Capítulo 14

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Era difícilmente la primera vez que los profesores de Hogwarts ponían una buena cara para el mundo, mientras por dentro eran consumidos por la preocupación.

En ocasiones Harry oía al basilisco hablar a través de las paredes. Le habían indicado, con firmeza, no iniciar una conversación con la criatura hasta que todo estuviera listo para su protección. Aunque en realidad no tenía mucho interés en hablar con un ser cuyo único vocabulario consistía en las palabras "hambre" y "destrozar...rasgar...matar".

El Profesor Snape le dijo que estaban usando su información para trazar los movimientos de la criatura y averiguar a donde tenía acceso exactamente. Mientras no hubiera peligro del basilisco soltándose en la escuela era mejor esperar hasta fines del año escolar, cuando los estudiantes se marcharán para arreglar el asunto. Mientras tanto, la vida continuaba como antes y se esperaba de él que estudiara duro y sacara buenas notas, y que no se preocupara de cosas que eran responsabilidad del personal adulto de Hogwarts.

Madame Burbage se quedó un tiempo más de lo planeado para ayudar a la Profesora Burbage con los asuntos de la boda y para darle opiniones de cómo redecorar Lacewing Cottage. Después que ella se marchó, el Profesor Snape le dijo que ella, la Profesora Burbage y Madame Malfoy habían ido a una "interminable compra de vestidos" antes que la mujer se marchara. Harry sabía que las novias usaban ropa especial, pero ahora había aprendido que la madre de la novia, las hermanas de la novia e incluso conocidas de la novia debían lucir geniales. El Profesor Snape estaba teniendo una túnica especial echa a la medida para la ocasión, en negro, le dijo a Harry, luciendo un poco atormentado.

—¿Necesito ropa nueva? —Pregunto Harry bastante ansioso.

—Tu túnica de gala verde estará bien—Lo tranquilizó Snape. Después de una breve pausa, añadió—Mientras aun te quede buena. Pruébatela esta noche. Puede alargarse un poco, pero si te queda muy chica, tendremos que comprar una—

—¿Va a tener la fiesta después de la boda en la Mansión Malfoy? —Pregunto Harry—Draco dijo que sería allí—.

—Draco estaba soñando—Snape dijo serio—No tengo intenciones de lucir dependiente de Lucius Malfoy. Somos amigos, pero no soy su vasallo. Tendremos la cena de la boda en un pabellón temporal en los terrenos de Hogwarts. Un pabellón grande y firme—Añadió—Ya que sin duda lloverá—.

—¿Y el baile? —Pregunto Harry.

Snape hizo una mueca—Habrá espacio. Pondrán una pista de baile al medio del pabellón. Charity probablemente te pedirá a ti y a alguno de tus amigos que creen algún espectáculo. Todos los de Primer Año están invitados, sabes—.

—¡No, no lo sabía! —Dijo Harry muy emocionado—¿Tengo permitido decirle a todos? Las chicas estarán muy emocionadas—.

—Charity invitara a los miembros del club en la próxima reunión. Sera mejor que no digas nada hasta entonces—.

—Está bien— Harry sonrió imaginando sus reacciones—¿También invitara a Sally? —.

Snape se estaba sintiendo generoso—Supongo que podría—.

—¿Van a invitar a otros estudiantes? —.

—Si, a los prefectos de Slytherin y los estudiantes de la clase de EXTASIS de séptimo año. Pero no será necesario que realicen el baile tradicional de Pociones—.

Harry sonrió reacomodándose en su silla—¡Baile Tradicional de Pociones! Casi le creo por un segundo. ¿Y usted, Profesor? ¿No hay algún baile que se suponga deba realizar con la Profesora Burbage? ¿Cómo se siente al respecto? —.

—En realidad—Snape respondió encendido—Soy un excelente bailarín. Simplemente no bailo por el gusto de bailar. Sin embargo, estaré perfectamente feliz de bailar con mi esposa—.

—No puedo esperar—.

Snape frunció el ceño. Él no era un buen bailarín, aún. Pero para la fecha de la boda estaría listo para demostrarle a cada uno de los sangrepura presente que podía estar a la par con ellos, cada maldito paso.

