¿Qué rayos?

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—¡Tía _____! ¿Estás bien? —grita Trunks desde afuera de mi habitación. —¡Traje una manzana...!

—Será después, Trunks... ahora no. —suplico envuelta en mis cobijas en medio de la oscuridad de mi habitación. Respiro profundamente para evitar que mi voz se rompa por si tengo que contestarle de nuevo.

—Tía... ¿Quieres salir a jugar?

Respiro un poco más, tenía que salir de aquí. Estaba consciente de eso, pero de querer irme a hacerlo había una gran brecha, para empezar... no quería volver a ver a Vegeta nunca más en la vida. Y tenía tanto miedo de verlo si salía de aquí.

—Jugaremos mañana, Trunks. Lo prometo. —hablo en voz alta. Lo escucho suspirar.

—Está bien. —segundos después se va. Limpio un par de lágrimas que cayeron por mis mejillas, me sentía tan... humillada.

—No puedo creerlo. —niego con pesar. Me quito las mantas de encima y voy al baño a darme una ducha fría, lo necesitaba.

Llevaba cerca de una semana saliendo de aquí apenas y por las noches, esquivando a toda la familia. No comía mucho y tampoco hablaba, Bulma vino solo al principio, luego ni siquiera le importó. En cambio Vegeta no se apareció por mi habitación nunca más.... Y Trunks, Trunks venía todos los días y varias veces.

Una blusa encima, una falda roja que llega hasta las pantorrillas. No podía quedarme más aquí, ya no quería hacerlo.

Saqué mi maleta del armario y comencé a meter toda mi ropa ahí dentro. También necesitaba recuperar mi número celular, mis contactos... estúpido Vegeta.

—Tendré que hablar con Bulma y pedirle que recupere mi celular. —digo con pesar saliendo de la habitación.

Era la primera vez en una semana que salía durante el día y tenía miedo de encontrarme a Vegeta, no sé de qué sería capaz. ¡Ugh! ¡Tantas ganas que me dan de lanzarle gusanos en la cara!

Bajo los escalones hasta el laboratorio y antes de entrar, la puerta se abre.

—Oh, _____. Hace tanto que no nos vemos. —saluda Yamcha. Me quedo completamente sorprendida.

—¿Yamcha? ¿Qué haces aquí?

—Eh... —parpadea nervioso. —Vine a... a preguntarle algo a tu hermana. Pero ya me voy. —señala sonriente. —¡Te veo después!

Lo veo irse con prisa, como si tuviera algo que hacer. Entro al laboratorio de mi hermana, ella estaba ahí en el computador enorme, arreglando algo. Al verme se sorprende.

—Al fin sales de tu habitación. ¿Estás bien? —pregunta sin mirarme.

—Uhm... sí. Quería pedirte un favor.

—Dime. —me mira.

Joder Bulma, ni siquiera puedo mirarte a los ojos.

—Rompí mi celular y necesito recuperar toda mi información. ¿Crees poder hacerlo?

—Uh... sí. —desliza su silla con ruedas hasta otro lado donde hay otro computador. —Dame diez minutos y te tengo un nuevo celular de la corporación con tu número y todo.

—Una última cosa, Bulma. —acaricio mi brazo. —Planeo irme.

—¿Qué dices? —me mira sorprendida.

—Ya estuve mucho tiempo aquí contigo, y sabes que me gusta viajar y esas cosas. —miento. En verdad quería huir de ahí.

—Nunca pudiste quedarte en un solo lugar. —asiente. —Está bien, me dio gusto verte.

—A mí también.

Veinte minutos después estaba de vuelta en mi habitación con un nuevo celular en mano. Busqué todos mis contactos hasta dar con el que quería.

¿Diga?

—Eh, Zick. —saludo. —Lamento lo del otro día, mi cuñado fue quien colgó. —me disculpo. Zick se ríe.

Parece ser un poco protector.

—Ni te lo imaginas. —me dejo caer en mi cama. —Quería preguntarte. ¿Sigue en pie la oferta de quedarme a vivir con ustedes?

