Capítulo Uno

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Capítulo Uno

Wren

― ¡Guerra de comida! ― Gritó alguien detrás de mí.

Me tienes que estar vacilando, pensé mientras cerraba mi libro de cálculo. Con manos torpes, metí mi calculadora a salvo dentro de la mochila, al mismo tiempo que me giraba y cogía mi cuaderno, era demasiado tarde. Lechuga empapada salpicó mis meticulosos apuntes de diferenciación y los deberes que había empezado hace unos minutos. Arranqué la hoja y la hice una bola. Ahora tendría que copiar los apuntes de alguien y rehacer los cinco primeros ejercicios.

El comedor se alborotó con los gritos de los alumnos de primer año que se unieron a la guerra. Lanzaron sus judías verdes a un grupo de chicas que se sentaban dos mesas más allá, que chillaban y se despegan los restos de sus pies. Un chico que se sentaba en frente mía, tiró su guiso y su puré de manzana con canela a la mesa mientras sujetaba su bandeja como escudo. Su tenedor retumbó en el suelo mientras planeaba mi huida. Tenía que salir del comedor antes de que todo se saliera de control.

Splash.

Antes de que tuviera la oportunidad de moverme, una pegajosa sustancia aterrizó en la parte de atrás de mi cuello y se deslizó dentro de mi camiseta.

Mis hombros se tensaron y el calor se apodero de mi piel. No necesitaba darme la vuelta para saber quien lo había tirado.

Siempre era el mismo grupo de chicos que empezaban estupideces como estas.

― ¿En serio? ― Grité, girándome en mi sitio.

Inmediatamente, mis ojos aterrizaron en Fuller maldito James, capitán del equipo de baloncesto y el idiota responsable de mi espantoso mote " Wretenedora".

Me lo puso en la secundaria después de un humillante accidente durante un baile escolar, y se quedó. Han pasado cinco años y todavía tenía que aguantar a la gente que recordaba como se me salió el retenedor de la boca y acabó sobre el mejor amigo de Fuller.

― Vamos, Wren, ― se burló Fuller. ― ¡Sabes que quieres unirte a nosotros!

Estaba ahí de pie con una sonrisa torcida en la cara y un pegote de puré de patatas en su mano. Sus ojos azules brillaron con travesura mientras que con el dorso de la mano, se apartaba su pelo castaño de la cara. Parecía que hubiese salido de una de las páginas del catálogo de Abercrombie and Fitch, con sus pantalones cortos perfectamente planchados y la camiseta granate de los Magnolia Valley Cougars, que abrazaban sus abdominales. Si no le detestara tanto, puede que me hubiese impresionado con su aspecto.

Énfasis en la palabra "puede".

Fuller codeó a su compañero de equipo Marc, que hundió la cuchara en el envase del yogurt y se lo lanzó a un grupo de alumnos de primer año.

Sin nisiquiera pensarlo, alcancé la parte de atrás del cuello y cogí un puñado del frío puré de patatas. Incliné mi brazo hacia atrás, le lancé la comida a Fuller tan fuerte como pude. En vez de dar al chico más odioso de nuestra escuela, el puré acabó en el centro del pecho de su compañero de equipo.

― Mierda ― . Susurré.

Los labios de Marc se abrieron y frunció el ceño mientras miraba su camiseta. Con un golpe agresivo de su mano, arrojó el puré al suelo de linóleo.

― Intento fallido, Wren. ― Fuller echó la cabeza atrás entre risas. ― ¿Quieres tirar otra vez? ― Mantuvo los brazos abiertos y me guiñó un ojo. Mi corazón se agitó por un segundo.

Ugh. ¿Por qué los chicos guapos son los más estúpidos siempre?

Le fulminé con la mirada mientras desliza la mochila por mi hombro y salía del comedor dando fuertes pisadas. Nunca antes había perdido la calma, y no podía creer que le hubiese tirado comida a ese inútil. Miré hacia mis pegajosas manos, exhalé aire a través de los dientes y me diriji al cuarto de baño más cercano.

Los pasillos estaban vacíos, excepto por un alumno de segundo año con un pase rojo plastificado en sus manos. Nos cruzamos unos pasos antes del baño de chicas, con el brillante suelo chirriando bajo nuestras zapatillas.

