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Más demonios estaban siendo asesinados, en otro momento hubieran estado felices de ver como desaparecen esos seres pero las cosas eran distintas ahora, alguien casi tan poderoso como Dios estaba matando a los demonios y ninguno de ellos sabía cuál era su propósito. Dean había tenido la idea de invocar a un demonio para saber que estaba sucediendo, antes las cosas hubiesen sido más fáciles con Crowley, pero él ya no estaba y eso complicaba un poco las cosas.

Habían decidido ir a un cruce para tener más suerte al invocar demonios, Castiel y Jack se habían quedado en el búnker para evitar problemas, después de todo era un ser celestial lo que estaba matando a la creación de Lucifer. Sam fue quien enterró la caja de metal en medio del cruce, ambos hermanos miraron en todas direcciones esperando a que algún demonio apareciera pero no parecía que alguien fuese a aparecer. Dean estaba por rendirse cuando la voz de un hombre llamó su atención.

—El infierno está cerrado, regresen otro día—el hombre era un poco más bajito que Sam y tenía cara de querer matarlos.

—¿Desde cuándo está cerrado el infierno?—Sam lucía realmente confundido, nunca en su vida pensó escuchar algo como eso.

—Desde que una psicópata comenzó a matarnos—el demonio los recorrió con la mirada—, pero ustedes ya lo saben, por eso están aquí, ¿No?

—Queremos saber quién es y qué quiere—el demonio soltó una carcajada al escuchar lo que dijo Dean.

—No es su día, nadie en el infierno sabe quien es o que quiere—una pausa—, claro que los demonios que capturó tal vez lo sabían pero están muertos.

—Queremos ayudar—aseguró Sam.

—¿Los Winchester quieren ayudar a los demonios?—otra carcajada—No me hagas reír.

—Solo dinos que sabes—exige Dean perdiendo la paciencia.

—Solo sé que todos estamos terriblemente asustados, los demonios que estaban aquí regresaron al infierno, nadie quiere estar aquí—por fin explicó—. Como dije, el infierno está cerrado.

Sin más el hombre desapareció dejándolos solos, los hermanos se miraron y con suspiros de derrota decidieron regresar al bunker, realmente pensaron que obtendrán más información de los demonios pero, otra vez, dieron con un callejón sin salida.

De camino al bunker ninguno dijo nada, Sam había encendido su computadora y estaba revisando las páginas de noticias en busca de algún accidente que les diera alguna pista, pero no había nada. Cuando llegaron al búnker se encontraron con Jack y Castiel sentados en la biblioteca, Jack tenía un libro en las manos y parecía muy concentrado leyendo mientras Castiel miraba la pantalla de una computadora. Dean fue el primero en hacer notar su presencia dejando caer su bolsa sobre la mesa, Jack enseguida dejó el libro de lado y puso su atención en los hermanos, listo para saciar su curiosidad.

—¿Cómo les fue?—pregunto Castiel viendo como se sentaban algo rendidos.

—Fue otro callejón sin salida—Dean fue quien respondió—, los demonios están regresando al infierno, van a cerrarlo.

—Le temen a quien sea que los está matando—añadió Sam.

—¿Qué haremos ahora?—los tres se giraron para mirar a Jack.

—Podríamos ir al templo de las gracias, pero el camino es peligroso—opinó Castiel.

—Es nuestra única opción.

—Vayan ustedes, yo me quedaré a investigar—Dean se levantó de su lugar—, tenemos que encontrar algo cuanto antes.

El mayor de los Winchester desapareció por el pasillo detrás de la biblioteca, en ese momento decidieron que Jack los llevaría ya que no querían tardar tanto y si iban en auto tardarían mucho en llegar. Sam tomó su arma y la revisó antes que nada, si irían a un lugar desconocido por lo menos iba a llevarse un arma, no iba a ir desarmado.

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Templo de las gracias.

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Una vez llegaron al templo de las gracias Castiel pudo sentir el poder que salía del lugar, también podía sentir poder venir de lugares cercanos al templo pero eso no era algo que importara en esos momentos. Al entrar un pequeño pasillo los recibió, el pasillo era algo estrecho y se expandió casi al final dejando ver una habitación iluminada por antorchas en la pared, parecía que nunca se apagaban. En la habitación habían estantes llenos de frascos sellados que contenían la gracia de distintos ángeles, Castiel recorrió los estantes encontrando también algunos escritos que parecían estar sellados con algún tipo de hechizo.

En medio de la habitación había un altar de piedra cubierto con una sábana blanca, Sam se acercó a él y apartó la sábana con cuidado, lo primero que noto al quitarla fue la marca en la parte superior del altar. Parecía ser una espada con un símbolo enoquiano en la empuñadura, Sam pasó un dedo sobre la marca como intentando grabarla en su mente. Por otro lado, Jack estaba tratando de leer las escrituras alrededor del altar, pero claro que no podía y eso lo frustraba porque él quería ayudar.

—Castiel—le llamó Sam—¿Qué significa este símbolo?

El ángel se acercó a Sam con un frasco de gracia vacío, sus ojos fueron a dar en la marca sobre el altar y enseguida la reconoció.