¡Oh! ¡Claro que sigue en pie! Ven cuando quieras, comenzaremos a hacerte un espacio. Justo hay una habitación vacía para ti.

—Me serías de gran ayuda, yo creo que estaría yendo entre mañana y pasado mañana.

Serás totalmente bienvenida. Si necesitas que te ayudemos a llevar algo, no dudes en llamarme.

—Gracias. —y cuelgo. Bueno, al menos ya tenía a dónde ir... ahora solo faltaba terminar mi maleta.

No puedo evitar desviar mi mirada hacia aquella pintura sin terminar. Vegeta.

Púdrete.

Al día siguiente me levanté temprano con las maletas ya hechas, todavía tenía que ir a jugar un poco con Trunks (desgraciadamente se lo prometí) y darle la noticia de que me iría. Por lo que temprano fui a dejar mi maleta en el coche, luego regresé a la casa pero no esperaba verlo a él.

Casi tropiezo.

Ambos nos quedamos estáticos, por su vestimenta podía decir que iba a ir a entrenar. Pero eso ya no me incumbe, le di una última mirada y quise esquivarlo.

—¿Irás a algún lado? —pregunta rompiendo el silencio. Mi labio inferior tembló.

No me hables....

—Sí, decidí que lo mejor sería irme de ésta casa. —lo enfrento. Justo pude ver su rostro, abrió los ojos un poco más de lo normal, sorprendido.

—¿Te vas?

—Así es... Ayer se lo comenté a Bulma y como no te vi, no te lo dije.

—Ayer estuve afuera todo el día. —explica lentamente. Me miraba serio. —¿A dónde irás?

—Por ahí. —subo los escalones sin decir nada más. Me dolía el corazón y verlo sólo me traía un sentimiento desagradable.

Para el crepúsculo ya tenía todo listo para irme. Trunks se enteró después de que jugamos un rato, y casi se puso a llorar, cosa que también casi me hace llorar a mí. Solo Bulma salió a despedirme y ni siquiera me encontré a Vegeta, cosa que agradecía a montones.

Pues era hora de irme de ese lugar.

Zick y todos sus compañeros me recibieron de buena forma. Conocía a la mayoría presente pero había uno que otro nuevo.

—¡Deberíamos festejar que estás aquí! —grita Zick emocionado. Todos estaban de acuerdo con lo que propuso.

Olvidaba que con ellos siempre había fiesta.

Y aunque estaba en un nuevo lugar, no me veía con ánimos de ir a alguna discoteca o algo así, pero ellos no opinaban lo mismo.

—Verás que ésta noche te divertirás, bebé. —Zick me guiña un ojo y me ofrece una cerveza. La verdad era que después de mi última fiesta, no daban ganas de aceptar bebidas de otras personas... pero es Zick. ¿No?

Recibí la cerveza y ahí nos pusimos a conversar un poco junto con todos los compañeros. El ambiente era agradable hasta cierto punto, algunos bailando, otros conversando, y otros... bueno... esos también se la pasaban bien.

—¿Qué te hizo cambiar de opinión? —pregunta Zick a mi lado. —Creí que estabas bien en casa de tu hermana.

—Sí, eso creía. Simplemente ya no pude seguir ahí.

—¿Es por tu hermana? O por su marido, muchas noticias dicen que es un amargado.

—Y eso no es nada.

—Entiendo. —palmea mi espalda. —Por cierto. ¿Has hablado con Bran?

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. ¿Qué tenía que ver Bran en todo ésto?

—Me ha mandado varios mensajes, nada agradables, por cierto. —doy otro sorbo a mi cerveza, era uno de los temas que menos quería tocar.

—Sabes que mi hermano sigue enamorado de ti. —dice Zick con ligera tristeza. —Se preocupa.

—Las relaciones suelen terminar. —me quejo ligeramente molesta por la insistencia de seguir tocando el tema. —Él no sabe manejar ésta situación pero debe superarme.

—Deberías darle otra oportunidad.