El anuncio de las invitaciones de la boca causó un tremendo alboroto. Lechuzas volaban de ida y vuelta, preparando los arreglos. Al parecer todos querían estar allí, vestidos de lo mejor, que variaba mucho de estudiante a estudiante, y listos para bailar.

Ya que no había un número par entre niños y niñas en el Club de los Exploradores, todos los niños participarían en una ronda llamada El Anillo de Bodas, y luego siete parejas realizarían el baile del Árbol de la Vida. Había mucho interés en el último baile y Charity se vio obligada a sortear nombres después de declarar que los cuatro oficiales del club participarían. Harry había esperado algo como eso, así que no se quejó. Era una manera de estar incluido en la boda y no sería tan difícil después de todo.

Y esa no era la única emoción en el club. La madre de Justin, Lady Barbara, había arreglado una fecha para su asistencia al Ballet Real. Ella necesitaba saber el número exacto de asistentes, niños y chaperones, para comprar las entradas. Justin admitió que su madre correría con el costo de las entradas ella misma.

—Ella no quiere que alguien falte porque no puede costearlo. Quiero decir, no es por presumir o algo así, pero tienen que comprender que mi familia tiene bastante dinero. Mamá quiere compartir con el que quiera ir—.

Sería un día domingo, poco después de las vacaciones de primavera, y se llevaría a cabo a la hora habitual de las reuniones del Club de los Exploradores. Ellos verían una actuación matinal de Giselle, irían por traslador al Callejón Diagon y luego en limusinas muggle (organizado por la secretaria de Lady Barbara) a la Royal Opera House. Ya que hubo algo de resistencia de parte de algunos padres con respecto al viaje desde el principio, se había decidido que los niños no irían a ninguna otra parte del mundo muggle. Serían llevados al Caldero Chorreante, y pagarían una cuota para poder cenar allá en una de las habitaciones privadas del segundo piso para luego regresar por Traslador a la escuela.

Así que el plan se detuvo unos días, hasta que los Malfoy, quienes habían accedido a ir como chaperones, comprendieron cuánto dinero muggle Lady Barbara estaba gastando en la salida. No dispuestos a ser eclipsados, los Malfoy sugirieron un cambio de planes para balancear los encantos del mundo mágico con los del mundo muggle. Llevarían a los niños y a sus chaperones a cenar a Summerisle's, costeados enteramente por su cuenta. Para esa tarde, el restaurant estaría cerrado para el público en general.

Este cambio altero todo el prospecto de la salida para muchos estudiantes.

En el dormitorio de los chicos Gryffindor, Ron urgentemente le pregunto a un calmado Neville—¿Es cierto entonces? ¿Lo que dicen sobre los postres en Summerisle's? —.

—¿Que son tan buenos? Si, es cierto. Son los mejores. Ir allí siempre pone a la abuela de buen humor. Hacen algo con mousse de avellana y chocolate...—.

—Entonces creo que debería ir...—Considero Ron—No quiero parecer desagradecido, la madre de Justin se tomó todos estos problemas, y quiere que conozcamos más sobre los muggles y todo eso...—.

—Creo que deberías venir—Accedió Neville—Pasaremos un gran rato y también andaremos en limusinas muggle—.

—Si...—Ron lo medito—Probablemente aprenderé mucho. Y dijeron que usáramos los uniformes de la escuela, sin la túnica, así que la ropa no sería un problema... entonces iré. ¡Les mandare los permisos a mamá y papá para que los firmen de inmediato! —.

Harry esperaba con ansias las vacaciones de primavera. Aunque ir donde los Dursleys sería una farsa corta y el Profesor los aparecería directo a su nueva casa con rapidez, Harry estaba emocionado de ver su pequeña habitación otra vez. Había sido el primer lugar en ser de verdad suyo y se había encariñado mucho en esas semanas antes de entrar a Hogwarts. Sin importar lo linda que fuera la nueva casa, no podía imaginar una habitación que le gustara más que su habitación donde los Dursley.

Empacaron y los estudiantes de Slytherin y Hufflepuff comenzaron a subir por las escaleras. Harry le hizo señas a Draco, que se acercó a conversar sobre los planes de su familia para las vacaciones.

