CAPÍTULO 3: UNA PEQUEÑA CHARLA.

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Disfrútenlo muchas gracias!!.

En el capítulo anterior pudimos ver como Maggie había tenido un día horrible y muy malo, no solo tuvo problemas al iniciar su día, si no que también tuvo que soportar las burlas y bromas de las demás compañeras y estudiantes de la escuela.

Para rematar Maggie tuvo problemas muy serios con su profesor de Matemáticas el cual le dijo cosas muy hirientes y malas, cosas como "es una vergüenza" "Su mamá me de pena" y "usted no tiene ningún futuro".

Todas las cosas que le pasaban a Maggie la deprimía mucho, la hacían sentirse mal y para hacerlo más triste, todo eso tenía que soportarlo todos los días.

Maggie al salir de la escuela caminó rápido porque quería alejarse de todos y al estar lo suficientemente lejos disminuyó su velocidad hasta llegar a un puente. En donde ella estuvo dispuesta a quitarse la vida y tomar el camino fácil, pero no fué así gracias a que nuestro peliblanco favorito Lincoln Loud apareció para detenerla aunque no lo sabía.

—Hola Maggie, ¿Qué estás haciendo? —preguntó el peliblanco.

—¿Tú otra vez? —preguntó—. ¿Acaso me estás siguiendo? —Maggie secó sus lágrimas y miró al peliblanco.

—Ha, no, claro que no Maggie, no te estoy siguiendo, solo estaba pasando por aquí porque este es el camino que a veces tomo para ir a mi casa y bueno...te ví, te reconocí y solo quería pasar a saludarte eso es todo —explicó Lincoln con un tono de voz sereno.

—Está bien, como tú digas, este... perdón olvidé tú nombre, ¿Cómo te llamabas? —preguntó Maggie.

—Jaja, descuida, no pasa nada... me llamo Lincoln, Lincoln Loud, ¿Ahora sí lo recuerdas? —preguntó sonriente el albino.

—Sí, ya me acordé, Lincoln, perdón por no acordarme de tu nombre pero es que tuve algunos problemas el día de hoy, y no sé en dónde tengo la cabeza ahora —explicó Maggie.

Lincoln en ese momento caminó hasta estar a lado de Maggie, apoyando sus brazos en el barandal del puente mientras miraba los carros pasar por debajo del puente.

—Te entiendo, yo también tuve un día difícil en mi escuela, unos cuantos problemas por aquí, hubo una pelea de comidas por allá, y unas cuantas broma por acá, pero nada grave —dijo Lincoln, recordando el día que tuvo en su escuela.

—Me imagino, yo sé muy bien lo que es tener....un mal día —dijo Maggie, con un tono de voz muy, pero muy triste.

Lincoln al ver cómo estaba Maggie le dió mucha curiosidad y más que todo verla en ese estado y también estar sola por lo que le preguntó...

—¿Pero que estás haciendo aquí sola Maggie? —preguntó—. ¿Y por qué estabas muy al borde del puente? ¿Estabas mirando algo?.

—Bueno yo...yo... —dijo Maggie, no tenía idea de que responderle al peliblanco, no es como decirle a una persona: oye... me iba a tirar del puente hasta que llegaste tú.

—¿Que querías hacer? —volvió a preguntar el peliblanco.

—Yo solo... quería... acabar con mi... —susurró Maggie, aún sin poder terminar de explicarle al albino lo que quería hacer ya que sintió algo de vergüenza y miedo decir eso, era obvio.

—¿Perdón? ¿Acabar qué? —volvió a preguntar Lincoln insistiendo en saber la respuesta.

—Yo solo, solo —se inventó algo—, solo estaba mirando que un amigo mío pasaba en un auto y...me asomé a mirarlo, eso es todo —fué lo único que Maggie pudo dar como respuesta.

—Ho, ya veo, ¿Y por qué estabas llorando? ¿Te paso algo malo? —seguía insistiendo el peliblanco, siendo ya un poco molesto para la emo.

—¡Solo tuve un mal día eso es todo!...¡Mira quiero estar sola ¿Si?, Me gustaría que me dejes sola porque quiero terminar con algo por favor —dijo la emo, un tanto molesta por las constantes preguntas del peliblanco.

Lincoln al ver cómo estaba Maggie iba a tomar la decisión de irse, pero el albino sospechaba algo por lo que no iba a dejarla sola, así que de quedó a su lado, y tomó la mejor decisión porque le dijo a Maggie...

—Maggie, la vida a veces es muy injusta con nosotros e incluso me atrevo a decir que es cruel muchas veces, pero, yo creo que una persona no debe darse por vencida tan fácilmente no tomar el camino fácil, al contrario creo que debes enfrentar tus problemas con valor, y no tomar....otras alternativas —comentó el peliblanco, mirando por unos breves momentos abajo del puente y a los autos pasar.