― Hey, Wretendora, tienes algo en tu espalda. ― me llamó por encima de su hombro con una risita antes de desaparecer por la esquina.

Golpeando mi puño, empujé la puerta del baño abierto con la parte trasera del antebrazo. Como siempre, la pequeña habitación apestaba a perfume barato y había toallitas de papel desbordadas de la basura a la izquierda de los lavabos. Eché un vistazo a mi cara arrugada en el espejo.

Odiaba a Fuller James.

Nadie me cabreaba como lo hacía él. Cuando no estaba tirando comida en el comedor o se estaba liando con mi ex-mejor amiga justo enfrente a mi taquilla, estaba en la cancha de baloncesto alardeando y presumiendo sobre sus logros. Fuller tenía una cabeza tan grande, que era una milagro que pudiera pasar entre la puerta sin quedarse atascado.

Abrí el grifo, metí las manos y lavé mis pegajosos dedos. Qué idiota. Después de que estuvieran los suficientemente limpias, cogí un puñado de papel y me dirigí al retrete.

Cogí aire, intente calmarme antes de quitarme la camiseta y retiré tanto puré como me fuera posible del cuello y la espalda. Me sentía sucia pero me puse de nuevo la camiseta por encima de mi cabeza.

Alcancé el cerrojo pero me quedé paralizada cuando oí la voz nasal de mi ex mejor amiga.

― ¿Puedes creer lo de Fuller? ― preguntó Marissa. ― Tirando comida en el comedor como si fuera un niño de diez años. No sé por qué le aguanto.

Eché la mano hacia atrás, apreté la mochila contra mi pecho y me senté en la parte de superior del retrete. Lo último que necesitaba ahora era tener una pelea con ella.

― ¿Porque está condenadamente bueno? ―. Rió Courtney.

Courtney y Marissa siempre estaban juntas. Formaban parte del chicas populares, que siempre llevaban tacones a la escuela. No podía ni siquiera empezar a imaginar subir hasta la tercera planta con esas trampas mortales.

― Oí que se tiró a Haleigh el sábado por la noche, ― dijo Marissa.

Se palpaba la envidia en su voz. Ella y Fuller debían haber roto otra vez. Para estar al día sobre su relación se requería un carerra en estadística, o al menos algún tipo de calendario.

― Es como si se estuviera mofando de la ruptura en tu cara, ― contestó Courtney.

Silencio. Supuse que estarían poniéndose más brillo labial. Como si necesitaran una séptima capa.

― Como sea, ― dijo Marissa ― esa perra será la noticia de ayer. Puede tenerlo de vuelta cuando quiera.

― Dah ―. respondió Courtney.

Dios mio. Por favor, parad de hablar y salid de aquí.

No podía creer que hubiese sido amiga de Marissa Staton. Habíamos sido inseparables desde primaria, pero todo empezó a cambiar en sexto de primaria. Los padres de Marissa pasaron por un divorcio desagradable, y ella rápidamente encontró la manera de manipularlos dándole todo lo que ella quisiera. Para cuando llegamos a primero de secundaria, toda su personalidad había cambiado.

Cuando quedábamos , se pasaba la mayor parte del tiempo preguntándome si me gustaba su pelo o su ropa. Dejó de querer quedarse en casa, haciendo brownies o viendo películas. En su lugar, cuando no estaba obsesionada consigo misma, está obsesionada con Fuller James. Podía sentir su malestar hacia mí,pero no sabía qué hacer. Intente hablar con ella, pero no quiso escucharme. Así que, empezó a quedar más con Courtney y menos conmigo.

Al final, nuestra amistad llegó a su fin en primero de secundaria. Ella consiguió tetas, mientras que yo, un retenedor. Para empeorar las cosas, en la fiesta de primavera, Marc me pidió bailar. Normalmente, eso sonaría como algo bueno. Por desgracia, pillé un terrible resfriado y estornudé en mitad del baile. Todavía recuerdo su mirada de asco en su cara mientras mi retenedor cargado de babas salió volando y rebotó en su camisa azul claro.

Marc no volvió a hablarme nunca más, pero eso no era ni de lejos lo peor.

Mientras huía del gimnasio, escuché como Marissa se lo contaba a todo el mundo. Peor aún, oí como Fuller gritaba mi mote haciendo que mis compañeros se partieran de risa, Wren "La Retenedora" Carter, más tarde abreviado como "Wretenedora".