—Sabes que iremos al Sur de Francia (su tono claramente poniéndole mayúsculas a sus palabras) por la semana, claro está. Pasaremos un tiempo maravilloso y veremos a algunos de los amigos de negocios de Padre. Aunque volveré el viernes por la noche—Bajó su voz—Para que podamos ir a tomar el té el sábado a tu casa-—Susurro, creyéndose muy discreto. La noticia sobre la casa de Harry había sido dada a los Malfoy, con la solicitud de que no compartieran esa información. Harry quería que sus amigos pudieran visitarlo y la visita de los Malfoy sería una prueba de cuán bien funcionaria eso. Sin embargo, Snape no quería reporteros, extraños o curiosos dejándose caer para echarle una mirada al Niño que vivió.

—Va a ser genial—Susurro Harry de vuelta—Sé que los Profesores han hecho mucho para arreglarla. No tiene caballos alados pero la Profesora Burbage me dijo que había pequeñas cabras, y eso suena genial. ¡Y quizás hay espacio para volar así que lleva una escoba! —.

—Lo haré... oh, ¡mira esos carruajes! —.

Harry lo hizo, sintiéndose decepcionado—Me hubiera gustado ir en bote otra vez—Se quejo—Eso fue divertido. El profesor dice que hay un pequeño estanque en la propiedad. Quizás es lo suficientemente grande como para un bote—.

—A mí también me gustaron los botes—Accedió Draco—Nosotros también fuimos a navegar allá en St. Germain. Tiene una isla privada y la arena en la playa es blanca y el agua es azul turquesa—.

—Genial—A Harry la agrado la idea de islas. Su habitación en la casa de los Dursley era como una isla, si lo pensabas de cierta manera.

El viaje en tren a Londres fue divertido, como siempre. Hermione se quedó dormida, pero no antes de decirles que la Profesora Burbage había convencido al director de comprar un piano para Hogwarts. Estaría guardado en una pequeña habitación, probablemente, y tendrías que firmar antes de poder usarlo, pero no sería una mala idea para practicar de vez en cuando.

—Me gustaban mucho mis clases de música, pero no pensé que tendría el tiempo. Aun así, uno debería tener otros intereses aparte de la escuela. Tomare lecciones de piano este verano. Después de todo, nunca voy a ser buena en los deportes...—.

Draco la interrumpió—Tienes que practicar en una escoba, Hermione. Es increíble—.

—...y es agradable y todo eso—Hermione respondió—pero nunca voy a ser muy buena en eso—.

—Aun deberías aprender a volar bien—Neville dijo con seriedad—Es una habilidad que necesitas de adulto. La abuela aún puede volar bastante bien. Ella cree que la manera antigua es mejor—.

Esperaba con ansias visitar su casa. La abuela había sido mucho más amable desde que había luchado contra Quien-Tu-sabes. Ella estaba orgullosa de Neville, de la misma manera en que había estado orgullosa de su papá. Incluso les había contado a sus padres sobre la valentía de Neville cuando habían visitado el hospital. Ellos habían sonreído de manera vaga, pero Neville estaba feliz de que la abuela pensara que merecía la pena decirles. Incluso le escribió a la Profesora Sprout, preguntándole como podía incentivar el don de Neville con las plantas. Solo esperaba que el tío Algy dejara de hacerle esas bromas. Neville había decidido que no eran divertidas.

Después que Hermione se quedara dormida, bajaron sus voces, hablando de las aventuras que vendrían. Harry se había detenido varias veces antes de mencionar al Antiguo Tras las Paredes. Era extraño, y daba algo de miedo, recordar que había una gran y peligrosa criatura mágica moviéndose bajo Hogwarts; pero chismes tontos sobre eso solo crearían pánico, y eso no era algo que Harry quisiera hacer.

Era sábado y la tía Petunia y el tío Vernon estaban en casa, mirando la tele cuando Harry y Snape se aparecieron en Privet Drive. Harry pudo oírlos, aun fuera de la casa en el patio trasero. El Profesor Snape hizo una mueca y Harry sonrió, luego se metieron por la entrada privada de Harry y subieron las escaleras hasta su propia puerta. El aire en la habitación estaba un poco rancio. El Profesor Snape lanzo un hechizo y luego abrió la ventana por si acaso. Harry miro feliz alrededor. Ahí estaba su cama, su escritorio y su hermosa lámpara. Sus libreros, juguetes y las runas en la pared. Acaricio su esfera con melancolía.