Ruedo los ojos. ¿Qué rayos le sucedía ésta noche? Justo cuando estoy en mi peor humor.

Parpadeo varias veces cuando me doy cuenta que no estoy enfocando bien mi mirada, al contrario, veo un poco borroso.

—No le daré nada... —niego, fingiendo que me encontraba bien.

—Piénsalo un poco más y háblalo con él.

—¿Qué? —le miro confundida. Zick se encoge de hombros.

—Lo invité a la fiesta. Debe estar por aquí. —mira alrededor buscándolo. Chasqueo la lengua... porque estaba comprendiendo la situación.

Quise levantarme pero me tambalee al instante, Zick me sostuvo.

—¿A dónde vas? No puedes irte de nuevo, Bran quiere verte.

—Tu lo hiciste la vez pasada. ¿No es así? —me quejo, molesta. Quise quitar sus manos de encima. —Tú fuiste quien me drogó.

—Es solo por precaución. —sonríe de lado.

—Debo... debo ir al baño. —trato de quitarlo de encima. Él asiente.

—Te acompañaré.

No pude responderle algo hiriente, quité sus manos de encima y fui directo al baño del lugar. Un par de veces tropecé pero logré mantenerme de pie, y justo dentro del baño caí al suelo. Cada vez veía peor.

—Vamos... _____... no te rindas. —me susurro a mí misma. Podría escapar por alguna ventana de ahí si no me sintiera tan mareada y perdida. —Vamos.... ¿Cómo logré escapar la última vez?

La última vez... aquella vez Vegeta me esperaba en casa. Ahora no tiene ni idea de que estoy en peligro.

Vegeta.

Tomé mi bolso y lo voltee completamente, mi monedero, mis maquillajes, todo cayó al suelo hasta mostrar mi celular. Lo tomé entre mis manos temblororsas y busqué el número de la casa de Bulma.

—Por favor, contesta tú Vegeta. —suplico. Mi mano temblaba un poco más. Un tono, dos tonos....

¿Bueno? —era Trunks.

—Trunks.... tu padre. Vegeta... Necesito hablar con él. —hablo rápidamente. Un par de golpes bruscos se escucharon fuera del baño.

—¡_____, bebé! ¿Por qué tardas tanto? Bran quiere verte.

—¿¡_____!? —era Bran. Cierro los ojos con pesar.

¿Estás bien, tía?

—No. —admito mientras varias lágrimas resbalaban por mis mejillas. —Necesito hablar con Vegeta...

Papá, te habla mi tía. —le escucho decir. Un par de movimientos al mismo tiempo que volvían a golpear la puerta con más fuerza.

¿Qué quieres? —escucho su voz. Cierro los ojos.

—Ayúdame... —fue lo único que pude decir justo cuando la puerta se abrió. Zick dio una maldición en alto.

—¡Está pidiendo ayuda por el celular! —grita él. Y detrás venía una de mis peores pesadillas. Bran pateó mi mano de modo que solté el celular, me miró desde ahí arriba y sonrió.

—Hola linda. Te dije que te encontraría.

El terror me invadió por completo, ahí en el suelo comencé a arrastrarme lejos de él pero solo llegué al límite de aquel baño, una pared. Bran se agachó a mi altura y acarició mi mejilla.

—No me toques... —suplico. Muevo mi rostro para evitar su contacto, algo que le molestó, de un golpe caí al suelo de nuevo, el sabor de la sangre llegó a mi boca. Seguro me lastimó el labio que ahora ardía horrores.

—No vuelvas a negarte. —advierte volviendo a tomar mi rostro. Más lágrimas caían por mis mejillas. —Te ves horrible cuando lloras.

—Oye Bran, deberíamos llevárnosla. Alguien puede querer entrar. —dice Zick con nerviosismo, cuidando la puerta.

—Bien, la llevaremos en mi coche. Vamos a mi casa. —propone Bran, al instante posó sus brazos bajo mis piernas y mi espalda, cargándome. Yo ni siquiera tenía fuerza para removerme... sentía mis sentidos dormidos.

