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En la habitación de Lisa, el ambiente estaba impregnado de una mezcla de emoción y desconcierto. La reunión grupal era un ritual casi sagrado para los amigos cercanos de Lisa, y esta vez había una sensación particular en el aire. Las luces del monitor de Lisa parpadeaban, mientras la pantalla de su computadora mostraba un juego pausado, uno de los favoritos del grupo. Las cajas de pizza recién traídas por la pelinegra descansaban en la mesa, desprendiendo un aroma delicioso que se mezclaba con la tensión latente en la sala.

—Vale, chicas y chicos —dijo Lisa mientras se acomodaba en su silla gaming, girándola para enfrentarse a sus amigos—. Tenemos que hablar de lo que pasó hoy.

Bambam, con una porción de pizza en la mano, levantó una ceja, claramente interesado. —¿Hablas de lo que Rosie me contó? ¿Que Jennie Kim, la Jennie Kim, la chica más popular de la escuela, dijo que eras suya?

—Exactamente esa locura —respondió Lisa, lanzando una mirada incrédula hacia su amiga rubia, quien estaba sentada en el suelo con las piernas cruzadas, disfrutando de su propia porción de pizza.

—¿Y qué piensas hacer? —preguntó Jungkook, apoyado contra el escritorio con los brazos cruzados. Su expresión, como siempre, era impasible, pero había una ligera curiosidad en sus ojos.

—¿Hacer? —Lisa suspiró, recostándose en su silla—. No quiero jugar el juego de Jennie. Esta chica vive en un mundo completamente diferente al nuestro. Soy una nerd, y no me interesa ser el juguete de una rica mimada que probablemente sólo busca entretenerse.

Rosie, quien había estado en silencio, levantó la vista de su pizza y la observó con una mezcla de preocupación y algo más que no pudo ocultar del todo. —Lice, tal vez estás siendo un poco dura. ¿Qué pasa si de verdad le gustas? No todos los días alguien como Jennie se fija en alguien como nosotros.

—Rosie, tú sabes lo que pienso de las chicas como Jennie —dijo Lisa, su tono más suave pero firme—. Están en su propia liga, y honestamente, no tengo ni el tiempo ni las ganas de jugar a su nivel.

—¿Y si ella de verdad está interesada en ti? —preguntó Bambam, casi en un susurro, pero con la mirada fija en Lisa.

La pregunta quedó flotando en el aire, sin respuesta inmediata. Lisa se levantó y caminó hacia la ventana, apartando la cortina ligeramente para observar la oscuridad del exterior. Las luces de la ciudad brillaban a lo lejos, pero su mente estaba atrapada en otra cosa, en alguien más.

—Tal vez es hora de olvidarlo —murmuró, casi para sí misma.

Pero antes de que pudiera decidir qué hacer, Jungkook se aclaró la garganta, atrayendo la atención de todos. —Lisa, todos aquí sabemos que no te gustan los juegos. Pero si Jennie Kim está interesada en ti, por la razón que sea, no creo que debas ignorarlo sin más.

—Y hay otra cosa —agregó Seulgi, quien había estado escuchando en silencio desde su lugar en el sofá—. Jennie no es del tipo que se rinde fácilmente. Si dijo que eres suya, probablemente no va a detenerse.

Lisa se volvió hacia ellos, cruzándose de brazos mientras se recostaba contra la ventana. —Entonces, ¿qué sugieren que haga?

—Primero, necesitamos averiguar qué es lo que realmente quiere —dijo Rosie con una determinación que no se veía a menudo en ella—. Si está jugando, lo sabremos. Y si de verdad le gustas, bueno, tal vez sea hora de que reconsideres tu postura sobre ella.

—O simplemente podrías ignorarla hasta que se canse —intervino Bambam, siempre el más práctico del grupo.

—No creo que eso funcione con Jennie Kim —respondió Jungkook con un toque de humor oscuro.

Lisa se quedó en silencio, reflexionando. La situación con Jennie era más complicada de lo que parecía. Era obvio que la castaña había declarado la guerra, pero el verdadero conflicto no estaba en ganarla o perderla, sino en descubrir si valía la pena participar en ella.

—De acuerdo, entonces esto es lo que haremos —dijo Lisa finalmente, con una decisión en su tono que hizo que todos prestaran atención—. No voy a jugar su juego, pero tampoco la voy a ignorar. Vamos a ver hasta dónde llega Jennie Kim para conseguir lo que quiere. Y si de verdad es sincera... bueno, entonces decidiré qué hacer.

Rosie asintió, mientras Jungkook y Bambam intercambiaban miradas aprobatorias. Seulgi se levantó, levantando una lata de refresco en un gesto de brindis.

—Por la misión Jennie Kim —dijo con una sonrisa.

—Por la misión Jennie Kim —repitieron los demás, alzando sus refrescos y trozos de pizza.

Lisa se unió a ellos con una sonrisa pequeña pero decidida. Si Jennie Kim quería un desafío, entonces le daría uno. Pero tendría que ganárselo.

La noche avanzó, y la conversación se desvió hacia otros temas, pero el nombre de Jennie Kim quedó grabado en la mente de todos, especialmente en la de Lisa. El juego había comenzado, y nadie sabía cómo terminaría, pero una cosa era segura: no sería aburrido.

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