35 | it's been a long, long time

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chapter xxxv of the death season :
" I'M GONNA MAKE IT OKAY "

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" It's not about me. It's not about you. It's not even about us. It's about legacy, it's about what we choose to leave behind for future generations. "

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8 de febrero, 2023

base de los vengadores

EL MUNDO NO HA TERMINADO.

La tierra sigue girando, la noche se desvanece y el sol sale.

Es una mañana fresca de cielos azules y aire frío que ha hecho que las mejillas de Svetlana se pongan rosadas y sus labios agrietados. El río burbujea cerca y el bosque está lleno con nueva vida, y parece que se acerca una primavera temprana.

Cerca de allí, la construcción de la nueva base de los Vengadores ha comenzado, y la primera fase de reconstrucción está avanzando con toda su fuerza.

La mayoría han seguido sus propios caminos por ahora. Los Stark están tratando de procesar su dolor mientras el Rey T'Challa lleva a sus hijos a visitar Wakanda. Laurie Lang, Gordo Makina y toda su pandilla han regresado a San Francisco para recoger los pedazos. Su tío Clint ha regresado a casa con su nueva tía Laura y sus primos. Loki se ha fugado y el señor Thor se ha ido irritado con los Guardianes de la Galaxia para encontrarlo, dejando el reino de Nuevo Asgard en las manos seguras y capaces de Valkyrie. Su tía Carol ha regresado al espacio exterior, mientras que Doctor Strange y Wong han vuelto a su santuario. Y su Peter Parker ha regresado para terminar las clase antes de que comience el verano.

Pero todos regresarán cuando sean necesarios.

Siempre lo hacen.

Por ahora, su futuro está muy abierto y, por primera vez en sus vidas, Bucky y Svetlana no tienen ninguna razón para huir o esconderse. Es tan emocionante como abrumador. De repente, tienen opciones y es extraño no saber qué hacer con ellas.

"Un paso a la vez", es lo que siempre dice Bucky.

Es una vida difícil y es complicado vivir con lo que pasó, pero aún así vale la pena vivirla. La tomarán día a día, sabiendo que cada nuevo será mejor que el anterior.

Mientras Svetlana se queda con lo poco que queda de su familia, Bruce está ocupado haciendo ajustes de última hora al nuevo túnel cuántico que construyeron después de que Thanos destruyera el último.

Una sensación familiar de inquietud se astilla a través de la pequeña de satisfacción en el momento en que Bruce muestra un maletín que contiene las seis brillantes Gemas del Infinito.

—Recuérdalo —le dice Bruce a su tío Steve—: devuelve las Gemas al momento exacto o abrirás un puñado de realidades alternativas desagradables.

—No te preocupes —Steve lo tranquiliza, cerrando y bloqueando con seguridad la gran caja de metal—. No dejaré que se extienda.

Bruce suspira silenciosamente para sí mismo, frotándose la boca con una expresión de dolor y tristeza.

—Lo intenté —sus ojos verdes parpadean—. Cuando tuve el guantelete, las Gemas, intenté traerla de vuelta... Las echo de menos a las dos.

El viento fresco cambia y el sol brilla a través de las hojas en lo alto.

Los ojos azules de Steve están muy tristes y seguros cuando murmura:

—Y yo.

No hay nada más que decir.

Cuando Steve se acerca a la amplia plataforma circular, Sam se pone a su lado.

—Oye, si quieres, puedo acompañarte.

Steve se detiene lentamente, mirando por encima del hombro para sonreír a su viejo amigo.

Parece que pasó mucho desde que lo conoció por primera vez en ese parque en Washington D.C. Recordaba estar muy agradecido con Sam por ser una de las primeras personas en este nuevo tiempo en tratarlo no como el Capitán América, sino como un hombre.

Se hizo su amigo, socio de Natasha, tío de Svet. Sam era todo lo que necesitaban. Quizás por eso siempre ha sido tan fácil identificarse con él. Ambos eran soldados perfectos, pero sobre todo luchaban por ser buenos hombres.

—Eres un buen hombre —Steve asiente con confianza hacia él, apretando su hombro con un suspiro—. Pero debo hacerlo yo.

Bucky y Svetlana permanecen a unos metros de distancia, su brazo entrelazado con el de él y la barbilla apoyada en su hombro.

Han sido prácticamente inseparables desde que terminó la batalla en la base. Lo cual no es nada nuevo, para ser justos; Bucky y Svet siempre han sido inseparables.

Hay alegría, por supuesto, mucha alegría, pero también hay dolor. Por amigos perdidos, oportunidades perdidas, una madre perdida. La tristeza regresó cuando todo terminó y hubo tiempo para pensar realmente en lo que perdieron.

Se siente como si faltara una parte de Svetlana, y ella no sabe cómo volver a estar completa.

Bucky es fuerte porque tiene que serlo. Sostiene a su hija cuando la culpa es excesiva y le asegura que está bien volver a sentir cosas. No es fácil. Nunca ha sido fácil. Pero sabe que vale la pena. Tomará todo ese sufrimiento y todo ese dolor, y se quedará callado en su dolor, de alguna manera sabiendo que él y su hija aún no han terminado de perder gente.

Steve reduce la velocidad hasta detenerse justo en frente del padre y la hija, y observa sus rostros tranquilos y solemnes con vacilación.

—No hagas ninguna estupidez hasta que vuelva.

—No podría —responde Bucky en voz baja y tranquila, apenas con una media sonrisa en sus labios—. Te llevas toda la estupidez...

Y así, Steve se da cuenta. Bucky ya sabe lo que planea hacer.

O, al menos, eso cree.

Svet presiona su pequeña nariz roja contra el costado del hombro de su padre, sintiendo un nudo en su garganta y su corazón tronando dolorosamente en su pecho.

Quedarse atrás no es nada nuevo. Svet se ha quedado atrás durante casi toda su vida; ya sea por elección o no, no importa. Quiere ser feliz por él, sabe que debería serlo por él, pero parece que no puede hacerlo.

No cuando ya han perdido tanto.

Con un lento asentimiento y un suspiro, Steve se inclina y envuelve un brazo alrededor de su espalda.

Cuando se alejan, Bucky le da a su mejor amigo una mirada mordaz.

—Te echaré de menos.

Steve le asegura en voz baja:

—Todo irá bien, Buck —lo haré bien...

Incapaz de soportar más el aire pesado, Svetlana se apresura a rodear el pecho de Steve con los brazos, abrazándolo con fuerza. Las lágrimas están de regreso una vez más y lucha contra ellas todo lo que puede, ahogando un silencioso sollozo.

Steve desearía poder explicarlo, decirle por qué tiene que irse, asegurarse de que ella sepa lo que tiene que intentar.

En cambio, el capitán deja escapar un suspiro cuando le besa la cabeza.

—Te quiero, Svetti.

—Yo también te quiero...

Una lágrima se desliza por su mejilla, brillando a la luz del sol antes de que él la limpie suavemente.

—Sé buena.

Tratando de forzar una sonrisa, Svet le da un saludo juguetón.

—Sí, señor Capitán.

Todavía con una sonrisa cariñosa y su traje volviéndose rojo y blanco, Steve recoge el Mjolnir y el amplio maletín de metal antes de ocupar su lugar en la plataforma.

Mientras el túnel se enciende, Sam se acerca al lado de Svetlana y pregunta:

—¿Cuánto tiempo tardará?

—Para él, el que necesite. Para nosotros, cinco segundos —usando su único brazo ileso, Bruce hace clic en algunos botones de la consola de comandos—. ¿Listo, Cap? —cuando Steve asiente resueltamente, Bruce continúa—. Nos vemos aquí a la vuelta, ¿vale?

Steve se encuentra con los ojos de Bucky y Svet.

—Bien.

Permaneciendo en silencio, Bucky toma la mano de Svet en la suya y le da un suave apretón.

—¡Al Mundo Cuántico en tres... dos... uno...!

Con un estremecimiento, Steve Rogers desaparece.

—¡Y regresando en cinco... cuatro... tres... dos... uno...!

Y no pasa nada.

Los ojos de Sam se agrandan por la sorpresa.

Bruce, presa del pánico, presiona algunos botones.

—¿Dónde está?

Svetlana envuelve sus brazos alrededor de su padre, abrazándolo con fuerza y volviendo su rostro hacia su pecho. Bucky la mira con una especie de sonrisa suave, feliz de que ella lo sepa, feliz de que no tenga que dar explicaciones. Él solo le da un pequeño gesto de asentimiento para asegurarle que no pasa nada, que está seguro de que, donde sea que esté Steve, está feliz. Y Svet lo sabe y lo comprende. Así que asiente, apoyando la cabeza en su hombro.

—No lo sé. Ha pasado justo por su marca de tiempo. Y... —las cejas de Bruce se fruncen.

—¡¿Y qué?!

—Recibo lecturas de algo más... —Bruce entrecierra los ojos en confusión—. P-pero debería estar aquí.

Svet se muerde el labio inferior, mirando con cautela a su padre. Con una pequeña sonrisa de complicidad, Bucky envuelve su brazo alrededor de sus hombros y se apartan de la plataforma que va a permanecer vacía.

—Recupéralo.

—Eso intento.

Son solo ellos ahora. Como siempre solía ser. A Natasha le hubiera gustado.

Sam está gritando detrás de ellos:

¡Que lo recuperes!

—¡He dicho que lo intento!

Pero entonces Bucky se detiene de repente.

Estrecha los ojos un poco y ladea la cabeza, dando unos pasos más hacia adelante. Svet es arrastrado detrás de él, como si olvidara por casi un momento que todavía la sostiene. La chica inmediatamente tropieza con sus pies, mirando confundida a su padre y luego siguiendo su mirada hacia el río.

Su aliento se detiene en asombro.

—Papa...

—Lo veo.

Un anciano está sentado en un banco solitario frente al río, inmóvil.

Ignorando los gritos de preocupación, Bucky llama por encima del hombro.

—¡Sam!

Confundido, Sam camina al lado de Svetlana, siguiendo su mirada con los ojos que se abren lentamente. Svet está casi temblando, metiendo una mano en la chaqueta de cuero de su tío Sam, las lágrimas vuelven una vez más.

—Adelante.

Sam mira a Bucky, quien solo puede sonreír al ver a su mejor amigo haber vivido su vida, una buena y larga vida.

Sam se acerca con cautela a la silueta de un anciano en el banco, con los pulmones apretados y los ojos muy abiertos.

Y luego pregunta en voz baja:

—¿Cap?

Steve Rogers, mucho mayor, se gira desde el río y le da una sonrisa irónica y simple.

—Hola, Sam.

Sam deja escapar un suspiro, sonriendo tristemente al anciano. El antes rubio cabello de Steve ahora es blanco y gris, el cuerpo frágil y la piel más delgada y su rostro envejecido con el tiempo y con la vida.

—Entonces —hay sospecha brillando en los ojos de Sam—, ¿algo ha salido mal o algo ha salido bien?

—Verás —la mirada del anciano Steve se vuelve evocadora con recuerdos de una época que fue más de setenta años para él, pero meros minutos para todos los demás—, después de devolver las Gemas, pensé... que podría probar esa vida que Tony decía que buscara.

La sonrisa de Sam se ensancha, deslizando sus manos en los bolsillos de su chaqueta.

—¿Y qué tal ha resultado?

Steve asiente en silencio para sí mismo.

—Maravillosa.

—Bien. Me alegro por ti. De verdad.

—Gracias.

—Lo único que me fastidia es tener que vivir en un mundo sin el Capitán América —la expresión de Sam se arruga y suspira para sí mismo.

Los ojos de Steve brillan y un buen hombre se prepara para transmitir su legado.

—Oh... Eso me recuerda... —el viejo capitán deja un estuche de cuero marrón a su lado, abriéndolo para revelar un nuevo escudo—. Cógelo.

Sam duda antes de volver a mirar a Bucky, quien asiente con lentitud y seguridad. Entonces Sam coge con cuidado el escudo rojo, blanco y azul, le da la vuelta en sus manos... y se lo pone.

—¿Qué se siente?

—Como que es de otro.

Steve simplemente se encoge de hombros.

—Ya no.

Tomando un profundo suspiro, el nuevo Capitán América intenta controlar su emoción antes de estrechar la mano del ex-capitán.

—Gracias. Seré digno de él.

Steve le da una pequeña sonrisa, creyéndole de todo corazón. Lentamente se inclina hacia adelante y apoya su otra mano en una de las de su mejor amigo.

—Por eso es tuyo.

Svet agarra la mano de Bucky, mirándolo como si preguntara si está bien interrumpirlos ahora. Bucky se ríe para sí mismo, pasando una mano por su cabello y asintiendo. Estalla en una sonrisa, alejándose para llegar al banco junto al lago. Sus pies se detienen entre las hojas caídas, sus ojos se agrandan al ver a su tío Steve viejo y desgastado. Steve solo sonríe al ver a su sobrina, habiéndola extrañado todo este tiempo.

—¡Tío Steve! —Svetlana ahoga una carcajada y lanza sus brazos alrededor de su cuello, haciéndolo jadear mientras lo aprieta con fuerza—. ¡Sabía que volverías!

Steve sonríe y la abraza con suavidad. Ella retrocede, finalmente permitiendo que el aire regrese a sus pulmones nuevamente. Steve la mira, 112 años de emoción en su rostro mientras la ve.

La niña lo observa, ahuecando suavemente su rostro en sus manos y sonriendo.

—¡Eres muy viejo y tienes muchísimas arrugas!

Steve se ríe en voz baja y toma la joven mano llena de cicatrices de la chica en la suya. Pero ella no puede evitar notar el brillo dorado que descansa sobre su dedo anular.

—Así que, por fin conseguiste tu baile, tío Steve —ella sonríe suavemente.

—Así es, Svetti —Steve asiente con una sonrisa afectuosa y distante—. Así es.

Sam dice:

—¿Quieres hablarnos de ella?

—No —la sonrisa de Steve se ensancha—. Creo que no lo voy a hacer.

Bucky se acerca desde atrás, con una mano apoyada en la parte baja de la espalda de Svet mientras sonríe.

—Hola, viejo.

La cara de Steve se ilumina de inmediato.

—Hola, idiota.

—Es bueno tenerte de vuelta.

—Lo mismo digo, Buck —Steve sonríe para sí mismo—. Oh, y Svetti...

—¿Sí, señor?

Él da la más extraña sonrisa de satisfacción.

—Te traje un pequeño regalo de cumpleaños anticipado.

—¿Un regalo? ¿En serio? —los ojos azules de Svetlana se iluminan y baja la barbilla en confusión—. ¿Para mí?

—Me llevó tiempo, pero creo que te gustará —Steve gira lentamente la cabeza e inclina la barbilla hacia la línea de árboles.

La chica frunce los labios y sus cejas rojas se hunden en confusión, siguiendo su línea de visión. No ve nada durante lo que se siente como el rato más largo. Piensa por medio segundo que su ahora muy viejo tío debe haber perdido realmente la... sesera (¡esa es la palabra!), y debe pensar que le consiguió algo pero realmente no.

Y luego, entre los árboles, Svetlana lo ve... el regalo final, el mejor regalo que su tío podría darle.

Un pequeño aliento ahogado sale de la boca de Svetlana y se aleja a trompicones de su tío, balanceándose con pies inestables. Bucky la agarra instintivamente del brazo, sus ojos oceánicos también se clavaron en la vista frente a él, muy abiertos y conmocionados y muy, muy felices.

Una mujer de cabello rojo y rubio finalmente se desliza hasta detenerse en el borde de la línea, con el pecho agitado y los ojos verdes brillantes muy abiertos. Observa a su familia con el tipo de confusión más vacilante, sus cejas se mueven hacia abajo y su cabeza se agita lentamente. Viste un traje rojo y blanco, sin signos de heridas o sangre en ninguna parte de su cuerpo.

Y luego Svetlana susurra:

Mama...

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SVETLANA BARNES-ROMANOFF VOLVERÁ EN REVIVAL GAME

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[ Since I can't remember when

It's been a long, long time

You'll never know how many dreams

I've dreamed about you

Or just how empty they all

seemed without you

So kiss me once, then kiss me twice

Then kiss me once again

It's been a long, long time ]

xxxv. it's been a long, long time harry james

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