—Significa arcángel.

—¿Entonces es el primer arcángel?—preguntó Jack llegando a su lado.

—Eso explicaría el frasco vacío—Castiel levantó el frasco para que lo vieran.

Castiel observó los símbolos alrededor del altar y sin dificultad se dio cuenta que se trataba de un hechizo para retener algo poderoso encerrado, lo había visto antes en la jaula de Lucifer y verlo en medio del templo no le daba un buen presentimiento.

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Puerta del cielo.

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Después de la visita a Miguel Aurora decidió que sería bueno visitar al resto de sus hermanos en el cielo, vaya sorpresa se llevó al ver que solo había una puerta al cielo y solo se abría en ciertas circunstancias. Aquel descubrimiento le llevó a secuestrar a uno de sus hermanos para que abrieran la puerta y la dejaran entrar, claro que nada seria fácil así que utilizo su ultimo recurso para obligar al ángel, la tortura.

Torturó al ángel por un día y medio, ella sabía que botones tocar para hacer a un ángel sufrir tanto que nunca olvidaría la sensación del dolor, cuando comenzaba a aburrirse del ángel y había decidido que lo mejor sería deshacerse de este y buscar otro, el ángel decidió hacer todo lo que ella pidiera.

Otra vez, claro que nada era tan fácil. Una vez llegaron al lugar donde estaba la supuesta puerta otro ángel los recibió, al ver como la rubia arrastraba a un ángel casi muerto sacó su espada dispuesto a pelear y no dejar que la rubia pasara.

—Pide que abran la puerta o los mato a los dos—pidió amablemente.

—Eres a quien estamos buscando—obvio el otro.

—Ya no tienen que buscarme, aquí estoy—extendió sus manos con una sonrisa—. Abre la estúpida puerta.

—No te dejaré pasar.

—Ahora entiendo por qué Lucifer los odiaba tanto.

El ángel se impulsó hacia la rubia pero antes de llegar a tocarla se evaporó en polvo, la rubia suspiró dramáticamente y con un "Patético" volvió a agarrar al ángel tirado en el suelo.

—Pide que abran la puerta y ni se te ocurra avisarles que algo está mal—advirtió.

Menos de cinco segundos después la puerta fue abierta dejándoles el paso libre, la rubia sonrió con suficiencia y lanzó al ángel a la puerta antes de ingresar ella. Del otro lado los ángeles que estaban más cerca de la puerta se sorprendieron al ver a uno de los suyos caer en el suelo, intentaron acercarse pero la ver a la persona que apareció después de él decidieron que mantenerse alejados era lo mejor. Ninguno conocía a la persona que acababa de llegar pero sabían que era un arcángel, de eso no había duda.

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Tierra, antes del destierro de Lucifer.

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En el cielo era bien sabido que Aurora y Lucifer eran los más unidos de todos los arcángeles y por eso no fue sorpresa para nadie que luego del destierro de Lucifer ella fuese desterrada y encerrada para siempre. En esos momentos todos pensaban que era normal que esas cosas pasaran pues al ser tan unidos la oscuridad podía pasar de uno al otro con más facilidad, claro que después de ese dia nadie recordaba lo que había pasado. Para ocultar su error Dios había eliminado todo recuerdo de Aurora y dejó a Lucifer como el villano de la historia, así las cosas serían más fáciles.

Claro que antes de todo eso muchas cosas habían sucedido, eventos que llenaron el cielo de caos, tal como cuando Lucifer hizo a los primeros humanos pecar, pero antes de eso también sucede algo que lo orillo a hacer aquella locura.

—Padre está obsesionado con eso a lo que llama humanos—Lucifer detuvo sus pasos y miró hacia el jardín.

—Sabes como es, se obsesiona con mas nueva creación todo el tiempo—Aurora observo a los dos humanos moverse dentro del jardín—, esta vez son los humanos.

Los hermanos se encontraban caminando como solían hacer cuando no tenían nada que hacer, siempre que pasaban por el jardín ignoraban lo que pasaba ahí, después de todo su padre les había pedido que no intervinieran con los humanos y ellos no tenían intenciones de hacerlo.

—Son débiles—sentenció Lucifer—, no son como nosotros.

—Ahora son los favoritos de padre, no podemos hacer nada al respecto—la rubia apartó la mirada del jardín—. Regresemos al cielo, ya estuvimos mucho tiempo aquí.

La verdad era que no podían estar mucho tiempo en la tierra pero siempre iban a visitar el bosque encantado así que constantemente estaban en aquel lugar. Con algo de resistencia por parte de Lucifer regresaron al cielo, ahí varios ángeles los saludaron e intentaron hablar con ellos pero ambos siguieron su camino como si nada.

—Deberíamos mostrarle a padre lo débiles que son los humanos—comentó Lucifer una vez estuvieron solos nuevamente.

—Deberías dejar de pensar en esas cosas, no hagas enojar a padre—advirtió la rubia.

Con una mirada que decía "olvida el tema" Aurora se alejó de su hermano pero en su mente ya estaba considerando la idea de su hermano. Tal vez en ese preciso momento fue que todo comenzó a ir mal.

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