—Pero a veces los problema son tan malos que simplemente ya no puedo soportarlo, ya no puedo y eso... —soltó unas lágrimas—, y ya estoy cansada de los problemas, solo quiero que todo esto termine.

—No te niego eso, pero, uno tiene que seguir adelante, con la cabeza en alto, no rendirse por unos cuentos problemas, así no funciona la vida —dijo Lincoln mirando a Maggie la cual estaba soltando lágrimas.

Maggie al escuchar las palabras del albino sintió como un nudo en su corazón se formaba, como algo en su garganta no la dejaba hablar y solo estaba soltando lágrimas a por montón.

El albino al ver cómo Maggie estaba llorando le dijo con una voz cálida.

—¿Quieres llorar verdad Maggie? —Preguntó Lincoln con una voz tranquilizadora.

—Yo... —al final, terminó asintiendo con la cabeza.

Maggi empezó a derramar más lágrimas quedándose a llorar mientras Lincoln se quedaba a lado de ella, y así siguió hasta que Maggie dijo...

—Esto es ridículo, ni siquiera te conozco bien, y ya te estoy relatando mis cosas, mía problemas, no eres mi amigo y te estoy hablando con confianza, esto es ridículo, y aparte, también es muy ridículo que un niño me diga cosas así como si fuera alguien de mi familia, o un adulto responsable, que ridículo —comentó la chica emo entre lágrimas.

—Si, tienes razón,aún soy un niño, y aún no nos conocemos bien pero, yo solo quiero que dejes de sentirte así, eso es todo —explicó el peliblanco, colocando su mano encima del hombro de Maggie.

—Por favor... —dijo Maggie desviando su mirada del albino lentamente, no creía en las intenciones del albino.

Maggie aún seguía derramando lágrimas, y ella lo único que hizo fué apoyar su cabeza en sus brazos mientras aún seguía llorando ya que si corazón no podía aguantar la carga y los problemas que sentía.

Por fortuna Lincoln se quedó ahí a su lado sin dejarla sola, a pesar de no conocerla, no la dejo sola porque si lo hacía Maggie era capaz de hacer algo tonto o en pocas palabras quitarse la vida tirándose del puente, pero  eso no pasó porque el albino se quedó ahí, a su lado escuchado como ella lloraba.

Hasta que Maggie se calmó por completo y después de secó sus lágrimas y mirando al albino le dijo...

—Oye, gracias por escucharme y quedarte aquí, me ayudó mucho hablar con alguien —comentó Maggie, sintiéndose ahora mucha más tranquila por haber conversado con el peliblanco.

—De nada, no fué nada, tranquila —Lincoln sonrió, de manera amistosa, una cálida sonrisa, de esas que te llenan de felicidad cuando las miras—. ¿Quiere que te acompañe a tu casa? —preguntó. Fué muy amable con una chica que a duras penas había conocido.

—No, descuida, no hagas eso por favor, yo puedo ir sola a mi casa, y estoy segura que te han de estar esperando en tu casa, ¿Verdad?. Será mejor que fueras ahora mismo, no quiero ser una molestia —respondió la emo.

—No claro que no, no eres una molestia, al contrario, sería genial poder acompañarte hasta tú casa —dijo.

—¿Pero no te van a...? —fué interrumpida por el albino.

—Que no Maggie, no me voy a meter en problemas, quiero acompañarte a tu casa, por favor —dijo—. Así me puedo asegurar de que no vayas a cometer una tontería como la de hace un rato.

Maggie miró con duda al albino, pero al verlo que estaba dispuesto a acompañarla aceptó.

—De acuerdo, acompáñame, Lincoln.

—Sí —dijo el peliblanco.

Luego de ese pequeño momento, ambos se fueron caminando hasta la casa de la jóven emo, durante el camino Maggie, no habló mucho pero Lincoln trataba de hacerla hablar. Tras varios minutos, ambos habían llegado a la casa de la jóven.

—Bueno llegamos.

—¿Así que aquí vives, he? —preguntó el peliblanco, mirando la casa en dónde Maggie vivía.

—Gracias por acompañarme, Lincoln.

—Oye, recordaste mi nombre, eso es bueno jeje —sonrió—, no fue de nada Maggie, fué un placer.

Cuando Lincoln estuvo a punto de retirarse, Maggie lo detuvo diciéndole...

—Lincoln, si puedes, ¿Nos podemos volver a encontrar mañana?. ¿Así como paso hoy? —preguntó.

—Por supuesto. En la misma calle, no hay problema Maggie —respondió el peliblanco.

—Bien, hasta mañana.

Así, Lincoln se despidió de Maggie y está ingresó a su casa, su mamá no estaba puesto que estaba trabajando, así que Maggie subió a su habitación, arrojó su mochila a un lado de la cama y acostó en la misma, pensó en todo lo que pasó hace tan solo unos minutos, hasta que cerró sus ojos para dormir, un poco.

Fin del capitulo...

CONTINUARÁ...

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