Marissa y Fuller empezaron a salir esa misma noche. Él le dijo que debía dejar de ser mi amiga, así que ella me dejó al instante. Después de aquello, me convertí en el objeto de burlas. Para empeorarlo, con Fuller de su lado, se convirtió en la reina abeja de nuestra escuela. Entre su implacable acoso y su difusión de cotilleos que se propagaba como la pólvora, los pocos amigos que me quedaban me dejaron como si fuera un mal hábito. Nadie se cruzaba en su camino, y para el final del año escolar, nadie quería ser mi amiga.

La risa chillona de Marissa me sacó de aquel viaje doloroso al pasado. Me cabreaba estar encerrada en aquel baño pequeño, pero solo de pensar en enfrentarme a Marissa me revolvía el estómago. En todo caso, era más fácil mantenerme fuera de su camino y de Fuller.

― Oh, adivina a quién le ha dado Fuller con este asqueroso puré hoy. ― dijo Marissa.

― ¿A quién? ―. Preguntó Courtney, juntando sus labios

Mi pecho se contrajo.

― A Wretenedora ― contesto Marissa estallando risas. Courtney se le unió ―. Es una fracasada. ¿Puedes creer que solíamos ser amigos de ella?

Mis ojos me escocían mientras rezaba para que no reconocieran mis Converse All-Star blancas por debajo de la puerta. Parpadee rápidamente para alejar las lágrimas que me negaba a derramar, me mordí el labio inferior y continúe agarrando la mochila

Ugh. Fuimos tan tontas ― contestó Marissa, ―. De todas maneras, se acabó hablar de ella. Esta máscara es genial. Hace mis pestañas sean el doble de largas. Ojala el señor Ferguson nos diera el doble de tiempo para nuestros exámenes de física la próxima vez ― suspiró ―. Anoche estuve estudiando cuatro horas. Más me vale sacar un sobresaliente.

― Ya verás que si. Siempre bordas los exámenes ―. la tranquilizó Courtney.

Después de lo que parecía una eternidad, Marissa y Courtney cogieron su maquillaje y salieron del baño.

Dejando escapar un suspiro de alivio, me puse de pie y salí.

Mi reflejo, en el espejo que colgaba encima del lavabo, me devolvió la mirada. Los ladrillos amarillos de hormigón del baño me envolvían. Abrí el grifo, y me eché un poco de agua fría en la cara e ignoré la sensación de opresión en el pecho.

Mientras me sacaba la cara con un trozo de papel áspero, mis pensamientos me devolvieron a Fuller y en la manera en que estaba de pie, provocándome con esa irritante sonrisa. Muchas chicas le habrían tirado su braguitas en vez de puré de patatas.

Lo peor de todo, es que sabía ni Fuller ni ninguno de los chicos del equipo de baloncesto se meterían en problemas la guerra de comida. Nunca lo hacían. Esos chicos prácticamente caminaban sobre agua, y seguían a Fuller como si fuera el flautista de Hamelin. Incluso mi mejor amigo Brandon, que jugaba como base en el equipo, sucumbía a las estupidas travesuras de Fuller de vez en cuando.

En ocasiones, gastaban bromas graciosas, como aquella en la que Fuller y Marc se escabulleron durante la última hora y fuera a la ciudad con papel transparente y envolvieron el aparcamiento de la sección juvenil. Brandos y unos cuantos chicos, estuvieron ayudando a envolver docenas de coches. Debieron usar los postes de luz como barrera provisional, sellando por completo toda la zona. Parecía como si el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades hubiese puesto los coches en cuarentena.

Pero esta, no era una de esas ocasiones. Está vez, Fuller me había atacado a mi con patatas. Mordiendo mi labio, recordé la diatriba que hice ayer después de clase. Atrapé a Brandon cuando se dirigía a su entrenamiento de baloncesto. Con las manos en mis caderas, le insté a que le plantara cara a Fuller. A que le dijera que, un equipo no se compone de un solo jugador y que todos los tiros de Fuller no servirían de nada si el otro equipo tenía una defensa lo suficientemente fuerte. Por supuesto, Fuller apareció mientras yo me encontraba en el momento más álgido de mi ataque.