—Podemos llevarnos eso si quieres—Le dijo Snape—Empaca los libros que necesites y todo lo que quieras llevar. Queremos que tu habitación esté a tu gusto. Esa es una de las metas en estas vacaciones. No hay razón para que algunas cosas tuyas no estén allá—.

Harry encontró la escoba que le habían mandado de regalo—De seguro quiero esto—Dijo—Quiero tenerla allá, aunque sólo pueda volar bajito alrededor de la casa—Miro las demás cosas—Y quizás el juego de ajedrez—Miro la cama, imaginándose lo bueno que sería poder volver a dormir en ella. Lugo miro el pequeño baño, admirando la ventana de Finn en la pared y la luz dorada que entraba a través de ella.

Snape encogió las cosas que Harry había escogido. Era sorprendente que el niño tuviera tantos sentimientos sobre este cuchitril, pero bueno, en realidad quizás no era tan sorprendente. Cerró la ventana con firmeza y volvió a relanzar las protecciones.

—Vamos, Harry—Dijo bruscamente—No queremos dejar esperando a Charity. Ella se reunirá con nosotros en la casa—.

Se aparecieron de los suburbios al campo, y se detuvieron ante la vista. La primavera había llegado antes, el freso, joven, color verde brillantes estaba en todas partes. Harry dijo—¡Caracoles! —y luego le dio una gran sonrisa a Snape—¡Esto es genial! —.

Snape se abstuvo de sonreír, pero puso su mano en el pequeño hombro de Harry—No es un mal lugar—.

—¿No es malo? —Harry rió—¡Es genial! —Ladeo la cabeza—Pensé que iba a tener un techo de paja, como en los cuentos de hadas—.

—Pizarreño es tradicional en esta área, y es más limpio y más practico—Respondió Snape—No estás decepcionado ¿espero? —.

—No, solo es diferente a como lo había imaginado. La casa es más grande, eso es seguro. Y no imaginé tantas flores—.

—No te las describí, porque no habían florecido cuando vine aquí en invierno. Vamos a tener que hacer algo acerca de las malas hierbas, por supuesto—.

La casa, rodeada de enormes robles, era más linda de lo que recordaba, quizás debido a las enredaderas de mañanitas azules que subían por los enrejados de la puerta. También había rosas, pero era muy pronto para que florecieran. Snape no tenía idea de qué color serian. Lo averiguarían este verano, y eso sería un verdadero placer.

Harry saltó de piedra en piedra a lo largo del camino, jugando. Tulipanes y narcisos se mecían mientras pasaban—¿Qué es eso? —Pregunto, apuntando.

—Una enramada—Dijo Snape—Esas son uvas y glicinas—.

—¿Dónde están las cabras? —.

—En la pradera, supongo. Por allá esta su cobertizo. Recorreremos toda la propiedad—.

—Quiero ver el estanque. ¿Hay un bote? —.

—¿Un bote? No tengo idea—.

—¡Severus! ¡Harry! —Charity salió de la casa, sonriendoles mientras se acercaban.

Harry se echó a correr—¡Hola, Profesora! —Grito—¿No es esto genial? —.

Ella rio—Es mejor adentro. Ven a ver—.

Bastante se había logrado. La gran cocina estaba impecable, y olía a chocolate y jengibre. El viejo sofá había sido retapizado en suaves tonos verde y rojo. Un par de cómodos sillones estaban a ambos lados, ambos con reposapiés. Harry estaba fascinado por la chimenea en la esquina, nunca había visto algo como eso. Dijo en voz baja.

—Me encanta este lugar. Luce como un hogar debe lucir—.

Charity le dio a Snape una breve y dulce sonrisa—Deja que te mostremos lo demás—.

El baño había sido mejorado, aunque habían mantenido la enorme bañera, con patas. Snape le mostró a Harry la habitación de abajo.

—Aquí es donde dormiré yo, por si me necesitas para algo. Aunque debes golpear primero—.

—Está bien— Harry lo reconoció como un lugar para adultos, lo admiro brevemente y luego se marchó para ver las demás habitaciones.

La pequeña sala estaba en camino de convertirse en una biblioteca, aunque lo nuevos libreros estaban medio vacíos.

