Capítulo 19

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- Creo que estás loca.

- ¿Por qué? No creo que sea nada malo.

Emma rodó los ojos con una risa seca, se cruzó de brazos y alzó las cejas observando fijamente a Jade.

- Vas a apuntarte al equipo de baloncesto. - la morena asintió lentamente - Donde sabés que está ese rubio teñido que rompió tu corazón.

- No me ha roto el corazón. - se quejó en un susurro y cerró la taquilla.

- Te pasaste todo la semana llorando y por la noche venías conmigo solo para llorar aún más. Claro que te rompió el corazón. - acarició su brazo y Jade bufó. - ¿Por qué quieres entrar?

Jade suspiró y desplazó sus ojos por todo el pasillo del instituto, encontrándose con el rubio mirándola algunos segundos para después apartar la mirada y seguir a lo suyo.

- Solo quiero demostrar que estoy bien sin él. - suspiró - Y además, quiero entrar en el equipo porque soy buena jugando.

- Ajá. - dijo nada convencida - Después no me digas que no te lo advertí.

(...)

- ¡Buen calentamiento chicos! - gritó el entrenador y todos pararon de correr. - Después de dos minutos empezaremos con los pases.

Corbyn retiró el sudor de su frente y sonrió comenzando a hablar con algunos de sus amigos.

El chirriar de unas zapatillas hicieron a todos los chicos girar hacia la entrada del gimnasio.
Jade saludó a todos con una sonrisa tímida y se acercó al entrenador agarrando con fuerza su bolsa de deporte.

Intercambiaron algunas palabras y el hombre asintió señalando el campo.
Jade le dió las gracias, dejó su bolsa en las gradas y salió corriendo alrededor del gimnasio, haciendo el calentamiento inicial.

- ¿Qué está haciendo esa aquí? - preguntó alguien del equipo.

- No sé, pero está buena. - dijo otro y Corbyn gruñó algo inaudible sin quitar la mirada de la chica.

- Y tiene un buen trasero.

Corbyn miró mal a sus compañeros y cogió el balón para comenzar a hacer pases, intentando ignorar a los chicos y a Jade.
¿Qué mierda hacia allí?

Parecía que esa chica no se iría de su vida tan fácilmente, y por mala suerte, eso le estaba gustando.
Seguía queriéndola, pero la amenaza de Michael le quemaba por dentro haciéndole no querer verla nunca más.
Quería que Jade tuviera una buena vida, fuera a la universidad y estuviera feliz. Y sabía que con él las posibilidades de que eso pasará eran casi nulas.

Jade en cambio se sentía incómoda; todos los chicos la miraban de una forma perturbadora y los comentarios subidos de tono no faltaban de vez en cuando.

Algunos de ellos habían estado en la lista, así que la conocían bastante bien como para saber que la necesitaban de nuevo.
Ya fuera solo de forma de desahogo o diversión.

Terminó de dar las cinco vueltas al campo y se paró enfrente de sus compañeros.

—Bien, como Clifford es nueva, haremos un partido de prueba para ver cómo se desenvuelve.

—Pero es una chica —dijo alguien y los demás se rieron un poco, menos Corbyn, Jack, tres chicos y el entrenador.

—¿Y? —preguntó con ironía el rubio—. Seguro que te parte los huevos, gilipollas.

- Sí, pero de otra forma. - el chico guiñó el ojo a Jade y Corbyn se aguantó las ganas de pegarle un puñetazo.

—Si estabas pensando en que cogeré un bate de béisbol y lo estamaparé en tu amiguito; Sí, de esa forma te partiré los huevos, porque de ninguna otra manera me voy a acercar a tí, hijo de puta.

Corbyn sonrió para sus adentros y el entrenador aplaudió a la chica.

Hicieron los equipos y el partido comenzó. Jade y Corbyn no estaban en el mismo bando y se daban miradas de odio continuamente. Todas falsas.

La chica se sentía impotente, ninguno de su equipo le pasaba la pelota y no podía hacer nada.
Algunas veces robaba la pelota a su propio equipo y encestaba, ya que no ayaba otra forma de poder jugar.
Cuando hacía eso los chicos la miraban mal, Corbyn también, parecía que ya le estaba quitando el protagonismo en su propio terreno, y no le gustaba.

En un momento del partido Corbyn cogió la pelota y Jade se puso enfrente suya. El entrenador se fue un momento al baño y el rubio vio su oportunidad.

Agarró la pelota con una mano y la llevó arriba de su cabeza, dónde ella no pudiera llegar.
Sonrió con malicia y la dejó allí.

- Vamos inténtalo. - la animó con sorna - Seguro que puedes. - Todos se rieron y ella bufó.

Jade saltó un poco, pero el chico se ponía de puntillas y no llegaba a la pelota.
Los demás chicos reían cada vez más fuerte.

- ¡Es demasiado bajita! - comentó uno.

- ¡Es pésima en esto!

Jade se aguantó las lágrimas y siguió intentándolo con más ganas mientras que Corbyn sonreía con autosuficiencia.

Paró de saltar con la respiración agitada y el zumbido de los gritos sacudiéndose en sus oídos.
Apretó la mandíbula con los ojos brillantes y le dió una buena patada en el estómago al chico.

Corbyn tiró la pelota de inmediato y cayó al suelo retorciéndose de dolor.
Las risas cesaron y Jade cogió la pelota mirando mal a todos.

Luego desde su lugar encestó de lleno y miró a Corbyn de la peor forma posible.

- Te prometí que no te iba a odiar hicieras lo que hicieras. - comenzó con voz dura y el rubio la miró dolorido desde el suelo - Bien, lo siento, eso es imposible.

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