― ¿Quién ha muerto y te ha nombrado capitana del equipo? ―. ese tono en su voz cortó toda la confianza que había conseguido. En vez de responder, me giré y prácticamente me eché a correr en dirección contraria.

Mirando mi reflejo en el espejo del baño, me maldije por la falta de confianza para enfrentar a Marisa y Fuller. Pasé mi lengua por encima de mis perfectos dientes. Por lo menos yo también le he había puesto un mote , Fuller "más lleno que un saco de estiércol" James o M.S.E. para abreviar. Por supuesto, jamás lo había dicho en voz alta, pero solo de pensarlo me hacía sonreír.

Pensé en hablar con mi tío, el entrenador de baloncesto de los chicos, sobre todo. Debería haber sido fácil. Él era el hermano gemelo de mi padre. Lástima que tuvieran personalidades completamente diferentes. Lamentablemente, había aprendido la lección después de la última vez que me enfrenté a él. Intenté señalarle la injusticia de tratar diferente a Fuller y a otros muchachos del equipo, pero sabía que era una pérdida de tiempo. Su típica respuesta era "los chicos siempre serán chicos, Wren".

¡Qué sexista! Conocía a muchos chicos que no actuaban como idiotas a diario. Como Brandon y mi otro mejor amigo, Dae.

Todo se resumía a la razón, pero lo único que le preocupaba a mi tío, al director y probablemente a todo el mundo en nuestra escuela, era ganar el título estatal. Nunca habíamos ganado varios campeonatos consecutivos, pero con Fuller liderando el equipo, nuestra oportunidad de ganar este año eran enormes.

El timbre fuera del baño sonó. Tenía cinco minutos para coger mi libro de Literatura y Composición Avanzada de español de mi taquilla e ir a clase, la misma clase donde estaba Fuller. Por suerte, él se sentó varias filas detrás de mí y, una vez que empezara la clase, no tendría que ver su cara por lo menos hasta dentro de cuarenta y cinco minutos. Saqué el móvil de la mochila y le envié un mensaje rápidamente a Dae y Brandon, contándoles lo que había pasado. Teníamos mucho de qué hablar después de las clases. Me miré por última vez al espejo, y fruncí el ceño. Había un poco de puré de patatas incrustado en mi oreja.

Te odio, Fuller James.

• • •

Mientras la señora Brewster escribía nuestra tarea en la pizarra, oí a alguien reírse detrás de mí. Cuando un eché vistazo por encima de mi hombro, no pude evitar rodar los ojos. Lyla Burkman estaba prácticamente sentada en el regazo de Fuller, inclinada hacia delante, con su escote a plena vista.

Supongo que Haleigh ha quedado fuera de escena.

Una sonrisita apareció en mis labios por momento fugaz. Marissa se pondría furiosa si escuchará a Lyla flirtear con Fuller. Estaban en el mismo grupito de chicas pero Marissa siempre pensaba que ella era mejor que cualquier otra persona. Esto sin duda la cabrearía.

Obviando a la pareja en ciernes, la señorita Brewster continuó escribiendo en la pizarra. Era una de las profesoras más buenas de la escuela, aunque sus habilidades disciplinarias no eran las mejores. La mayor parte del tiempo, todo el mundo la respetaba, pero de vez en cuando había algún que otro hablador al final de la clase. Una vez, cuando se encontraba escribiendo en la pizarra, Tiffany Neilson y Liam Mayor se liaron en las filas de atrás durante dos minutos y treinta y siete segundos. Todavía hoy, la señorita Brewster no sabe por qué la clase se interrumpió entre risas.

Ignorando a mis compañeros de clase, eché un vistazo al reloj e intente disimuladamente oler mi camiseta. Al menos no olía como esa desagradable salsa de ternera que sirvieron con el puré en la cafetería. A pesar de que el incidente del comedor me había dejado de mal humor, esta clase suponía una buena distracción.

Literatura avanzada era de lejos mi asignatura favorita. Ayer, habíamos terminado de leer "El odio que das" de Angie Thomas. Enseguida se había convertido en mi libro favorito. Me había gustado tanto que incluso compre mi propia copia y llené los márgenes con notas. También podría combinar mis pestañas fluorescentes con subrayadores a juego. De esa manera, podría localizar las partes más importantes y mis citas favoritas.