—Este es tu librero, Harry—Le dijo Snape indicándole uno a la derecha de la chimenea—Llénalo como quieras, aunque tus libros de la escuela deben tener un lugar de honor—.

Un sofá de cuero estaba frente a la chimenea, un buen lugar para recostarse a leer. Un escritorio y una silla estaba al otro lado de la habitación, y junto a la ventana había una gran mesa, con una silla a cada lado y dos al medio. La habitación parecía un lugar para estudiar seriamente, pero muy cómodo.

A Harry le presentaron a la antigua dueña.

—Gracias por la casa, Madame Fletwock. Es un gran lugar. De verdad aprecio que pensara en mi—.

—Yo también estoy muy feliz, Harry querido. ¡Probablemente es la mejor idea que tuve! —.

Ahora estaba ansioso de ver más, y subió corriendo las escaleras. Charity decido que tendrían que alfombrarla lo más pronto posible. Por instinto, Harry giro a la izquierda y se encontró de inmediato en su habitación.

El techo bajaba en ángulo encima de su cabeza. La habitación estaba iluminada por el sol, por dos ventanas que estaban abiertas, las cortinas moviéndose con la brisa primaveral. Harry corrió hacia la ventana, sus ojos ávidos apreciando la vista.

—¡Ahí está! ¡Ahí hay un bote! —Se giro dándole un gran sonrisa a Snape—Amo los botes. ¿Sabe que los de Primer Año llegan a Hogwarts en botes? Yo nunca había estado en un bote antes y fue genial. Tengo un bote—Se dijo a sí mismo—Y puedo navegar en el cuanto quiera—La cama lucia suave y era grande, y tenía un gran y alocada manta. Harry se sentó, rebotó en ella y declaró—Esto es lindo. Me gusta este lugar. Es diferente de mi habitación donde los Dursley, pero igual es lindo. O quizás es lindo porque es diferente, y justo para esta casa. Aunque aún quiero hacer las runas—.

Snape asintió—Una buena idea, en especial para tu habitación—

La habitación estaba decente pero poco amueblada: solo una cama y una mesita de noche, un viejo ropero y un baúl para guardar distintas cosas. El piso era de madera lisa, había una pequeña alfombra al lado de la cama. Las paredes estaban pintadas de un ligero verde. Harry observó todo con aprobación, pero inquieto y emocionado, quería ver más. Corrió hacia el pasillo, y abrió la puerta de la otra habitación.

—¡Que desastre! —.

—Eso me temo—Comentó con una sonrisa Charity—Necesitamos revisar todo eso con cuidado. Algunas cosas son basura, pero hay cosas que podrías querer o que se podrían vender—.

—¿Que hay tras esa otra puerta? —.

—Es solo una alacena—.

—¡Bueno! —Dijo Harry sentándose de nuevo en su cama—¡Esta es una buena casa! ¡Es genial! ¿De verdad es mía? —.

—Es tuya, Harry—Le confirmó Snape—Es tuya para siempre—.

—Tengo una casa—Dijo pensativo Harry. No le parecía real.

—¡Oh! —Grito Charity—¡El pan de jengibre! —Ella bajó corriendo las escaleras para apagar el horno. Snape camino hacia a la ventana y miró hacia afuera. El clima estaba bueno y podrían dar un largo paseo.

—Harry...—Comenzó—Esta es tu casa después de todo, y pensé que debería preguntar...—Aclaro su garganta—No solo estaremos los dos. Tenía planeado...eso es, Charity y yo teníamos planeado...bueno, ella se quedará con nosotros durante las vacaciones—.

—¿Quiere decir como una pijamada? —Pregunto Harry agradándole la idea—¡Entonces tendremos que limpiar esa habitación! —.

—Ella se quedará conmigo. En mi habitación—Aclaró Snape—¿Eso te molesta? —.

Harry se sonrojo un poco y lo considero. Esto era una cosa de adultos y no tenía nada que ver con él—No. Ella me agrada y será genial que se quede, y cuando ustedes se casen ella estará aquí todo el tiempo, así que es como práctica, ¿no es así? —.

Snape sintió que se sonrojaba—Así es—respondió.

—Bueno, entonces no hay problema—Dijo Harry más interesado en el estanque—¿Podemos ir afuera ahora? —.

Traductor: Fadamaja

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