Salimos del baño, la discoteca estaba llena de gente y a nadie se le hacía extraño que me llevaran cargando. Posiblemente podía ser una chica más "borracha". Dimos al exterior, el aire golpeó mi rostro y fue un alivio para mi labio herido, sin embargo me llevaban directo a un coche y yo... debía negarme. Tenía que huir.

—Abrelo. —ordena Bran. Zick se adelante y abre la puerta trasera del coche. Yo comienzo a removerme en los brazos de Bran... no quería ir...

—¡Deja de moverte! —Bran me mete al coche con fuerza y vuelve a darme un par de golpes en las costillas que me dejan en claro que me seguirá lastimando si no me calmo. —Maldición.

—¿Crees que su hermana daría mucho dinero por ella? —pregunta Zick interesado. Bran le mira con disgusto.

—No la drogamos para pedir un rescate, sino para que esté conmigo. —se queja Bran cerrando el coche y entrando en el lado del piloto. —Sube.

Zick entra como copiloto y suspira, mirándome desde ahí.

—Sea a quien sea que hayas llamado, parece ser que no vendrá por ti. —dice Zick con una sonrisa de lado. —Lamento que tenga que ser así, bebé. No estaba en mis planes lastimarte pero, no dejas otra opción.

—Muérete. —logro pronunciar. Bran soltó una carcajada mientras encendía el coche.

—Enserio me encantas.

Cierro los ojos, las costillas me dolían terriblemente después de alguno de los golpes que me brindó Bran. Miro la puerta del coche, ambas tenían el pestillo puesto para que no pudiera salir.

¿Qué hago?

—¿Qué es eso? —habla Bran al instante. Ambos se quedan en silencio unos segundos hasta que...

—¡Frena, frena! ¡Deten el coche! —grita Zick. —¡Lo vas a atropellar!

Sin embargo, por querer detener el coche de esa manera, éste derrapó y de un momento a otro se volteó de cabeza. Caí a punto de estar inconsciente, observando la situación. Bran y Zick trataban de quitarse el cinturón pero al estar de cabeza no les permitía hacerlo con facilidad.

Entonces la puerta trasera fue arrancada como si un monstruo la hubiera quitado, pero no era cualquier monstruo, sólo era él.

—¿Vegeta? —estiré mi mano hacia su persona. Su rostro estaba serio, muy serio y tenso. Estiró su mano y tomó la mía, con lentitud me sacó del coche y me tomó en brazos. —Vegeta...

—No digas nada. —caminó unos metros lejos y me depositó con cuidado sobre el suelo junto a un árbol, se agachó a mi altura y tomó mi rostro observando mi herida.

Luego miró de vuelta a los chicos que estaban encerrados en el coche.

Me dio un escalofrío.

—Será mejor que cierres los ojos. —advierte caminando de vuelta al coche.

—¡Vegeta! —tomo su mano antes de que vaya. Él me mira, esperando a que hable. Aprieto los dientes con fuerza. —...Mátalos.

Pero parecía que no tenía que decirlo yo, él ya planeaba hacerlo. Se soltó de mi agarre con suavidad y fue directo al coche, al primero que sacó fue a Zick y lo tiró al suelo. Zick quiso arrastrarse como yo hace unos minutos, pero Vegeta no fue nada amable, pisó su pierna de un golpe, rompiéndola. Zick gritó de dolor, eran unos gritos terribles.

—Espera aquí, bastardo. —Vegeta volteó de vuelta al coche y de un tirón sacó a Bran, éste también suplicaba piedad. Lo tiró junto a su otro amigo y los miró. —No sé quiénes sean pero se metieron con la persona equivocada.

—¿Ah sí? —Bran saca una pistola de su chaqueta. —¡Déjame ir o dispararé!

—Estúpido humano. —Vegeta sujetó la muñeca de Bran y la rompió de un movimiento. Tuve que cerrar los ojos, porque esa imagen fue terrible. —¿Qué planeaban hacer con _____?

