tiene dentro.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro