Hoseok cerró la puerta y se quedó frente a ella, apretó los puños y le entrego las llaves a Soyeon con otra sonrisa falsa —No les digas que estuve aquí.

Ella lo miró confundida —ellos están durmiendo juntos y tu sólo me devuelves las llaves.

—¿Y qué quieres que haga? — le miró dolido —un escándalo, ponerlos en evidencia sólo para que Taehyung terminé dejándome por él.

—¿No piensa casarse con él después de esto o sí? — le dijo ella indignada.

—No pienso, voy a casarme con él.

Fue lo último que le dijo y salió del departamento maldiciendo a todo el mundo.

Llegó a su oficina y se encerró ahí, necesitaba hacer algo para distraerse, para no regresar al departamento y asesinar a Taehyung o a Jimin, a los dos si era posible.

Leyó y leyó sin poder concentrarse en los números, se recargó en el respaldo de la silla y tocó la punta de su nariz.

Suspiró una y otra vez, su cuerpo estaba temblando de rabia e impotencia.

Se levantó y camino de un lugar a otro tratando de eliminar inútilmente los temblores de su cuerpo.

Miró a su alrededor, ¿Por qué?

Que tenía Jimin que no tuviera él.

—¡Maldita sea! — gritó patentado la pequeña mesa redonda dentro de su oficina —¡Maldición! — gritó de nuevo esta vez atacando las pequeñas sillas —¡estúpido Taehyung!

Tiró las cosas de su escritorio y tomó su computadora para estrellarla contra la pared.

Las lágrimas habían aparecido sin que se diera cuenta y bajaban por su rostro rojo de furia.

—¡Hoseok! — gritó Namjoon entrando a la oficina —estas asustando a tu secretaria y a los demás empleados— miró el desastre que había hecho —¿Por qué estás haciendo esto?

—¡Soy un idiota! — gritó y tomo su agenda arrancándole las hojas desesperadamente —¡Soy un idiota!

Namjoon fue hasta él para detenerlo, pero Hoseok lo empujó con un "¡ No me toques!"

Caminó hasta la pared donde arranco las pinturas y las tiró al piso.

—¡Te has vuelto loco! — le gritó Namjoon y salió de la oficina dejando que hiciera un desastre, se encontró con Jungkook a medio camino —justo iba por ti, se ha vuelto loco— le dijo.

Jungkook corrió y miró el desastre, fue hasta al castaño y lo abrazo por la espalda para detenerlo.

—¡Suéltame! — le gritó Hoseok varias veces, pero no lo hizo.

—Nam déjanos solos y cierra la puerta— le pidió el pelinegro.

Namjoon asintió y Jungkook uso su fuerza para retenerlo y dejar que se calmará entre sus brazos.

—¿Qué ha pasado? — le preguntó con una voz dulce —¿paso algo con Taehyung porque dudo que estés así por mi culpa?

Hoseok respiraba dificultosamente, pero había logrado calmarse un poco.

—Tenías razón— le dijo con voz llorosa.

—No te entiendo.

—Fui tan poca cosa para él que pensaba en Jimin mientras estaba conmigo.

—¿Qué paso? — le preguntó de nuevo —se suponía que Jimin dejaba hoy la ciudad.

—¡Pues no lo ha hecho! — gritó, abrazándose más a Jungkook —¡Se han acostado!, ¡En mi casa!

—Ese maldito— gruñó Jungkook —tranquilo Hoseok, lo olvidarás, encontrarás a alguien que te amé de verdad sólo a ti.

—¡No!, ¡yo lo quiero a él!

—¡¿Por qué?! — le gritó Jungkook soltándolo y haciendo que lo viera a la cara —¡No es el jodido único hombre del mundo!

—¡Para mí sí!

Jungkook paso sus manos por su cabello desesperado —Dime que no estas tratando de decirme que lo vas a perdonar.

—Eso voy a hacer.

Jungkook le dio la espalda y término de patear la silla que tenía cerca.

—¡Quédate con tu jodido único hombre del mundo y vive infeliz por siempre! — le gritó y abandono la oficina ante la mirada sorprendida de Hoseok.