Pero no contestaron, ambos lloraban y suplicaban piedad. Vegeta cerró los puños con fuerza.

—Bien, de todos modos no sucederá nada si hay un par de sabandijas menos en éste mundo. —alzo su mano y una luz brillante apareció en su palma. Cerré los ojos escuchando los gritos desgarradores de ambos hasta que se instaló el silencio.

Mi cuerpo temblaba ahí en medio de la noche, mareada... perdida. Entonces sus manos volvieron a buscar mi rostro, le miré con miedo y tristeza.

—¿Estás bien?

No lo estaba. Me había roto el corazón y para colmo, Bran me rompió alguna costilla...

—No. —niego. —Me duele...

—Entiendo. —sus manos se acomodaron de modo que me cargó de nuevo en sus brazos. —Iremos a la Corporación, tengo un par de semillas que te ayudarán.

—No quiero ir a la Corporación. —suplico. Vegeta parecía saber la razón.

—Bulma no está. Volvió a tener algo urgente y se fue de viaje. —explica, comenzando a volar. Mi cuerpo temblaba en sus brazos, no solo hacía frío sino que me dolía el pecho.

Sin embargo, que haya ido a salvarme...

Minutos después, Vegeta aterrizaba fuera de la Corporación y ahora entraba. Creí que me dejaría en algún sillón o alguna silla pero en verdad me tuvo en brazos todo ese tiempo, subió los escalones y entró a su cuarto. Me depositó en su cama con delicadeza y desapareció de mi vista.

Vale, ahora que el peligro se había ido mi cuerpo dolía terriblemente.

—Come ésto. — regresa con una semilla en sus manos. Le miro confundida. —Te sentirás mejor

—Si tu lo dices. —sujeto la semilla y la meto a mi boca. Ésta cruje cuando la mastico, Vegeta no me quitaba la mirada de encima.

—¿Qué sucedió?

De repente, el dolor desapareció y una energía externa se instaló en mi cuerpo. Sentía que podía hacer lo que quisiera... como si nunca hubiera sido golpeada.

—Fui a casa de Zick. —admito. Después de todo, Vegeta me había salvado y merecía saberlo. —Pero hizo otra fiesta, fue él quien me drogó la vez pasada y ésta vez también lo hizo. Fue mi culpa, nunca creí que él haría algo así.

—¿Quién era el otro?

—Su nombre era Bran, fuimos pareja alguna vez. Él nunca me superó y me mandaba mensajes con amenazas. —confieso.

—¿Por qué no lo dijiste, idiota? —regaña, claramente molesto. Me encojo de hombros.

—No creí que la situación llevara a ésto. Perdón. —alzo mi mirada.

Vegeta llevaba su traje azul de entrenamiento, siempre me gustó verlo con ello.

—Quédate a dormir ésta noche, mañana veremos lo que haremos contigo. —frota su sien con pesar. —Descansa.

—Vegeta. —me levanto frente a él. —Sé que posiblemente no sientas nada por mí, que lo que sucedió fue solo para entretenerte.... que soy una humana más en tu vida, pero... estoy agradecida de que fueras. Yo, de alguna manera quería que lo hicieras. Que me salvaras... Muchas gracias, enserio. Aunque no tenías la necesidad de hacerlo y solo lo hiciste porque soy la hermana de Bulma...

—Cállate. —ordena. Sus manos sujetaron mi rostro y de repente volvió a besarme. Un beso que me dejó perpleja, pero no rechacé. Acaricié sus pectorales sobre su ropa. Entonces dejó de besarme. —No vuelvas a irte sin decir dónde estás. Gente allá afuera podría hacerte daño por ser la hermana de Bulma.

—Sí... —asiento. Él me mira a los ojos y sin que lo esperara, besó mi frente.

—Ve a dormir, tonta. —me empujó fuera de su habitación y cerró su puerta, dejándome en el pasillo sin saber qué pensar de la situación.

Maldición, Vegeta. No tengo ni idea de qué es lo que pasa por tu enorme cabeza. 



Ya ni para qué me disculpo :'v

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