Más risitas. Está vez más altas. La rabia que sentía desde el comienzo de la clase y ver la estúpida de Fuller, me empezaba a calentar la sangre.

Me giré sobre mi asiento y abrí mi boca para decirles algo, pero me salió nada.

― ¿Estas celosa? ―. se burló Lyla.

Ya quisieras. Me maldije por no ser capaz de decir ni una palabra.

Los ojos de Fuller me miraron con diversión a la vez que observaba como me retorcía.

¿Por qué tenía que actuar como un capullo todo el tiempo? Estábamos en el último curso. A estas alturas, debería ser lo suficientemente inteligente como para comportarse como una persona. O al menos fingirlo.

Antes de que me diese la vuelta, Lyla rodó sus ojos.

― Relájate, Wretenedora. No es como si fueras a estar alguna vez aquí detrás con un chico.

Por un momento vi flaquear la sonrisa de Fuller, pero ahi estaba siendo ridículamente guapo otra vez.

― Vosotros tres si habéis acabado... ― la señorita Brewster se aclaró la garganta y se señaló la pizarra―. Tenéis dos días para escoger un tema para una redacción. Una vez yo lo apruebe, podéis empezar a escribirlo. Tendréis una semana para escribirlo y entregarlo ―. Dejó el rotulador de la pizarra―. ¿Alguna pregunta?

― Entonces, ¿tenemos una semana desde hoy o una semana a partir de los dos días? ― preguntó Lyla.

― Una semanas después de que el tema haya sido aprobado. Por tanto, la entrega del trabajo será para el próximo miércoles ―, contestó la señorita Brewster, rodeando la fecha de entrega en la pizarra con el rotulador rojo ― ¿Alguna pregunta más?

Mi mente se apresuró a pensar y ya había considerado varios temas para la redacción. Había escrito una lista y la tenía escondida en el bolsillo de la carpeta. Quería volver a revisar mis ideas una vez más en la sala de estudio antes de escoger mi favorito y correr hacia el despacho de la señorita Brewster.

Varios de mis compañeros se quejaron mientras que empezaban a guardar sus libros en las mochilas. La chica que tenía al lado estornudó en un pañuelo. Inmediatamente cogí mi frasquito de gel desinfectante de manos que tenía guardado en el bolsillo de la mochila y me eché una abundante porción en las manos. No me podía arriesgar a llevar gérmenes a casa de Gramps. El invierno pasado pilló un resfriado horrible, y fue realmente aterrador.

Después de frotarme las manos con el gel, las agité en el aire y comprobé el reloj de pared encima de la cabeza de la señorita Brewster. Quedaba una minuto, después iría a la sala de estudio dónde empezaría con mis deberes de matemáticas de nuevo. Estupido puré de patatas. Olvida eso. Estupido Fuller James.

― Asimismo, si tardáis en escoger el tema, os descontaré un diez por ciento de la nota del trabajo ―, la señorita Brewster empujó el puente de sus gafas por su larga y fina nariz. Más quejas se escucharon detrás de mí. ―. Oh y, Wren, ven a verme antes de salir de la clase.

― Ooh ―, dijo Fuller a mis espaldas. ―. Alguien se ha metido en problemas.

― ¡Cállate Fuller! ―. estallé. Mierda. Le había gritado en voz alta. Odiaba admitirlo, pero la constante falta de sueño había jugado su mayor papel en los cambios de humor, durante el día mientras estaba en las clases y en las tardes cuando estaba en casa. No importaba la situación. Fuller era un completo idiota, y se merecía todo lo que le dijera.

Nuestros ojos se encontraron durante unos segundos antes de que Lyla pusiera su mano en su pierna.

Como sea. Para la próxima, Lyla seria recuerdo lejano en el libro negro de Fuller. Él y Marissa volverían a salir juntos y volveríamos a ser testigos sus excesos de intercambios de salivas y sus sesiones de besuqueos entre clases.

― No le hables así ―. se burló Lyla lo suficientemente alto para yo oirla.

― Wren está agitada, ― se rió Fuller. ― ¿Lo habéis pillado?

Liam, el quarterback titular, se echó a reír. En el proceso, hizo caer una botella de agua, que instantáneamente cayó sobre la parte de atrás de la camiseta de Jenny.

― ¡Ugh! ―, chilló ella.

