29. Isaac Lahey

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(Continuación del one shot número 24).

Dejé de leer las páginas del libro que me habían mandando en clase de literatura inglesa al sentir su fija mirada sobre mí. Elevé una ceja con confusión.

-¿Necesitas que te desparasite, lobito? -bromeé, sabiendo que eso lo sacaría de quicio.

Solté una risa cuando reaccionó, poniendo los ojos en blanco y soltando un bufido cargado de molestia.

-¿Cuándo demonios me vas a decir lo que eres? -preguntó, cruzándose de brazos.

Cerré el libro y lo apoyé sobre la mesita que tenía al lado de la cama. Suspiré, pensando en como rayos había dejado que el de rizos rubios entrara en mi habitación.

-A veces me pregunto para qué tienes el sentido del olfato. -murmuré algo divertida al ver su mueca de confusión. -¿De verdad que tu alfa no tiene ninguna teoría? -

-No. Y tiene bastante menos paciencia que yo. -gruñó algo molesto.

Y de nuevo, volví a reírme, viendo como su ceño se fruncía por encima de sus bonitos ojos.

-Ya te lo he dicho -hice brillar mis manos sonriendo de lado, haciendo que él diera un paso hacia atrás. -Soy una guardiana. -

-Pero no me has dicho de qué o quien. -

Quise reírme a carcajadas por lo tonto que podía llegar a ser el lobo de rizos. Seguía mirándome con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

-A veces eres realmente bobo.-murmuré, parando levemente de hablar para asegurarme de que mi hermano no estaba por casa.

-Gracias por el cumplido. -habló con sarcasmo, soltando un bufido molesto.

Suspiré de nuevo, pero esta vez en forma de rendición.

Era momento de dejar de meterme con él y contarle la verdad.

-¿No pensaste en porqué entré en tu casa sabiendo que tu padre te estaba pegando? -pregunté, enarcando mis cejas.

Isaac abrió la boca pero nada salió de ella. Comenzó a balbucear algo incomprensible para mi. Volvió a cerrarla, sin dejar de mirarme.

-Lo hice porque es mi naturaleza. Protejo a la gente. Protejo a los seres sobrenaturales. -murmuré a modo de explicación, intentando que su penetrante mirada no me pusiera nerviosa. -Pero tu padre era humano, así que no podía usar mis poderes contra él. Por eso tuve que usar otros métodos. -

El rubio frente a mí relajó su mueca y dejó de tener los brazos cruzados. Suspiro, sentándose en la silla de mi escritorio.

-Entonces, ¿porqué cada vez que me doy cuenta, estoy debajo de tu ventana? -

Me mordí el labio inferior, sabiendo lo que eso significaba. Me daba algo de pavor decírselo, pero después de leer lo que me había dejado mi madre, mi madre biológica, sabía que todo tenía sentido. Ya no tenía miedo a ser lo que era.

-Cada guardián está destinado a un ser en específico. -musité, aunque gracias a su audición sobrenatural pudo escucharme. -Se crea un vínculo muy potente entre el guardián y su protegido. -

-¿Vínculo? -

-Algo así como cuando vosotros encontráis a vuestra ancla. -expliqué al ver su mueca de confusión. -Solo que en este caso, la única forma de romperlo es con la muerte del protegido. Si eso pasa, el guardián pierde un trozo de su alma y pasa años sin encontrar a otro ser al que proteger. -

-¿Eres inmortal? -

-No, yo no. Si fuera descendiente de dos guardianes si. Pero sólo mi madre biológica era guardiana. -apreté los labios, haciendo que solo fueran una línea. -O eso es lo que yo sé. -

Nos quedamos en silencio unos minutos. Isaac procesaba lo que le había contado, mientras que yo pensaba en que no sabía absolutamente nada de mi padre biológico.

-Entonces...-

Elevé la vista al oír hablar a Isaac, clavando mi mirada en sus ojos claros.

-¿Si? -lo animé a seguir hablando.

-¿Yo...? -tragó saliva y se lamió los labios. -¿Yo soy tu protegido? -

Asentí, expulsando todo el aire de mis pulmones mientras observaba como reaccionaba. Fruncí el ceño al ver que sonreía.

-Eso es genial. Teniendo en cuenta que tú eres mi ancla. -expresó esbozando una sonrisa de lado.

Abrí los ojos como platos y noté como se me desencajaba la mandíbula. Al parecer, mi reacción divirtió al lobo, ya que sonrió de forma pícara, mientras sus ojos azules brillaban con malicia.

-¿Qué?-musité.

-Es raro, ya que nunca había mantenido una conversación contigo, hasta que entraste en mi casa como si fuera la tuya.-señaló, mientras fruncía las cejas levemente.-No es por sonar acosador, pero siempre te he estado observando.

-¿Observando?

Asintió con la cabeza, como si quisiera sacarme de quicio por su lentitud.

-Todo el mundo quería saber como era la hermana melliza de Jackson Whittemore.-señaló como si fuera obvio, soltando el nombre de mi hermano con algo de burla.-Al parecer, tú eres la única que no se da cuenta de la atención que tienes sobre ti.

-Entonces...¿Soy como esperabas?

Soltó una pequeña risa, mientras sonreía de forma sincera. Me quedé sin aire unos segundos al ver como se le marcaban los hoyuelos.

-No, para nada.-negó con la cabeza, riendo de nuevo.-Eres mucho mejor de lo que pensaba.

Me quedé mirándolo sin saber que decir o hacer. Era mi protegido, yo era su ancla, ¿Qué se suponía que venía ahora?

-Como soy tu protegido...-se lamió los labios con diversión.-¿Me vas a estar vigilando TODO el rato?

Enrojecí, logrando que se riera de nuevo. Le tiré un paquete de pañuelos, los cuales esquivó y acabaron estampándose contra la puerta cerrada.

-No tiene gracia, Isaac.-me quejé, inflando las mejillas.-¡Y deja de mirarme así! Me pones nerviosa.

Sonrió de forma ladina y me mordí la lengua. La había pifiado.

-Así que...-se acercó lentamente a mi, sin borrar su mueca.-¿Te pongo nerviosa?

-Isaac..-advertí, frunciendo el ceño.

-¿Qué pasa?-se burló, mientras se mordía el labio inferior.-¿Vas a pegarme?

-No, pero puedo hacer esto.

Moví la mano derecha, formando una bola de fuego y la lancé contra él. Le pegó en el pecho y lo mandó contra la pared, logrando que soltara un gemido. Me observó desde el suelo y para mi sorpresa, seguía sonriendo.

-Eres ruda.-sonrió de lado.-Eso me gusta.

Me volví a poner roja, mientras él se levantaba y me sonreía.

¿Acaso el destino quería matarme al escoger mi protegido?
















Y...este es el final de este libro de One Shots. Por una parte me da penita, pero por otra me hace muy feliz, ya que muy muy pronto estará disponible el nuevo libro Multifandom.

Así que, lo próximo que veáis por aquí seguramente sea el anuncio de la publicación. Por ahora, me despido de ti, lector o lectora. Y también te doy las gracias por el apoyo durante este tiempo. ¡Te espero en el nuevo proyecto y en todos los que tengo!

¡Nos leemos pronto!

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