La señorita Brewster puso sus manos en las caderas. Parecía que fuera a regañar a los chicos, pero antes de que pudiera abrir la boca, sonó la campana.

Sacudiendo la cabeza, me aparté del camino de Jenny y le eche un vistazo rápido a Fuller antes de encaminarme al escritorio de la señorita Brewster. Había dos estanterias grandes a cada lado. Estaban atestadas de libros, y pequeñas pilas empezaban a formarse en la parte superior.

― ¿"Agitada"? ― preguntó ella mientras Fuller y el resto de los estudiantes salían de la clase.

Observe su escritorio. Había hojas y bolígrafos rojos cubriendo cada centímetro de la mesa. Debía haber estado inmersa en la corrección de las redacciones de otras clases.

― Si, Fuller pensó que sería gracioso tirar puré de patatas en la comida. Me dió en la parte trasera del cuello. Aún sigo pegajosa.

― Oh ― respondió ―. "Agitada" como las patatas que te tiró. ― asintió dándome un mirada de compasión.

― Sí, aparentemente Fuller piensa que las verduras almidonadas son graciosas ―. dijé. ― Es un poco exagerado, pero lo son la mayoría de las cosas que implica pensar cuando se trata de Fuller James.

La señorita Brewster cogió uno de los bolígrafos del escritorio. Golpeándolo contra la palma de su mano abierta, inclinó la cabeza hacia lado.

― Necesito un favor. ― dijó.

― Claro, ¿de qué se trata? ―. pregunté.

― Necesito que des clases particulares a alguien por un par de semanas ―. Paró de golpear el bolígrafo contra su mano.

Miré alrededor de las mesas vacías. Había algunos alumnos que se esforzaban en clase, pero no pensé que alguno estuviese suspendiendo. Quiero decir, si la clase de Literatura Avanzada se ponía difícil, los chicos se podían cambiar a las clases normales.

― Okay, suena justo― , dije estrujandome los sesos. ― ¿Con quién necesita que trabaje?

― Full...

― Ni de coña ― dije, agitando las manos delante de mí antes de que ella pudiese terminar su nombre. ― Él es lo peor.

― Fuller James ―, dijo ignorando mis gestos frenéticos ―. Eres mi alumna más brillante, y él de verdad necesita tu ayuda.

― No voy a darle clases particulares a Fuller ― cruce mis brazos y miré a la señorita Brewster. ― Estoy literalmente cubierta de comida por su culpa.

― Sé que puede ser difícil, pero... ― su pelo oscuro enmarcaba perfectamente su rostro.

―¿Dificil? Hay muchas palabras que podría usar para describirle, ― dije, cortándola. ― Pero "alumno" no va a ser una de ellas.

― De verdad que necesita tu ayuda. ― suspiró la señorita Brewster.

Wow, No me puedo creer que Fuller este suspendiendo. Siempre es tan confiado. Supongo que incluso el Rey de Magnolia Valley High tiene unos cuantos secretos.

― ¿Wren? ― preguntó la señorita Brewster inclinando la cabeza con compasión.

― Si fuera cualquier otro, no lo dudaría ni por un segundo. Lo prometo, ― negué con la cabeza. ― Además, estoy segura que cualquier otro chico en clase le ayudará. ¿Por qué no Lyle?

― Si no sube sus notas, no podrá jugar el partido de baloncesto. ― admitió. ― Además, el entrenador está francamente preocupado.

Ahí estaba, la verdadera razón por la que me pedían dar clases a Fuller. Mi tío sabía que tenía muy buenas notas y que solía darles a algunos chicos después de clase.

Lástima que eso nunca fuera a pasar.

― Quizás podrías intentarlo hoy y ...

Alce mis manos, sabiendo que mi tío se decepcionaría conmigo.

― Siento interrumpirla, pero señorita Brewster, literalmente le daria clases a quien fuera. Lo juro. Pero de ninguna de las maneras, no hay forma alguna, le daría clases jamás a Fuller James. 

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THANK YOU TO THE AMAZING, evemartadiaz! She translated the first three chapters for me. She is incredible! Please give her a follow! She also created the amazing cover! She is just one of the most amazing people of all time! Thank you, Eve! <3

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Solo los primeros tres capítulos estarán disponibles en Wattpad.

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